Granados Chapa: autor, pensador, intelectual público

  • El periodismo para él era medio y fin, causa y gozo

Fotografía: «Miguel Ángel Granados Chapa» por Eneas @ Flickr

Periodista antes que nada, Miguel Ángel Granados Chapa también fue historiador, analista y protagonista de los medios de comunicación. A su paso por la academia dejó libros y ensayos que resultarían esenciales para entender a los medios en México. Más tarde, desde la tribuna periodística, se apoyó en el conocimiento generado en las universidades y fue puente constante entre la vida académica y la opinión pública. Sus aportaciones al entendimiento de la historia y la actualidad mexicanas desbordan el campo de la comunicación, aunque el de los medios haya sido uno de los temas que no sólo le apasionaban y en el que cultivó notoria especialización, sino del cual fue además actor destacado y promotor de transformaciones.

Por Raúl Trejo Delarbre

Publicado originalmente en la RMC 129

Disponible a la venta como Kindle Ebook

Granados Chapa escribió tres libros sobre asuntos relacionados con los medios: Excélsior y otros temas de comunicación (El Caballito, 1980), Examen de la comunicación en México (El Caballito, 1981) y Comunicación y política (Océano, 1986). En el primero de ellos, como se indica desde el título, documenta la postura de quienes encabezados por Julio Scherer abandonaron Excélsior en 1976. Examen de la comunicación en México reúne ensayos sobre el periodismo de nuestro país y otros más acerca de Radio Educación, emisora de la que había sido director.

En Comunicación y política aparece una veintena de textos sobre los grandes temas que, en relación con los medios, Granados Chapa examinaría y convertiría en causas sociales a la vez que personales: la lid por el derecho a la información, la crítica a las políticas comunicacionales en el Estado, la pertinencia de respaldar con medidas específicas a la prensa no mercantil, el cuestionamiento a los consorcios mediáticos y muy especialmente a Televisa y la defensa de los medios públicos.

Esos serían los temas que, develados o explicados en sus columnas, harían de Granados Chapa un autor frecuentemente citado por quienes desde el campo académico se ocuparían de estudiar a los medios. Cuando falleció, en octubre de 2011, se dijo que dejaba sin terminar un libro sobre el asesinato del periodista Manuel Buendía y la tesis sobre Jesús Reyes Heroles con la que tenía la ilusión de doctorarse en Historia en la Universidad Iberoamericana.

 

Inquietudes vastas, abundantes textos

Desde mediados de los años ochenta, los libros de Miguel Ángel Granados Chapa estarán dedicados a temas directamente relacionados con la actualidad política o a personajes ligados a la historia de su natal Hidalgo. En 1968 había aparecido Vicente García Torres. Monitor de la República, un breve libro editado por la SEP del que hemos encontrado una referencia acerca de una reedición a cargo del Gobierno del Estado de Hidalgo en 1987. Mucho más tarde, en 1982, apareció el primero de varios libros sobre asuntos  de coyuntura política: La banca nuestra de cada día (Océano) sobre la entonces recientísima nacionalización dispuesta por el presidente López Portillo. Ese mismo año aparece La reforma política (UAM Azcapotzalco) en donde glosa las medidas impulsadas años atrás por ese presidente y el paradójico Jesús Reyes Heroles. En los siguientes años Granados Chapa publica Alfonso Cravioto, un liberal hidalguense (Océano, 1984) y Votar ¿para qué? Manual de elecciones. (Océano 1985).

Aunque las alusiones a la prensa son constantes, tanto en las biografías políticas de los hidalguenses Cravioto (creador a comienzos del siglo XX de la revista Savia moderna) y García Torres (editor de El Monitor Republicano, uno de los periódicos más relevantes en la segunda mitad del XIX) como en las explicaciones acerca de las nuevas reglas para la transición política en México, el de los medios era desplazado por otros asuntos en las preocupaciones de este autor.

