Tecnología que cambia la televisión

Más jóvenes entre 18 y 34 años abandonan la pantalla chica

La televisión tradicional está amenazada por las nuevas tecnologías. Estudios recientes revelan que los niños, adolescentes y una gran cantidad de jóvenes la consumen cada vez menos, al igual que otros medios ‘de antes’. Sin embargo, lo paradójico es que la TV aún puede presumir sus grandes convocatorias de audiencias millonarias en eventos especiales como el Mundial de futbol soccer que en el 2014 en Brasil consiguió que mil millones de personas vieran el partido final entre Alemania y Argentina y según la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) y Kantar Media, 3 mil 200 millones cuando menos presenciaron algún fragmento de un partido.

 

Foto: Misael Valtierra / Cuartoscuro.

Por  José Luis Esquivel Hernández

 

Otro de los deportes multitudinarios en Estados Unidos que, además, permiten a la TV cobrar bien cobrados los anuncios, es el futbol americano, objeto de una enorme atención por parte de las masas sobre todo al jugarse el famoso Super Bowl que en febrero de 2016 fue visto por una tercera parte de la población norteamericana y por decenas de millones de otros países, incluidos unos 15 millones en México.

En 2015 –e igual en 2016 y 2017– el Super Bowl arrasó con las audiencias, pues hace tres años tuvo un público de 114.4 millones solamente en Estados Unidos de una población de más de 320 millones de habitantes. Y si a tal cifra se le agregan los televidentes de otros países, el público se eleva a entre 160 y 170 millones de personas frente a la llamada “pantalla casera”, aunque ahora pueda verse en los modernos teléfonos móviles y otros dispositivos.

Increíblemente muchos medios tradicionales aún tienen vida. En México las encuestas de preferencias de consumo noticioso y de entretenimiento aún encumbran a la TV como la reina de los medios. También lo avala el destino millonario de la publicidad y propaganda política.  A pesar de todo, las tecnologías de punta están poniendo contra la pared, poco a poco, a la TV tradicional, pues una nueva generación de jóvenes ve menos televisión y utiliza más los aparatos inteligentes para tener acceso a una Internet que consigue diversión, información e intercambios personales, de acuerdo con el periodista de la ciudad de México, Sergio Sarmiento. Por eso la televisión abierta, principalmente, está declinando.

La primera noticia al respecto fue difundida por el diario USA Today desde el martes 30 de abril de 2013 y en el 2016 Televisa ha admitido que la crisis por la que atraviesa está identificada en su origen: “Las apps son el futuro de la televisión…” Esa es la visión de Reed Hastings, presidente y cofundador de Netflix.

Y el viernes 20 de febrero de 2015 leímos su complemento: “Los jóvenes ya no ven televisión, pues según revela un estudio de Estados Unidos, cae la audiencia en el segmento de 18 a 34 años por el uso de streaming y smartphones”. Muchos de ellos ya no tienen los aparatos tradicionales sino que han volcado sus ojos en los teléfonos celulares principalmente o, si acaso, en las computadoras. La tele ya no es lo que era. Y por eso ya tenemos la primera generación de nativos digitales que vive al margen de ella y ve más videos en YouTube e Internet a la hora que le da la gana o cuando puede. Bienvenidos al futuro.
Los datos duros de 2017 así lo señalan, pues Nielsen estima que en Estados Unidos un joven de entre 18 y 24 años usa su smartphone (SmPh) 19 horas a la semana y solamente ve TV durante 14 horas, contra los mayores de 65 años que invierten 48 horas y media en la TV y 4 horas en el SmPh. Pero lo interesante del caso es que la inmigración al video digital es generalizada y no solo de las nuevas generaciones.

De acuerdo con un ensayo de la compañía en su sitio de la red, “en las próximas décadas y en todo el mundo, la televisión por Internet reemplazará a la televisión lineal (programada), pues las apps sustituirán a los canales; los controles remotos desaparecerán y las pantallas proliferarán. Es un hecho que la TV por Internet crece de millones a miles de millones, pues Netflix, HBO y otras están marcando el camino”.

El ensayo con la visión de la compañía fue presentado después de que Netflix anunció que había conseguido más de dos millones de nuevos clientes en Estados Unidos en el primer trimestre del 2013. A nivel mundial, Netflix decía tener 36.3 millones de clientes, de ellos 29.2 millones en la Unión Americana. Y en el 2017 ya había llegado a cien millones con una gran tasa de crecimiento anual.

La competencia va en serio precisamente porque el dinero en abundancia ha hecho que Netflix acredite más y más el servicio de video por Internet y expanda su programación original al comprar los derechos de series populares de canales de cambio como Breaking Bad y American Horror Story, además de invertir en 2017 unos 6 mil millones de dólares para producir setenta shows originales. Pero también han contribuido a esta novedad Amazon.com Inc, Yahoo Inc, Apple y YouTube de Google ofreciendo series solo por la red como alternativa de la TV de paga. Y todavía falta ver cómo se moverá Facebook en esta dirección, pues no se espera que siga de brazos cruzados.

“Netflix es el enemigo público número uno”, se oyó decir en una junta a mediados de 2017 a Bertt Salke, el CEO de FOX 21, y lo repitió en la demanda contra su competidora porque esta se “pirateó” a Tara Flyn, una de sus productoras estrella.

De hecho una noticia impactante ya había sacudido al mercado a mediados de octubre de 2014 cuando Leonardo DiCaprio se asoció con el servicio de video en línea Netflix para producir un documental sobre los gorilas de África. El actor es uno de los productores de Virunga, un filme que, de acuerdo con Netflix, tiene tanto de periodismo de investigación como de documental, pues el parque que lleva ese nombre es el último santuario en el mundo de los gorilas de montaña, cuya población no supera los 800 primates, y por eso el equipo se concentró en los confines de la República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda para dejar testimonio de este trabajo fílmico.

El documental Virunga, dirigido por Orlando von Einsiedel, presenta en el Congo a un equipo de guardabosques, atrapados entre los cazadores furtivos y los intereses económicos en el parque nacional más antiguo de África. La película se estrenó en salas de Nueva York y Los Ángeles, así como en las páginas de Netflix.

El paso de la TV lineal (la que se sintoniza de acuerdo con la programación de la compañía) a las apps ya ha empezado, afirma Hastings, señalando que los prestadores de servicio de TV tradicional de paga ya están ofreciendo apps a sus suscriptores para ver su programación en todas partes, imitando a los canales individuales y de servicios como Netflix y HBO. “Las cadenas existentes, como ESPN y HBO, que ofrecen asombrosas apps, tendrán más televidentes que en el pasado, y tendrán más valor. Las cadenas existentes que no desarrollen apps de primera clase perderán auditorio e ingresos”, señala el ensayo, que no ha hecho más que coincidir en el debate que sostienen grupos de académicos y estudiosos de todo el mundo acerca del futuro de la TV que conocemos hasta hoy.

La noticia del 20 de febrero de 2015 es contundente: “El cambio en conducta es increíble”, ha dicho Alan  Wrtzel, director de investigación de audiencias de NBC Universal. En la era de los dispositivos móviles y Netflix no es sorpresa que la televisión esté perdiendo relevancia entre el público joven, pero la aceleración repentina es alarmante incluso para los analistas más experimentados. “El uso tradicional de la televisión que ha ido en descenso entre los receptores de 18 a 34 años a un ritmo aproximado de 4 por ciento anual desde el 2012, cayó a 10.6 por ciento entre septiembre de 2014 y enero de 2015”, escribió Claire Atkinson en el periódico The New York Post.

Si se mantiene la tendencia de la televisión como algo pasado de moda, las implicaciones para la industria de los medios será enorme, posiblemente ocasionando un cambio radical en el mercado de la publicidad televisiva de 80 mil millones de dólares en 2017, y por eso ahora la inversión en anuncios está destinando más dinero a lo digital, pues los espectadores de la llamada “Generación del Milenio” ven contenido en línea de Nextflix, Amazon Prime, Hulu, HBO Google y otras fuentes de streaming.

La investigación de mercado arrojó un incremento del 22 por ciento de un año a otro en la audiencia de servicios de suscripción en el 2014, y un aumento del 26 por ciento de público que ve muchos episodios seguidos de un mismo programa ‘bingeviewing’. El consumo de contenido en línea es más alto que nunca. Y los medios tradicionales que no se adaptan a estas nuevas circunstancias tecnológicas, están llenando el cementerio de antigüedades. El futuro cada vez es más digital, interactivo y en pantallas distintas a la TV que se están quedando para los viejitos y analfabetas tecnológicos.

Así lo revela también un estudio de Nielsen en 2017, al comprobar que en cuatro años (de 2012 a 2016) cayó en 38% el tiempo que pasan los jóvenes estadounidenses de entre 12 y 24 años viendo televisión. Pero el mismo fenómeno se registró entre los de 25 y 34 años al perder 34%, en tanto que el porcentaje fue de 19% entre las personas de 35 a 49 años de edad. Solamente subió entre los mayores de 65 años, aunque sólo en un 2%.
Veamos otro reporte de Steinberg que apunta la tremenda competencia que está resintiendo la TV tradicional en los Estados Unidos: Entre 2010 y 2015 la edad promedio del televidente de la CBS pasó de 55 a 59 años, y la de NBC de 50 a 54, mientras que la de ABC se ubicó de 50 a 52 y la de FOX de 45 a 49.

Tampoco se salvan los canales de cable, ya que, por ejemplo ESPN, entre julio del 2014 y agosto de 2016 perdió 7.4 millones de suscriptores, es decir, un 7.3% del total.

Investigaciones académicas

Tanto importa a las Entertainment audiencias el futuro del medio que desde el año 1950 del siglo pasado empezó a dominar el mercado, que ha puesto en órbita a los expertos e investigadores con dos preguntas: ¿Es el fin de una era de la TV con su consecuente transformación o es el fin de la TV y ya?
Alvin Toffler había pronosticado en 1981 la decadencia de los medios masivos al incluir en La tercera ola el capítulo “Desmasificando los medios de comunicación”. Hasta ahí parece sensato lo que escribió: “A medida que avanza la tercera ola, los medios de comunicación, lejos de extender su influencia, se ven de pronto obligados a compartirla. Están siendo derrotados en muchos frentes a la vez, por lo que yo llamo los medios de comunicación desmasificados”.

Hasta ahí no parece haber dudas de que Internet, y concretamente las redes sociales, hayan vuelto realidad el vaticinio de Toffler. Pero lo que sí parece increíble es creer ahora mismo que se acaba o se transforma radicalmente la TV, cuando vemos que de los 68,860 millones de pesos de inversión publicitaria en México la TV abierta se lleva el 52.44 por ciento (es decir, 36 mil 45 millones de pesos), cifra muy superior a la
que obtiene la radio, con un 9.39 por ciento (6,466 millones de pesos); las revistas, con 7.82 por ciento (5,388) y la TV de paga, con 7.38 por ciento (5,083).

La inversión publicitaria en México apenas reparte el 6.84 por ciento a los medios digitales (4,707 millones de pesos) aunque es el rubro que más crecimiento reporta, indudablemente. En cambio el 6.66 por ciento a los periódicos tradicionales (4,587) es síntoma de decadencia, mientras que los panorámicos exteriores alcanzan el 5.86 por ciento (4,030), los directorios el 2.99 por ciento (1,579) y el cine el 1.32 por ciento (908).

Por otra parte, las encuestas también son reveladores de la influencia actual de la TV abierta al reportar que más del 62 por ciento de la población mexicana se entera de las noticias por este medio, lo que confirma por qué los políticos destinan gran parte de su presupuesto propagandístico a este medio, sobre todo en épocas electorales, como lo volveremos a constatar en 2018 durante los comicios presidenciales.

Igualmente, los montos que el gobierno federal destina a Televisa y TV Azteca hablan por sí solos de la importancia o favoritismo que Enrique Peña Nieto le tiene a la televisión tradicional:

A) Según datos de la Cuenta Pública, entre 2013 y 2016 gastó 25,649,236,567 millones de pesos, otorgando a Televisa 1,488,934,160.61 y a TV Azteca 921,058, 921.
B) De acuerdo con el informe de Fundar, las cifras superaron lo autorizado, pues en 2013 ascendieron a 8 mil 154 millones de pesos; en 2014 llegaron a 7 mil 462; a 9 mil 947 en 2015 y a 10 mil 699 en 2016.

Así es que puede parecer un contrasentido cuestionar si estamos ante el fin de una era de la TV tradicional y veremos su transformación, o si asistimos desde ahora a las exequias de este popular medio. Y, sin embargo, Steve Johnson inició desde el 2005 la alharaca al respecto al publicar el 24 de abril de dicho año (2005) en el New York Times un texto que fue traducido al español con el título “Cultura basura, cerebros privilegiados”.

Johnson no ha dejado de mover el avispero al grado de conseguir que Giovanni Sartori fuera cuestionado por su propuesta en el libro Homo videns del año 2000 y Karl Popper no pase el filtro de sus críticos por sus asertos en 1998 en torno al mismo tema, pues ambos no han tomado en cuenta que la cultura televisiva cada vez se está volviendo más exigente desde el punto de vista cognitivo, según Alejandro Piscitelli, uno de los intelectuales argentinos que más luz aportan al asunto.

Carlos A. Scolari y Mario Carlón están de acuerdo en El fin de los medos masivos. El comienzo de un debate (2009) en que asistimos al nacimiento de una nueva era, en consonancia con el prestigioso investigador norteamericano Eliuh Katz quien ha sentado cátedra sobre el tema con sus escritos como The end of Television (2009).

La televisión que conocimos entre las décadas de los sesenta y los setenta está muriendo, dice Katz, en cita de Mario Carlón, pues esa televisión está dejándole espacio a otra de cientos de canales, que transmite a “nichos”, portable, que es parte de un sistema integrado a internet y otros nuevos medios.

Y además de Carlón y de Scolari, forman parte de esta postura Damon Lindolf, creador de Lost (La TV agoniza), Eliseo Verón y Alejandro Piscitelli, opuestos a la creencia de que la TV no está muerta ni muriendo, sostenida por los norteamericanos John Ellis (2004), Verizon (2008) y Toby Miller (2009), defensores estos últimos de la permanencia de la pantalla casera si se toma en cuenta que sigue siendo el más confiable escenario para los anunciantes, además de “ser más diversa, más difusa, más popular, más poderosa y más innovadora que nunca”.
Para Miller “la gente que ve TV en distintos dispositivos y en diferentes servicios está viendo más, no menos TV (…) Y ésta aún domina como modelo de producción, distribución y recepción”.

Total que estas posiciones enfrentadas nos recuerdan las charlas de quienes, después de 1896, discutían si el cine mataría el teatro, o de los contemporáneos de nuestros abuelos respecto a la desaparición de los periódicos al surgir la radio a finales de la década de 1910, y luego los debates de nuestros padres y sus amigos sobre si había llegado el momento de decir adiós, ahora sí, a los medios impresos porque la TV llegó arrasando con las audiencias a mitad de siglo XX.

Igual sucedió cuando  se pensó durante la década de 1840 que con la llegada de la fotografía, la pintura ya no tenía nada que hacer en el mundo del arte. ¿Y quién no recuerda a los catastrofistas que en los años 1970 y 1980 se empeñaron en sostener a voz en cuello que el videotape y la videocasetera le iban a dar en la torre al cine y que muchas salas cerrarían por la comodidad de ver películas en la propia casa a bajo precio, merced a la descarada piratería?

Ahora escuchamos y leemos los mismos exabruptos de quienes viven apantallados con las tecnologías de punta en el siglo XXI y sostienen que la prensa de Gutenberg producirá sus últimos ejemplares de un momento a otro porque el papel pasará a la historia y las herramientas electrónicas se enseñorearán de todo entre las nuevas generaciones acostumbradas a los sistemas digitales y a los dispositivos electrónicos de moda.
Por tanto, no es extraño plantearse si es verdad que la TV tradicional llegará pronto a su fin o si aguantará las presiones que le llegan de todas partes y se valdrá de aquello que le sirva para asumir una nueva forma de entretenimiento de las masas sin importar la plataforma o vehículo por el cual transite.

Como la prensa se ha adaptado para sobrevivir ante la avalancha de nuevos medios informativos y ha superado los tristes presagios acerca de su extinción, es posible que la TV tradicional simplemente evolucione y no deje el gran mercado que le representa producir y distribuir materiales a diestra y siniestra. Quizá con la ayuda, algún día, de los propios consumidores que ya participan con sus gráficas en Instagram o con sus grabaciones en YouTube, el cual hoy día recibe más de 60 horas de video cada minuto.

Aún le queda un largo camino a la televisión si sabe presentarse rejuvenecida y moderna y si sabe comportarse acorde con la convergencia mediática como suma de las funciones de los medios en una sola y de los tiempos de la hipertextualidad e interactividad además del descenso de su etapa hegemónica por el “empoderamiento” de las audiencias.

Lo creemos así por las noticias que nos llegan, por ejemplo, de Amazon, el participante más reciente en la programación original de TV, que desde el 29 de abril de 2013 hizo una campaña entre  los televidentes para que le ayudaran a decidir los programas piloto que debían convertirse en series.
A partir de la primera semana de mayo de 2013, Amazon Studios empezó a postear 14 programas piloto –seis infantiles y ocho comedias– para el servicio en línea gratuito en Amazon Instant Video o a través de cualquier app Amazon Instant Video. La retroalimentación y comentarios de los espectadores fueron un factor para determinar cuáles serían elegidos como series.

Roy Price, director de Amazon Studios, aceptó que toman en cuenta a los clientes que ven un piloto a través de una encuesta que deben contestar o consultando sus reseñas tradicionales en un sitio en la red, porque son ellos los que esperan un programa pulido y de alta calidad, lo que está obligado a ofrecer Amazon.

Por otra parte, el 16 de octubre de 2014  apareció la noticia fechada en Nueva York de que HBO TV pelearía por la red en el año 2015 al vender su popular servicio de transmisión de video por internet HBO Go como un producto independiente, mientras más estadounidenses optan por ver programación en la red y no en la TV. Los televidentes que ansían ver Game of Thrones, True Detective y Veep ya no tendrán que pagar grandes cuotas por contratos de cable y satélite.

“HBO y ESPN son las dos principales razones por los que la gente tiene cable y TV satelital”, ha dicho el analista de Forrester, James McQuivey. “No sabemos si un día terminará la TV de paga pero sí advertimos que muy pronto habrá un gran cambio, pues hoy mismo millones de estadounidenses han cancelado ese servicio”.

Según la firma de investigación eMarketer “cerca de un 45 por ciento de los estadounidenses ve por internet programas de TV al menos una vez al mes, y se espera que pronto esa cifra suba a 53 por ciento, o cerca de 175 millones de personas, para 2018.
Así es que no imaginamos siquiera cuántas nuevas iniciativas conoceremos como parte de la vieja televisión que “no acaba de morir y la nueva que no acaba de nacer”, como dijera algún día el italiano Antonio Gramsci respecto al sistema económico.

José Luis Esquivel Hernández es periodista y académico de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es autor de libros como Periodismo preguntón en diez lecciones y Periodismo cultural.

9 series de televisión mexicanas exitosas

  • Además de la gran aceptación en nuestro país, algunas de estas producciones han adquirido proyección internacional.
  • La mayoría son obras de Canal Once, en conjunción con otras casas realizadoras.
Foto: “ode to olympic television” por heanstear vía @Flickr

Foto: “ode to olympic television” por heanstear vía @Flickr

Por Elthon García

En beneficio de los televidentes, de algunos años a la fecha, se han creado producciones mexicanas de alta calidad con directores y actores reconocidos y talentosos, capaces de competir con los grandes programas de manufactura estadunidense.

A continuación te presentamos 9 series mexicanas que, según un artículo de Laura Luz Morales publicado en Vanguardia, cumplen cabalmente con esas características y han tenido un éxito rotundo en nuestro país, algunas, incluso, han adquirido proyección internacional. Vale la pena aclarar que algunas de éstas ya no están al aire pero si te interesa verlas, seguramente las encontrarás en DVD y en diversas plataformas digitales como Netflix y Youtube.

XY 

La serie transcurre en la redacción de una casa editorial donde se narran las intrigas que viven un grupo de hombres y mujeres por hacer de XY la revista más leída y mejor publicitada. XY está perdiendo anunciantes y para corregir el rumbo han traído a un nuevo equipo editorial.

La  producción de Once TV México, basada en el hombre mexicano contemporáneo, fue la primera serie de ficción que produjo el canal. El reparto principal se integra con Juan Carlos Barreto como Artemio Miranda, Javier Díaz Dueñas como Luis Quitaño, Eduardo Arroyuelo como Tony Hernández, Mauricio Isaac, Américo del Río como Diego Rodríguez y Claudio Lafarga como Adrián Campos.

Capadocia

Fue una serie constante, de la que se planearon y transmitieron tres temporadas. Producida por HBO Latin America, la serie muestra la vida de diversas mujeres que fueron sentenciadas a prisión. Este drama contó con las actuaciones principales de Dolores Heredia, Juan Manuel Bernal, Ana de la Reguera, Cecilia Suárez y Oscar Olivares.

“Capadocia” recibió tres nominaciones a los premios Emmy Internacional, por Mejor Serie Dramática, Mejor Actriz para Suárez y Mejor Actor para Olivares.

Soy tu fan

Producida por Canana FilmsFOX y Once TV México, es un remake de la serie argentina homónima, creada por Dolores Fonzi y Constanza Novick.

Carla García y Nicolás se conocen en un café y a partir de ese momento él la seguirá como un fan. Ella se sentirá halagada, pero al mismo tiempo acosada. A «Charly» su relación anterior la golpeó profundamente, y en su afán de olvidar será Nico quien logre sacarla de ese marasmo.

El reparto lo encabezan: Ana Claudia Talancón como Carla «Charly» García, Martín Altomaro como Nicolás «Nico» Cruz y Osvaldo Benavides como Julián Muñoz; y lo complementan, entre otros, Edwarda Gurrola como Vanesa, Maya Zapata como Rocío Lozano y Joahana Murillo como Fernanda De la Peza.

Sr. Ávila

Tony Dalton se decidió por una nueva producción, también para la televisión de paga. Se trata de “Sr. Ávila”, un drama de HBO Latin America que trata sobre una agencia de asesinos a sueldo, que deben soportar una doble vida para continuar con esta labor delictiva, que dinero, sí deja.

Con un tono extraño, muy dramático y en algunos momentos hasta chocante, “Sr. Ávila” parece consolidarse en el gusto del público. La serie es protagonizada por Nailea Norvind, Adrian Alonso y Fernando Becerri.

Bienes raíces

Producida por Once TV México, aborda el universo femenino a través de dos mujeres en una inmobiliaria. Una  de ellas es muy tradicional, con la familia perfecta, aparentemente; la otra es una mujer recién divorciada sin hijos. Ambas se involucran profundamente con las historias de sus clientes y, sin saber cómo, transforman sus propias vidas.

Parte del reparto está compuesto por Fabiana Perzabal como Maricarmen Ríos de Leyer, Gabriela de la Garza como Rebeca González, Ari Brickman como Víctor Leyer, Juan Ángel Esparza como Arturo y Eduardo Victoria como Pablo; entre otros.

Los simuladores

Cuatro socios se dedican al negocio de la «simulación», resolviendo los problemas y necesidades de sus clientes mediante «operativos de simulacro», que consisten en engañar, con un talentoso despliegue de creatividad y eficiencia, a quienes generan los problemas de sus clientes (jefes, criminales, esposas, viudas, comerciantes inescrupulosos, etc.)

Los personajes principales son Mario Santos: Tony Dalton (Logística y planificación), Pablo López: Alejandro Calva (Técnica y movilidad), Emilio Vargas: Arath de la Torre (Caracterización) y Gabriel Medina: Rubén Zamora (Investigación).

En un inicio se transmitió por Sony Entertainment y, debido a su éxito, llegó a las pantallas de televisión abierta. Actualmente se transmiten de nuevo las repeticiones de la segunda temporada por Sony.

Los héroes del norte

Un grupo musical, bastante sui géneris, en el que los personajes entrelazan sus vidas con el único sueño de alcanzar el éxito; en su camino se encuentran con un sin fin aventuras hilarantes y subidas de tono.

Creada por Gustavo Loza, la serie empezó como parte de la programación de Bandamax, en los sistemas de TV de paga; posteriormente se proyectó en televisión abierta.

