Apropiación social de los géneros periodísticos

Mirador Europeo

  • Las  innovaciones  técnico-comunicativas están dando un  vuelco  al  uso  de  los  géneros  periodísticos  tradicionales.
  • Si  la  consideración  y  enfoque  de la  realidad  periodística  depende  siempre  de  la  actitud  de  los  profesionales  a  la  hora  de  elegir  unos  u  otros,  con  la  llegada  de  Internet  y  las  redes  sociales  se  cambia  de  perspectiva.  Los  géneros  ya  no  dependen  sólo  de  la  concepción  de  los  profesionales.
  • Es  la  sociedad  civil  la  que  también  interviene  para  elegirlos  y  reconfigurarlos  conforme  a  sus  actitudes  ante  la  realidad  que  tiene  en  su  entorno.

Fotografía: «Nuevo iPad» por Esther Vargas @ Flickr

Por Mariano Cebrián Herreros

Publicado originalmente en RMC 126

Hasta hace poco, los géneros han sido considerados de manera muy general, en un plano teórico, con escasas referencias a los usos reales según los entornos culturales, sociales y educativos de los países, los medios y los profesionales. Parecía que todos los utilizaban con el mismo planteamiento, independientemente de la situación social en la que cada uno se encontrara. Era el uso profesionalizado. En algunos casos se les ha considerado como un corsé que no permitía flexibilidad alguna, pero los géneros se han caracterizado por su capacidad de innovación y apertura a otros experimentos para su renovación y adecuación a los estilos personales de sus usuarios hasta llegar a generar otros diferentes.

Se observa que los géneros manifiestan también usos distintos, especialmente por aquellas comunidades y profesionales con deseos alternativos y de compromiso social de búsqueda de otros modos de comunicación que tratan de implicar a los productores y receptores de mensajes, lo cual ha conducido cada vez más a una fusión en torno al concepto de prosumidor en cuanto que los usuarios los emplean indistintamente para producir sus mensajes, recibir los de otros y entablar un intercambio. Ello ha dado cada vez más fuerza a la dialogización de los géneros.

Se aprecian asimismo otros usos por parte de las empresas e instituciones según sus propias orientaciones. La concepción, por ejemplo, de la entrevista por parte de un director de comunicación o de un periodista empresarial e institucional no es sobre la formulación de las preguntas para obtener la mejor información posible, sino cómo aportar la respuesta que favorezca a la entidad y consiga llevar el mensaje deseado a sus destinatarios finales, a los públicos concretos a los que quiere llegar. La aplicación no es ya la del entrevistador sino la del entrevistado.

A estos dos enfoques se añade ahora el de la sociedad civil. Los usuarios inician su propio desarrollo de los géneros. Se apropian de ellos y generan otros nuevos. En estos usos sociales hay una característica común. Todos los géneros giran en torno al intercambio de mensajes, al diálogo, a la conversación. Ya no es el uso personal de un profesional para codificar y difundir su información. Ahora son los usuarios quienes los adaptan en las interrelaciones comunicativas de unos con otros.

Las modificaciones en los géneros tradicionales vienen ya de tiempo atrás dentro de los propios medios de comunicación. Los profesionales empleaban los géneros de relato para describir y narrar unas realidades desde su punto de vista. Con el tiempo han ido incorporando parcialmente el punto de vista de los protagonistas, testigos y expertos de los hechos y de las opiniones ajenas. Los géneros noticia, reportaje, crónica y otros han ido abriéndose para integrar declaraciones, opiniones y testimonios de otras personas.

El periodista ha ido cambiando hacia una actitud de hilvanador de puntos de vista ajenos aunque, ciertamente, sin abandonar su relato personal de los hechos y opiniones. Es más, los géneros basados en el diálogo del periodista con otras personas portadoras de información como las entrevistas, encuestas, debates y otras modalidades, también han ido reduciendo la presencia del periodista hasta quedar en un segundo plano. Esto se ha comprobado en el incremento de géneros de participación en la prensa mediante las secciones de las Cartas al Director, la presencia de la voz de los oyentes en los programas de radio y visualización corporal y gestual de los espectadores en televisión para preguntar directamente a las personalidades invitadas o exponer su narración, su opinión e interpretación de los hechos.

No obstante, en todas estas innovaciones siempre ha estado presente la figura del periodista como mediador, coordinador o controlador de la participación. La aplicación concreta de cada género sigue dependiendo de la figura del presentador. Es su estilo personal el que configura en concreto la concepción general de los géneros.

El cambio que se produce en Internet es radical. Frente a los usos individuales de los periodistas de medios y de los periodistas de empresas e instituciones se pasa a una apropiación social plena de los géneros. En Internet y en las redes sociales, los géneros predominantes son de los usuarios. Es decir, pertenecen a los usos de los internautas, blogueros y twitteros, según sus propios modos de concebirlos y desarrollarlos.