En 1992 aparece ¡Nava sí, Zapata no!  La hora de San Luis Potosí: crónica de una lucha que triunfó (Grijalbo) y en 1996 los libros El siglo de Fidel Velázquez (Pangea) y ¡Escuche, Carlos Salinas! Una respuesta al villano favorito (Océano).

Su labor como cronista de las sesiones en la Cámarade Diputados, que desempeñaba de manera adicional a su columna política, le permite a Granados Chapa publicar los libros Vivir en San Lázaro. Cien días de una Legislatura (México, Océano, 1998) y Tiempo de ruptura: la fracción elbiazul. Crónica parlamentaria 2003 (Planeta, 2004). En 1999 había publicado Constancia hidalguense (Grijalbo) y en 2000, Fox & Co. Biografía no autorizada (Grijalbo).

Además de sus libros como autor único, Granados Chapa escribió capítulos para libros colectivos. Entre ellos, se encuentran “El Estado y los medios de comunicación”, en Jorge Alonso, coordinador, El Estado mexicano (CIESAS y Nueva Imagen, 1982) y “El Crucero de Manuel Buendía” en el libro colectivo Los días de Manuel Buendía (Océano y Fundación Manuel Buendía, 1984) en donde, a diferencia de su estilo habitual, emplea la primera persona para narrar su relación intensa con el periodista que sería asesinado en mayo de 1984.

Sobre temas distintos a los específicamente mediáticos, Granados Chapa fue autor del capítulo “Elecciones de gobernadores” y coautor con Elke Koppen y el coordinador del libro del capítulo “Las elecciones de 1982”en Las elecciones en México, evolución y perspectivas coordinado por Pablo González Casanova (Siglo XXI, 1985).

Algunos de los textos que Granados Chapa reunió más tarde en sus libros aparecieron inicialmente en revistas de corte académico. Fueron especialmente relevantes “Aproximación a la prensa mexicana” en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales número 69, julio-septiembre de 1972;  “La televisión de Estado, en busca del tiempo perdido” en Nueva Política número 3, julio-septiembre 1976 y “1970-1976, un sexenio de comunicación” en Connotaciones número 1, noviembre de 1981.

 

Prologuista frecuente y generoso

Miguel Ángel Granados Chapa fue más prolífico en los últimos años como escritor de prólogos para los libros de otros periodistas y amigos suyos que en la elaboración de sus propios libros. Las exigencias impuestas por muy variadas ocupaciones (como es sabido, además de escribir su columna diaria, conducía el espacio matutino que tenía en Radio UNAM y formaba parte de diversas agrupaciones) y muy seguramente la insistencia de los colegas y editores que le solicitaban algunas cuartillas para darle relevancia a sus libros, hicieron de Granados Chapa autor de numerosas presentaciones que escribía con generosidad. He podido localizar los siguientes libros prologados por Granados Chapa, pero esta relación posiblemente se encuentre incompleta:

• Francisco José Paoli, Estado y sociedad en México, 1917-1984  (1985).

• Francisco Martínez de la Vega, Personajes (1986).

• Marco Antonio Cruz, coordinador, Fotografía de prensa en México. 40 reporteros gráficos (1992).

• Guadalupe Loaeza, Obsesiones (1994).

• Cuauhtémoc Cárdenas, Palabras de Cárdenas (1999).

• Alfredo Rivera Flores, La Sosa Nostra. Porrismo y gobierno coludidos en Hidalgo (2004).

• Gloria López Morales, Matasari: tribulaciones de la cultura en el sexenio de Fox (2006).

• Jenaro Villamil y Julio Scherer Ibarra, La guerra sucia de 2006. Los medios y los jueces. (2007).

• Jacinto Rodríguez Munguía, La otra guerra secreta. Los archivos prohibidos de la prensa y el poder (2007).

• José Reveles, Las historias más negras de narco, impunidad y corrupción en México (2009).