El reparto de Los héroes del norte está formado por: Miguel Rodarte como Zacarías III, Humberto Busto como Apolinar Caborca, Armando Hernández como «Faquir», Andrés Almeida como «El Botarga», Marius Biegai como «El Menonita» y María Aura como Margaret.

Los Minondo

En 2010, Once TV México estrenó esta miniserie histórica dirigida por Carlos Bolado, Emilio Maillé y Charlie Gore.

A través de la vida de la familia Minondo, esta serie de época muestra los cambios que vivió México durante el siglo XVIII. La trama gira en torno a un triángulo amoroso entre “Manuel Mindondo” (Iván Arana), un hombre que huyó de la Nueva España; “Cayetana” (Mariana de Tavira), una joven de la alta sociedad que hará cualquier cosa por perseguir sus pasiones; y “Eduviges” (Stephanie Sigman), una mestiza que roba el corazón de Manuel.

Paramédicos

De nueva cuenta, Once TV México lanzó una coproducción, en este caso realizada junto a Lemon Films. Basada en hechos reales, la serie (2010) contó con el apoyo de la Cruz Roja Mexicana, pues la historia trata sobre los miedos, los retos y los dilemas éticos de un grupo de jóvenes entrenados para hacer frente a emergencias de alto riesgo.

La serie es protagonizada por Irene Azuela, Raúl Méndez, Rubén Zamora, Luis Arrieta, Rocío Verdejo, Antonio Gaona y Marianna Burelli. El productor Billy Rovzar confirmó una segunda temporada, de la que aún no se conoce la fecha de estreno.

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Cine y televisión digital: nuevos modelos de transmisión

  • La era digital empieza a comerse los canales tradicionales de televisión.
  • En México permanece abierto un debate sobre cuáles son los mejores instrumentos que pueden diseñarse para mejorar las condiciones de distribución, exhibición y transmisión del cine mexicano en toda clase de pantallas y plataformas.
  • En este contexto, el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) organizó las jornadas Nuevos modelos para la distribución del cine y el audiovisual.

Fotografía: «Netflix; class action settlement» por Laura Fríes @ Flickr

Por Carmen García Bermejo

Publicado originalmente en El Financiero

Si bien en Francia, Argentina, España y Brasil la tendencia es fortalecer la televisión pública en esta época de reconversión digital, México llega tarde y mal a esta era debido al poder político y económico que ha acumulado el duopolio Televisa-TV Azteca que, a la vez, ha frenado el desarrollo y la inversión en materia de telecomunicaciones y el audiovisual.

A pesar de que la población tiene acceso cada vez más a la Internet o adquiere diversos dispositivos electrónicos con los que interactúa desde diversos sitios, el gusto por ver la televisión continúa. Con la llegada de la era digital nuevos canales han surgido en esta frecuencia y esas emisoras necesitan de programas, series, películas, informativos y documentales para alimentar su barra. La industria del audiovisual requiere existir en otros medios interactivos y, con ello, la TV también demanda una evolución.

Las industrias audiovisual y cinematográfica se orientan hacia un nuevo paradigma frente a la realidad digital. Para muchos países, este contexto ha dejado de ser un escenario a futuro, pues se ha convertido en una realidad cotidiana frente a la cual desarrollan estrategias de adaptación que van desde la política cinematográfica y audiovisual hasta nuevos planes y tácticas comerciales. En México permanece abierto un debate sobre cuáles son los mejores instrumentos que pueden diseñarse para mejorar las condiciones de distribución, exhibición y transmisión del cine mexicano en toda clase de pantallas y plataformas. En este contexto, el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) organizó las jornadas Nuevos modelos para la distribución del cine y el audiovisual.

Aquí se presentan varias experiencias que contrastan con la realidad mexicana. Los ejemplos de estos países muestran que sólo a través de una ley efectiva, se ha logrado el desarrollo de las telecomunicaciones y el audiovisual, una situación que aún dista de alcanzarse en México.

En el mundo la gente mira cada vez más tiempo la televisión. Por ejemplo, en Estados Unidos la población ve cuatro horas con 44 minutos la TV, en México tres horas con 20 minutos por día. Los jóvenes-adultos es el sector de la población que más recurre a la Internet, pero su consumo televisivo es equiparable al de la Web. Es por ello que en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia e Italia aprovechan la convergencia digital. Con este sistema se hacen más cadenas de televisión y éstas empiezan a comerse las cuotas de mercado de los canales tradicionales. Esta situación es bastante fuerte entre la población estadounidense, pero igual en Francia donde hoy en día esos canales digitales representan un tercio de la pauta de la televisión y, se supone, que esto también va a ocurrir en México donde los nuevos canales robarán un poco del pastel a las frecuencias analógicas.

Francois Lhomme, director de Eurodata TV Worldwide, explica que cuando los canales pequeños que entran con la era digital transmiten películas tienen una cuota de mercado mucho más importante que para sus otros programas. La razón es que, como al principio, la gente no sabe bien lo que va a encontrar en estas emisoras, al transmitir un filme conocido capta la atención de la audiencia y es una buena forma de darse a conocer mediante el cine.

-Si comparamos el porcentaje de películas -precisa Lhomme- que están en una cadena de televisión y el monto de gente que mira estos programas vemos que en España, Polonia, Alemania y Rumania cada vez es mayor el peso del cine en la TV. Tomando dos ejemplos de Europa del Este nos damos cuenta de que el 20 por ciento de los programas en Rumania son películas y el 25 en Polonia. En cada caso la cuota de mercado, si añadimos todos los mementos en que pasan cine, es superior a la media de la cadena. Si tomamos ejemplos de Alemania y España, el primer país es famoso por transmitir muchos documentales e informativos, alcanzando un 45 por ciento de su programación, mientras que la cuota de cine en los canales alemanes es de 11 por ciento. Pero el porcentaje de quien mira esas películas aumenta considerablemente en relación a los otros programas.

El especialistas indica que en los cuatro mil 700 canales disponibles en Europa, 422 son de cine y 455 son generales; es decir, menos de un diez por ciento son canales de cine. Por ejemplo, en Inglaterra hay 51 canales de cine, mientras que en Francia hay 47, lo cual muestra la oferta importante de cine en la TV, aunque eso no impide que haya un número fuerte de entradas a las salas de cine en Francia.

Al referirse a la nacionalidad de las películas que se emiten en cada país, Lhomme comenta que las películas estadounidenses son número uno en todos los países, menos en Francia, no porque las producciones de su país sean geniales, sino por disposición de ley; esto es, un canal tiene que invertir en nuevos proyectos de cine francés o de idioma francés y, además, debe transmitir películas de idioma francés con una cuota de 30 al 35 por ciento eso, además de educar, es la única manera de luchar contra un cine muy fuerte que es el cine estadounidense. De no existir esta ley estarían como España, donde las películas de Hollywood invaden sus pantallas.

En Argentina, el 90 por ciento del cine que se realiza tiene algún tipo de ayuda, crédito o subsidio del Estado en alguna de sus etapas de desarrollo, producción o estreno. Además, existe el impulso de producir contenidos para televisión, videojuegos y la Web. Asimismo, el Estado desarrolla la televisión digital y, a su vez, ofrece este servicio de digital abierta a una cantidad de señales públicas al lado de las cadenas privadas. En ese país era muy difícil ver TV digital en algún sistema que no fuese de pago. Pero desde hace tres años este servicio se obtiene a través de la compra de un decodificador, por lo que los argentinos no volverán a pagar un peso por ver TV a través de cable o el satélite.

La herramienta que ha hecho posible esta política pública ha sido la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Eduardo Raspo, director de INCAA TV (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), apunta que, desde hace dos años, esa nueva ley tiene por objetivo regular los sistemas de comunicación audiovisual en todo el ámbito territorial de su país.

-Regular los sistemas de comunicación audiovisual -continúa- significa no quitarle espacio a nadie, sino sumar nuevas voces. Ahora tenemos 120 nuevas señales de diversas instituciones como universidades, ONG, pueblos originarios, fundaciones, asociaciones, etcétera. Hay una proliferación de señales a las cuales es necesario alimentar. Esto ha producido un encuentro entre lo mejor de la esfera pública y privada: productores y creadores para realizar contenidos. La ley también establece la forma de obtener recursos mediante la publicidad y la regulación está en la cantidad de contenidos que toda señal debe pasar de producción propia.

Raspo subraya que la televisión digital abierta está funcionando en un 75 por ciento del territorio nacional y la ley obliga a todos los cableros a colocar las señales públicas dentro de su barra. Pero lamenta que en las salas de cine no se proyecten películas argentinas porque sólo se han dedicado a exhibir lo peor del cine comercial. Aunado a esto, en los años 90 las salas fueron devastadas y hay territorios donde no hay una sola y la señal de televisión que llegaba a esos lugares se pagaba, ya que la TV comercial consideraba que el cine argentino no era negocio.

Esta situación se ha transformado. Raspo afirma que INCAA TV ha puesto en evidencia que a los argentinos sí les interesa ver cine de su país y latinoamericano:

-Trabajamos con todo el cuerpo del cine Argentino y Latinoamericano. El desafío era cómo mostrar determinados géneros. Así es que lo pusimos a consideración de los espectadores. La forma de programar fue a través de ciclos de 13 películas. Por ejemplo, los lunes transmitimos cine clásico de los años 30, 40 y 50 de la Argentina, fue abierto para las nuevas generaciones que nunca habían visto cine en blanco y negro; los martes se proyecta cine de autor, los miércoles cine latinoamericano, los jueves pasamos documental argentino y latinoamericano, los viernes cine policial. Hemos incorporado una franja de cine internacional clásico-europeo y cine contemporáneo del resto del mundo.

Raspo repara en un problema: el cine latinoamericano no circula en la región: “Hemos tenido que salir a comprar películas peruanas -recuerda- cuyos propietarios de los derechos son franceses o películas brasileñas a un tenedor de derechos en Miami. Parte del trabajo que estamos haciendo es laborar sobre el tema de los derechos porque al ir haciendo este canal apareció la necesidad de difundir el cine argentino: 60 por ciento de cine hecho en el país, 20 por ciento de cine latinoamericano y 20 por ciento de cine del resto del mundo. Esto representa alrededor de 600 películas al año, lo cual significa que, en 2011, transmitimos poco más de 100 películas latinoamericanas.

 

Serio problema con la piratería

La cadena de televisión de España TVE ha llegado a sus 55 años y dentro de esa trayectoria se inserta un sistema audiovisual con altibajos. 1989 marca el nacimiento de la televisión privada en ese país ibérico y la televisión de paga. Canal Plus es el primero de paga, éste se constituye con capital francés-español y los fonos españoles por el Grupo Prisa. A la par, surgen dos televisoras en señal abierta: Antena 3, perteneciente al Grupo Planeta (un grupo audiovisual muy fuerte) y Telecinco, cuyo capital es representado por MediaSet que tiene como accionista principal a Silvio Berlusconi.

En 2002, empiezan a transmitir en digital todas las cadenas nacionales españolas y en 2010 se da el apagón analógico. También se renovó el parque de televisión de todas las familias, se comercializaron los decodificadores, la señal mejoró sensiblemente y el número de canales se multiplicó, al igual que la oferta de programación. En ese periodo nacieron (2005) dos nuevas televisoras: La Sexta y Cuatro. La Sexta tiene dentro de sus socios a Televisa y Cuatro es del Grupo Prisa.

Mario Real, director adjunto del área de Cine de TVE, recuerda que en 2009 se da un cambio sustancial: la nueva Ley de Financiamiento de la Corporación de Radio y Televisión Española, la cual suprime la publicidad en la televisión pública:

-El panorama audiovisual cambió sustancialmente al pasar toda la publicidad al resto de las cadenas, los anunciantes ya no podían comprar espacios en TVE. El gobierno tuvo que aprobar medidas para que el tres por ciento de los ingresos de las televisiones privadas alimentara el financiamiento de TVE, el 1.5 de los ingresos de la televisión por pago también fomentara la tele pública, al igual que un espacio de canon radioeléctrico. Se puso un límite al presupuesto de la TVE para quedar en mil 200 millones de euros.

Real confirma que esto tuvo consecuencias positivas para el espectador porque puede ver todos los programas y los noticieros en TVE sin publicidad. Sin embargo, recuerda que en Europa se vive una crisis financiera y la inversión publicitaria se ha resentido. Al mismo tiempo hay una sobreoferta de canales que ha sido motivada por el surgimiento de la televisión digital terrestre y esto ha llevado a que muchas operadoras sufran una crisis muy grande.

-El negocio que se pensaba -precisa- cuando se aprobaron las concesiones de nuevas diligencias no ha sido así. Además, surgió un problema serio porque, ahora, sólo hay dos grupos grandes de comunicación: La Sexta participa ahora con Televisa y con Antena 3 y Telecinco con la televisora Cuatro. Esto ha llevado a un duopolio en la TV comercial y, por otro lado, existe un fuerte debate sobre el papel de la televisión pública que al día de hoy es líder del mercado en audiencia.

Otra de las normas que Real resalta es la Ley General de Comunicación Audiovisual, la cual obliga a contribuir anualmente al financiamiento anticipado de la producción europea de películas cinematográficas, series para TV, documentales y películas de animación. Aunque advierte que el modelo de televisión privada es una empresa como cualquier otra: lo único que quiere es maximizar los beneficios, la programación es un soporte para vender publicidad. En cambio, explica que la TV pública tiene otra estrategia diametralmente opuesta.

-El seis por ciento de los ingresos de la TVE -aclara- se destinan a producción cinematográfica y de ese monto el 75 por ciento se invierte en producción de cine europeo. El modelo privado de televisión participa en la producción de pocas películas y con un sentido comercial que significa el retorno de cada euro que invierten en sus películas y ostentan la propiedad del negativo, mientras que la televisión pública compra derechos de emisión. La inversión de 2011 que hizo TVE en producción de cine ascendió a 40 millones 900 mil euros.

Real indica que se habla mucho de las ventanas cinematográficas, en España se está haciendo una labor de las plataformas de cine on line: “Pero -acepta- tenemos un serio problema con la piratería y hay que regular. El dilema es que la gente se está acostumbrando a que el cine sea gratis, lo cual afecta muchísimo a la industria y a las plataformas de cine.”

 

Maquiladores de ideas extranjeras

De acuerdo con el pensamiento liberal del capitalismo tardío que gobierna en el mundo, la migración de lo analógico a digital es para generar más riqueza económica. Pero el cineasta Víctor Ugalde agrega que también se está cambiando para ampliar las posibilidades de expresión del pensamiento del mundo, aunque hasta el momento todavía no está claro el panorama de su circulación y consumo.

-El encuentro y desencuentro de los grandes capitales de la comunicación nacional y transnacional -subraya- nos ha llevado en los últimos años a un gran retraso tecnológico y ha detenido el avance de las ideas y el desarrollo de la democracia como forma de vida incluyente. También ha frenado grandes inversiones en ese sector que es uno de los más dinámicos de nuestra economía: las telecomunicaciones y el audiovisual. De acuerdo al número de concesiones que detentan las empresas de comunicación, en los últimos cinco años se ha reducido el monto de las inversiones para la producción nacional. Ahora, somos consumidores de lo ajeno porque los programas pagados a niveles irrisorios de acuerdo a su inversión entran a México a precio de dumping.

Ugalde asegura que hoy en día los mexicanos son maquiladores de ideas extranjeras:

-Consumimos -advierte- supuestos programas de televisión exitosos en otros países adaptados a nuestra forma de ser y de pensar, como si no pudiéramos expresar contenidos propios. El modelo de la televisión abierta, de señal restringida y de cable nos está haciendo un país más de consumidores de lo ajeno, que de productores de nuestro imaginario. Por fortuna, en la última década, el cine nacional se ha salvado de esta caída que sufre la TV en materia de producción gracias a la movilización de la comunidad fílmica, el apoyo del ejecutivo cinematográfico y del poder legislativo. La producción fílmica ahí está. Falta la comunicación con los públicos y la recuperación de las inversiones que le impide la presencia dominante e intereses creados en las grandes empresas de la comunicación.

El también presidente de la Sociedad Mexicana de Directores Realizadores de Obras Audiovisuales alerta que por desgracia en materia de televisión y de telecomunicaciones el poder legislativo no ha logrado ponerse a la altura de los tiempos, ni de los reclamos de la sociedad. Por ello, en los últimos años se ha retrocedido a niveles insospechados:

-En materia de nuevas tecnologías, hemos seguido un camino que aumenta nuestra dependencia política, económica e ideológica y que concentra el poder en unas cuantas manos e impide la inclusión social. Desde hace más de diez años la sociedad organizada ha venido impulsando iniciativas incluyentes, pero el poder político e influencia que ha adquirido el duopolio de la televisión hace que se estrellen en la Cámara de Diputados, donde el duopolio televisivo cuenta con una bancada que lo apoya y lo protege. Hoy la sociedad mexicana es rehén de la lucha entre los gigantes de la comunicación Televisa-TV Azteca vs Slim y de trasnacionales estadounidenses de contenidos contra servidores y plataformas de la Red. Ni el ejecutivo, ni el legislativo están haciendo su trabajo. El gobierno también es un rehén de los intereses creados por las grandes empresas de la comunicación. Televisa y TV-Azteca tendrán telefonía, Slim canales de televisión. Pero la inclusión de todos nosotros ¿cuándo?

Ugalde asegura que las políticas públicas impulsan el desarrollo de la nación y da como ejemplo lo realizado en Francia, Argentina y Brasil:

“El impulso del audiovisual aporta al PIB grades cantidades de dinero, al tiempo que incrementa la convivencia. Esto se logrará en México si se rompe el actual espectro de dominancia televisiva mediante la inclusión de nuevos jugadores en nuevos canales. Desde hace diez años, el cine está migrando de la sala de exhibición, aunque el panorama no es nada halagüeño a pesar de sus grandes posibilidades de comunicación.”

 

Frenar concentración

Una experiencia donde se percibe la importancia de regular la actividad de la televisión privada y la de paga se percibe en Brasil. Glauber Piva, director de la Agencia Nacional de Cine de ese país, explica que desde los años treinta cuentan con legislaciones y políticas para el audiovisual y su fomento.

-En los setenta y ochenta -refiere-, Brasil tuvo una distribuidora del audiovisual que pertenecía al Estado, pero el gobierno de los años noventa la vendió. Aún así, el país conservó políticas públicas para el desarrollo del audiovisual que se basan, sobre todo, en el apoyo a la producción, poco hay para la distribución y la exhibición. Por ejemplo, la televisión abierta que es el principal vehículo de comunicación en el país, TV Globo es una de las más fuertes del mundo, siempre tuvo un modelo de producción dentro de casa.

Otro aspecto que destaca Piva es que la producción de programas de televisión se concentra en ciudades como Sao Paulo o en Río de Janeiro, donde se cuenta con una infraestructura muy importante para desarrollar esta actividad, aunque acepta que eso ha generado una situación donde la producción independiente y de otras regiones del país no ha logrado fortalecerse. Comenta que la televisión por pago siempre ha mantenido una hegemonía muy fuerte sobre los programadores extranjeros; es decir, los productores de TV por pago realizan dentro de casa, como la televisión abierta, sus propios contenidos.

-El audiovisual en Brasil -añade- se fortalece con una política de fomento directo (premios e inversión del Estado) e indirecto (beneficios fiscales). Pero, el año pasado se aprobó la nueva legislación para la TV por pago, la cual es relevante en diversos aspectos. Sobre todo en un país que jamás había reglamentado sus telecomunicaciones, ya que las empresas televisoras gozaban de una amplia libertad, luego de que en Brasil se vivió un periodo de dictadura muy fuerte, en los sesenta y setenta, con un férreo control de los medios.

-Ahora -precisa-, la Ley 12085 se centra en la reducción de la concentración de la televisión por pago y apoya la producción independiente en el país de programas de televisión y realización de cine. Jamás habíamos tenido algo así porque una cosa es destinar recursos para la producción y otra muy distinta garantizar que esa producción se transmita también por la televisión por pago. Por lo tanto, esta nueva ley creó una cuota de pantalla y fortalece a los canales brasileños de la televisión.

El audiovisual y el desarrollo económico regional:

Un agrupamiento productivo de la industria audiovisual en Jalisco

«A partir de un enfoque histórico estructural, en este texto se articulan los niveles global y microeconómico para producir un diagnóstico sobre la emergencia de un distrito productivo audiovisual en Guadalajara, México».

Foto: Fernando Carranza García / Cuartoscuro.

Por Enrique E. Sánchez Ruiz

1. Introducción

Aquí describimos la emergencia de un distrito productivo, o clúster, de la industria audiovisual, en particular de la industria cinematográfica, en el área metropolitana de Guadalajara. Este polo de desarrollo del audiovisual contribuye, a su vez, al desarrollo económico estatal, además de al desarrollo cultural. Aclaramos que, si bien estaremos refiriéndonos a una industria cultural, nosotros ponemos aquí un acento principal en lo económico en este proceso y en las políticas necesarias para su consolidación.
En los últimos tiempos han surgido esfuerzos por “medir”, o determinar el valor económico de la cultura; tanto de la llamada “alta cultura”, como desde luego de las así denominadas “industrias culturales” (Siwek 2015; Piedras 2004; Michel 2002; UNESCO 2000). El descubrimiento del valor económico de la cultura, a su vez, ha llevado a la consideración de los medios de comunicación y otras industrias culturales como posibles ejes para proyectos de desarrollo económico (creación de riqueza, de fuentes de trabajo, etc.). Pero también ha conducido, por cierto, a desvirtuar el valor estético, cultural, cualitativo del arte, considerándolo ahora, principalmente, como mercancía. Pero en el capitalismo es prácticamente imposible que los productos culturales y estéticos se sustraigan de la órbita de las mercaderías. Hay ejemplos históricos de la generación de agrupamientos productivos geográficamente concentrados de una rama de la industria cultural, de los cuales el caso más notable ha sido Hollywood (Sánchez Ruiz, 2003). En los hechos, se generó un polo geográfico que eventualmente produjo sus propios “encadenamientos”, es decir, sus propias “cadenas productivas”1, que significaron precisamente la formación de ese agrupamiento productivo, o clúster, cinematográfico, pero que con el paso del tiempo cubrió todo el sector audiovisual, incluyendo la producción cinematográfica, televisiva, del video y, más en general, de la llamada “industria del entretenimiento” (Scott, 2004).

¿Qué es un clúster?

Esta es la castellanización del vocablo inglés cluster. Una traducción de cluster es “racimo”, aglomeramiento, o agrupamiento. A los clústers, en el sentido en que los referimos aquí, se les suele denominar “agrupamientos (o conglomerados, o complejos) productivos”2. Lo importante es la noción de red, de eslabonamientos, sinergias, finalmente de cooperación, aun en competencia. Se trata del desarrollo, dentro de una misma área geográfica, de un conjunto de firmas de una misma rama o sector económico, que compiten, y/o se complementan (por encadenamientos productivos), con lo que contribuyen significativamente al desarrollo regional, en virtud de complementariedades y sinergias que potencian sus operaciones individuales
y colectivas. La simple copresencia de firmas productivas de una misma rama, puede producir sinergias, o lo que Alfred Marshall señalaba como “economías externas”, o ventajas económicas no atribuibles a cada empresa individual, sino que surgen a partir del conjunto del agregado productivo, fruto del constante contacto e intercambio de los agentes económicos con su entorno (Becattini, 2002).
Hay dos dimensiones de un clúster, que se traducen en lo que los especialistas llaman economías de aglomeración, de escala y de tamaño (Globerman y Vining 2005): Una dimensión horizontal, que significa simplemente la coexistencia de empresas de la misma rama o sector. La copresencia de una serie de firmas que producen un mismo bien o proporcionan un mismo servicio es una condición necesaria, pero no suficiente, para que exista un agrupamiento productivo.
La otra dimensión es vertical, ya que se refiere precisamente a encadenamientos productivos del tipo insumo-producto; es decir, se desarrollan regionalmente empresas proveedoras, que surten las necesidades de otras. Esta forma de eslabonamientos “hacia atrás” y “hacia delante” se refiere a las llamadas “cadenas de valor”.

