La corrupción sigue tan campante

Foto: "dineros" por alviseni @Flickr

Foto: «dineros» por alviseni @Flickr

Por: Jorge Meléndez Preciado

 

Estamos, como desde hace años, en los lugares más vergonzosos de la corrupción. Eso lo sabemos tiempo ha, pero incluso el presidente que dijo defendería al peso como un perro (y la devaluación no se hizo esperar): José López Portillo, había expresado  algo así como: la corrupción somos todos. Y el hombre lo sabía bien porque lo conocía en  su familia.

La esposa, Carmen, se paseaba por el mundo con una orquesta sinfónica que pagábamos todos. Su hermana Margarita, que alababa a Sor Juana Inés de la Cruz y hacía lo contrario de la Musa, posibilitó por su ineptitud que estallara la Cineteca Nacional. Su amante Rosa Luz Alegría,  fue la primera secretaria de Turismo e incluso se vistió como banderita  en el extranjero un 15 de septiembre. Su hijo, José Ramón, el “orgullo de su nepotismo”, tenía chambas a montones. Y sus hijas  todavía son  las dueñas  del Claustro de Sor Juana.

Pero antes, con Luis Echeverría, y después con los siguientes aunque básicamente con Carlos Salinas, los parientes y amigos hicieron de las suyas. Allí está el caso de Raúl, a quien le devolverán sus inmensas propiedades y cuentas bancarias, no obstante que muchas de ellas se encuentran a nombre de Juan Manuel Gómez Gutiérrez, un seudónimo con el que incluso logró obtener  varios pasaportes. ¿Habrá mayor cinismo en una sociedad?

Por esas y otras razones, no es de extrañar que México se encuentre en el lugar 106 de una lista de 175 naciones. Es decir, muy abajo en la tabla de la decencia, el castigo a los defraudadores sociales,  la transparencia de los actos de gobiernos y el acatamiento a la ley, entre otras cuestiones.

Lejos de México, en el aspecto positivo, están Uruguay y Chile, en ese orden.

Sabemos que en el primero  gobierna un hombre decente, José Mújica, ex guerrillero. El mandatario vive en una modesta casa, él y su mujer preparan sus alimentos, tienen un vehículo bastante viejo, no recibe bonos de desempeño y enormes gratificaciones por su labor, se atrevió a legalizar las drogas blandas para evitar derramamientos de sangre y entregará el poder a su sucesor sin llevarse más que unos cuantos pesos a su retiro.

Donde seguramente volverá a gobernar la señora Michelle Bachelet, no importando la sombra de Pinochet que está  presente, la hija del general sacrificado ya estuvo en el Palacio de la Moneda y no se retiró con lujos, más bien siguió trabajando en la ONU a favor de las mujeres y los derechos humanos. Además, ahora contará con legisladoras que fueron parte de un movimiento contra la educación privada, entre ellas Camila Vallejo. La Bachellet, como le dicen, tratará de profundizar una democracia todavía en ciernes pero que impide el enriquecimiento voraz de los gobernantes.

Entre las naciones menos corruptas están Dinamarca y Nueva Zelanda.  A ésta le ganamos en futbol, aunque el deporte realmente importante allá es el rugby. Pero hasta en la patabola nos dio un dolor de cabeza. Y ahora nos manda un saludo, ya que como es notorio para todos, los dueños  del balompié azteca  se han enriquecido al máximo, pagan una bicoca de impuestos y hacen de las suyas en telecomunicaciones y los deportes. Es decir, resulta  una casta a la que los gobernantes de acá  no  han podido meter en cintura por más que promuevan   reformas e intenten, declarativamente, acabar con los oligopolios.

¿Qué tienen en común los dos países citados en el párrafo anterior?

Según organismos internacionales: altos niveles de libertad de prensa, procesos presupuestarios abiertos y transparentes, así como  unos eficaces mecanismos de rendición de cuentas.  Algo de lo que no gozamos, ya que la prensa continúa supeditada al poder político y económico, el dinero público se maneja en la opacidad y las cuentas del gobierno son como  un hoyo negro.

Todos nos acordamos de Mario Marín y sus lujos;  igual que de su  hijo casado con una suiza que vive en una mansión en aquel país. De  Ulises Ruiz y las mil obras que resultaron oropel. Por ese mismo camino anduvo en Veracruz, Fidel Herrera .Incluso Humberto Moreira, que hoy presume una maestría pagada por el SNTE, defraudó económicamente a Coahuila y hasta permitió el narcotráfico en gran escala, según su hermano, Rubén. Joyas de una larga corona.

Pero recientemente, la administración de Peña Nieto destinó cinco mil millones de pesos para que 300 mil maestros pagaran sus adeudos con unos coyotes que los esquilmaban. Todo para quedar bien con el ex hijo putativo de Elba Esther, Juan Díaz de la Torre, y encubrir a financieras que sangraban a los profesores. Pésima señal.

Y sí, vale la pena insistir en los líderes sindicales muy conocidos por sus transas: Carlos Romero Deschamps, Joaquín Gamboa Pascoe y Joel Ayala, entre otros. Intocables porque son cercanos al gobierno.

Bueno, hasta en las cámaras de Diputados, Senadores, locales y la Asamblea Legislativa hay derroches que en tiempos de crisis son ofensivos. Pero además se hacen sin el menor rubor con el único objetivo de acabar a como de lugar con el  presupuesto.

Según Transparencia Mexicana, hay que hacer reformas constitucionales en materia de acceso a la información pública (algo que ya está en marcha), fortalecer los órganos de fiscalización y control  presupuestal, promover un nuevo régimen de responsabilidad para los servidores  públicos y mecanismos más efectivos de rendición de cuentas gubernamentales.

Bien. Pero quien lo propone es el señor Federico Reyes Heroles, al cual la revista Proceso  (número 1932) lo acusa de hacer negocios mil con el gobierno y, además, su hermano, que fue director de Pemex, Jesús, tiene una larga cola que le pisen respecto a comercios  petroleros nada claros; uno reciente es el tratar de que las compañías extranjeras entren en Pemex.

Pareciera que México no tiene salvación.

Por si algo faltara, alguien que ha denunciado la corrupción sistemáticamente, Andrés Manuel López Obrador, enfermó y está hospitalizado. Ojalá no sea nada grave.

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