Indignación sin fronteras

Tecnología  y  sociedad

  • La generación Facebook  sale a las calles
  • 2011 fue un año de movilizaciones sociales organizadas a través de Internet.
  • «La organización social y un proceso de madurez en ella son fundamento para lograr cambios notables dentro de una sociedad, dentro de un país y dentro del mundo entero. Todo ello tiene que ver más con visiones entretejidas que con tecnologías: su fuerza deriva cuando unas y otras convergen», dice Gómez Mont.

Fotografía: "The protester" por Melissa Johnson @ Flickr

Las  tecnologías  digitales  han  resultado  ser  elocuentes  para la  organización  de  la  resistencia  civil.  Los  casos  más  significativos  están en  los  países  árabes  donde los  medios  se  vuelen  vectores  importantes  para  canalizar  el  poder  de  la  gente.  Hasta  ahora, los  resultados  han  sido  fructíferos  pues  han  llegado  a  derrocar  a  dictadores  que  parecían  imbatibles.

Por Carmen Gómez Mont

Publicado originalmente en la RMC 129

Disponible a la venta como Kindle Ebook

El 2011 habrá sido sin duda el año de la sociedad civil, de los que se manifestaron en las calles, en los foros, en los parlamentos y a través de la Internet. El rostro del año de la revista Time da fe de ello. Y no es que las redes sociales por Internet logren todo lo que se proponen por el simple hecho de existir, sino que constituyen un eslabón fundamental de la acción social nunca antes experimentado. En el mundo y con las tecnologías todo se ve, todo se sabe en cuestión de segundos; unos y otros constantemente nos vemos y esto es lo realmente nuevo.

Se trata de un movimiento ciudadano de alcance mundial. Los integrantes son en gran parte jóvenes que se manifiestan de manera sistemática contra el sistema capitalista y las lacras que derivan de él. De entre todos los movimientos llama la atención el realizado en los países árabes; otro capítulo que no puede pasar inadvertido es tanto la llegada de los indignados a las calles de Wall Street en Nueva York, corazón del mismo sistema capitalista, como de las manifestaciones de miles de rusos en Moscú contra el gobierno de Vladimir Putin a fines de  2012.

En estos movimientos hay dos grandes constantes: la represión por parte de la policía en las plazas donde se manifiestan y, por otro lado, la creación de sistemas de información y comunicación a través de las redes sociales en Internet.

Los actores son desconocidos: nombres comunes y corrientes. Sin ellos nunca hubiera existido una Primavera árabe, ni las concentraciones en Puerta del Sol en Madrid, ni los más de 200 mil manifestantes que hoy se dan cita en Moscú. A pesar de ser un movimiento mundial y que replicó en los cinco continentes, se encontraron algunos rasgos comunes: jóvenes de 20 a 30 años, algunos con estudios, grandes conocedores de las tecnologías digitales y decepcionados por un mundo en plena ruptura económica y social que paulatinamente va quedando fuera de control.

En el 2011, la generación Facebook pasó de lo virtual a lo real, de la indignación al compromiso, de día en la calle y de noche en las pantallas de acuerdo con lo que dice Yann Plougastel en Le Monde (23/12/2011).

Todo comenzó debido a la publicación Indígenese de Stéphan Hessel, un berlinés de 94 años cuyo libro no costaba más allá de 60 pesos: un manifiesto de 32 páginas que fue publicado en octubre de 2010. Esta obra fue el detonador del despertar de las consciencias de los movimientos sociales juveniles en todo el mundo. Hessel proclama la indignación activa, el diálogo y el compromiso. Él, más que nadie, lucha por los que no tienen raíces, los inmigrantes, los que están sin recursos; por aquellos que han combatido la injusticia, la opresión y buscan un mundo justo.

Dentro de dicha revuelta mundial éstos son algunos de los líderes caídos en el 2011: Hosni Mubarak (Egipto), Benali (Túnez), L.Gbagbo (Costa de Marfil), D. Strauss-Khan (FMI), Osama Bin Laden (Al Qaeda) y Silvio Berlusconi.

Las redes sociales buscan crear sistemas de información y comunicación alternos a los oficiales y en los que ya nadie cree, mucho menos los jóvenes. Por esa razón su principal campo de acción parte de las herramientas que ofrece la Internet. Estos ciudadanos quieren informarse por sí mismos, opinar e idear nuevas formas de compromiso.

Los expertos, los más calificados, los hombres de gobierno, tampoco representan un punto de credibilidad para estos jóvenes actores. La fuerza de los acontecimientos destaca por ella misma y por las repercusiones que pueda tener dentro de la Red. Ya no se trata, como señala Patrice Flichy (Le sacre de l´amateur, 2010), de mostrar un desacuerdo o una denuncia, sino de dar un sentido diferente a la información a través de los blogs y de You Tube.

Se trata de redes sociales reticulares, horizontales y sin jerarquía. Existen y se conforman de acuerdo con la persecución de un ideal o una meta; una vez alcanzado el resultado, se pueden desintegrar.

Esta batalla aporta dos nuevos factores a la vida política: los hombres del poder deberán considerar las demandas de los ciudadanos no sólo en tiempos electorales sino a lo largo de toda su gestión y, los periodistas se ven obligados a dar seguimiento a los temas y eventos que van siendo creados por ellos, ya sea de las redes a las calles o a la inversa. A ese nuevo tipo de democracia Patrice Flichy la llama democracia reticular.

A pesar del poder de las redes para la acción social, no hay que perder de vista que la organización social y un proceso de madurez en ella son fundamento para lograr cambios notables dentro de una sociedad, dentro de un país y dentro del mundo entero. Todo ello tiene que ver más con visiones entretejidas que con tecnologías: su fuerza deriva cuando unas y otras convergen.

 

Investigadora. Correo electrónico: cegomo_8@hotmail.com

 

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