• Omar Raúl Martínez, Semillas de periodismo. Ética, información y democracia (2010).

• Tomás Tenorio Galindo, Un asesinato político. El homicidio del diputado Armando Chavarría y la nueva guerra sucia en Guerrero (2010).

• Ana Lilia Pérez, Camisas azules, manos negras (2010).

• Carmen Aristegui, Marcial Maciel, historia de un criminal (2010).

• Helio Flores, 50 años de cartones, crítica y humor (2011).

 

A diferencia de no pocos prólogos que resuelven tales compromisos con unos cuantos elogios y lugares comunes, los que escribía Granados Chapa eran textos que le anticipaban al lector el contenido del libro que tenía en sus manos. Algunos de esos textos exceden las dimensiones y el estilo de los prólogos ordinarios. El que escribió para la compilación de textos del periodista Francisco Martínez dela Vegapublicada al año siguiente de su muerte en 1985, es una detallada semblanza profesional y política. El que abre el libro de fotógrafos mexicanos compilado por Marco Antonio Cruz, es un hermoso ensayo sobre las contribuciones de esos trabajadores de la prensa. El que escribió para el libro de su coterráneo Alfredo Rivera Flores acerca de las tropelías del cacique enquistado enla Universidadde Hidalgo fue, si bien breve, un prólogo tan comprometido y claro que Granados Chapa tuvo que compartir la denuncia judicial presentada, debido a las afirmaciones en dicha obra, por ese desprestigiado político.

 

Tema de tesis y conversador en libros

Granados Chapa es tema de varios libros de entrevistas y de diversas obras acerca del periodismo mexicano. En 2010 aparecieron Granados Chapa. Un periodista en contexto, resultado de conversaciones con Humberto Musacchio (Temas de hoy), así como Por la izquierda. Medio siglo de historias en el periodismo mexicano contadas por Granados Chapa, de Silvia Cherem S. (Khalida Ediciones). En 2011 apareció en los Cuadernos de El Financiero Los periodistas no deben ser socios de los políticos, con textos y entrevistas que rescataron los periodistas Víctor Roura y José David Cano.

La trayectoria de ese periodista es glosada por algunos de sus amigos y alumnos más destacados en Miguel Ángel Granados Chapa: maestro y periodista coordinado por Rosalba Cruz Soto (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales dela UNAM, 2008).

Además, el oficio de Granados Chapa lo hizo no solamente paradigma entre los columnistas mexicanos sino, por ello, tema de estudio entre quienes se asoman a ese género periodístico. El autor de “Plaza Pública” es uno de los cuatro columnistas (los otros eran José Luis Mejías, Manuel Buendía y Francisco Cárdenas Cruz) que analiza Petra María Secanella en su libro El periodismo político en México (Mitre, Barcelona, 1983). Tiempo más tarde, Granados Chapa es uno de los periodistas cuyo trabajo estudia Rosa María Valles Ruiz tanto en su tesis de maestría (La legitimación social de la opinión periodística, UNAM, 1997) como en su tesis doctoral La columna política en México. Una propuesta de análisis ante las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2000 (Instituto Electoral del Distrito Federal, 2004).

Tan solo en la UNAM, hay por lo menos tres tesis de licenciatura enfiladas hacia el trabajo de ese periodista: Salvador Gabarro Correa, Comunicacion politica, políticas publicas y control de los medios de comunicacion en México. El caso Granados Chapa (FCPyS, 1995); Joel Aguirre Antonio, Sin censura… Miguel Ángel Granados Chapa. Crónica biográfica (ENEP Aragón, 2000) y Silvia Yolanda Bautista Escudero, Miguel Ángel Granados Chapa: Un hombre de palabras en la plaza pública (FCPyS, 2009).

 

Recibido con afecto en universidades

Autor y participante en libros numerosos, las reflexiones de Granados  Chapa fueron fundamentalmente conocidas gracias a la perseverancia de sus columnas periodísticas. Tanto en sus textos extensos como en los que sabía destinados a ser tan efímeros como el resto del periodismo, mantenía un ejemplar y notorio rigor.