Medios audiovisuales y su “cadena de valor”

Será conveniente aclarar que, cuando hablamos de industria audiovisual, ya sea con respecto al cine o a la televisión o al video, nosotros aquí, de momento, ponemos cierto énfasis en el aspecto productivo, más que en la distribución o el del consumo (lo que no significa que se ignoren estas fases). Aquí nos importa hacer un recuento y una evaluación de si es posible que se esté desarrollando en el corto y mediano plazos una industria de la producción audiovisual, que eslabonada con sus cadenas de valor y de otros medios y ámbitos (cine, televisión, video, música), eventualmente estaría generando un complejo, conglomerado o clúster del audiovisual en el área metropolitana de Guadalajara.
Si bien el proceso de producción audiovisual se puede dividir en tres fases: preproducción, producción y postproducción, cualquier industria mediática a su vez se puede dividir analíticamente en tres etapas principales: la producción, la distribución y la etapa final de la exhibición/venta/consumo. De hecho, cualquier mercancía3 pasa por tales etapas, aunque quizás se podrían añadir otras (etapas y/o subetapas, como las de la producción), previas y posteriores. Desde el punto de vista económico, todo comenzaría con el financiamiento4.
El cine sigue siendo un sector clave de las industrias culturales contemporáneas, aun con las mutaciones que las tecnologías digitales están introduciendo en tanto mediaciones expresivas, y con las múltiples nuevas plataformas de distribución de los relatos audiovisuales, que ha hecho posible la digitalización y la convergencia tecnológica. El cine y la TV también cada vez están más integrados en un mismo “espacio audiovisual”. Ante el proceso de convergencia entre las tecnologías de información, las telecomunicaciones y las industrias culturales, se puede pensar que el eje para el desarrollo del sector de los “contenidos”, será una industria audiovisual consolidada. A su vez, consideramos que una base fundamental de una industria audiovisual sólida es el desarrollo y consolidación de la actividad cinematográfica.
Un clúster audiovisual en la Zona Metropolitana de Guadalajara Históricamente, ha habido en Guadalajara una historia de “coqueteo” con la industria y la creación cinematográficas. Desde la época muda del cine hubo algunos esfuerzos por producir (Vaidovitz, 1989). Julia Tuñón (1986) documentó los intentos durante los decenios del cuarenta al sesenta del Siglo XX por establecer una serie de empresas y grupos de producción cinematográfica alrededor de Guadalajara, el frustrado “Hollywood tapatío”. En los años sesenta y principio de los setenta, la aparición del Festival Internacional Guadalajara de cortometraje, que si bien solamente alcanzó para cuatro ediciones, propició que muchos pobladores de esta ciudad se aficionaran a la producción de cine, como reseña Pedro Matute (2008), pero tampoco pudo despegar algo más en serio que intentos de aficionados, si bien algunos de ellos interesantes.
A mediados de los años ochenta, en la Universidad de Guadalajara, desde el Departamento de Investigación Científica y Superación Académica (DICSA, cuyo titular era Raúl Padilla López) se creó el Centro de Investigaciones y Enseñanza Cinematográfica (CIEC), para lo cual contrataron al historiador más importante del cine mexicano, Emilio García Riera. La primera versión del CIEC contaba con una unidad de enseñanza de realización, de la que se encargaba el director hidrocálido Jaime Humberto Hermosillo. Uno de sus alumnos fue Guillermo del Toro, quien a los 21 años fue productor ejecutivo de Doña Herlinda y su hijo, de Hermosillo, y poco tiempo después realizó La Invención de Cronos, que le mereció varios Arieles. A partir del CIEC se generó la “Muestra del Cine Mexicano”, única durante un par de décadas y que en sus últimas versiones devino ya en festival cinematográfico de alcance iberoamericano, primero, e “internacional” después (Universidad de Guadalajara, 2005). El ahora Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) se ha convertido en un referente cultural fundamental y, mediante acciones como la creación en 2003 del I Mercado de Cine Iberoamericano, ha servido para dinamizar los procesos de distribución de películas en el espacio de Iberoamérica; el Festival ha coadyuvado poco a poco –después de más de treinta años– como multiplicador para la generación en la propia ciudad de actividades cinematográficas, que podrían hacer convergir la ciudad en un polo de producción importante. En el caso de los largos y cortometrajes locales, cada vez más el Festival es una vitrina prominente. La propia Universidad de Guadalajara ha coproducido desde los años ochenta un buen número de películas. A través de los últimos decenios, se han creado en la Universidad dependencias relacionadas al cine, como Cinefusión, productora, o Latinofusión, distribuidora, aunque luego han desaparecido para dar lugar a otras. Además, a partir de 2011 estableció la U. de G. su estación de televisión abierta, Canal 44, misma que interactúa con las otras instancias de producción audiovisual. Recientemente, los medios audiovisuales de la Universidad se vincularon operativamente en el Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía.
Más en general, en la U. de G. y otras universidades locales, ha habido desarrollos en el campo del video, que han redituado varios premios nacionales e internacionales. A través de los años, diversas escuelas de ciencias de la comunicación de la ciudad, señaladamente el ITESO y el ITESM así como el Departamento de Imagen y Sonido del Centro Universitario de Arquitectura y Diseño (CUAAD, U. de G.) y el Centro de Arte Audiovisual (CAAV) han egresado personal con inquietudes y capacitación audiovisuales, de tal manera que han participado desde hace ya varios años en muestras y festivales nacionales e internacionales (Rodríguez 1996). Además, han surgido algunas escuelas específicamente de cine en la ciudad. En el directorio La Brújula (2016) hay registradas 15 escuelas de cine y de video5. A este personal especializado para cuya formación contribuyen las escuelas locales, podríamos añadir muchos tipos de actividades especializadas y complementarias, creativas y/o técnicas (guionistas egresados de carreras de letras, músicos, especialistas en animación computarizada, muchos otros quehaceres técnicos), los cuales ya están siendo contemplados en los currículos de carreras existentes.
Dentro del Festival Internacional, se han integrado actividades de formación: desde 2008 se comenzó a realizar el llamado Talent Campus (ahora llamado “Talents Guadalajara”), donde algunos especialistas reconocidos realizan talleres de actuación, dirección, dirección de fotografía, diseño sonoro, edición, guion, producción, etc.
El “capital humano” fundamental, entonces, se está desarrollando y acrecentando, lo que se nota en los registros del directorio que acabamos de mencionar (La Brújula 2016). El área metropolitana de Guadalajara parece contener ya un número importante de las ocupaciones, oficios y personal, directa o indirectamente involucrados en el proceso de preproducción –producción– posproducción audiovisual: guionistas, personal de casting, actores, dobles, productores, directores, asistentes de dirección, continuistas, documentalistas, directores y asistentes de fotografía, directores de arte, vestuaristas, maquillistas, escenógrafos, compositores y músicos, editores, sonidistas, etcétera.
Entonces, el argumento cuantitativo del paulatino crecimiento de la magnitud y proporción de personal en la industria audiovisual va adquiriendo otras dimensiones al tener en cuenta aspectos cualitativos como, por ejemplo, el que las realizaciones del personal que labora en la Perla Tapatía comienzan a ser poco a poco distribuidas y exhibidas y, aun más, han sido aceptadas o invitadas, e incluso premiadas, en algunos festivales importantes, tanto nacionales como extranjeros.

Del “capital humano” a otras formas de capital

En una representación simplificada de la cadena de valor de la industria audiovisual, desde un punto de vista estrictamente económico esta comenzaría con las inversiones necesarias. No voy a hacer una exposición detallada del capital financiero disponible que hay en la zona metropolitana de Guadalajara, pero siendo la segunda metrópoli en el país, podemos suponer que hay algunos excedentes que pueden dedicarse a invertir en la producción cinematográfica. Recordemos que en nuestro país los registros históricos muestran que la inversión privada en cine suele ser bastante escasa, y que es en realidad lo que invierte el gobierno federal lo que ha mantenido viva a la industria (Sánchez-Ruiz, 2012; Imcine 2014). Sin embargo, el estímulo fiscal denominado “Eficine 189” suele motivar a algunos inversionistas privados a poner algo de dinero en la producción de películas (Mundo Ejecutivo, 2017), además de los complementos que pueden obtenerse por la vía de otros programas de apoyo, especialmente del Imcine. El Eficine 189 se trata de:
un estímulo fiscal para los contribuyentes que otorga el Artículo 189 de la Ley del Impuesto sobre la Renta y que apoya la producción o postproducción de largometrajes de ficción, animación y/o documental; así como la distribución de películas. A través de Eficine, los contribuyentes que inviertan en proyectos cinematográficos en México pueden obtener un crédito fiscal, equivalente al monto de su inversión, contra el impuesto sobre la renta en el ejercicio en el que se determine el crédito (Imcine, 2014).
Entre los otros estímulos que brinda el Imcine, además de escritura de guión y desarrollo de proyectos, los más importantes son el Fidecine y Foprocine. El primero, “Fondo de Inversión y Estímulos al Cine, es un fideicomiso de apoyo a la producción, postproducción, distribución y exhibición de largometrajes (de 75 minutos o más) de ficción y/o animación que otorga apoyos vía capital de riesgo y créditos.” (Imcine, 2014). El segundo es similar, pero éste es para propiciar películas de buena calidad. Poco a poco, la combinación de estos estímulos y otros, han propiciado una reactivación en la actividad de producción de la industria mexicana de cine.
También en Jalisco se ha notado un creciente interés por producir (Montesinos, 2014). Quizás un ejemplo de participación exitosa de un inversionista privado en el cine, sea el caso de Jorge Vergara, quien desafortunadamente no ha continuado ligado con esta industria. En 1999 Alfonso Cuarón le propuso que apoyara financieramente la película Y tu mamá también, cosa que logró estableciendo Producciones Anhelo. Se sabe muy bien que este largometraje resultó muy exitoso, en términos de taquilla, de crítica y de premios. Anhelo siguió coproduciendo películas como “El espinazo del diablo asociado con las productoras Tequila’s Gang (de Guillermo del Toro) y El deseo (de Pedro Almodóvar). Anhelo también produjo Crónicas, de Sebastián Cordero. Pero posteriormente Vergara dejó de invertir en el cine. Pudiera ser que se le convenciera de regresar. Por otro lado, en Guadalajara hay apoyos económicos de instituciones interesadas, como la propia Universidad de Guadalajara, así como el Gobierno del Estado, mediante la Secretaría de Cultura y la Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco.

Otra infraestructura

En 2010 se anunció con bombo y platillo, por parte del gobierno de Jalisco, la inauguración del llamado Chapala Media Park, augurado como el “Hollywood jalisciense”. A poca distancia del área metropolitana de Guadalajara, se le podría considerar como parte de un clúster regional, que incluiría municipios cercanos al Área Metropolitana de Guadalajara, como el de Chapala. A pesar de contener por lo menos un foro de grandes dimensiones y facilidades para pre- y post-producción, la fortaleza del Chapala Media Park es la animación y el diseño digital (Los inquilinos del Chapala Media Park, 2011). Así, se han establecido ahí empresas que a eso se dedican, como Gyroscopic Studios o Kaxan Media Group.
Otro complejo que complementará al Chapala Media Park, será el de la llamada Ciudad Creativa Digital (CCD), que está en vías de establecerse (después de varios años –al escribirse esto– desde que el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa presentó la idea ante miembros de su gabinete y las autoridades jaliscienses, encabezadas por el entonces gobernador, Emilio González Márquez). Si bien las expectativas levantadas han sido muy grandes, alrededor de la generación de un clúster de las tecnologías digitales y sus productos, el problema ha sido la tardanza en la cristalización del hub digital, que se supone atraerá capitales tanto nacionales como extranjeros y que articulará actividades económicas (Martín, 2015).
En 2005, por iniciativa de la Universidad de Guadalajara, pero con el apoyo de un grupo de cineastas, se constituyó la Academia Jalisciense de Cinematografía, A.C., la cual buscaría apoyar los esfuerzos locales e independientes. La acción más importante que han realizado es la solicitud al gobierno del estado para la creación de un Fideicomiso para la Producción de Cine de Calidad en Jalisco (Durán 2009). En 2010, se formó un Consejo Coordinador de la Industria Cinematográfica y Audiovisual de Jalisco (CCICA), que agrupaba alrededor de 20 empresas de cine, animación, televisión y videojuegos.
El otro organismo que se creó fue la Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco, misma que se reactivó en 2012:
La Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco (COFIEJ) es un fideicomiso público que tiene como Objeto General detonar el desarrollo de una infraestructura cinematográfica, audiovisual y de publicidad en el Estado de Jalisco, así como impulsar que el territorio jalisciense sirva como escenario para el desarrollo de estas actividades (http://www.filmaenjalisco.com/#pnosotros).
De hecho, prácticamente no hay una ciudad importante en el mundo que no tenga ya desde hace mucho tiempo una “Film Commission”, precisamente para atraer filmaciones externas e, incluso, extranjeras (Martínez, 2003). En este tipo de actividad, además de que se propicia cierta derrama económica por los gastos que se efectúan en la realización, se pueden condicionar algunos apoyos a la utilización de elementos locales, tanto en el aspecto técnico como en el de talento, lo que propicia que se lleven a cabo aprendizajes tanto individuales como colectivos, que a su vez redundan en el desarrollo de aspectos locales de la industria audiovisual. De hecho, esto sucedió en varias ciudades de Canadá, donde atraían el rodaje de largometrajes o de series de televisión, y poco a poco comenzaron a desarrollar cuadros especializados, en una industria audiovisual propia. Complementariamente al tema que nos ocupa, es evidente que el estado de Jalisco tiene muchos lugares que sirven y han servido como locaciones, con o sin la mediación de la comisión fílmica local o de la nacional. El gobierno de Jalisco creó un fideicomiso para apoyar económicamente las filmaciones que se desarrollen en el estado, con un fondo de 17 millones de pesos para 2015 y que creció en 2016 a 25 millones de pesos (“Cineastas demandan transparentar procesos”, 2014; Rivera, 2016).
 

Distribución y exhibición

En principio, la información que hemos compartido hasta aquí sobre lo que constituye la producción audiovisual en el área metropolitana de Guadalajara, nos deja una muy buena impresión sobre el distrito industrial que vemos desarrollarse en el área metropolitana de Guadalajara y sus alrededores. Confirmamos que efectivamente se está conformando un polo de la producción fílmica en esta zona del país. Sin embargo, quedan dos fases fundamentales en la cadena de valor, que están altamente concentradas y es difícil remontar este obstáculo para la realización del producto cinematográfico, aun para la cinematografía nacional. Se trata de la distribución y la exhibición.
El de la distribución es un mercado altamente oligopolizado a nivel mundial, pues en casi todos los países del mundo capitalista lo controlan casi en exclusiva las seis grandes transnacionales que constituyen la Motion Picture Association of America (MPAA): Disney, Paramount, Sony Pictures, 20th Century Fox, Universal y WB, llamadas “las majors”. Veamos el Cuadro 1, donde se muestran los datos de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), sobre los ingresos en taquilla de las empresas distribuidoras en México, en 2015:
Vemos que las “majors” dan cuenta del 80% de los ingresos en 2015. Videocine, subsidiaria de Televisa, quizás  en realidad se debería considerar en el caso de México una más de las “majors”. Incluyendo a ésta, entonces, tenemos casi el 90% (88%) de los ingresos por la distribución de películas en nuestro país.
A pesar de que el directorio La Brújula que mencionamos antes, tiene 35 entradas en el rubro de distribuidores, incluyendo las once del cuadro, una producción local tiene que optar por un rango muy estrecho de opciones para que se distribuya y se exhiba su película. Este cuello de botella de la distribución, aunado con el oligopolio de la exhibición cinematográfica en México, hace que se tengan que buscar salidas en las empresas pequeñas, luchando por participar en festivales, y por salir pronto por las otras “ventanas” del cine: la televisión de paga, el VoD (Video on demand), las nuevas modalidades de repositorios en internet (streaming), como Netflix o Filmin Latino, etc.
El caso de la exhibición cinematográfica tradicional en México es de una mayor concentración en términos de que dos grandes empresas controlan casi todo el mercado: Cinemex y Cinépolis, que cubren el 95% de las salas en el país en conjunto. Tenemos, entonces, un enorme escollo en la distribución y exhibición cinematográficas en el país, para los productores mexicanos en general y para los tapatíos más en particular. En Guadalajara se hacen algunos esfuerzos por exhibir en salas locales. Como es de esperarse, el Cineforo de la Universidad de Guadalajara ha hecho algunos esfuerzos por darle cabida a los productos locales. Así, en 2012 presentó la “primera Muestra del Cine Jalisciense” que exhibió 15 largometrajes, cinco documentales y diez ficciones. Como suele suceder con los “eventos” de la Universidad de Guadalajara, esta muestra creció y se convirtió en “La gran Fiesta del Cine Mexicano”, que sin embargo continuó exhibiendo una gran proporción de filmes locales. Por ejemplo, en 2015 hubo 14 largometrajes jaliscienses (“Inicia la gran fiesta del cine mexicano”, 2015). En 2013 comenzó un grupo independiente la Muestra de Cine Independiente Xalisco (MIAX), que incluyó en la edición 2016 a 35 filmes de Jalisco (largos y cortos), de los cuales 11 son de mujeres (“Miax reune 35 creadores de cine jaliscienses”, 2016). Es muy positivo que existan estas ventanas para dar a conocer lo que se hace en el estado de Jalisco (que por la propia centralización, sabemos es principalmente del área metropolitana de Guadalajara). Pero estos festivales y muestras solamente permiten una o dos funciones para cada producto. Por eso, es muy importante que nuestros artistas y productores audiovisuales volteen la mirada a los caminos alternativos al tradicional de la sala de cine.
En los años ochenta, Emilio García Riera comentó en una entrevista periodística que la “era Lumiere” había terminado ya, cuando se estaba generalizando el uso del videocasete para ver películas. Es importante que quienes laboran en la industria audiovisual cambien un aspecto cultural, que le otorga la mayor importancia al consumo del “cine en el cine”, es decir en las salas de cine. Hoy en día los hábitos del público están cambiando y será cada vez más posible dejar de depender de las distribuidoras y salas de exhibición, altamente concentradas, para darle salida a los productos audiovisuales. Por ejemplo, hasta hace no mucho tiempo que la televisión era el medio en el que más consumían los mexicanos películas cinematográficas. En una encuesta que encargó hace unos años el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine, 2010), el 73% de los mexicanos que respondieron veían las películas en la televisión, por 63% que lo hacían en las salas de cine (por cierto, las respuestas no eran mutuamente excluyentes). Sin embargo, continúan cambiando los hábitos, especialmente entre quienes tienen acceso a Internet y especialmente los jóvenes, hacia el consumo de Netflix (Regeneración, 2016) y similares, donde ven ya casi indistintamente, largometrajes cinematográficos, series de televisión y otros géneros y formatos audiovisuales. Entonces, vemos que las últimas dos fases de la cadena de valor de la industria audiovisual sí son salvables y todo el aparato que hemos visto que se ha conformado en el área metropolitana de Guadalajara, en el aspecto de la producción, seguramente tiene vías de realización final entre públicos diferenciados, en las diversas pantallas.

Colofón

Consideramos muy importante fundamentar una política pública integral, que considere la posibilidad de la generación de las articulaciones o eslabonamientos pertinentes para que el clúster audiovisual llegue a existir. Cuando nos referimos a las industrias culturales, se trata de la conjunción de dos aspectos fundamentales de la vida humana: el desarrollo económico y el desarrollo cultural.  Guadalajara tiene ya elementos de sobra para comenzar a consolidar el “cluster” audiovisual y, quizás, más ampliamente, cultural. Con visión de emprendimiento (entrepeneurship, como le llamaba Joseph Schumpeter a lo que finalmente es capacidad de innovación), si se pone a trabajar orgánicamente el talento que, todos sabemos, existe en Guadalajara, acompañado y, quizás, en algún sentido “orquestado” por políticas públicas apropiadas, este distrito industrial audiovisual se llegará a consolidar.
Si tenemos en cuenta que la televisión actual –y futura– está cada vez menos limitada en el número de canales que pueden transmitirse, que por el desarrollo tecnológico cada vez son más las opciones a través de las nuevas modalidades de televisión (la gratuita y la de paga, la llamada generalista y las de especialidad), nos daremos cuenta de que hay cada vez más necesidad de programas: informativos, de entretenimiento, de “realidad”, de ficción, de intención masiva o enfocados sobre “nichos” particulares de población, etc. No olvidemos que el cine y la TV están cada vez más integrados en un mismo “espacio audiovisual”. Recordemos además que desde hace muchos años el cine se ha constituido en un “género cinematográfico importante”, al contarse entre los primeros lugares en términos de la oferta programática televisual (Sánchez Ruiz, 2000). En la televisión de paga, las películas ocupan el primer lugar en la oferta de programas. Además, a todo esto se suma la llamada “convergencia digital”, que se puede resumir actualmente en las posibilidades presentes y futuras de la Internet para transmitir simultáneamente imágenes, y sonidos, información, etc. Es decir, las necesidades de la “autopista de la información, de la educación y el entretenimiento” en términos de contenidos a ser vehiculados, son ya enormes.
Y estas necesidades se suelen satisfacer principalmente con importaciones. Es importante y urgente que se generen en nuestro país más polos de producción audiovisual, comenzando con aquellos que ya dieron algunos pasos al respecto, entre los cuales el clúster de la zona metropolitana de Guadalajara sería el más avanzado.

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Notas

1.- Generación de cadenas de insumos/servicios/aprovisionamientos.
2.- Hay muchas expresiones (aproximadamente) sinónimas, como distritos industriales, parques industriales, polos de desarrollo, “tecnopolos” o tecnópolis, redes de valor competitivas, sistemas complejos adaptativos, milieux innovateurs, agrupamientos industriales, productivos o competitivos, etcétera. Aquí no es nuestro deseo entrar en disputas teórico-ideológicas que a veces son banales, así que preferimos usar la conjunción, en lugar de una disyunción, a modo de “síntesis creativa” (Ver Sánchez-Ruiz, 1992).
3.- Aunque insistiremos posteriormente aquí, y lo hemos hecho en muchos otros lados, que los productos culturales (películas, programas televisivos, libros, revistas, discos, etcétera) no son ni pueden reducirse a “simplemente mercancías”, porque son también propuestas de sentido y suelen ser también mediaciones expresivas estéticas. Pero debemos aceptar también su carácter de mercaderías en la sociedad capitalista.
4.- Dado que hablamos de industrias culturales, desde otro punto de vista todo comenzaría con una idea, o con una inspiración, o con un proceso creativo. Pero, de nuevo, recordemos que aquí analizamos la dimensión económica.
5.- Por cierto, en el directorio de la página web de la Comisión Mexicana de Filmaciones, en la entrada sobre “publicaciones de la industria” (http://www.comefilm.gob.mx/ligas/publicaciones-de-la-industria/), la única publicación mexicana incluída es La Brújula. Directorio de Producción Audiovisual, de la ciudad de Guadalajara. Esto muestra el interés de grupos tapatíos por la industria y sus componentes. Este directorio, ya muy amplio y de gran utilidad, comenzó como un trabajo escolar en el ITESO.
Enrique E. Sánchez Ruiz Universidad de Guadalajara. Departamento de Estudios de la Comunicación Social, CUCSH.

 

Redes sociales y electores en Internet:

Hacia las campañas políticas de 2018

«La explosión en el uso de la tecnología y el Internet ha sido una constante en las sociedades modernas. Los medios tradicionales experimentan un cambio que tiene que ver con el auge de la tecnología, lo que han llevado a plantearse sus impactos en la comunicación política y electoral. En este ensayo se aborda la pérdida de identidad partidista que ha hecho que las campañas se centren en el candidato. Se revisan los hábitos de consumo de Internet de la sociedad mexicana para identificar su auge y ponderar su actual potencial, así como el uso electoral que se le ha dado a las redes sociales y se hacen algunos apuntes a manera de guía del uso de redes sociales de cara al proceso electoral de 2018.»

Foto: Guillermo Perea / Cuartoscuro.

Por  Eva María Suárez Tello

1. Introducción

Desde hace aproximadamente una década, la explosión en el uso de la tecnología y el Internet ha sido una constante en las sociedades modernas. Con el rápido acceso a las tecnologías de comunicación e información para el ciudadano ya no es suficiente con ser receptor de mensajes. Para el equipo de campaña ya no funciona solamente ser el emisor de un proceso lineal en estos nuevos entornos virtuales.

