García Márquez, sin memoria: ¿Será cierto?

  • Los rumores sobre la pérdida de memoria del autor de Cien años de soledad continúan.
  • Julio Scherer, en su libro Vivir, asegura que García Márquez no pudo recordar su apellido.
  • Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, ha asegurado que Gabo solamente es un «anciano olvidadizo».
Fotografía: "Gabriel García Márquez, De biografie" por Ronald Eikelenboom @ Flickr

Fotografía: «Gabriel García Márquez, De biografie» por Ronald Eikelenboom @ Flickr

Por José Luis Esquivel Hernández

La noticia alarmó primero, obviamente, al estrecho círculo familiar más cercano del famoso escritor colombiano avecindado en México, Gabriel García Márquez.

Después se filtró entre sus amigos que lo frecuentan asiduamente y de las pláticas telefónicas la información pasó a nutrir sus charlas de café, un día sí y otro también, además de publicar mensajes electrónicos de solidaridad

Más tarde hicieron uso de los datos tanto los críticos como los verdaderos enemigos del hombre que en 1982 recibió el Premio Nóbel de Literatura, e iniciaron una campaña de rumores y burlas sin consideración alguna.

Hasta uno de sus muchos hermanos, Jaime, a principios de julio de 2012, detonó el escándalo masivo al señalar que el autor de Cien Años de Soledad y El Otoño del Patriarca padece demencia senil y que éste es un mal familiar.

En Cartagena, Colombia, lamentó que su hermano haya ganado la batalla contra el cáncer linfático, pero la quimioterapia aceleró el proceso de la demencia senil.

«A veces lloro, pero siento una felicidad dolorosa porque tengo el privilegio de hablar con él. Lloro porque siento que se me escapa de las manos», dijo entonces Jaime, el hermano de Gabo. Y pronosticó que no habría un nuevo libro de su inspiración.

A pesar de que de inmediato desmintió tal versión Jaime Abello, director de la Fundación del Nuevo Periodismo nacida en 1994 por iniciativa de García Márquez, el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique contribuyó a sembrar más la duda al decir que Gabriel cambia a veces el nombre de las personas con las que dialoga.

Finalmente el gran amigo de Gabo, es decir el ícono del periodismo mexicano y el mejor reportero de todos los tiempos, Julio Scherer García ofrece pistas para contradecir también a Jaime Abello y dejar en claro que el escritor de obras emblemáticas como Noticia de un secuestro y Crónica de una muerte anunciada no es solamente un «anciano olvidadizo»

Sólo falta que otro gran camarada de Gabo como lo es Fidel Castro confirme en sus columnas cotidianas en el periódico Granma de Cuba lo que Scherer García platica en su libro Vivir, acerca de su encuentro con el colombiano en casa de éste, el 13 de agosto de 2012.

-Llegué a la calle de Fuego 44, en el Pedregal de San Ángel (…) García Márquez descansaba en un sillón cómodo, al lado de él y a su alcance una pequeña mesa, los aparatos de comunicación con el interior de su casa y el exterior. Lo vi como siempre, sin acento particular su elegancia, que desde el Premio Nóbel ha sido su atuendo natural.

Scherer describe que Gabo le preguntó por su esposa Susana, muerta hace años, y también por Carlos Fuentes, a lo que respondió que seguía en Londres, sin atreverse a decirle la verdad (su muerte, hacía unos meses, vuelta noticia de estruendo).

-Me resultaba claro -continúa el autor de Vivir- que nunca más vería a García Márquez y obedecía a un impulso: despedirme de él con algún objeto de su vida de todos los días. Así se lo dije y llamó a Mónica Alonso, su secretaria.

Al llevarle Mónica un ejemplar de Cien Años de Soledad, Gabo pidió un bolígrafo y se dispuso a escribir unas palabras, pero de pronto se detuvo y preguntó: -¿Cuál es tu apellido? Y el famoso escritor se enredó con las letras germánicas del pronombre, por lo cual volvió a preguntar: -¿Cómo?

Ahora fue Mónica la que deletreó los siete vocablos del apellido paterno de Scherer. Pero García Márquez no acertaba con el nombre. Ya no sabía qué hacer. Mónica se apartó unos minutos y regresó con un papel largo y estrecho. En él había escrito con caracteres separados las siete letras germánicas.

Total que la escena de tropezones y olvidos de letras y el nombre de Scherer le dejó al directivo del semanario Proceso una cosa muy clara justamente un día después de la muerte de Carlos Fuentes :

«El Nóbel ya estaba fuera del mundo cotidiano. Su ausencia en la desaparición de su amigo era el testimonio elocuente de que ambos se acompañaban en el fin irrecusable» (Grijalbo 2012, pp. 121 a 124).

Y es así como los seguidores de Gabriel García Márquez, impresionados siempre por su buena memoria para recordar detalles de su vida en su autoiografía, sienten ahora que la falta de memoria o quizá el mal de Alzhaimer, los deje sin el sgundo tomo de Vivir para contarla.

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