Hombre de posiciones tan claras que a menudo resultaban tajantes, Granados Chapa afianzaba sus juicios en hechos y datos que sólo en pocas ocasiones eran refutables. Hacía una cotidiana labor de investigación sin las pausas y la evaluación de largo plazo que suelen ser privilegios del trabajo en el cubículo académico, sino en el día a día y bajo el vértigo que hace fascinante al periodismo.

Por eso, y por las credenciales académicas que supo cultivar y mantener, Granados Chapa era tratado con familiaridad por profesores e investigadores universitarios. Sabían que en muchos sentidos era uno de los suyos, formado enla Universidadpública y ligado permanentemente a ella desde las épocas en las que daba clases en Ciencias Políticas y enla ENEP Acatlán, hasta los años postreros cuando hacía su “Plaza Pública” para Radio UNAM. Por eso a Granados Chapa se le recibía con tanto afecto cuando acudía a las universidades a dictar conferencias o, más recientemente, cuando se le hicieron homenajes en distintas instituciones académicas.

Granados Chapa fue miembro de la Asociación Mexicanade Investigadores de la Comunicacióny durante varios años formó parte de su consejo consultivo. Dirigió la revista Connotaciones, publicada por la AMIC entre 1981 y 1983. Participó en comités editoriales de revistas destinadas a publicar trabajos académicos, como Comunicación y Sociedad dela Universidad de Guadalajara. Su presencia era tenida como indispensable en la mayor parte de las iniciativas editoriales y de los eventos académicos destinados al examen de los medios de comunicación. Sin estar formalmente adscrito de tiempo completo a alguna institución académica, era considerado parte del gremio por muchos investigadores en estos asuntos.

 

Autor frecuentemente citado

Granados Chapa fue, por encima de todo, periodista. Pero sus capacidades lo llevaron a estar presente en otros espacios de elaboración y discusión en campos como el estudio de los medios. Desde el periodismo, estaba atento a la producción académica y cada vez que pudo propició la incorporación de profesores e investigadores a las páginas de las publicaciones en las que tuvo responsabilidades editoriales. Fue él quien impulsó la participación en Excélsior, en la primera mitad de los años setenta, de académicos que hasta entonces habían estado alejados del periodismo, como subraya una investigación reciente de Gabriela Carrasco López. (Intelectuales académicos y medios de comunicación. El caso de la UNAM en Excélsior. VI Jornadas Profesionales Sobre Formación del Profesorado. Mar del Plata, 2011).1

Constantemente interesado en las capacidades de los medios de comunicación para apuntalar la democracia Granados Chapa, como hemos señalado, se ocupó de esos temas en libros y ensayos hasta la década de los años ochenta. Luego fue el columnista diario más sistemáticamente preocupado por asuntos como la reforma legal para los medios de comunicación y los abusos de las corporaciones mediáticas.

El fundamental estudio de Raúl Fuentes Navarro, La Investigación de Comunicación en México. Sistematización documental (1956-1986) (Ediciones de Comunicación, 1988) encontró que durante esos años iniciales en la indagación sobre los medios en nuestro país, Granados Chapa publicó sobre dichos temas 12 trabajos de corte académico. La investigación de Fuentes rastreó autores y características de 877 textos, entre libros y artículos académicos. Por número de contribuciones, las de Granados Chapa lo hacían uno de los seis autores más prolíficos en ese campo (después de Javier Esteinou, Fátima Fernández, Raúl Fuentes, Daniel Prieto y con la misma cantidad de textos que Enrique Sánchez Ruiz).