Los correos electrónicos, los foros, los chats, las audioconferencias, las videoconferencias, las encuestas automáticas, los intercambios de mensajes en los blogs o las intervenciones reducidas como máximo a 140 caracteres en Twitter, cada uno con su triple dimensión de posibilidades de navegación, de enlaces y de interactividad sin mediación alguna de profesionales, marcan el salto al uso compartido de los géneros, a que sea la sociedad no profesional la que maneje los géneros a su gusto, con las innovaciones que quiera de formas de expresión, de lenguaje escrito, visual, sonoro, audiovisual y multimedia, y la que los adapte a sus necesidades concretas. Es la desaparición de los intermediarios. Existe el impulso inicial de un promotor como en los blogs, pero al final es la libertad de los usuarios la que los enfoca de una manera u otra. Cabe, en este caso, el control e incluso la manipulación del impulsor, pero rápidamente aparecerá el choque con los usuarios que se vean perjudicados.

El diálogo se establece entre los usuarios de Internet y algunas personalidades, especialmente en aquellas webs promovidas por los medios, empresas o instituciones. Son los usuarios los que también pueden promover noticias, opinar en los debates, añadir comentarios, participar en encuestas. Se trata de una apropiación bastante parcial ya que el poder del desarrollo de cada género sigue recayendo en el controlador de la web que puede fomentar unos u otros géneros según sus propios intereses.

Junto a ésta aparece otra apropiación total: los géneros empleados en las redes sociales. Son los usuarios los que generan sus blogs, sus chats y sus intervenciones en cualquiera de las formas de comunicación propiciadas por cada red. Es el diálogo entre los propios usuarios sin más intermediaciones que la de la plataforma que organiza la infraestructura: la construcción realista del diálogo social sobre la vida cotidiana de los usuarios.

Si los periodistas de medios han extraído de la realidad los hechos relevantes, excepcionales y extraordinarios, y los periodistas empresariales e institucionales han elegido los hechos que favorecen a sus corporaciones, ahora los usuarios hablan de sus vidas cotidianas, de lo que les pasa y observan a su alrededor, de lo ordinario y de lo extraordinario; no buscan el interés masivo: se interesan por exponer las experiencias que puedan interesar a su grupo de amigos y, tal vez, conectar con la curiosidad e interés de otros hasta conseguir que le sigan muchos más usuarios que los que pueden tener algunos de los hechos seleccionados y difundidos por los medios.

En la apropiación social de los géneros predomina la apertura a la conversación dentro de las peculiaridades de unos y otros, y si esto no es suficiente se crean otros. Los propios medios han tenido que asumir, asimilar y exhibir como un valor añadido a sus informaciones los diversos modos de diálogo y entrega a la intervención de sus seguidores por Internet y las redes sociales.

Esto no quiere decir que desaparezcan las visiones y usos anteriores de los géneros. Se mantienen, pero con unos cambios y flexibilidades importantes. Junto al planteamiento del medio y de los profesionales la apropiación social de los géneros introduce las características de los usos, aplicaciones e interrelaciones reales. Así pueden apreciarse las sinergias entre los géneros en las entrevistas de prensa y las de las webs al remitir de unas a otras para apreciarlas en su totalidad, con otros rasgos, incluso con el registro de voz e imagen para que se aprecien los matices de cada intervención. Lo mismo se observa entre los géneros de la radio y televisión tradicionales y los de la ciberradio y cibertelevisión. Donde más sobresale la mutación es en los géneros nativos de Internet y de las redes sociales. De hecho, ya no quedan medios que no hayan incorporado una vinculación directa con Facebook, Twitter, Linkedin u otras redes sociales o que no muestren correos electrónicos, blogs, chats y otras formas de interrelacionarse con los usuarios: compartir la información, enviársela a otras personas, solicitar un comentario, fomentar la opción de votar en torno a diversas cuestiones. Todo ello genera otros modos de enfocar los géneros y unas sinergias entre unos y otros.

Ya no es posible analizar en la actualidad los géneros de manera global si no se tienen en cuenta las tres grandes dimensiones de usos: la periodística profesional de los medios, la de los periodistas empresariales e institucionales y la de los usuarios de Internet y de las redes sociales, y en particular las repercusiones y sinergias que esta última innovación está teniendo sobre las dos anteriores.

Los géneros han dejado de ser unas herramientas exclusivas de los periodistas y pasan a pertenecer a todos los usuarios. La sociedad se ha apropiado también de los géneros para imprimir en ellos su carácter de diálogo social y demás peculiaridades expresivas y modos de concebir la auténtica comunicación entre todos los usuarios productores y consumidores.

 

Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Correo electrónico: marceb@ccinf.ucm.es

2 comentarios a este texto
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