Más de cincuenta años después de su esplendor, los medios tradicionales experimentan un profundo cambio estructural que tiene que ver con el auge de la tecnología: el aumento en el uso de dispositivos móviles, la programación sin restricción de tiempo ni horario, la información transmitida y consumida en tiempo real, la crisis de la publicidad tradicional y los nuevos formatos de hacer televisión rápida e instantánea; han llevado a plantearse sus impactos en la comunicación política y electoral de cara al proceso de 2018.

En este ensayo se aborda en primer lugar la pérdida de identidad partidista que ha hecho que las campañas se centren en la persona más que en las ideologías y cuáles han sido las implicaciones de este viraje. En el segundo apartado se revisan los hábitos de consumo de Internet de la sociedad mexicana para identificar su auge y ponderar su actual potencial. Esto lleva a revisar el uso electoral que se le ha dado a las redes sociales, así como el escenario que se presenta en las mismas de cara al proceso electoral de 2018. Finalmente, se hacen algunos apuntes a manera de guía de uso de redes sociales para los ciudadanos que serán los electores del proceso por venir.

1. La pérdida de identidad partidista.

El fin de las ideologías, la crisis de identidad y la falta de sentido de vida; son características que definen en gran medida el malestar de la sociedad actual que se ve reflejado en el ánimo social. Si puede decirse que habrá un legado del sexenio de Enrique Peña Nieto, este será la total y absoluta falta de confianza de los ciudadanos en los partidos e instituciones políticas. La corrupción, el fraude, la mentira y la ineptitud que demostraron los personajes políticos en este periodo generaron un punto de inflexión hasta ahora nunca vistos. Tan solo el Foro Económico Mundial de la OCDE ubicó a México como la decimotercera nación más corrupta del mundo, siendo el crimen organizado el factor que lo lleva a este lugar (Altamirano, 3 de octubre de 2017). Por lo tanto, la necesidad de incorporar nuevos perfiles al escenario político es una demanda del votante actual que está desgastado por la decepción y la frustración.

Incluso ya desde el año 2010, el sociólogo francés Alain Touraine afirmaba que la sociedad ya no existe, que se ha desarticulado, se ha desvertebrado para referirse a las sociedades occidentales actuales; en un contexto general de la llamada posmodernidad.

En nuestro país, y a tenor de lo que estamos viendo, podríamos afirmar que se ha roto el contrato social (estado del bienestar fruto de la transición) que implicaba consensos básicos, derechos, deberes y garantías individuales y colectivas. Otros efectos de la desvertebración social aludida, podrían incluir la creciente debilidad de las identificaciones partidistas tradicionales, el cinismo político, que lo público pasa a ser privado y viceversa, la secularización, y la utilización de referentes excluyentes como forma de contienda política (Adell, 2015).

De acuerdo con una encuesta de preferencias electorales realizada por Buendía y Laredo Asociados en octubre de este año, el primer lugar de las preferencias lo ocupaba Morena, con el 22 por ciento; en segundo lugar el PAN, con 19 puntos; en tercero el PRI con un 16 y, muy por debajo, el PRD y Movimiento Ciudadano con cinco cada uno (José Cárdenas informa, 10 de octubre de 2017). Este hecho, aunado a los más de 30 candidatos independientes registrados hasta el momento y las 170 mil personas que reunió el evento musical Estamos Unidos Mexicanos, no son más que la muestra de que el ciudadano mexicano está ávido de propuestas diferentes y con un rostro civil cada vez más alejado de los políticos y partidos tradicionales.

Este ánimo por la renovación de líderes políticos es la muestra de que algo está cambiando: “Las nuevas tecnologías han acelerado el cambio de valores, de expectativas y de futuro de la sociedad y especialmente de la juventud. Y las instituciones van detrás… de los tiempos, ancladas como poco en el siglo pasado” (Adell, 2015). Hoy, la sociedad está ávida de nuevos liderazgos, “pero no solo hay que quedarse con el liderazgo ético, sino que resulta necesario que dicho liderazgo sea al mismo tiempo estético tanto en las formas como en el fondo” (Molina, 2017).

Bajo este escenario, el proceso electoral de 2018 planteará nuevos retos para todos los actores que participarán en este. Para Joan Costa Bonino, consultor político internacional, las campañas que hagan énfasis en los partidos no tienen cabida en este momento en México. Más que nunca, considera que el triunfo de 2018 dependerá de las campañas. Reconoce que la gente ya no quiere que la encasillen en modelos políticos extremos y presta atención a lo que otros espacios, más orientados al centro, puedan ofrecer: “Lo que es importante saber es que cada candidato puede tener una campaña ganadora si parte de quien verdaderamente es, de un estudio serio de sus circunstancias políticas y sociales y si produce una estrategia poderosa. La imitación en las campañas raramente produce los efectos deseados” (Costa, 2017).

Sin embargo, las campañas también tendrán que enfrentarse a nuevos retos. La irrupción y protagonismo que ha tomado Internet como escenario virtual de la lucha política, cambiará las reglas del juego de las campañas de las próximas elecciones. Aunque como establece Molina (2017), la lucha por el voto no se gana exclusivamente en las redes sociales o en la calle, sino que también la imagen del líder juega un papel relevante a la hora de obtener el respaldo de la mayoría de la ciudadanía. Pero cabe preguntarse, ¿cuánta penetración tiene en realidad Internet en nuestra sociedad mexicana? Y ¿qué estamos haciendo los ciudadanos en la red?

2. Hábitos de consumo de Internet en la sociedad mexicana.

El uso de Internet ha mostrado un incremento explosivo en los últimos diez años. De acuerdo con los datos del 13º estudio sobre los hábitos de los usuarios de Internet en México realizado por la Asociación de Internet de México, en el país existen 70 millones de internautas, lo que quiere decir que alrededor de un 63% de la población mexicana a partir de los 6 años usa la red, siendo el 51% de usuarios del género femenino.
Según datos de INEGI (2017) cabe destacar que el 68.5% de los cibernautas mexicanos tienen menos de 35 años, por lo que hablamos de una mayoría de usuarios jóvenes. En materia de conectividad, el 47% de los hogares del país tiene conexión a Internet y su uso está asociado al nivel de estudios; entre más estudios mayor uso de la red. Además, se confirma que el uso de las tecnologías de la información es predominantemente un fenómeno urbano.

Un dato interesante para los fines de las campañas políticas es que Internet se utiliza principalmente como medio de comunicación (88.9%), para la obtención de información en general (84.5%) y para el consumo de contenidos audiovisuales (81.9%).
En cuanto a dispositivos, los usuarios de teléfono celular representan el 73.6% por ciento de la población de seis años o más, y tres de cada cuatro usuarios cuentan con un teléfono inteligente. Respecto de las computadoras, el 45.6% cuenta con una, y para la señal de paga, la proporción alcanza el 52.1% (INEGI, 2017).

Los datos de la Asociación de Internet en México (2017) señalan que las horas de mayor actividad en la red son las horas de la comida y al final del día y el 52% de los internautas permanecen conectados durante las 24 horas. Para los internautas mexicanos, la conexión se da con mayor frecuencia en el hogar según los Hábitos de Usuarios en México, aunque también en otros lugares mediante el uso de dispositivos móviles. Los cibercafés no están recibiendo mucha población, ya que los planes de datos tienen un gran favoritismo.

Cabe destacar, para los fines que aquí nos ocupan, que en este momento las redes sociales acaparan la mayor actividad online, mientras el sistema de correo electrónico y la búsqueda de información también ganan buen territorio. En el campo de la democracia, la política y los procesos electorales en México, 6 de cada 10 entrevistados afirma que el Internet es un excelente medio de integración y casi 6 de cada 10 entrevistados, consideran que Internet los acerca a los procesos democráticos en México. La primera fuente de búsqueda de información relacionada con el ámbito político son las redes sociales con un 92% de recurrencia, seguidas de los sitios de noticias (79%), los buscadores (74%) y en menor medida los videos, blogs, foros y la publicidad en línea.

Un elemento fundamental en las campañas electorales es el mensaje. Al respecto, la principal información que los internautas buscan en la red en materia política son las propuestas de campaña con un 85%, seguidas por los actores políticos, líderes de opinión y analistas con un 77%. En congruencia con las problemáticas abordadas en el apartado anterior, las búsquedas también se han centrado en los casos de corrupción, la búsqueda de transparencia, los logros y errores en las campañas y en último lugar, los partidos políticos.

Con este panorama, puede verse que la lucha electoral en Internet tendrá que centrarse en las propuestas de campaña y en la búsqueda de la mejor manera de comunicarlas vía las redes sociales.

3. El uso electoral de las plataformas de Internet.

La llegada de las redes sociales como plataformas de Internet, ha marcado la llamada “etapa postmoderna de la comunicación política” (Norris en Puentes, Rúas y Dapena, 2017). Estas plataformas renuevan el proceso tradicional de la comunicación y los partidos y actores políticos pierden el control sobre los canales comunicativos, tradicionalmente representados por los medios masivos, gracias a que necesitan pocos recursos para funcionar en el entorno online. Sin embargo, también prevalece la idea de que Internet reproduce las actuales relaciones de poder y refuerza la política y las tácticas electorales tradicionales de las campañas (Puentes, Rúas y Dapena, 2017).

El acelerado crecimiento de usuarios de Internet, así como la dificultad de alcance a poblaciones cada vez menos localizadas geográfica y temporalmente obliga a buscar nuevos canales de comunicación, por lo que los mensajes han tenido que ir adaptándose a esta nueva distribución de plataformas y canales.

Una de las características fundamentales de estas plataformas es la posibilidad de refinamiento en la segmentación de los públicos, denominada como perfilado. El perfilado “es una forma de control indirecto de los individuos sobre la base de la explotación de informaciones obtenidas sobre ellos. En la actualidad el perfil de los individuos y la segmentación de éstos se realizan a partir del creciente número de informaciones extraídas de nuestros comportamientos y de nuestros desplazamientos” (Mattelart y Vitalis, 2015, p.13). Por medio de las cookies, la participación voluntaria, la información que se brinda a las redes sociales, los hábitos de navegación, las conexiones a redes WiFi gratuitas y muchos más datos que se van dejando en la navegación diaria, el perfilado generalmente se realiza sin que el individuo se entere.

Estas prácticas se vuelven cada vez más globales debido a dos razones principales: la racionalidad de mercado que ofrece cada vez más productos y servicios para un mercado súper especializado y la necesidad de los países por contar con más y mejores estrategias de seguridad nacional. “A través de aquellas vías, los gobiernos podrán a voluntad, ejercer su acción de tutela o hacer sentir su mano severa, a distancia, cinco veces más alejadas que hoy en un plazo idéntico” (Mattelart y Vitalis, 2015, p.53).

“El comercio al por mayor de datos personales realizado por empresas privadas se ha convertido en una mina de oro y no cesan de multiplicarse los compradores. Este nuevo recurso incluso ha transformado la manera de planificar una campaña electoral” (Mattelart y Vitalis, 2015, p.159). Aunado a estos objetivos de mercado y de seguridad se encuentra la necesidad de alcanzar a los individuos mediante la persuasión política ya no solo en época electoral, sino como estrategia de comunicación gubernamental. Actualmente “los elementos protagónicos de la vida política pasaron a ser el poder de los votos y la seducción, relegando a un segundo plano la fuerza de la razón (Rubio, 2007). Estamos ante lo que el filósofo escocés MacIntyre denominó como emotivismo, “la convicción de que las diferentes elecciones morales carecen de todo fundamento que no sea algún tipo de emoción. Ello determina la imposibilidad de dar razón de dichas elecciones, por cuanto éstas –careciendo de fundamento racional– serían, de hecho, injustificables por arbitrarias (Rubio, 2007).

La proliferación de información cargada de nota roja, sensacionalismo y amarillismo en las redes sociales incluso de los medios de comunicación con mayor credibilidad nos lleva a analizar que la información tiende a actuar de manera predominante sobre los sentimientos básicos y en función de estos parámetros se orienta a producir una reacción de adhesión o rechazo de diferente intensidad. Así, “la comunicación deberá ir dirigida a incidir en el sistema de creencias. De ahí que la mejor comunicación es aquella que repercute directamente sobre estas creencias, apela a lo más íntimo de las personas, les hace identificarse con una marca o una persona” (Rubio, 2007).

Las redes sociales son el principal escenario de representación emocional: memes que explotan el humor negro, fotos de lo grotesco y lo sexual, noticias cargadas de violencia, historias personales ciertas o no que sirven para hacer creíble cualquier acontecimiento y el seguimiento telenovelesco a casos concretos que explotan la sensibilidad de la audiencia. Así, lo que hoy en día funciona es dirigirse a los nuevos receptores: “el homo videns: sin abandonar las ideas, que serán la base de cualquier planteamiento político, la comunicación debe dirigirse al hombre sentimental, con escasa capacidad de abstracción, y guiado por impresiones, percepciones más que por reflexiones” (Rubio, 2007).

En su conferencia Vieja y nueva comunicación política, Íñigo Errejón establece que “tenemos que reconocer que toda práctica política es una práctica que traduce y, al traducir, tiene siempre que fabricar explicaciones simplicadas de lo existente, y que esas explicaciones simplicadas son las que son capaces de producir reequilibrios en las posiciones que la gente adopta sobre los problemas” (Adell, 2015). En este sentido es que los especialistas de comunicación política hoy tienen que integrar las nuevas tecnologías en el discurso político y traducirlas para que funcionen tanto en la comunicación verbal como no verbal de los candidatos y actores políticos.

Es en este sentido que se habla de Neotelling como la forma de “crear de manera diferente, contar de forma distinta y ver en lo nuevo una oportunidad de crecimiento. Las nuevas tecnologías tienen que contribuir a clarificar el mensaje expresado y no es algo que debamos usar como moda pasajera o sentimiento cool” (Martín, 2017).

Así, cada una de las plataformas cuenta con diferentes objetivos, mecanismos y lenguaje. De acuerdo con el estudio de Hábitos de Usuarios en México 2017 de la Asociación de Internet de México, Facebook se mantiene como la principal red social en México, seguida por Whatsapp, YouTube y Twitter. Aunque han mostrado también gran crecimiento Instagram, LinkedIn y Snapchat, debido también al incremento en el uso de redes sociales respecto a 2016. Cada usuario en México posee en promedio 5 redes sociales y solamente un 1% de usuarios no se encuentra inscrito en ninguna. Redes sociales como Snapchat, Instagram o Waze han nacido por el constante uso de los smartphone, es decir, surgieron como redes sociales pensadas para teléfonos móviles. Mientras tanto, las PC y las laptop son usadas más que nada para redes como Slideshare, LinkedIn o Flickr, ya que así se facilita la interacción con los contenidos.

Posibles usos político-electorales de las redes sociales

A continuación se acotan algunas características para el ámbito político y electoral de las principales redes sociales:

  • Las redes sociales, como Facebook, se están convirtiendo cada vez más en plataformas de politización que sirven para transmitir mensajes sin límite de extensión, acompañados por gráficos, videos, links y demás elementos interactivos que posibilitan la interacción con el usuario de una manera fácil y directa. Así, con la posibilidad de tener una página pública sin restricción de seguidores, ha provocado que esta red sea un elemento esencial en la estrategia de las campañas políticas. En su mayoría estas páginas son administradas por community managers que se encargan del pautado o programación de los contenidos a publicar, así como en su mayoría, de responder los mensajes e interactuar con el receptor. Constituye una oportunidad para la reconfiguración de la interacción social gracias a intercambios dinámicos con el receptor que ahora pasa a tener un papel mucho más activo al alcance de un clic. “Diversos estudios sobre el uso de Facebook durante las campañas confirman que esta red social fomenta la participación política incluso un estudio realizado en 16 países europeos confirmaba una relación positiva entre la participación digital y la participación tradicional” (Puentes, Rúas y Dapena, 2017).

  • Las nuevas generaciones han encontrado en YouTube, junto con Instagram, su forma favorita de entretenimiento. En gran medida, han sustituido la televisión en su formato tradicional por esta nueva plataforma. “De hecho, un estudio realizado por Google apunta que el número de reproducciones ha superado a la audiencia de la televisión por cable en Estados Unidos” (Gutiérrez-Rubí, 2016). Quizá el principal motivo de este cambio haya sido el aumento del uso del teléfono móvil y el uso de las tabletas para disfrutar de los contenidos de YouTube sin restricción de horario ni ubicación. “Por si fuera poco, estos datos reflejan que los visitantes se multiplican por tres, año tras año. Algo que también lo hace es el tiempo de reproducción de vídeo, creciendo un 60 % desde el año pasado” (Gutiérrez-Rubí, 2016). Hoy, cualquiera puede transmitir contenidos de YouTube y tener
    su propio canal, pero la categoría de influencers se da por el número de suscriptores que se tengan a los contenidos que se producen. Muchos de estos YouTubers que han llegado a ser influencers generan mucho más audiencia que los programas y series de televisión más populares: “el debut de la última temporada de Game of Thrones tuvo una audiencia de 8 millones de espectadores, sólo en la última semana, Rubius obtuvo una audiencia agregada de casi 25 millones de visualizaciones… en 4 vídeos” (Gutiérrez-Rubí, 2016).

  • Twitter cuenta con la presencia de usuarios más politizados y predominantemente consumidores de información que hacen de esta red social una caja de resonancia de gran influencia para reaccionar a los hechos coyunturales e impulsar los temas ciudadanos o de la agenda pública. Vega y Merino (2011) señalan como usos estratégicos de Twitter: la reacción a una política pública, como medio de expresión colectiva de un descontento, como medio de publicación de información ausente de la discusión pública y/o de los medios de comunicación tradicionales, como espacio de movilización ciudadana para impulsar una agenda, y como instrumento de agregación de preferencias en torno a una política pública. Ante las eventualidades de hechos recientes como los sismos, que requieren movilización y organización ciudadana, Twitter se ha mostrado como un medio de expresión, solidaridad y organización social y como un medio útil para revelar temas que no aparecen en los medios tradicionales.

  • Instagram se ha convertido en la plataforma digital favorita de las nuevas generaciones. El predominio de la imagen sobre el texto y la posibilidad de interacción y conformación de grupos la ha hecho muy popular. Los usuarios de esta red tratan de mostrar lo mejor de sí mismos por medio de fotos, videos y efímeras historias, lo que la ha convertido en la tercera red social con mayor número de usuarios en el mundo. Sin embargo, la plataforma aún es poco utilizada por los personajes y para fines políticos, que no han sabido distinguir muy bien su diferencia con las demás redes sociales replicando muchas veces únicamente los contenidos de Facebook. Asimismo, esta red se ha convertido en el medio fundamental para la promoción de productos y servicios que distribuyen sus estratégicos influencers. Sin embargo, al seguir a personajes políticos, lo que se encuentra es la reproducción de información y eventos oficiales que poco o nulo interés causan en los seguidores. Imágenes demagógicas, poco auténticas, carentes de originalidad e incluso comunicados de prensa son los contenidos favoritos de los personajes políticos y de las campañas en esta red. Puede decirse que aún falta mucho desarrollo en esta área para que la comunicación política pueda aprovechar el potencial que tiene esta red, cuyo uso va en aumento considerable primordialmente entre los más jóvenes.

Bajo este escenario, puede decirse que “Las redes sociales basadas en Internet han dejado claro que ya no existe una total concentración del conocimiento en unas pocas manos, como sucedía en el pasado” (Vega y Merino, 2011, p.21). Pero independientemente de su potencial y capacidad de aprovechamiento de la interacción, las redes también facilitan la segmentación de públicos, mensajes y publicidad, gracias a las posibilidades de segmentación geográfica, por edades, nivel educativo, estatus socioeconómico e intereses personales que ofrecen estas herramienta a sus anunciantes, lo cual sin duda será aprovechado en las próximas campañas electorales mucho más que en el pasado. Debido a este auge, uso y seguramente abuso, se presenta al lector una guía de comunicación política para seguir en las redes el proceso electoral de 2018 de una manera más eficiente y provechosa para el ciudadano.

4. Guía de comunicación política para los electores.

Sin duda el uso político y electoral que se le dará a las redes sociales durante la contienda de 2018, resultará más provechoso que perjudicial para la cultura política mexicana. Internet y los dispositivos móviles ofrecen la posibilidad tecnológica de ampliar el debate entre los ciudadanos y los actores políticos sin límites de espacio o de tiempo obedeciendo a la tendencia contemporánea que privilegia la instantaneidad. “Internet y la telefonía móvil rompen los esquemas de la comunicación política vertical, y por eso dan pánico a los Gobiernos y suscitan la desconfianza de partidos, aunque estos últimos intenten, ahora, hacer llegar sus mensajes a través de esta herramienta e incluso se baraje la posibilidad de votar a través de Internet” (Vinuesa, 2007).

Los ciudadanos debemos aprovechar que estos recursos permiten reaccionar y actuar de manera rápida, lo cual era difícil mediante los medios tradicionales. “La comunicación es, pues, no sólo más rápida sino más directa con lo que la efectividad es mayor” (Vinuesa, 2007).
Sin embargo, la gran cantidad de información y su poder de ubicuidad hacen también cada vez más difícil consumirla de manera racional y sin atragantarse. La propuesta para el elector es la alfabetización digital y el consumo eficaz de la información.

La alfabetización digital consiste en desarrollar la habilidad para localizar, organizar, entender, evaluar y analizar la información que circula en la red. Esto implica identificar los lenguajes y estructura que conforman la diversidad de materiales que pueden encontrarse en la red, además de conocer los dispositivos para su procesamiento. En cuanto al consumo eficaz de la información el reto estriba en formarse el criterio para valorar la información que se consume hasta hacer de sí mismo un receptor crítico y un emisor responsable en el marco de la comunicación política y electoral.

“El ciudadano actual demanda participación y un sentido de comunidad con sus líderes políticos. Los partidos políticos necesitan conectar con la ciudadanía. Estamos en un nuevo momento político, Alejandro Llano lo denomina ‘la nueva sensibilidad’, que da lugar a una participación más intensa de los ciudadanos y que exige de los políticos un nuevo diálogo aprovechando nuevos canales de comunicación” (Rubio, 2007).

Los candidatos y partidos políticos deberán abrirse y capacitarse en materia de manejo de redes sociales no solo con el uso, sino a partir de su participación de manera activa en ellas ofreciendo al ciudadano receptor una forma concreta y eficaz de interactuar en la campaña, ofreciendo contenidos que le permitan al ciudadano consumir información de manera responsable, evaluar su mensaje y eventualmente contribuir a la difusión del mensaje en sus propias redes sociales; lo cual haría finalmente redondo el proceso de la comunicación. “Los nuevos agentes de la comunicación no son exclusivamente el reducido número de representantes oficiales, sino que son el creciente número de influentials que distribuyen el mensaje por distintos medios, conservando siempre la cercanía y la confianza del receptor” (Rubio, 2007).

La palabra clave para el elector de 2018 es participación. Hay muchas formas distintas de concebir a las redes sociales para efectos políticos, pero lo más importante en ellas es el entorno interactivo que posibilitan. El ciudadano hoy no debe centrase en ser consumidor, sino pensar la red como un espacio para también hacer política y ciudadanía concibiendo como posible el modificar el entorno político de acuerdo a los mensajes de ida y vuelta que se van produciendo. “Más bien hemos propuesto la necesidad de pensar las comunidades virtuales como una ‘nueva modalidad del actuar comunicativo, en grado de potenciar y tal vez hacer más abierto y democrático el sistema de las relaciones comunitarias, sociales e institucionales, dentro de las cuales cada uno de nosotros está inserto. O dicho de otra forma, no podemos pensar las comunidades virtuales como algo separado de las otras formas de comunicación e interacción que empleamos cotidianamente” (Portillo y Cornejo, 2012, p.81).

Consideraciones finales

Desde el proceso electoral de hace 6 años, ya se veía que la comunicación política avanza hacia un proceso de personalización e individualización de los procesos electorales, donde lo más importante ya no son los partidos ni las plataformas, sino el perfil personal del candidato. Autores como Bennet (2012) consideran esto como un reflejo de la individualización, fragmentación social y disminución de lealtad partidista. “Un proceso en el que cobra un protagonismo cada vez mayor el líder o candidato de las diferentes formaciones políticas en detrimento del partido, entendido éste como estructura grupal de afinidad ideológica, que actúa en una misma dirección y de un mismo modo, independientemente de los nombres concretos (las caras) que encabecen una candidatura” (Puentes, Rúas y Dapena, 2017).

