Alfabetización ética

Más que una deuda, un compromiso con Omar Raul

Me gusta la gente fiel y persistente,

que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata…

Con gente como esa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida

ya que por tenerlos junto  a mí,  me doy por bien retribuido.

“La gente que me gusta” – Mario Benedetti.

Por Beatriz Solis Leere

No repetiré aquí lo que ha sido dicho acerca de Omar Raul Martinez, solo que lo avalo y me sumo a lo que seguramente todos tenemos en mente al pensarlo, recordarlo y extrañarlo. Trayectoria larga y tenaz casi a los límites de la terquedad, enfrentando tareas casi imposibles para algunos pero ciertamente no para él, como sacar adelante la Fundación Manuel Buendía y la Revista Mexicana de Comunicación, en esa incansable tarea creció y se consolidó generando nuevas metas y compromisos heredados ciertamente de sus empeños iniciales con el periodismo pero agregándole a éste un adjetivo fundamental: La Ética.

Esas Semillas de Periodismo que ha dejado en sus textos sobre los Códigos de ética periodística en México y que nos hacen Repensar el periodismo confrontándonos a la necesaria tarea de insistir en que esa profesión debe tener como eje transversal de su ejercicio a la Ética, que no solo es un concepto más, útil en los discursos, pero que se desdibuja si no se asume como parte de nuestra vida cotidiana como un compromiso de conciencia que permee cada una de nuestras prácticas profesionales.

En los últimos tiempos lo vi poco, su pelea personal para mantener su salud no nos daba oportunidad de encontrarnos como antes, sin embargo se nos quedó pendiente un compromiso, que intentaré cumplir en su memoria, de trabajar el tema de la Ética de los medios audiovisuales y del emergente campo de las Defensorías de las Audiencias que tienen, entre otros, el deber de trabajar con dos instrumentos fundamentales. Por un lado los Códigos de Ética que los medios deben asumir para con sus audiencias y por otro lado, ser garantes de los Derechos de las Audiencias.  Esta tarea quería Omar Raul que trabajáramos y que, telefónicamente, me insistió en que debíamos asumir como compromiso para generar una trinchera más de lucha para lograr que los profesionales de la comunicación y la información, especialmente las nuevas generaciones, asuman desde ese campo su acercamiento a la ética y al reconocimiento que las audiencias, como sujetos de derechos y lograr así una comunicación democrática. Esa tarea, le dije, nos obliga a una “Alfabetización ética” a todos los actores del proceso. “Eso es!!!!!! querida Betty, hagámoslo.” 

Querido Omar Raul, la vida no nos permitió hacerlo juntos pero tu memoria y lo que me enseñaste, me permitirá cumplirte. 

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