Sin embargo, en las siguientes evaluaciones del doctor Fuentes Navarro, Granados Chapa ya no aparece como autor de textos de investigación en este campo (La Investigación de la Comunicación en México. Sistematización documental 1986–1994, Universidad de Guadalajara e ITESO, 1996, y La investigación académica sobre comunicación en México. Sistematización documental. 1995–2001, ITESO, 2003). Lo suyo era el periodismo, aunque siempre se haya interesado en el trabajo académico sobre tales asuntos.

Granados Chapa ha sido referencia frecuente para los investigadores de la comunicación. En su clásico trabajo Comunicación social, poder y democracia en México (Universidad de Guadalajara,  1987)  Pablo Arredondo Ramírez y Enrique Sánchez Ruiz hacen 14 menciones a ese autor. La alemana Karin Bohmann, en Medios de comunicación y sistemas informativos en México (Conaculta y Alianza Editorial, 1989) menciona textos y hechos de Granados Chapa también en 14 ocasiones. Fátima Fernández Christlieb, en su también fundamental Los medios de comunicación masiva en México (Juan Pablos, 1982) se refiere a él en cuatro ocasiones (Granados Chapa había dirigido su tesis de licenciatura). Esta contabilidad no ha sido tarea nuestra sino del buscador de palabras en Google Books.

Contribuyó a establecer agenda

He subrayado que Miguel Ángel Granados Chapa fue, ante todo y sobre todo, periodista. Así se definía. En ese oficio persistió durante medio siglo, allí se encontraba a gusto como explicó en una entrevista con Angélica Palacios de la Revista Mexicana de Comunicación:

Me gusta muchísimo ser periodista. Con el periodismo, decía, se gana la posibilidad de contribuir a la ampliación de los espacios públicos.

Para Miguel Ángel, el periodismo era medio y fin, causa y gozo a la vez. Pero se trataba de un periodista culto, hecho al modo áspero y presuroso de las redacciones pero también al talante más flexible y sosegado –aunque nunca exento de codicias–  que hay en las universidades. A menudo estuvo en el filo entre esos dos ámbitos. Roger Bartra, en el blog que escribe para Letras Libres, ha explicado esa singular personalidad:

En Granados Chapa encarnaron dos tradiciones: la del periodista analítico y la del intelectual público… Los periodistas tradicionales siempre se han sentido incómodos ante los intelectuales que invaden sus territorios. Por su parte, los intelectuales académicos se suelen irritar por el aura de publicidad y fama que genera la labor periodística.2

Granados Chapa estaba más allá del rutinario cuan autocomplaciente periodismo convencional y se había ganado el derecho a tener plataformas mediáticas de las que carecen muchos intelectuales. Era un periodista que llegaba a las redacciones cargado de libros en los que se sumergía a la menor oportunidad, de la misma manera que podía discutir en cualquier espacio académico con ideas propias y con la ventaja de ser un expositor claro y ordenado (atributo que no es frecuente entre los profesores e investigadores).  Con tales capacidades, Granados Chapa fue profesor de muchas generaciones de comunicadores y, también, de comunicólogos: enseñó, en la cátedra y los textos, en el espacio periodístico y con su propio ejemplo, tanto a quienes hacen la comunicación como a quienes la estudian.

En la reflexión y la investigación acerca de los medios, Granados Chapa fue autor pionero en temas como el análisis crítico de la prensa. Además fue centinela siempre atento a los cambios, por lo general contrarios al interés de la sociedad, en las políticas estatales así como en la expansión de los consorcios privados que acaparan recursos comunicacionales en nuestro país. Gracias a esa mirada enterada y alerta, contribuyó como pocos a establecer la agenda en la discusión e indagación acerca de la comunicación mexicana.

Miguel Ángel fue un intelectual público que eligió al periodismo para pensar en voz alta, de manera creativa y crítica, con elegancia y contundencia. Por eso –entre otras cosas– lo admiramos tanto.

 

Fuentes

1) Ponencia disponible en: http://alturl.com/uka6p).

2) http://www.letrasli bres.com/blogs/la-jaula-abierta, noviembre 24 de 2011.

 

Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales dela UNAM.

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