Al margen de las interrogantes y dudas que aún plantea el uso de las redes sociales con objetivos electorales, lo que está ya claro es que Internet y los dispositivos móviles ganan terreno como fuentes de información, de acción, de protesta, de movilización, de organización y de interacción entre los ciudadanos, lo cual modificará sin duda la forma de hacer política de ahora en adelante.

Con todas estas ventajas al alcance, solo cabe preguntarse por la accesibilidad. Todavía hay un porcentaje no menor de población que no tiene acceso a estas tecnologías ¿cómo llegará la comunicación política a impactar en estos votantes bajo esta nueva lógica tecnológica? Resulta indispensable ir eliminando las barreras que pueden estar obstaculizando el acceso universal a Internet para hacer posible para todos una nueva forma de participación directa del ciudadano, virtual e interactiva.

 

Referencias

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  • Altamirano, C. (3 de octubre de 2016). “México es el país más corrupto de la OCDE; Venezuela el peor de Latinoamérica” El País. Recuperado de: https://elpais.com/internacional/2016/10/03/mexico/1475517627_935822.html
  • Asociación de Internet de México. “13 estudio sobre los hábitos de los usuarios de Internet en México 2017”. Recuperado de: https://www.asociaciondeinternet.mx/es/component/remository/Habitos-de-Internet/13-Estudio-sobre-los-Habitos-de-los-Usuarios-de-Internet-en-Mexico-2017/lang,es-es/?Itemid=
  • Costa Bonino, L. (Octubre, 2017) “Cualquiera podría ganar en 2018” Campaigns and elections. Recuperado de: https://www.campaignsandelectionsla.com/single-post/LUIS-COSTA-BONINO
  • Gutiérrez-Rubí, A. (10 de julio de 2016) “Nueva TV: ¿nueva comunicación política?” Blog personal publicado en: Reforma.com
  • INEGI. (15 de mayo de 2017) “Estadísticas a propósito del día mundial de internet”. Recuperado de: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2017/internet2017_Nal.pdf
  • José Cárdenas informa. (10 de Octubre de 2017). “Renuncia de Margarita no movió intención de voto presidencial: Buendía y Laredo (Entrevista)”. Recuperado de: https://josecardenas.com/2017/10/renuncia-margarita-no-movio-intencion-voto-presidencial-buendia-laredo-entrevista/?utm_source=Josecardenas.com&utm_campaign=889f4a0f04-RSS_EMAIL_CAMPAIGN&utm_medium=email&utm_term=0_95f8581904-889f4a0f04-259143429&mc_cid=889f4a0f04&mc_eid=3b2127b3c8
  • Martín López, R. (Abril de 2016). “Neotelling: oratoria con nuevas tecnologías” Campaign and Elections. Recuperado de: https://www.campaignsandelectionsla.com/single-post/2017/04/16/NEOTELLING-ORATORIA-CON-NUEVAS-TECNOLOGI%CC%81AS
  • Mattelart, Armand y Vitalis, André. (2015). De Orwell al cibercontrol. Barcelona: Gedisa
  • Molina Picazo, M.A. (Mayo de 2017). “La ética y la estética, cualidades a recuperar por los nuevos líderes políticos” Campaigns and elections. Recuperado de: https://www.campaignsandelectionsla.com/single-post/2017/05/31/La-%C3%A9tica-y-la-est%C3%A9tica-cualidades-a-recuperar-por-los-nuevos-l%C3%ADderes-pol%C3%ADticos
  • Portillo, Maricela y Cornejo, Inés. (coords.) (2012). ¿Comunicación posmasiva? Revisando los entramados comunicacionales y los paradigmas teóricos para comprenderlos. México: Universidad Iberoamericana.
  • Puentes Rivera, I.; Rúas Araujo, J. y Dapena González, B. (2017) “Candidatos en Facebook: del texto a la imagen. Análisis de actividad y atención visual” Dígitos. Revista de comunicación digital. Vol. 1, Núm. 3 (2017).
  • Rubio Núñez, R. (Julio-septiembre 2007). “La nueva comunicación política: lenguaje, blogs, videoblogs y comunidades sociales”. Cuadernos de pensamiento político.
  • Vega, Ana Francisca y Merino, José (2011). Ciudadanos.mx. Twitter y el cambio político en México. México: De Bolsillo
  • Vinuesa, M.L. (2007) “Comunicación Política y Nuevas Tecnologías: La Comunicación Política del Siglo XXI” Revista Razón y Palabra. Número 55.

 

Eva María Suárez Tello es Licenciada en comunicación (Ibero Puebla), maestra en Ciencias Políticas (BUAP) y doctora en Pedagogía (UPAEP). Docente de teorías de comunicación, lectura y redacción universitaria, métodos de investigación y asesora de tesis en diferentes universidades privadas de Puebla. Actualmente dirige la campaña de comunicación en redes sociales de un precandidato a la alcaldía de uno de los municipios conurbados del estado de Puebla.

 

El periodismo después del periodismo

¿Y si ya no es periódico ni digital?

«El periodismo que nació episódico y fragmentario, ahora se vuelve un continuum informativo en donde los tiempos cortos conviven con los largos. Es pasar de la lógica de la publicación periódica (el periódico, el noticiario) hacia plataformas informativas que conjuguen lo permanente con lo inmediato.»

FOTO: MARÍA JOSÉ MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Por Jorge Tirzo

El periodismo ha cambiado, y mucho. Su nombre aludía a la periodicidad con la que era publicado (el diario, el semanario), porque esos eran los ciclos del periodismo industrial propios de la galaxia Gutenberg. La era digital (esa galaxia Internet) nos ha cambiado los ritmos. Por un lado, herramientas y flujos en tiempo real hacen necesario un periodismo en vivo. Ya no periódico, sino cuando ocurra, mientras ocurra, después de que ocurra. Siempre. Lo periódico se vuelve inmediato. Por el otro lado, los tiempos largos y la posibilidad de construir plataformas informativas permiten hacer coberturas y proyectos de largo (larguísimo) aliento: crónicas y reportajes multimedia, plataformas periodísticas, redes de información, bases de datos interactivos. Lo periódico se vuelve permanente. El periodismo que nació episódico y fragmentario, ahora se vuelve un continuum informativo en donde los tiempos cortos conviven con los largos. Es pasar de la lógica de la publicación periódica (el periódico, el noticiario) hacia plataformas informativas que conjuguen lo permanente con lo inmediato.
No se trata sólo de cambiarle el nombre a una actividad humana que sigue teniendo principios fundamentales inamovibles (la verificación de datos, el fair play, la responsabilidad con las fuentes, la libertad de expresión, etcétera), es más bien un ejercicio de reflexión sobre las dinámicas comunicativas que el periodismo necesita desarrollar para sus nuevos lectores y productores. Pensar un periodismo más allá de lo periódico es una oportunidad para concebir la información de una manera más acorde a los nuevos flujos sociales e informativos. Basta con asomarse a Facebook para mirar cómo se construyen las experiencias comunicativas del siglo XXI: No es una publicación fija y periódica, como en su tiempo fueron las revistas, los anuarios o los álbumes de fotos; tampoco es ordenada por editores, ni los colaboradores son fijos. Se trata de una plataforma de contenidos, basada en relaciones, interactiva, donde los productores son a la vez consumidores. Un flujo incesante de socializaciones llenas de sentido. Si el periodismo se queda fijo y periódico, dejará de ser significativo para los ciberusuarios. El periodismo después del periodismo debe entender la nueva dinámica comunicativa y apropiársela no sólo en la distribución de contenidos, sino también en la planeación, investigación, realización y retroalimentación de los mismos.

Cuando el periodismo era periódico y de periódicos

En español, nuestro oficio recibe el nombre de los ciclos de producción informativa. Un periodista es aquel que elabora información periódicamente, es decir, bajo ritmos fijos habituales de la profesión. La palabra “periodismo” data de mediados del siglo XVIII y, a diferencia de otros idiomas, en el español se impone sobre el término “diarismo” (López de Zuazo, 1995). En la mayoría de las lenguas el nombre del oficio no alude a la periodicidad de forma genérica, sino que hace énfasis específicamente al ciclo diario. Así es como el journalism, en inglés, es un oficio que designa al “diarista”, al que publica información cada jornada. Lo mismo pasa en un buen número de idiomas, como lo prueban los vocablos journalisme, en francés, jornalismo, en portugués, giornalismo, en italiano, journalismus, en alemán, zhurnalistika, en ruso, etcétera. De cualquier forma, todos estos vocablos aluden al ciclo de producción y no al contenido de lo producido.
Si nos ponemos exigentes, una buena cantidad de oficios también son periódicos y no son llamados “periodismos”. Los docentes (“los que enseñan”) suelen trabajar dando clases periódicamente, muchos incluso de forma diaria. Los cocineros (“los que cocinan”) habitualmente producen diariamente, e incluso tienen varios menús que preparar cada jornada. De una u otra forma, muchos oficios tienen ciclos reiterados que no les dan nombre porque tal periodicidad no es fundamental para su labor. Los docentes pueden enseñar en ritmos muy disímiles y los cocineros pueden hacerlo de forma habitual o no. Los periodistas solíamos estar regidos por la periodicidad de una forma tan fuerte que ameritó que el oficio tomara ese nombre. Actualmente, la lógica comunicativa de la información se diversificó tanto que el periodismo ya no es necesariamente periódico. Es más, muchas veces el mejor periodismo es justamente el que no es periódico ni estuvo en el periódico.

El fin de los deadlines y los límites de caracteres

Los límites físicos de los medios tradicionales condicionaban la forma del periodismo de forma altamente restrictiva. Los textos debían tener cierto número de caracteres (o minutos en el caso de la radio y la TV) y debían entregarse a cierta hora del día para que se procesaran para ser publicados. Si había errores o información emergente, no había forma de incorporarla después (a lo mucho en una fe de erratas). El periódico, o el noticiario, se escribía todos los días como un producto nuevo. El contenido periodístico estaba subordinado a la forma de operar de los medios. Pero, ¿qué posibilidades se abren cuando se puede publicar de inmediato, sin límite de espacio y con la facilidad de corregir o actualizar con nueva información?
El periodismo tradicional no suele hacer todavía mucho uso de tales características propias de la red. Los periódicos digitales siguen teniendo deadlines de publicación, muchas veces subordinados a las ediciones impresas. Si una nota informativa se publica con errores en el online, lo más probable es que se quede así por el resto de los tiempos en vez de corregirlo. Si después de publicar una nota hay más información, lo más frecuente es que se publique una nueva nota, dejando la otra también en línea, con información incompleta o inexacta. Si se publica un error, la inercia del modelo tradicional lleva a que se cometan absurdos como borrar la nota online (lo que suele venir de críticas acompañadas de capturas de pantalla donde el error sigue evidente). Ese tipo de errores eran aceptables bajo el supuesto de que la edición matutina de un periódico sólo se publicaría una vez en la vida y luego ya no se podría añadir o quitar nada. El lenguaje digital permite perfectamente esos cambios. No hay excusas para dejar errores publicados en el periodismo digital.
Los primeros cambios en el contenido periodístico, debido a la libertad de la forma, ya se están viendo. En buena medida (aunque no la única), el llamado “boom de la crónica latinoamericana” es posible gracias a que ya no es problema la proliferación de textos extensos. Hasta hace pocos años, los géneros extensos como la crónica y el reportaje, sufrían una crisis de exposición debido a que los periódicos no les daban espacio o lo hacían de una forma muy esporádica. La televisión lo hace aún más evidente, pues rara vez publica videos periodísticos extensos, sino que se enfoca a notas breves descontextualizadas. En cambio, la proliferación de revistas, blogs, sitios web y otros medios digitales dedicados a la crónica le ha abierto un renovado espacio a este género. Ejemplo de ello son medios como Radio Ambulante, Revista Anfibia, ProDaVinci, Replicante, etcétera. Sus textos suelen ser muy extensos, dando a los autores la posibilidad de explayarse en análisis, historias y explicaciones complejas.
Los ebooks periodísticos de la editorial eCícero son el ejemplo extremo. Los textos narrativos periodísticos son pocas veces imprimidos por editoriales tradicionales, pues son muy extensos, difíciles de producir y tienen pocos lectores. Los bajos costes de producción y distribución que tienen los libros electrónicos permiten fácilmente publicar este tipo de investigaciones al precio de un café. Aunque también hay aspectos sociopolíticos que han influido en este boom, es innegable que la libertad de espacio es un factor que ha jugado a su favor. Ahora podemos hacer periodismo desde los 140 caracteres, hasta los 140 millones, si es necesario.
Yendo más allá, los usos extremos del lenguaje digital (como la Wikipedia, el difunto Google Wave o hasta el popular Dropbox) apuntan a procesos dinámicos y complejos de lectoescritura colaborativa. Ni siquiera son una posibilidad lejana, sino una realidad empírica que muchos grupos sociales ya están ocupando de forma orgánica. Empresas completas usan herramientas para compartir documentos, como Dropbox o Google Drive, para evitar la duplicidad de un archivo. Por ejemplo, se puede elaborar una hoja de cálculo con los ingresos y egresos de una empresa. En vez de enviar una versión distinta cada día, se puede actualizar un sólo archivo en la nube con los datos de cada nuevo día; todo esto desde distintos lugares, por distintas personas y en diferentes dispositivos.
¿Y eso cómo puede servirle al periodismo? Hagamos un ejercicio de imaginación y pensemos en una nota informativa escrita en tiempo real de forma colaborativa en una herramienta similar a Google Docs. Desde su teléfono, un reportero en el lugar de los hechos podría iniciar la redacción, añadir fotos, video, audio; mientras tanto, un editor en la redacción puede añadir contexto, vincular a piezas relacionadas, verificar datos, corregirlas, etcétera. Los lectores podrían participar añadiendo comentarios, opiniones, informaciones complementarias, desmentidos, etcétera. Si surgiera un dato inexacto, simplemente bastaría con corregirlo por uno más certero. A medida que el tema evoluciona, los diferentes sucesos podrían ser incorpo-
rados dentro de la misma página, o hipervinculados si ameritan una discusión distinta. Un periodismo más parecido, en la forma, a la Wikipedia que a las páginas de un periódico. Las posibilidades técnicas ya permiten la elaboración de periodismo participativo más allá de la lógica de los deadlines y el límite de caracteres. Falta que las prácticas de producción aprovechen esas potencialidades para generar un cambio en la forma que lleve a un mejor contenido.

Cuando el “inmediatismo”  se vuelve “permanentismo”

Lo que llamo “inmediatismo” se trata probablemente del periodismo digital más evidente y popular actualmente. Su ejem-plo más directo es la simbiosis que ha tenido Twitter con los medios informativos. Incluso es la dinámica que más detractores y más prejuicios ha generado. Muchos periodistas y críticos de los medios identifican el periodismo digital casi exclusivamente con el periodismo de “minuto por minuto”, la cobertura en vivo y los 140 caracteres. Las críticas principales van encaminadas a decir que la presión, la necesidad de rapidez y los pocos caracteres para expresarse están permeando la calidad del periodismo.
Lo que muchas veces se olvida es que el periodismo en breve y en tiempo real no es nada nuevo. La radio lo ha hecho desde sus inicios, la televisión hace despliegues gigantescos de coberturas en vivo de forma cotidiana, y los periódicos se han aprovechado de ello desde el telegrama, pasando por el telex y los cables de agencias. Si se puede hacer periodismo en tiempo real digno en radio, también es posible en Periscope. Si las agencias noticiosas han hecho trabajos excepcionales desde los tiempos de la clave Morse, también se pueden hacer en la era Twitter. No es la herramienta, sino la preparación y el trabajo previo necesario en toda cobertura en vivo.
El gran cambio está en que las nuevas coberturas en vivo no son unidireccionales y, al menos potencialmente, nunca terminan. Pongamos el ejemplo hipotético de la cobertura de una manifestación en Twitter. Los periodistas pueden utilizar dicha plataforma para publicar imágenes y reportes, como si se tratara de información para la radio o televisión. Pero, simultáneamente, habrá otros usuarios, no siempre desinteresados, que publiquen su propia información: activistas que quieran visibilizar sus peticiones, opositores que quieran desviar la atención a través de bots o mensajes falsos, gobiernos que quieran reivindicar o neutralizar la protesta, periodistas ciudadanos o amateur que quieran dar enfoques distintos a los medios hegemónicos, etcétera. El gran reto de este tipo de periodismo es darle orden, jerarquía y balance informativo a la red de informaciones que se van generando en tiempo real. La responsabilidad de los medios periodísticos ya no es sólo producir información en tiempo real, sino también recuperar la información generada por los demás, filtrarla, curarla y presentarla de una manera balanceada.
¿Y qué pasa cuando termina la marcha? Twitter, Instagram, Facebook y demás plataformas estarán llenas de videos, reportes, crónicas, opiniones. El periodismo tiene el deber de incorporar todo eso a la narrativa sobre la protesta, de manera ordenada, verificada y curada. La nueva labor periodística no termina cuando acaba la marcha –como de hecho nunca ha debido hacerse– sino que se extiende al seguimiento de los contenidos publicados en redes (y fuera de ellas). Lo periódico se vuelve una labor permanente de seguimiento, filtro y ordenación.
¿Y cómo darle seguimiento a los temas? ¿Dónde publicar tanta información generada? ¿Cuándo acabar una cobertura? Parecen preguntas abrumadoras, al menos para los medios tradicionales. Los periódicos acostumbrados a las secciones, las fuentes y las publicaciones periódicas tienen muy difícil la labor de procesar las coberturas a largo plazo. Sin embargo, otro tipo de medios digitales más pequeños, pero más flexibles, pueden adoptar este tipo de periodismo de forma eficiente. Imaginemos que un medio digital solamente se enfoca en la cobertura del medio ambiente. Las curadurías, informes en tiempo real, bases de datos y demás, pueden seguir infinitamente en stand by, esperando a ser actualizadas cuando ocurra algo nuevo.
Los nuevos periodistas deben ser expertos en sus áreas y saber actualizar la información. Antes no podía corregirse o actualizar una información publicada. Lo que se imprimía quedaba así, perpetuamente. Pensemos en la diferencia entre una enciclopedia impresa y una digital. Si se encuentra un error en un libro impreso, es incorregible; en una plataforma digital la corrección está a un clic de distancia. Casos como la Wikipedia llevan esta lógica de la corrección a una nueva dimensión, al volverlo un proceso colaborativo. Probablemente haya muchos errores en la Wikipedia, pero también hay muchos colaboradores corrigiéndolos y construyendo nuevas entradas. El periodismo tiene mucho que aprender de esa dinámica. Así como los moderadores de las wikis son fundamentales para evitar abusos y errores, los periodistas deben asumirse como moderadores informativos para evitar abusos y errores de sus comunidades de contenidos.
Aceptémoslo, el periodismo ya no es periódico. O por lo menos ya no necesariamente es así. Ejemplos como el boom de la crónica o plataformas multimedia informativas son, incluso, prueba de que se puede hacer gran periodismo fuera de la lógica industrial periódica. De la lógica de la producción en serie a la del diseño especializado. Del periodismo estilo McDonalds a uno parecido al arte-objeto.

Periodismo posdigital

El segundo gran cambio está en la noción de “lo digital”. Hasta hace unas décadas veíamos a las computadoras y a Internet como entidades raras, ajenas de la vida cotidiana, con la promesa de que algún día serían el futuro.
Había momentos online y offline bien diferenciados. Se hablaba de “realidad virtual” como algo alterno, casi como una vía de escape. El sonido de los primitivos módems marcaba un antes y un después de “conectarse” y “desconectarse” de Internet.
En ese contexto es que nacieron los conceptos de “periodismo digital”, “periodismo electrónico”, “periodismo asistido por computadora”, “ciberperiodismo”, etcétera. Con sus matices, todos apuntan a la idea de acercar al periodismo a la “nueva” realidad que surgía. Al periodismo, que no nació digital, había que dotarlo de digitalidad.
La convergencia mediática (en sus dimensiones económica, tecnológica y social) ha hecho que “lo digital” sea un elemento orgánico e indisociable del periodismo contemporáneo. ¿Cuántos periódicos, incluso de papel, se hacen sin emplear elementos digitales? ¿Cuántos diseñadores editoriales no emplean software como InDesign o Photoshop en el proceso de producción impresa? ¿Cuántas estaciones de radio o estaciones de televisión funcionan sin lo digital? ¿Qué diferencias existen entre los sitios web de una estación de radio, un canal de televisión y un periódico impreso? ¿Cuántos reporteros producen información de forma totalmente analógica? ¿Cuántos lectores se informan sin ningún tipo de mediación digital?
Lo digital deja de ser un rasgo distintivo para permear todos los aspectos del periodismo e incluso de la vida. Ya en 1998, Nicolás Negroponte apuntaba el fin de la época en que nos maravillaba lo digital como algo novedoso, como posibilidad (Negroponte, 1998). Lo digital se ha cotidianizado
y, de una u otra forma, atraviesa nuestra forma de interactuar, relacionarnos, escribir o leer; o por lo menos esa es la tendencia (Tinworth, 2012). A eso es lo que apunta la noción de lo “posdigital”, en general, aplicable perfectamente al periodismo en tanto que es una actividad que ha asimilado la digitalización de una forma activa. Todo periodismo es ya digital aunque no se lo pretenda.
Claro que tal afirmación teórica debe ser matizada por la realidad empírica. La brecha digital de regiones como América Latina, hace evidente que para grandes sectores poblacionales lo digital sigue siendo esa maravilla (o pesadilla), lo que para la clase media urbana ocurrió hace décadas. Por poner un ejemplo, las escuelas rurales de Chiapas muchas veces carecen de infraestructura básica, por lo que es difícil sostener que en esos contextos el lenguaje digital sea algo cotidiano. También hay que tomar en cuenta que hay grupos que, aún teniendo acceso a lo digital, han decidido tomar distancia por una decisión ideológica, por prejuicio, por ignorancia o por una combinación de todas las anteriores. En el periodismo mexicano se encuentran bastantes casos de este tipo de periodistas, redacciones o grupos reaccionarios ante los cambios tecnológicos y los ritmos de publicación.
Sin embargo, la tendencia generalizada del periodismo es la posdigitalización. Incluso los proyectos pensados expresamente como medios impresos, son pensados en función de la dinámica de la era digital. Si se opta sólo por imprimir es como respuesta a los productos digitales ya normalizados. Parece que la situación se invirtió. Antes, imprimir era la norma y lo digital era la alternativa. Ahora, los medios que sólo son impresos son vistos como alternativas, debido a que la idea hegemónica de la dinámica comunicativa se ha construido en torno a lo digital. Mientras tanto, la brecha digital tiende a cerrarse, aunque en nuestros países latinoamericanos el ritmo sea mucho más lento que en los europeos. Aún así, como lo apunta James Breiner, ya hay más mexicanos con acceso a Facebook que lectores de periódicos impresos (Breiner, 2011). Tal comparación no pretende equiparar los contenidos de ambas plataformas, sino evidenciar que lo digital es ya un modo de vida habitual para muchas más personas, con todo y la inevitable brecha digital. Dicho de otra forma, lo posdigital es evidente en tanto que la brecha digital se va cerrando, mientras que la brecha del papel se va profundizando.

Entonces, ¿cómo llamarlo?

Si el periodismo ya no es periódico y lo digital ya no es un factor de diferenciación, entonces, ¿qué nombre le ponemos a esto que conocíamos como periodismo digital? Puede verse como una pregunta ociosa, tomando en cuenta que los seres humanos todo el tiempo cambiamos de significados sin actualizar el significante cada que lo hacemos. Ejemplos abundan: La democracia griega no es igual a la de la revolución francesa, como tampoco son iguales a las democracias latinoamericanas contemporáneas. Y, sin embargo, todas comparten el mismo significante de la palabra “democracia”. Ese es justamente el nivel de cambio que ha experimentado nuestra disciplina. Aunque le seguimos llamando igual al significante, su significado es profundamente distinto. Tanto, que no me sorprendería que el lenguaje comenzara a transformarse para llamarle de forma distinta a nuestra profesión. De hecho, hay significantes que han surgido y habrá que ver qué repercusiones tienen en el futuro.
El surgimiento de las ciencias de la comunicación en el siglo XX trajo consigo también la formación de “comunicadores” y “comunicólogos”. La proliferación de plataformas de construcción y mantenimiento de redes sociales ha traído a las redacciones periodísticas la figura del
community manager. La necesidad de filtrar y ordenar las publicaciones digitales ha hecho necesaria la discusión sobre los “curadores de contenidos”. El éxito de estima de géneros como la crónica y el reportaje ha traído consigo la figura de los “escritores de no-ficción”. En todos estos términos hay elementos del “periodismo”, y otros que no lo son. Hay comunicadores que hacen labores periodísticas, y otros que solamente desempeñan figuras de entretenimiento. Hay community managers que son excelentes periodistas, y otros que se desempeñan en ámbitos más cercanos a la mercadotecnia. Hay textos de no-ficción que son grandes piezas periodísticas, y otros que solamente son cercanos a la literatura. Con todo y los cambios, sigue habiendo una “periodismidad” (sic) que nos hace seguir llamándole periodismo a nuestro oficio.
Lo importante en este caso no es inventar una nueva palabra, sino comprender los procesos de cambio profundo que se están dando frente a nosotros. Ante ellos hay dos propuestas de periodismos posibles: el periodismo posindustrial y el posperiodismo.

¿Periodismo posindustrial?

En el 2012 el Tow Center for Digital Journalism publicó el ensayo/estudio-cuantitativo titulado Periodismo postindustrial: adaptación al presente (Anderson, Bell y Shirky, 2013). Sus autores aplicaron una encuesta a periodistas de todo el mundo para realizar una radiografía de la prensa y sus transformaciones. Las conclusiones fueron que el modelo de negocios, eso que tanto preocupa a muchos medios, es solo la punta del iceberg en la serie de cambios que se están dando, sobre todo del lado de lo que antes llamábamos audiencia. En vez de lectores pasivos, nuestros intermediarios ahora son activos, muchas veces más activos que los propios periodistas. Más que lectores, son usuarios, editores, curadores, prosumidores. El reto está en dialogar con ellos y no romper relaciones.
Ante este escenario, los autores aseguran que el periodismo industrial se sostiene de inercias que, en algunos casos, ya terminaron, y, en otros, están por hacerlo. El periodismo que viene después, el periodismo posindustrial, ya no es el de las grandes organizaciones mediáticas, sino un ecosistema más complejo donde conviven medios de distintos tamaños con productores de información profesionales, ocasionales, amateurs, bajo cobro, voluntarios, etcétera.

La producción de noticias ha pasado de ser una serie de puestos de trabajo a un conjunto de actividades; siempre habrá un núcleo de profesionales a tiempo completo, pero también habrá cada vez más participación de trabajadores a tiempo parcial, a menudo como voluntarios, y las distribuirá gente que se concentrará menos en cuestionar qué es noticia y qué no lo es que en preguntas como ‘¿Les gustará esto a mis amigos o seguidores?’. La creciente superposición y la colaboración entre trabajadores a tiempo completo y parcial y entre los empleados y los voluntarios será un desafío central a lo largo de la década.
Este será un mundo en el que los mayores cambios se habrán producido no en las funciones de los periodistas a tiempo completo, sino del público; donde el consumo privado atomizado y la discusión en pequeños grupos habrán dado paso a una explosión de formas alternativas de compartir, comentar e incluso contribuir a la construcción o producción de las noticias (Anderson, Bell y Shirky, 2013).

El estudio termina con una serie de recomendaciones para los medios tradicionales:

Decida qué porción de las noticias desea cubrir y cómo. Salga de cualquier actividad que no contribuya a esos objetivos. Busque alianzas o colaboraciones con otras organizaciones que promuevan estos objetivos a un coste menor de lo que costaría en casa. Trabaje para hacer que el resto de actividades sean excelentes o baratas (o, idealmente, las dos cosas) (Anderson, Bell y Shirky, 2013).

Y otros tantos para los nuevos medios:

Las nuevas organizaciones de noticias tendrán que hacer todo lo que hacen las organizaciones tradicionales en términos de dominar los equilibrios entre velocidad y profundidad, entre agregación y creación, o entre creación en solitario y búsqueda de socios. Pero en general será más fácil para las nuevas organizaciones entender y gestionar estos equilibrios, simplemente porque los empleados individuales no tienen que desaprender presuposiciones anteriores para adaptarse a las realidades presentes. Como siempre, la ventaja de que tienen las organizaciones y las personas jóvenes sobre las mayores no es que sepan másb no saben más. La ventaja es que saben menos cosas que ya no son ciertas (Anderson, Bell y Shirky, 2013).

La apuesta es por medios más pequeños, enfocados, con colaboradores fijos y otros externos, que combinen la agregación con la generación de contenido, que no pretendan hacerlo todo ellos, sino que externalicen. En palabras de Jeff Jarvis: “Haz lo que hagas mejor y enlaza al resto” (Marshall, 2013).

¿Posperiodismo?

La otra propuesta conceptual no sólo apuesta a un periodismo después de la era industrial, también hace énfasis en el periodismo después del propio periodismo. Uno de sus promotores, el periodista Bernardo Gutiérrez, asegura que no se trata de que el periodismo vaya a terminarse, como se ha discutido al hablar del fin de los periódicos impresos: “Nos encontramos ante una mutación semántica. La definición clásica de periodismo ya no sirve. Tal vez sobreviva, enriquecida, en una nueva definición de ‘posperiodismo’. Un redefinición que describe otra realidad, otra práctica, otros hábitos” (Gutiérrez, 2012).
En congruencia con sus ideas, Gutiérrez elaboró un Manifiesto posperiodístico en una wiki colgada en PiratePad. Algunas de sus ideas principales son que la información se vuelve un proceso compartido; la definición de contenidos se amplía; el posperiodista se confunde
con un curador; el posperiodismo se entiende como una estructura de código abierto en constante cambio; la noticia deja de ser el elemento básico para darle paso al flujo; la información deja de verse como un producto para formar una comunidad; el posperiodismo se vuelve un dotador de sentido a hechos conocidos, y la importancia de la
circulación así como de lo compartido. Destaco la idea de la curaduría de contenidos y de los flujos como elementos centrales:

El posperiodista se confunde con un curator (comisario). Seleccionar el contenido relevante en la infoesfera de la sobreabundancia será una de sus principales tareas. Filtrar contenido será una de las labores del posperiodista. […] La noticia –que no desaparecerá– deja de ser la unidad básica del posperiodismo. El flujo, un constante fluir de hechos, datos y declaraciones, pasa a ser la columna vertebral del posperiodismo. El fragmento pasa a ser la unidad mínima informativa. La información se convierte en un río compartido que incorpora fragmentos distribuidos elaborados por periodistas y lectores. El río convivirá con una estructura informativa descentralizada (archivo en beta) inspirada en la Wikipedia. Algunos, camino insinuado por la P2P Foundation, preferirán añadir información al wikicuerpo de su marca que al río de flujos (Gutiérrez, 2012).

Otro de los periodistas que han ocupado el concepto de posperiodismo es Roberto Guareschi, uno de los creadores del sitio web del diario El Clarín. Él pone énfasis en el carácter interactivo del posperiodismo. Nuevamente se trata de un cambio en las audiencias anteriores. El rol del posperiodista es gestionar los flujos que ya están generando los usuarios (lectores, políticos, empresas, otros medios) y darles sentido en una dinámica de participación.

El postperiodismo es el periodismo que va a suplantar al actual. La aparición de la interactividad otorga la posibilidad de que usuarios, lectores o audiencia participen de distintas maneras. A veces de forma significativa u otras simplemente comentando. Pero esto abre una posibilidad que nunca existió y es la primera vez que ocurre algo verdaderamente nuevo en el periodismo. Es, simplemente, un camino que se abrió y un camino en el cual los medios masivos, muchísimos, no entraron. O bien, muchos entran mentirosamente, por ejemplo, dicen que están en las redes sociales pero sólo las usan para promocionar sus contenidos. Pero no usan las redes sociales para conectarse verdaderamente con los usuarios o para permitirles a los usuarios conectarse entre ellos. El postperiodismo se va a construir a partir de la participación de los lectores. Eso parece obvio, sin embargo muchas veces no se tiene en cuenta el cambio monumental que significó la aparición del usuario activo (Mascardi, 2012).

¿Periodismo no-periódico posdigital y posindustrial?

Todos los cambios semánticos analizados ponen en evidencia que el periodismo atraviesa una transformación profunda. No se trata solamente de hacer lo mismo “pero en digital”. Tampoco es simplemente una adaptación del modelo de negocio. Está en juego el significado mismo de la profesión.
Es probable que el significante “periodismo” también cambie en algún momento, pero es más impor-
tante cambiar primero el significado. Los que trabajamos de este oficio debemos hacer un examen de conciencia sobre lo que hacemos, por qué lo hacemos, para quién y cómo. Es básico entender los lenguajes digitales y transmediáticos que se usan en las comunidades participativas para generar un periodismo útil para nuestros tiempos.
El periodismo después del periodismo debe entender que la información se construye, se consume, se comparte y se utiliza. Que el lector ya no sólo lee, sino también produce, comenta, reclama, aporta y mejora. Que también hay usuarios inconformes que ya no son pasivos, sino que trolean, critican, destruyen, vandalizan. Que siempre hay más información allá afuera de la que puede generar un solo medio. Que el ruido es mucho y parte de nuestra nueva función es de filtro, de nodo, de gestión y curación.
Que el espíritu del periodismo sigue vigente en la verificación, el balance, la interpretación, el contexto. Que las formas del periodismo han cambiado radicalmente y lo seguirán haciendo. Que hay un periodismo después del periodismo que conocíamos… y que de nosotros depende hacerlo bien.

Bibliografía

López de Zuazo, A. (1995). Origen y evolución del término «periodista». Estudios Sobre El Mensaje PeriodíStico (2).
Anderson, C. W., Bell, E. y Shirky, C. (2013). Periodismo postindustrial: adaptación al presente. Huesca, España: eCícero.
Breiner, J. (30 de Mayo de 2011). Los nuevos lenguajes del periodismo en Internet. Recuperado el 1 de octubre de 2015, de Revista Mexicana de Comunicación: http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2011/05/30/los-nuevos-lenguajes-del-periodismo-en-Internet/.
Gutiérrez, B. (28 de Abril de 2012). Un manifiesto posperiodístico. Recuperado el 17 de octubre de 2015, de Clases de periodismo: http://www.clasesdeperiodismo.com/2012/04/28/un-manifiesto-posperiodistico/.
Marshall, S. (5 de Junio de 2013). #editors13: ‘Do what you do best and link to the rest’. Recuperado el 21 de octubre de 2015, de Journalism: https://www.journalism.co.uk/news/-editors13-do-what-you-do-best-and-link-to-the-rest-/s2/a553173/.
Mascardi, J. (10 de Abril de 2012). El postperiodismo: Entrevista con Roberto Guareschi: Periodismo con los lectores. Recuperado de Revista Replicante: http://revistareplicante.com/el-postperiodismo/.
Negroponte, N. (Diciembre de 1998). Recuperado el 21 de octubre de 2015, de Nicholas Negroponte: http://web.media.mit.edu/~nicholas/Wired/WIRED6-12.html.
Tinworth, A. (15 de Enero de 2012). What is post digital? Recuperado el 21 de octubre de 2015, de Next: https://nextconf.eu/2012/01/what-is-post-digital/
Varios autores (Wiki). (s.f.). Manifiesto posperiodístico. Recuperado el 17 de Octubre de 2015, de PiratePad: http://piratepad.net/rcrgptawab.

Comunicación política y redes sociales en Argentina

La estrategia de los candidatos en las elecciones para intendente de la ciudad de Río Cuarto, Córdoba.

El uso de las redes sociales en las campañas políticas se instaló con fuerza desde que Barack Obama las utilizó como parte central de su campaña electoral en 2008. En ciudades intermedias como Río Cuarto (Córdoba, Argentina), su uso se extendió a prácticamente todo el espectro político. Este análisis de la estrategia comunicacional de distintos candidatos en las elecciones municipales demuestra, sin embargo, que todavía existe improvisación y desconocimiento de su potencialidad como herramienta de seducción política.

Foto: Rodolfo Angulo / Cuartoscuro

Foto: Rodolfo Angulo / Cuartoscuro

Por  Ramón Monteiro / Lilian Vera / Hernán Vaca Narvaja

I.- Introducción.

El uso de redes sociales en campañas electorales llegó para quedarse. Desde que Barack Obama las incluyó en su actividad proselitista para llegar a la presidencia de Estados Unidos en 2008, las redes ocupan un lugar preponderante en la planificación política y comunicacional de Occidente.

El uso de las redes responde a la lógica de la convergencia. Por un lado, procuran una amplia difusión de la imagen del candidato (instalación) y por otro, actúan como reproductores de mensajes producidos por los medios de comunicación tradicionales (radio, televisión, prensa, etc.). Las redes tienen en sí mismas y en su interacción con los medios tradicionales la posibilidad de crear/potenciar/proyectar candidatos.

La puesta en la esfera pública de un candidato es asumida por estrategas comunicacionales que utilizan los medios en un escenario de competencia electoral. Actúan sobre el contenido y exposición de los mensajes, pero también sobre la selección de los medios idóneos para llegar de manera eficaz a sus destinatarios. La selección de medios está condicionada por factores comunicacionales (segmentación del público), económicos (recursos disponibles) y políticos (postulados).

Los asesores crean condiciones de visibilidad del candidato. Están en contacto con él y comparten sus actividades. La mimetización producida les permite generar contenidos con relativa independencia. El candidato es un “producto político” a promocionar entre una variopinta oferta de discursos e imágenes diseminadas en el espacio público (político y mediático) durante un período determinado de tiempo (la campaña electoral).

Posicionar a un candidato requiere tiempo y recursos. Supone instalar una “marca” a ser “consumida” por los electores. Se exponen cualidades y atributos y se lo diferencia de sus competidores.

Este trabajo explica de qué manera los asesores de los candidatos a la intendencia de la ciudad de Río Cuarto (Córdoba, Argentina) elaboraron la estrategia electoral. Y más específicamente cómo utilizaron las redes para lograr su objetivo durante el periodo electoral que concluyó el domingo 12 de junio de 2016, día de la votación.

¿Qué factores políticos, sociales y comunicacionales se tuvieron en cuenta para posicionar a los candidatos?; ¿se privilegió alguna red social por encima de otras?; ¿cuál fue la intervención de los candidatos al momento de difundir sus actividades?; ¿qué objetivo se buscó con la divulgación de su actividad en las redes?

II.- Redes sociales y política.

El uso de las redes en campañas políticas lleva más de una década. Uno de los pioneros fue Howard Dean, de Estados Unidos, en 2004. El entonces gobernador de Vermont buscó apoyo a su candidatura presidencial por el Partido Demócrata a través del uso de blogs (www.deanlink.com, www.meetup.com).

Otros dirigentes políticos han hecho uso de las redes en Europa, África y Latinoamérica (Castell, 2012). En su reciente trabajo, Valenti, Lopéz-Ghi, Riorda y Straface (2015) plantean que muchos dirigentes de América son gobernautas, atravesados por las redes en la dirección, gestión y visibilidad pública y dispuestos a interactuar con sus seguidores.

La campaña de Obama en 2008 es considerada una revolución tecno-política: al combinar el marketing y la comunicación política con la utilización de herramientas 2.0, logró un efecto doble: por un lado, permitió a los electores “registrarse” para acceder a discursos, invitaciones o eventos y realizar donaciones; por el otro, permitió armar una invaluable base de datos. La estrategia se profundizó en 2012, cuando Obama buscó su reelección, al poner en práctica el big data, una base de datos que permitía saber gustos y tendencias de sus potenciales votantes. El cruzamiento de datos articuló un sistema capaz de averiguar “hasta si te gustaban las hamburguesas…”. “Este avanzado proceso de segmentación en las redes, una suerte de nano-targetting, permitía enviar a cada cual su mensaje” (Fernández Crespo, 2013).

En Argentina el uso de internet en campañas políticas comenzó en 2003, motivado por su bajo costo en relación a los medios tradicionales. Elisa Carrió (ARI) y Adolfo Rodríguez Saá (FMP) fueron pioneros.

En la actualidad el fenómeno se ha generalizado y la mayoría de los dirigentes políticos tiene perfiles propios (cuentas) en las redes sociales. Los casos más notorios: el presidente Mauricio Macri y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

En ciudades intermedias como Río Cuarto (175,000 habitantes) el fenómeno es más reciente, como lo muestran estudios sobre el uso de Twitter y Facebook en 2015 y 2016 (Monteiro, 2015; Monteiro y Vera, 2016). Pero el uso de redes se extiende a gran velocidad: el último proceso electoral (junio de 2016) mostró a la totalidad del arco político utilizándolas.

Hoy las redes forman parte de las estrategias de comunicación política. Se usan para difundir actividades y posicionar al candidato, pero también para interactuar con los usuarios, incorporarlos en bases de datos y realizar actividades en territorio.

III.- La fábrica de candidatos.

En la política actual, equipos de expertos en comunicación y marketing trabajan para que su candidato sea atractivo y se distinga de sus competidores. Sonia Izquierdo (2012) señala que Internet y la telefonía celular conforman el ecosistema donde las redes se desenvuelven y
advierte que cualquier acción comunicacional debe pensarse en función de esa tecnología. El tiempo destinado por los usuarios a Internet en la PC o la telefonía móvil convierte a las redes en un factor estratégico.

La web 2.0 es el nuevo campo de batalla de la lucha política. Las comunidades virtuales permiten interactuar con muchas personas en forma simultánea, tener seguidores y distribuir información. En este ecosistema se proyecta la imagen de los candidatos, lo que genera tensiones entre políticos nuevos y tradicionales.

Para construir la imagen pública del candidato hay que tener en cuenta algunos aspectos:
a.- El candidato es una “marca” que debe ser consumida. Su instalación requiere de una acción publicitaria planificada.
b.- La estrategia digital debe ser eficaz. Evaluar el índice de respuesta y demandas canalizadas a través de las redes.
c.- Hacer un minucioso análisis de los públicos. Una medición permanente (encuestas) permite la micro segmentación de los públicos.
d.- Establecer una clara estrategia de difusión de mensajes. Saber qué se quiere transmitir y a través de qué medios.
e.- Analizar los procesos de participación ciudadana. Establecer un vínculo de ida y vuelta (feed back) entre la demanda de los ciudadanos y la respuesta de sus dirigentes.
f.- Asumirse como candidato digital. El líder político debe estar predispuesto a actuar como candidato 2.0: aceptar la interacción e intervenir en el espacio público virtual.

Lorca, Rubio, Barrios y Cabrera Canal (2013) señalan que los líderes deben adaptarse a la “nueva cultura digital”, familiarizarse con las herramientas tecnológicas y convertirse en líder on, capaz de explotar las virtudes de las redes: ubicuidad, conexión, interlocución, transparencia, humildad y sensatez.

Dice Manuel Moreno (2012) que el mensaje difundido puede generar complicidad y empatía, pero también rechazo. Por eso no debe descuidarse la retroalimentación entre el líder y sus seguidores. La comunicación política ubica a los seguidores como “vigilantes activos” de lo realizado por los líderes. Así, las campañas se convierten en expresión de los líderes, pero también de los ciudadanos.

Los líderes pueden ganar elecciones si cuentan con una red social de apoyo relevante, pero no deben desatender a los medios tradicionales. Un proceso de convergencia potencia la visibilidad y el posicionamiento. La coordinación entre la acción territorial y la cibermilitancia (actividad en las redes sociales) crea un espacio híbrido “real-virtual” capaz de fortalecer la imagen del candidato. En definitiva, el candidato puede condensar su actividad en las redes bajo tres postulados:

a.- es una marca, b.- es un hombre multiplataforma, y, c.- es un candidato de los nuevos medios.
¿Qué ocurrió en la última campaña electoral en la ciudad de Río Cuarto?; ¿cuál fue la estrategia para posicionar al candidato?; ¿qué redes sociales se priorizaron?; ¿cómo se vincularon con los medios de comunicación tradicionales?

IV.- Análisis de Caso. La elección en Río Cuarto

Este trabajo analiza la estrategia comunicacional de tres candidatos –sobre un total de nueve1 – : Juan Manuel Llamosas (Unión por Córdoba), Pablo Carrizo (Respeto) y Federico Giuliani (Unidad Popular), que provienen de campos distintos: la política, las ONG y el gremialismo.
Llamosas fue candidato de una coalición de partidos con eje en el peronismo. Fue electo para el periodo 2016-2020 con el 46.5% de los votos. Se presentó como un dirigente “nuevo”, dispuesto a cambiar la política tradicional.

Carrizo fue el candidato del frente MST-Respeto. Era conocido por su militancia social, fundamentalmente por su tarea al frente de la ONG “Movimiento Trabajo de Hormigas”. Fue la sorpresa de la elección: obtuvo el 9.22% de los votos y logró dos bancas en el Concejo Deliberante y un
vocal en el Tribunal de Cuentas. Basó su campaña en cambiar la forma de hacer política, “arremangarse” y “trabajar” con los vecinos. Protagonizó acciones de limpieza, pintura y reparación de garitas de colectivo, edificios públicos, calles y plazas.

Giuliani fue secretario general de ATE y de la CTA2 en Río Cuarto. Fue candidato a intendente de “Instrumento Electoral por la Unidad Popular”. Cosechó el 3.26% de los votos. Se presentó como una opción progresista al bipartidismo. Se propuso revertir la imagen negativa generada por su actividad gremial.

Esta muestra permite reconocer las diferentes estrategias de comunicación y comparar la actividad de cada equipo de asesores. El análisis se realiza atendiendo a un conjunto de dimensiones, a saber: i.- Estrategia comunicacional; ii.- Redes sociales; iii.- Las redes de los otros candidatos; iv.- Redes y medios de comunicación tradicionales.

IV.1.-Estrategia comunicacional:

i.- Dicen Carlos Fara y sus colegas (2013) que toda estrategia de comunicación y marketing en Internet “necesariamente” se inserta en una estrategia general. Así lo entendieron los asesores de los tres candidatos mencionados: todos vincularon el uso de las redes a la estrategia general de campaña.

a.- En el caso de Llamosas, los asesores recibían del jefe de campaña los lineamientos de acción: “Nos bajaba los parámetros y nosotros los llevábamos a las redes”, expresaron. Se prestó especial atención a la agenda de actividades: “El coordinador de campaña nos llamaba a la mañana y avisaba de las actividades del candidato y nos decía cuál consideraba más importante y nosotros nos organizábamos en base a esa agenda”.

b.- Una situación similar se vivió en el búnker de Giuliani: un coordinador de prensa daba los lineamientos generales para difundir la agenda del candidato en las redes sociales.

c.- Los asesores de Pablo Carrizo supeditaron su actuación en las redes a la actividad del candidato, con “pequeños ejes comunicacionales”. Por falta de recursos, su campaña se circunscribió al uso de Facebook.

ii.- Sobre el planteo comunicacional, los tres equipos coincidieron en que había que cambiar la imagen pública del candidato, aunque por motivos diferentes.

a.- los asesores de Llamosas presentaron al candidato como alguien dispuesto a realizar el “verdadero cambio”, toda vez que la gente “no lo tomaba como un político tradicional”. Se apuntó a reforzar su representación social vinculándolo a la “sociedad civil, con las ONG, con un discurso más llano, no tan vinculado a la política tradicional”. Se potenciaron cualidades como transparencia, cercanía, simpleza y humildad.

b.- los asesores de Carrizo apuntaron a construir “una nueva cultura política”. “Apostar a otros valores” significó, por ejemplo, revalorizar la problemática ambiental no pegando afiches en las paredes. Esta “nueva cultura política” no equivalía a asumir un accionar “a-político”, sino a revalorizar el trabajo comunitario y reforzar la coherencia entre palabra y acción a través de la difusión de actividades en los barrios.

c.- Los asesores de Giuliani se plantearon la reconversión de la imagen de gremialista del candidato. Encuestas previas indicaron que era poco
conocido y tenía “una imagen negativa asociada a ´piquetes y protestas´ sociales”. Se planteó “potenciar que la mayoría de la gente no lo conociera y transformarla en algo positivo. Nuestro objetivo era cambiarle la imagen. Hacer que la gente lo conociera masivamente, pero con la imagen de candidato y no de gremialista”.

IV.2.- Redes Sociales

El concepto de política 2.0 surge de una interposición entre política y redes sociales. El electorado participa en un proceso interactivo a través del uso de Internet y la telefonía celular. Los asesores planifican qué difundir en las redes, pero el candidato no podrá escapar a su uso: su participación otorga un valor adicional a los mensajes emitidos (Cohen, 2013).

a.- En el caso de Llamosas, su equipo de asesores administró el uso de las redes. Sin embargo, el candidato ´chequeaba´ las cuentas y respondía personalmente las preguntas de sus seguidores: “los sábados y domingos marcaba tendencia en Facebook porque respondía él”, indicaron. En el último tramo de la campaña se designó a una persona que organizara “todas las demandas y pedidos que llegaran a Facebook para poder dar una respuesta concreta”.

La división de actividades implicó respuestas diferenciadas: las del candidato y las de su equipo. En el primer caso, las respuestas llevaban sus iniciales y los fines de semana “chateaba” –dialogaba- con sus seguidores. Esto implicó, en términos de literatura especializada, llevar adelante principios de la WEB 2.0 como el diálogo y la interactividad.

El uso intensivo de las redes permitió llevar un monitoreo del ciberespacio y elaborar indicadores sobre el posicionamiento del candidato. Además, permitió armar una base de datos en base a los ´posteos´ y mensajes al candidato: “entraban muchos mensajes y nosotros pedíamos el número de teléfono y los llamábamos por privado”.

Responder a los mensajes implicó una suerte de “efecto contagio” entre los vecinos, familiares y amigos de sus seguidores, que comentaban: “en la página de Llamosas te contestan y llaman”. Se creó un proceso de retroalimentación: la campaña se mostraba en las redes, pero también se creaba -a partir de su uso- una nueva esfera virtual que devenía en actividad territorial. “La gente nos escribía pidiendo que Juan Manuel (Llamosas) fuera a visitarlos y el candidato le daba mucha importancia a estos pedidos. Él mismo nos pedía que le armáramos desayunos o encuentros con los seguidores de Facebook”.

Llamosas utiliza las redes sociales desde el 2012, cuando quiso ser candidato pero perdió la interna del PJ. Su familiaridad con las redes lo llevó a sugerir parámetros para su uso, tanto estéticos como de contenido. Por ejemplo, ordenó fijar un tope a la cantidad de fotografías que se subían a Facebook “a tres a cuatro por actividad para no cansar”.

La elaboración de los mensajes requirió tiempos distintos en Facebook y Twitter. En el primer caso, se tomaba un tiempo prudencial (“un par de horas”) para subir contenidos más elaborados y elegir mejores imágenes; en Twitter “era automático, mientras se acompañaba al candidato se tuiteaba en tiempo real”.

Llamosas utilizó muy poco la red social Instagram. WhatsApp fue utilizada para comunicación interna y eventualmente convocar a actos partidarios. No se utilizó la red social Snapchat.

b.- en el caso de Carrizo, el uso de Facebook fue fundamental para su campaña. La decisión tuvo dos motivos: 1.- escasos recursos económicos, 2.- “por diseño y estrategia”. “Todo se sostuvo en Facebook. No porque creamos que las otras herramientas no sirvan, sino por una cuestión de recursos económicos y facilidad en el diseño”, dijo uno de sus asesores. Influyó el desconocimiento de Twitter de quienes manejaban las redes y del propio candidato.

Carrizo contestaba los posteos y solicitudes de sus seguidores. Cuando por falta de tiempo se veía impedido de responder, lo hacía su equipo en nombre del partido. “Contestaba él personalmente. Nosotros a veces contestábamos en nombre de Respeto, pero Pablo contestaba en su página y a veces en la de Respeto”, apuntaron sus asesores. Carrizo conservó –y conserva- su página personal, a la que sumaron en la campaña otra de carácter institucional (Respeto).

Las acciones en Facebook se orientaron en dos direcciones: interactuar con sus seguidores y acercar al partido a quienes se contactaban por primera vez. Se buscó seducir al votante con acciones concretas de servicio a la comunidad (pintar edificios públicos y arreglar plazas y veredas).

Con el fin de evitar “generar tanta entropía”, los asesores de Carrizo no difundían muchas actividades. Hubo un promedio de cinco a ocho actividades diarias del candidato que “se trabajaban en línea, desde el teléfono celular”.

Carrizo casi no utilizó Twitter, Instagram ni Snapchat. WhatsApp se usó para vincular a sus militantes y discutir cuestiones de campaña “hacia adentro” del grupo.

c.- Giuliani apeló a las redes sociales, según sus asesores, “básicamente” por los escasos recursos económicos disponibles –notoriamente superiores a los de Carrizo, aunque inferiores a los de Llamosas–; pero además porque le permitirían “llegar a otros públicos”, fundamentalmente jóvenes. Esto último era un preconcepto: el análisis de sus seguidores indicó que era un público adulto y “bastante heterogéneo”. Giuliani también utilizó Instagram y Twitter.

Los asesores de Giuliani destacaron a Facebook como “la mejor herramienta para tener un feed back” con la gente, al punto que “muchas de las propuestas que le parecieron buenas al candidato, a la gente no le gustaban para nada”. Difundieron propuestas (tres por semana) para abrir un proceso participativo donde los seguidores podían adherir, rechazarlas o complementarlas.

Giuliani respondía personalmente los mensajes y posteos de sus seguidores. Cuando la actividad proselitista se incrementó, designó a dos personas para mantener la interacción con sus seguidores. Conformaron una base de datos propia y armaron reuniones en territorio. “El objetivo siempre fue interactuar”, admitieron sus asesores. Uno de los candidatos a concejal en la lista de Unidad Popular surgió de las redes sociales.

La publicación de las actividades del candidato en Facebook y Twitter se hacía en línea y desde un teléfono celular. Cuando había más tiempo, se procesaba la información en una computadora personal.

Giuliani no utilizó la red social Snapchat. El uso de WhatsApp fue para comunicación interna de su equipo y a veces para convocar a grupos de vecinos a eventos partidarios.

IV.3.- Las redes sociales de los otros.

Lucía Cohen (2013) advierte que el modelo de Obama no se puede exportar porque los procesos electorales son únicos e irrepetibles. Conocer si los mensajes son óptimos y llegan al público apropiado es una preocupación central del equipo de comunicación del candidato. Pero hay otra situación a tener en cuenta: saber qué dicen y difunden los contendientes. Observar, ´mirar de reojo´ lo que otros publican, es tarea necesaria para ´ajustar´ los mensajes del candidato propio.

Los asesores de Llamosas revisaban periódicamente las redes de sus contendientes. Le criticaron a Giuliani, por ejemplo, la construcción de sus mensajes: “eran muy largos” y “utilizaba tiempos verbales incorrectos”.

Este “seguimiento” les permitió hacer otra inferencia: el candidato de Cambiemos, Eduardo Yuni, tenía mensajes mayormente negativos. Detectaron la presencia de trolls “que eran muy evidentes en su página de Facebook”. Esta situación fue denunciada también por la revista El Sur (Vaca Narvaja, agosto de 2016).
Como contrapartida, notaron que el Facebook de Carrizo “tenía audiovisuales de mucha calidad (…) y tenía buena respuesta de la gente, más alta incluso que las nuestras”.

Los asesores de Carrizo hicieron un seguimiento “constante” de las redes utilizadas por sus contrincantes. Notaron una “diferencia abismal” con su candidato, que tenía “más seguidores y más militantes naturales”. El seguimiento les permitió inferir la dimensión de sus equipos comunicacionales. “Llamosas tenía todo un equipo comunicacional a disposición y una estructura impresionante. Nosotros armamos un spot casi casero y ellos en cambio bajaron con camiones y equipos provenientes de Córdoba y Buenos Aires para armar una puesta en escena de la ciudad”.

Los asesores de Giuliani monitoreaban las cuentas de los otros candidatos con el objetivo de comparar “cuántos comentarios tenían cada uno, cuántos seguidores, etc”.

IV.4.- Redes y Medios de Comunicación Tradicionales

Las campañas electorales despliegan múltiples estrategias. Una de las formas de conocerlas es analizar cómo se plasman en los medios de comunicación tradicionales, caja de resonancia de sus mensajes y acciones.

Las campañas actuales se alejan de las batallas ideológicas de antaño. La televisación de la política, junto al uso casi desmedido de encuestas (encuestocracia), moldean y orientan la estrategia de los asesores (Pinza, et al., 2012). Las campañas se focalizan en los grandes medios de comunicación, donde algunos consideran que se puede ganar o perder una elección. El uso de medios tradicionales converge con el de las redes sociales. Las campañas tradicionales y la 2.0 no se excluyen, se complementan, máxime si se considera que no todos los ciudadanos acceden y/o usan Internet.

Los tres equipos de comunicación coincidieron en señalar que el uso de los medios tradicionales sigue siendo importante en una campaña electoral, aunque su valoración en relación a las redes sociales fue diferente.

Para el equipo de Llamosas, la vinculación de las actividades del candidato con los medios tradicionales y las redes sociales requirió una estrategia específica, sustentada en lenguajes y recursos discursivos propios de cada medio. “Al principio le cambiábamos de tercera a primera persona (la redacción de las gacetillas que iban a los medios tradicionales y al Facebook), hasta que decidimos que todo iba a ir en primera persona porque era el candidato el que tenía que hablar”.

El vínculo se dio a través del ´posteo´ de links con reportajes al candidato. Hubo retroalimentación: las redes sociales reproducían entrevistas realizadas por los medios tradicionales y éstos a su vez tomaban declaraciones del candidato en las redes.

Los asesores de Giuliani se vincularon con los medios de comunicación tradicionales a través de la difusión de las actividades del candidato, reproducidas en las red-es sociales. El reenvío de links de los medios tradicionales potenciaba la presencia del candidato en las redes.

Los asesores de Carrizo incurrieron en la misma práctica: potenciaron al candidato en las redes “a través de linkear en Facebook” las notas que le hacían en los medios tradicionales.

V.- Conclusiones

En sintonía con la tendencia mundial, la campaña electoral por la intendencia en la ciudad de Río Cuarto mostró un uso intensivo y generalizado de las redes sociales por parte de los candidatos. Los tres postulantes analizados en este trabajo contrataron equipos de profesionales en comunicación que fueron afectados al manejo de redes sociales con el objetivo de promocionar su actividad proselitista, profundizar su nivel de conocimiento y sumar nuevas voluntades.

Por una cuestión generacional, los tres candidatos conocían el funcionamiento de las redes sociales, de las que son habituales usuarios. Monitorearon el trabajo de sus asesores e intervinieron personalmente a través del diálogo (chateo) con sus seguidores.

La red social más utilizada por los candidatos fue Facebook. Fue la que más información aportó a los equipos de comunicación y donde se logró mayor interacción. Los tres candidatos organizaron parte de su actividad territorial en base a contactos con sus seguidores. En el caso de Giuliani incluso se incorporó a un usuario de las redes a la lista de candidatos a concejales.

La irrupción de las redes sociales en las campañas electorales es una realidad incontrastable, pero su utilización en las elecciones municipales de Río Cuarto refleja todavía cierto grado de improvisación y desconocimiento entre los asesores. Sólo el equipo de Llamosas mostró un manejo integral de las redes. El resto se focalizó casi exclusivamente en Facebook, desaprovechando las potencialidades de Twitter, instagram, WhatsApp e incluso Snapchat.

 

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Notas

  1. El ganador de las elecciones fue J.M. Llamosas con el 46.5% de los votos, en segundo lugar se ubicó el candidato de Cambiemos, E. Yuni, con el 32,82% y tercero P. Carrizo (Respeto-MST) con el 9,22% , mientras que en cuarto lugar se ubicó E. Novo (Imperio de la Gente) con el 3,47%; quinto F. Giuliani (Instrumento Electoral por la Unidad Popular) con el 3,26%; sexto G. Fantín (Partido de los Trabajadores Socialistas) con el 1,64%; séptimo S. Tonelli (Partido Solidario) con el 1,36%; octavo L. Salazar (Partido Obrero) con el 0,87%; y en el último lugar, el kirchnerista L Giuliani (Frente Popular de la Trapalanda) con el 0,82%.(www.http://www.telam.com.ar).
  2. ATE es la Asociación de Trabajadores del Estado, que nuclea a los trabajadores estatales; la CTA es la Central de Trabajadores Argentinos, una central obrera que no comulga con la oficialista Confederación General de Trabajadores (CGT).

Video indígena y comunicación política-cultural

Análisis del caso Chiapas

Este artículo pretende mostrar la emergencia del uso del video como recurso de comunicación política-cultural en el estado sur oriental de Chiapas (México), particularmente entre los jóvenes indígenas zoques. Hasta la década de 1990, los indígenas de Chiapas eran objeto de registros videográficos como sujetos pasivos de investigaciones antropológicas pero, a partir de la irrupción del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en 1994, el uso de medios audiovisuales supone un viraje en la forma en que los grupos étnicos se apropian y auto-representan en el lenguaje audiovisual.

Foto: Fermin Ledesma.

Foto: Fermin Ledesma.

Por Fermín Ledesma Domínguez

 

Comunicación indígena: devolver la voz a los pueblos

Desde la década de 1960, los teóricos de la comunicación surgidos al amparo de la escuela latinoamericana de comunicación –influidos por la escuela de Fránkfurt y por los principios de la educación popular de Paulo Freire– proponían devolver la voz a los pueblos para contrarrestar la colonización “imperialista” que expandía su control sobre la producción, circulación y consumo de los medios masivos de comunicación en el mundo mediante las llamadas industrias culturales, principalmente de Estados Unidos. En ese sentido, desde la perspectiva de Mattelart, (1973:91) al estudiar a la sociedad chilena proponía crear células de información y talleres populares para que las clases trabajadoras elaboraran sus noticias y las discutieran.

Esto significaba que los pueblos debían ser emisores directos de sus propias miradas en oposición al modelo clásico de comunicación unidireccional emisor-receptor establecido por las corrientes sociológicas de la Escuela de Chicago.

Los estudios seminales de la escuela latinoamericana confiaban en la “clase trabajadora” como grupo subalterno responsable directo de movilizar al pueblo para combatir la “falsa conciencia” creada por las industrias culturales como planteaba Herbert Marcuse en El hombre unidimensional (1967), de tal suerte que dejaban en un segundo plano a los grupos étnicos como productores de sus propios contenidos. No es la primera vez que los grupos indígenas y campesinos permanecen al margen de los grandes estudios de comunicación.

La idea de la emancipación de los pueblos a través de los medios de comunicación cobró mayor fuerza a raíz de los triunfos de los movimientos libertarios, entre ellos el de la revolución cubana en 1959, pero también se nutrió de experiencias comunitarias de las radios mineras de Bolivia creadas en 1944. Así para la década de 1970 en Latinoamérica se acuñó el concepto del tercer cine/third cinema como centro ideológico y emancipador de los pueblos a través del cine (Solana y Getino, 1969). Sarkar, citado por Magallanes y Ramos (2015: 19) refiere que la característica del tercer cine es su bajo costo y “casero”, producido en las márgenes de las industrias audiovisuales y de comunicación dominante con proyección ideológica inspirado en Franz Fanon, de tal suerte que lo que está en curso es “un proyecto neo-fanoniano de emancipación cultural más allá de las dicotomías de auténtico y falso, original y copia, resistencia y complicidad” es decir, el proceso de descolonización de los medios de comunicación para hacer frente al control político y cultural de la información.

Así la idea de la descolonización de los medios de comunicación ha cobrado fuerza desde la década de 1970. En la segunda declaración de Barbados emitida en julio de 1977 se estableció que “los medios masivos de comunicación sirven de instrumento para la difusión de las más importantes formas de desinterpretar la resistencia que oponen los pueblos indios a su dominación cultural” de tal suerte que era necesario crear formas propias de comunicación interna y medios de información entre los pueblos (Grupo Barbados, 1978: 392).

A partir del Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación (NOMIC), el informe de Sean McBride Un solo mundo, múltiples voces publicado en 1980 confirmó el proceso desigual del flujo de información y acceso a los medios de comunicación para las minorías del mundo, sobre todo, los pueblos indígenas. La configuración de este proceso desigual fue posible gracias a la intervención del Estado. Para el caso de México, el surgimiento de los medios de comunicación en la segunda década del siglo XX estuvo ligado al modelo empresarial (Hernández y Orozco, 2007), lo cual concentró el flujo de información en monopolios familiares como parte de un proyecto de integración nacional.

A contracorriente de la política institucional, surgieron los medios de origen popular, sobre todo radios comunitarias en espacios rurales como alternativas para dar voces a los movimientos excluidos, los cuales en algunos casos se consolidaron mediante organizaciones civiles. Es el caso de la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI) creada en la ciudad de México en 1985. Para el año 2010, apenas 16 estaciones de radios comunitarias habían sido reconocidas legalmente por las instituciones gubernamentales (AMARC, 2017).

Las reflexiones epistémicas surgidas en el “giro decolonial” del movimiento Modernidad/Colonialidad (Castro-Gómez y Grosfoguel, 2007) o desde los estudios subalternos han dotado a los estudios latinoamericanos de comunicación un nuevo marco teórico para cuestionar las visiones eurocéntricas de los medios de comunicación y las teorías difusionistas de la modernización. El giro decolonial apuesta por mirar a los subalternos, a las minorías, a los excluidos, a los sujetos invisibilizados y sus auto-representaciones.

Por otro lado, la masificación de Internet en México a partir de la década de 1990 posibilitó la diversificación de los medios de comunicación con la expansión de los “medios alternativos”, “medios libres” o “medios independientes” para diferenciarse de aquéllos controlados por el Estado y la iniciativa privada de clara orientación mercantil. A este fenómeno de apertura se suman las redes sociales, convertidas ahora en la nueva tribuna pública y en los nuevos medios de comunicación para la población, organizaciones sociales y religiosas con acceso a Internet por donde fluyen, no solo los contenidos informativos, sino los imaginarios sociales y las nuevas luchas sociales. A todo este proceso se le ha dado por llamar comunicación
popular, comunicación alternativa y más recientemente comunicación para el cambio social (Barranquero y Baeza; Magallanes y Blanco, 2015).

Un lugar llamado Chiapas

Chiapas es un estado del sur de México donde se concentran 12 pueblos originarios de Mesoamérica, con una cultura que data de más de 2,500 años de antigüedad. Pese a que actualmente tiene una población de 1.1 millones de indígenas y 12 lenguas indígenas prevalecen esfuerzos mínimos desde el aparato gubernamental y la legislación local para reconocer e incorporar a los indígenas en el control y manejo de sus propios medios de comunicación; por el contrario, sus escasos espacios han sido desmantelados. En diciembre de 2015, un total de 12 locutores indígenas (zoques y tojolabales) entre ellos la directora de la radio, la poeta Zoque Mikeas Sánchez, fueron despedidos de las estaciones de radios indigenistas controladas por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI, antes INI) en Copainalá y Las Margaritas. En las 18 estaciones de radio públicas –CDI, IMER y SCHRTyC– ningún puesto directivo es ejercido por indígenas.

Los medios de comunicación –prensa, radio, Tv, cine e Internet– se concentran principalmente en los centros urbanos, excluyendo las zonas rurales más empobrecidas. Tan solo 4 de los 122 municipios concentran la mayor presencia de los medios: Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Comitán y San Cristóbal de las Casas. El argumento central es la dificultad para hacer llegar los medios de comunicación a las poblaciones rurales dada la accidentada geografía del estado.

Del total de las estaciones radiales, el Estado controla 18 radiodifusoras, mientras que la iniciativa privada lo hace sobre 37 estaciones. Tan solo el Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cinematografía posee 13 estaciones de radio que fungen como repetidoras de los contenidos que se producen en Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado. En la iniciativa privada, las familias Valanci Buzali y Simán Estefan concentran el espectro radiofónico. El grupo Valanci tiene 5 estaciones; el corporativo Radio Núcleo de la Familia Simán Estefan posee 13 estaciones en todo el estado (Martínez, 2013: 133-134).

El poder de los medios privados también se expande hacia las decisiones públicas del estado como un campo de poder. Algunos de sus directivos y periodistas han ocupado algún puesto público. Los casos más emblemáticos son el de Ariel Gómez León “El Chunco” quien pasó ser el locutor de mayor rating del grupo Valanci a legislador local y luego, federal; Simón Valanci Buzali, presidente del corporativo Valanci fue nombrado legislador federal por el PRI y miembro importante de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión, mientras que Luis Armando Melgar Bravo, quien de ser un alto directivo de TV Azteca pasó a ser Senador de la República por el Estado de Chiapas.

Respecto a los contenidos, la participación indígena apenas es visible es espacios marginales del Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cinematografía. A partir del año 2001, el noticiario Voces de Nuestras raíces logró incorporar 5 de las 12 lenguas (tzeltal, tzotzil, zoque, chol y tojolabal), excluyendo de algún modo las que se encuentran en riesgo de desaparición como el lacandón o el mam. En la parte normativa, la Ley de derechos y cultura indígena de Chiapas considera únicamente difundir información de “la cultura indígena” (artículo 42) colocando a los indígenas como meros receptores de noticias. El reglamento del Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cinematografía no considera ninguna representación indígena en la junta de gobierno como tampoco hace énfasis en el contenido de comunicación indígena. Es decir, el marco normativo limita la participación de los indígenas en los medios de comunicación públicos del Estado de Chiapas.

Indígenas y medios de comunicación

Entonces, ¿qué hacen los indígenas para tener acceso a los medios de comunicación? Es frente al escenario de limitada participación para la comunicación y acceso a la información que diversos grupos étnicos y populares se apropian de los medios de comunicación, principalmente la radio aún al margen de la institucionalidad como alternativas de difusión, participación y empoderamiento. En este proceso de apropiación emergen el uso del video, la radio e Internet como instrumentos predilectos de comunicación política, cultural y religiosa, en medio de tensiones y conflictos con el monopolio estatal y privado.

La aparición del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994 fue un punto de quiebre para que comunidades indígenas recibieran apoyos de organizaciones civiles para crear sus propios medios de comunicación. Otros más surgieron al amparo del financiamiento popular de asociaciones religiosas, sobre todo protestantes para reclutar creyentes, de tal suerte que los usos sociales de los medios alternativos están vinculados a la religión y como medios de resistencia política.

En el año 2002, el EZLN y su Radio Insurgente, la voz de los sin voz inauguró en Chiapas el despegue de las radios de tipo de comunitario “al margen” de la institucionalidad. Un estudio realizado por Martínez Mendoza, et al (2013:123-152) encontró que una década después, el número de estaciones de radio de corte religioso y comunitario sin permiso gubernamental se habían elevado a 78, de los cuales 67 operan como “púlpitos electrónicos” de grupos religiosos –católicos, adventistas y cristianos– en 31 municipios, principalmente en Los Altos y frontera sur de Chiapas y, 11 más difunden contenidos culturales y comerciales en 8 municipios.

El surgimiento de los medios de comunicación no ha estado exento de tensiones y conflictos con los propietarios de los medios de comunicación privados. En 2010, el Vicepresidente de la Cámara de la Industria de la Radio y Televisión, Simón Valanci Buzali –ex legislador federal del PRI– declaró en su propio diario La voz del sureste la necesidad de aplicar el Estado de Derecho a las “radios piratas” (1), entendido como la necesidad de desmantelar a las estaciones de radio sin permisos legales otorgados por el gobierno.

La prensa y la TV no han sido medios de apropiación por parte de los grupos étnicos. No se cuenta con registros que indiquen la generación de contenidos propios en alguna lengua indígena de Chiapas. El poco esfuerzo por crear una prensa indígena surgió en 2006 con la red de corresponsables indígenas para difundir información en español a través del blog www.corresponsalesindigenas.blogspot.mx. Su funcionamiento ha sido de manera esporádica, lo cual ha limitado su consumo masivo.

El activismo más notorio ha sido a partir de la masificación de internet mediante el uso de aplicaciones como Facebook, Twitter y WhatsApp, donde organizaciones campesinas y religiosas encuentran en las redes sociales la posibilidad de informar de sus actividades para la movilización social en defensa de los recursos naturales, protestar por la represión gubernamental y dar a conocer su repertorio de demandas. Durante el paro de maestros, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) Sección VII usó de manera permanente una cuenta de Facebook para informar los acuerdos con el gobierno y convocar a las protestas sociales contra la reforma educativa lo cual permitió generar lazos de solidaridad ciudadana en momentos de represión policiaca; la organización religiosa Pueblo Creyente de Simojovel informa en Facebook las movilizaciones y actividades
que realiza para frenar la violencia en esa región, mientras que el Movimiento en Defensa de la Vida y la Tierra (Modevite) usó las redes sociales para informar sobre el avance de miles de indígenas que marcharon en caravana desde Salto de Agua hacia San Cristóbal de las Casas, en noviembre de 2016.

De la transferencia a la apropiación del video indígena

En particular, la emergencia y apropiación del video indígena se inserta en la constante lucha que mantienen comunicadores indígenas como medio de resistencia e instrumento de comunicación política-cultural para hacer frente al predominio de los espacios de difusión tradicionales, controlados por el monopolio estatal y privado. Desde una perspectiva histórica contemporánea se pueden identificar tres fases del video indígena en Chiapas.

La primera fase estaría centrada en la pasividad o baja participación de las comunidades indígenas. Es decir, los pueblos originarios son vistos como objetos de estudio antropológico como parte de un proceso para “registrar” o “inventariar” sus costumbres –sobre todo danzas, fiestas patronales y ritualidades– por especialistas –antropólogos o cineastas– para luego ser mostradas al mundo moderno. En esta etapa se pensaba que el mundo indígena sería absorbido por la modernidad, de tal suerte que era necesario conocerlos antes de su extinción o bien, porque se debía “rescatar” las costumbres y las tradiciones y en ese sentido, los indígenas eran los únicos portadores del México profundo.

En esta fase se inserta la política indigenista emprendida por el entonces Instituto Nacional Indigenista (INI) quien envió a las comunidades de México a profesionales para filmar las tradiciones (danzas y música) de los pueblos para que los antropólogos estudiaran a los grupos indígenas en la década de 1970. En particular sobre Chiapas, el INI documentó los carnavales zoques de Chapultenango y Ocotepec en el norte del estado en la década de 1980. El caso emblemático es de los cineastas Juan Francisco Urrusti y Ana Piñó Sandoval, quienes fueron sorprendidos por la erupción del Volcán Chichonal mientras registraban las danzas del carnaval zoque en marzo de 1982. El resultado fue el documental Piowachuwe, la vieja que arde que posteriormente obtuvo el premio Ariel al mejor documental testimonial en 1987.

En esta fase de pasividad, las comunidades mantienen una escasa participación en la definición de los contenidos del material audiovisual dado que la línea discursiva se centraba en “documentar/registrar” para mostrar al subalterno y sus costumbres. El público receptor no eran las propias comunidades “documentadas” sino antropólogos o investigadores, es decir, un público especializado desvinculado de la comunidad.

La segunda fase del video indígena en Chiapas es de transferencia tecnológica, que a su vez tiene dos vertientes: una institucionalizada y otra alternativa. La vertiente institucionalizada inicia con el Proyecto de Transferencia de Medios (PTM) financiado por el Instituto Nacional Indigenista (INI) en 1989 con la idea de capacitar a los indígenas para que de manera instrumental se “apropiaran” de la cámara de video. La intención era que los propios indígenas registraran las costumbres de sus pueblos. En esta fase, el exponente pionero es Mariano Estrada Aguilar, indígena tzeltal, quien después de recibir la capacitación en Oaxaca por parte del INI, en 1992 documenta “la marcha Xi’nich”, un video sobre la lucha del Comité de Defensa de la Libertad Indígena (CDLI-Xi’nich) en Palenque. Este primer documental supone un giro de la relación video-comunidad indígena porque no solo marca el inicio de la apropiación tecnológica del artefacto sino también el surgimiento de comunicadores indígenas.

La vertiente alternativa de la segunda fase del video proviene de Chiapas Media Project que inició sus operaciones en 1995 para “transferir tecnologías a las comunidades zapatistas” Tanto la etapa del INI como la de Chiapas Media Project puede entenderse como proceso de formación centrado en transferir tecnología, es decir, la apropiación instrumental del artefacto para que los comunicadores indígenas generaran sus propios registros y contenidos. Nuevamente, la comunidad tiene una limitada participación en la definición del contenido y en la narrativa visual.

Finalmente, la tercera fase es la de apropiación del artefacto tecnológico y sus posibilidades narrativas visuales como recurso de comunicación política y cultural, marcada por una tendencia hacia el videoactivismo. Sin duda, la irrupción del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en 1994 aceleró este proceso de apropiación tecnológica.

En la fase de apropiación del artefacto tecnológico la intervención de centros de investigaciones y universidades públicas fueron claves para su aparición. En el año 2000, el Centro de Investigaciones en Antropología Social (CIESAS región sureste) organiza el diplomado en Antropología Visual y Derechos Indígenas como parte del Proyecto de Videoastas Indígenas de la Frontera Sur el cual fue el semillero de videoastas tzotziles de los Altos de Chiapas agrupados en la Red de Artistas, Comunicadores Comunitarios y Antropólog@s. Hasta el año 2007 habían realizado 29 producciones en el marco de este proyecto de Chiapas (Leyva, 2012b: 31-57).

Otra institución que permitió la aparición de la tercera fase fue la creación de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) en 2004, lo cual dio paso a la institucionalización de la formación de comunicadores indígenas a través de la carrera de Comunicación Intercultural, lo cual intenta superar las visiones instrumentales de la comunicación al incorporar en su currícula las nociones de territorio, procesos socio-históricos y planeación participativa comunitaria. Las organizaciones civiles también han sido clave en la expansión del uso video. En octubre de 2011 se llevó a cabo un taller intensivo de iniciación al género documental para 21 alumnos tzotziles en su mayoría, varios de ellos alumnos de la UNICH, Universidad Intercultural de Chiapas.

El caso es que hoy, el video se ha convertido en un elemento poderoso de información y de organización puesto que “el video sirve para activar la participación y conciencia de los actores sociales, generando espacios de diálogo y reflexión, de ruptura con el orden social dominante, en tanto que valorización de los saberes comunes, de la propia experiencia y articulación de los procesos de acción colectiva” (Sierra y Montero, 2015: 29). De acuerdo con la antropóloga, “largo ha sido el camino para que las mujeres (y los hombres) indígenas, afrodescendientes, de sectores populares, estén detrás de la cámara y no enfrente de ella” (Leyva, 2012a).

La dispersión de los grupos zoques

Los zoques de Chiapas, a diferencia de los tzotziles de los Altos, provienen del grupo etnolingüístico mixe-zoque-popoluca, vinculados a los olmecas, que desarrollaron en Mesoamérica un vasto territorio desde hace más de 2,500 años en el sur de México. A raíz del proceso de colonización española, el territorio zoque fue fragmentado, de tal suerte que una característica es su dispersión. Así actualmente encontramos asentamientos zoques en Veracruz, Tabasco, Oaxaca, Campeche y Jalisco, resultado de migraciones forzadas. Esta dispersión posibilita múltiples identidades y una nueva etnicidad. En el caso de Chiapas puede distinguirse diferentes grupos de zoques, según la variante de la lengua ore´tzame, pero por otro lado en municipios como Tuxtla Gutiérrez, San Fernando y Ocozocuautla la lengua como medio de comunicación no es central para definirse como zoque sino las fiestas, las ritualidades, las costumbres locales y el territorio. La idea de que para ser indígena en México era necesario hablar una lengua originaria no aplica para el caso de los zoques de Chiapas.

La erupción del volcán Chichonal en 1982 puso al descubierto las graves condiciones sociales y económicas en las que vivían los zoques del norte de Chiapas. La respuesta del gobierno fue crear nuevos asentamientos y compras de tierras en la selva lacandona y el valle central para reasentar a más de 12 mil familias desplazadas por el fenómeno eruptivo. A la luz de 33 años, una generación de jóvenes ha crecido desvinculada de su territorio, sobre todo por la falta de acceso a tierras, que ha redundado en la pérdida de conocimientos agrícolas ancestrales y en el abandono de la lengua materna como práctica cotidiana. No obstante, muchos han encontrado en la educación, sobre todo en la universidad, un espacio para reflexionar y revalorar su identidad y en general la cultura local como el caso de los integrantes del Centro de lengua y cultura zoque, una asociación civil creada por jóvenes zoques en 2009.

Los casos de Saul Kak (jaguar en zoque); Fortino Domínguez Rueda, Samuel Ávila Delesma y José Cordero Jiménez, todos ellos egresados de universidades públicas, son casos emblemáticos de los jóvenes zoques que hacen uso del video como instrumento y recurso audiovisual para revalorizar la cultura zoque y visibilizar los problemas socio-políticos del territorio del norte de Chiapas. Estos casos permiten ilustrar la emergencia del uso del video indígena como herramienta de comunicación política y cultural entre los indígenas de Chiapas, al margen de los medios masivos de comunicación.

En el caso de Saul Kak, originario de Rayón y egresado de la carrera de Artes Visuales de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, su producción audiovisual se centra en mostrar las contradicciones de la modernización y la fuerza cultural de los pueblos zoques de Chiapas, a partir del cual documenta las fiestas patronales de los zoques reubicados del ejido Esquipulas Guayabal de Rayón y denuncia los procesos políticos en los pueblos zoques.

En 2015, Saúl Kak presentó el video Pan y Circo que retrata el dispendio electoral de los partidos políticos y los discursos de los candidatos en Chiapas como una forma teatralizada del sistema político mexicano. Hacia finales de 2016, un video sin título muestra una marcha llevada a cabo por campesinos por la defensa del territorio zoque contra los proyectos de los hidrocarburos en la región de Tecpatán. La narrativa se centra en dar voz a los campesinos. Una imagen potente muestra a los campesinos armados de manera simbólica con rifles sin municiones. El video alcanzó más de 50 mil reproducciones en la plataforma de Facebook.

La perspectiva de Saúl Kak también ha sido plasmada en el cine. The Modern Jungle. Selva Negra en co-dirección con Charles Fairbanks fue estrenado en el Festival de Nyon Suiza en 2016 y otros foros de México y Estados Unidos. El film plantea mostrar los efectos de la modernización sobre la vida de una mujer zoque y un campesino de Rayón.

El caso de Fortino Rueda Domínguez, originario de Chapultenango e historiador egresado de la Universidad de Guadalajara, recurre al video para mostrar la rearticulación de las familias zoques desplazadas por la erupción del volcán Chichonal en 1982. El video-documental Viceversa realizado en co-producción con Rafael Villegas y Pablo González en 2007 muestra el recorrido de 1,600 kilómetros que realizaron las familias zoques para reencontrarse con las familias de Chapultenango, Chiapas después de más de tres década de desplazamiento. La narrativa visual tiene como telón de fondo la fiesta patronal y entrevistas que recrean las emociones por el reencuentro.

Samuel Ávila Delesma, originario de Chapultenango, es quien posee una producción documental más extensa sobre los zoques. Los mundos Zoques en 2011, Te Tzitzunh Kotzajk 30 años después en 2012 y Kubguy Jiara, el padre del pueblo en 2016, son algunos de sus trabajos como videasta, muchos de los cuales han sido financiados por el Proyecto de Comunicación Indígena de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).

Los videos-documentales de Samuel Ávila tienen la característica de registrar la cosmovisión de los pueblos zoques del norte de Chiapas y realizar las entrevistas en su propia lengua originaria, algo que podría diferenciarse del resto de los materiales antes citados que intercalan el uso del español para narrar la historia. En particular, Los mundos zoques que muestra las narrativas orales de los campesinos sobre los espacios sagrados del territorio es contado en lengua zoque con subtítulos en español.

Finalmente, José Trinidad Cordero, estudiante de la Maestría en Estudios Mesoamericanos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mediante Las huellas de un volcán en 2010 busca recrear la memoria colectiva de los zoques que padecieron la erupción del volcán Chichonal como un acto de tragedia y sobrevivencia humana frente a una crisis ambiental.

Este conjunto de videos mostrados en los párrafos anteriores se han expuesto en espacios comunitarios por el Centro de Lengua y Cultura Zoque, sobre todo en las comunidades de Nuevo Carmen Tonapac, en Chiapa de Corzo, Rayón, Chapultenango y en los espacios universitarios de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, sobre todo en el aniversario de la erupción del Volcán. La razón fundamental es que se parte de la idea de que los video-documentales contribuyen, no solo a registrar la historia local reciente, sino a recrear la memoria colectiva y rearticular la cohesión identitaria y social de los pueblos zoques. Al respecto, Alonso Bolaños cita:

Los jóvenes han otorgado especial interés a las expresiones artísticas, en términos de que la historia y tradición oral juegan un papel fundamental para el restablecimiento del tejido social después del impacto del fenómeno natural. La razón de esto es la propia composición del grupo: académicos, traductores, peritos en lengua zoque y productores radiofónicos. También hay escritores de poesía y prosa, videastas, artistas gráficos y músicos (Alonso, 2015).

En ese sentido, el uso del video ha jugado un papel central en la forma en que los zoques urbanos construyen sus imaginarios y evocan su historia en el lenguaje audiovisual de los medios de comunicación. Para el caso de los videastas zoques es común recurrir a la tragedia, en este caso la erupción del volcán, para resignificar su identidad como una forma de mostrarse al mundo.

Reflexiones finales

Al analizar el uso del video como medio de comunicación entre los comunicadores indígenas se puede considerar que existe un grado de apropiación del artefacto para contar historias propias sin miradas externas. El lenguaje audiovisual les permite construir y reproducir sus propios discursos políticos y culturales en contraposición a los modelos dominantes de los medios masivos de comunicación. La lengua indígena juega un papel central para comunicar al otro, al igualar el discurso con los receptores. Se trata de comunicar en forma dialógica como nuevas formas de contar las historias locales y como nuevas formas de comunicación política.

Por otro lado, la emergencia del video indígena muestra un claro interés por abordar temáticas sociales y culturales que afectan de manera directa a las comunidades. En el caso de los zoques existe un claro interés por la pérdida de la lengua, de tal suerte que el video contribuye a des-estigmatizar la lengua indígena. En otros casos, las temáticas de los videos se centran en mostrar problemáticas ambientales y electorales, de tal suerte que el uso social que los comunicadores indígenas dan al video puede entenderse como procesos de resistencia cultural frente al predominio de los contenidos de los grandes medios de comunicación.

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Notas

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Fermín Ledesma Domínguez: es Integrante del Programa de Etnografía de las Regiones Indígenas de México en el Nuevo Milenio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (México); Profesor de la Universidad Autónoma de Chiapas y Miembro del Centro de Lengua y Cultura Zoque AC..

“El Bronco” y las redes sociales

La campaña política de Jaime Rodríguez Calderón

Jaime Rodríguez Calderón, nacido en Galeana, Nuevo León, en diciembre de 1957, militó en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) por más de 33 años, y en octubre de 2009, después de sufrir la muerte de su único hijo varón en una aparente persecución, llegó a ser alcalde del municipio de García, famoso por sus grutas o cavernas. Sin embargo, tan bello rincón de la zona metropolitana de Monterrey escaló más altura en el mapa de México cuando este político campirano sobrevivió a dos supuestos atentados del crimen organizado en febrero y marzo de 2011.

Foto: Gabriela Perez/Cuartoscuro.

Foto: Gabriela Perez/Cuartoscuro.

Por José Luis Esquivel Hernández

 

Crecido en su ego, el también ingeniero agrónomo por la universidad pública local, en octubre de 2014 se puso “bronco” para estar contra la cúpula de su partido al ser vetado para contender por la gubernatura de Nuevo León, y dejó al PRI de sus amores para lanzarse por su cuenta, como candidato sin partido (dizque independiente), en una aventura que algunos de sus colegas políticos tacharon de ridícula, irrisoria o verdaderamente loca. E inclusive los analistas serios y los politólogos de carrera no le veían viabilidad y destino feliz porque hasta entonces solamente la partidocracia distribuía el gran pastel en esos menesteres.

Al arrancar su campaña en su tierra natal, Galeana, con la mira puesta en el triunfo el lejano 7 de junio de 2015, la gente lo desairó y solamente dos medios informativos lo acompañaron. El resto lo menospreció e inclusive un sector de los mismos lo atacó casi de inmediato, pues el gobernador en turno, Rodrigo Medina de la Cruz, dio la señal de borrar toda oposición para que no quedara duda de la supuesta preferencia mayoritaria que tenía la candidata del PRI, Ivonne Álvarez, presumiendo apoyos del mismísmo presidente de México, Enrique Peña Nieto, gracias al impulso del senador de su partido Emilio Gamboa Patrón.

De poco más de 3.5 millones de electores en Nuevo León, el 50.21% de la lista nominal eran mujeres y el 49.78% eran hombres. Pero lo significativo de estas cifras era que se trataba de 59 mil 806 probables electores jóvenes, de 18 años de edad, que votarían por primera vez, más otros 81 mil 138 que, a sus 19 años, se estrenarían en las urnas, pues en los comicios de 2012 rondaban los 16 años. Además se contaban sufragantes entre los 20 y 34 años que sumaron un millón 264 mil 611.

Ante la descalificación de que siempre fue objeto por parte de la televisión local, Jaime Rodríguez Calderón, identificado desde entonces como “El Bronco”, gritaba a voz en cuello en sus mítines y en todas partes su promesa de meter a la cárcel a Rodrigo Medina dela Cruz, “por corrupto” y para encontrar más eco en sus planteamientos entre los chavos, contrató al acreditado publicista bajacaliforniano Guillermo Rentería a fin de comenzar a enamorar paulatinamente a este sector de la población nuevoleonesa. E inteligentemente su equipo de campaña le aconsejó el uso de las nuevas tecnologías si confiaba así fincar su repunte y hacer caso omiso de las encuestas manipuladas o vendidas de los medios tradicionales, en muchos casos con el propósito de hacer creer a Ivonne Álvarez que tenía el triunfo asegurado, así como para superar los ataques que en esta elección, que sería histórica, hicieron que los candidatos nadaran verdaderamente en lodo hasta las orejas.

No obstante, cada obús directo en contra de Jaime hizo que su defensa en las redes sociales revirtiera el efecto y en lugar de quitarle simpatía y votos, elevó poco a poco su popularidad. Por ejemplo cuando, inclusive a nivel nacional, fue calificado como “ratero” durante su mandato en García por la presunta acumulación de propiedades ejidales y otros bienes, pero más todavía al ser ventilada en los medios electrónicos con gran escándalo la supuesta violencia intrafamiliar de que hacía víctima a su ex esposa, pues la propia mujer presentó personalmente testimonios de que era un golpeador, nada afectó el trote de “El Bronco”.

Felipe de Jesús Cantú, abanderado del PAN, simplemente se mostraba sorprendido sin desalentarse de su aspiración final por rebasar a sus contrincantes, mientras que el candidato del partido Movimiento Ciudadano, Fernando Elizondo Barragán (acreditado ex panista de alcurnia y ex gobernador de Nuevo León) obró a favor de la candidatura de Jaime al declinar en sus aspiraciones y sumarse a ese fenómeno político que estaban registrando las novedosas redes sociales y que no solamente impactó con fuerza en la política electoral de Nuevo León sino que sentó un precedente para otros comicios en otras entidades del país y para las elecciones presidenciales de 2018.

El logro inédito fue haber innovado la comunicación política, es decir, la forma de enlazar y tender puentes entre emisores y receptores para fijar los mensajes en el cerebro y en el sentimiento de los electores, especialmente de los más jóvenes. Rompió con viejos paradigmas para instalarse a sus anchas en el poder de la información en las nuevas plataformas, al demostrar ser un “revolucionario” electoral, no solamente por atreverse a una inusitada “rebelión” contra la cúpula del PRI sino también por el desafío que le planteó a la televisión local principalmente, al grado de que los más famosos conductores de programas noticiosos sufrieron la dura “metralla” de los seguidores de “El Bronco” y se ganaron un enorme descrédito por denuncias de parcialidad y supuesta obediencia ciega a los dictados del gobernante en turno. Su confrontación llevó a Jaime a prometer, si llegaba a gobernador, no gastar un cinco del erario en propaganda en TV y radio. Y lo cumplió con mucha firmeza.

Al final de cuentas llamó la atención que, de casi dos millones de votantes, lo hayan favorecido poco más de un millón de nuevoleoneses, la mayoría del área metropolitana de Monterrey, pero sobre todo que sus números más altos los haya obtenido en una de las zonas de elevado nivel socioeconómico y educativo donde se ha eternizado el PAN en el gobierno municipal: San Pedro Garza García con 40 mil 534 sufragios para un total del 64 por ciento de votantes. En cambio en la capital regiomontana, donde el PRI ganó la alcaldía, Jaime triunfó con 278 mil 901 votos por 120 mil 342 de la prísta Ivonne Álvarez y 115 mil 708 de Felipe de Jesús Cantú (PAN).

Fue así como frente al hartazgo de los partidos políticos y la desconfianza en los medios informativos tradicionales cooptados en su mayoría por el poder económico y gubernamental, el fenómeno “Bronco” rompió paradigmas en el proceso de la comunicación masiva al activar una enorme red de voluntarios a través de Facebook principalmente y de la telefonía celular, e inclusive, siempre de la mano del publicista Guillermo Rentería, el candidato triunfador transmitió en tiempo real, a través de Periscope, algunos de sus eventos proselitistas al no recibir atención ni tiempo de la TV local.

El perfil de Twitter @JaimeRdzNL siempre estuvo muy activo y, ya electo, optó por esta misma aplicación para difundir las juntas de transición entre el gobierno saliente y el entrante, rompiendo el tabú de llevar a cabo estas reuniones a puerta cerrada, y es fecha que aún se sigue comunicando con los ciudadanos vía Twitter.

Estudios posteriores han tratado de explicar por qué durante la campaña, cada encuesta amañada se revirtió en su efecto en redes sociales y ante cada ataque en su contra, los simpatizantes del candidato sin partido (supuestamente independiente) lograban capitalizarlo a su favor haciéndolo ver como víctima de los poderes fácticos y denostando a los medios tradicionales que daban cabida a las informaciones que esos simpatizantes de “El Bronco” juzgaban tendenciosas e intencionadas formas de complot para acabar con él. Y le supieron sacar jugo al juego de irle siempre al más débil y favorecer al que el gobierno menos quería que ganara, al grado de que los burócratas del Estado e inclusive muchos priistas se inclinaron por su candidatura en las urnas.

Sin embargo, al paso del tiempo Rodríguez Calderón ha perdido el carisma que lo encumbró como candidato y ha decepcionado a muchos de sus mismos seguidores por el incumplimiento de meter a la cárcel al ex gobernador Rodrigo Medina de la Cruz y castigar la corrupción de la familia de éste al aprovecharse de sus influencias para apoderarse de cientos de hectáreas de terrenos en Mina, N. L., previendo una plusvalía por la construcción de un centro de reclusión e infraestructura carretera.

Asimismo, se le reprocha un interés desmedido en la candidatura presidencial para el 2018 descuidando la buena marcha de su gobierno que carga con el sello de la frivolidad e ineptitud, según sus críticos, además de que no ha sido ajeno a la práctica tan ruin de la corrupción y el nepotismo
de su polémico procurador Roberto Flores, de manera que sobran voces que subrayan la decepción de comprobar que “El Bronco” no ha olvidado sus raíces priistas.

Sin embargo, aquel político que no necesitó a los partidos políticos y a los medios informativos tradicionales para obtener más de un millón de votos en las urnas y convertirse en gobernador de Nuevo León, ha imitado últimamente al presidente de Estados Unidos, Donald Trump en su confrontación con la prensa, recomendando al público que no lea los periódicos porque, según “El Bronco”, se la pasan criticando a su gobierno. He aquí la reseña de uno de los aludidos en este conflicto:

• “Ustedes no compren periódicos , no lean los periódicos, no gasten dinero inútil. Lean Facebook; es gratis”, dijo el 24 de febrero de este año.

Antes, durante un encuentro de funcionarios de salud de todo el país, criticó a los medios de comunicación.

• “¿Ustedes les creen a los periódicos?”, cuestionó.
• “¿Por qué éstos no se atreven a ayudarle a este país? ¿Por qué siempre están cuestionando todo?
• “Si ustedes se fijan, todas las notas periodísticas son de acciones del Gobierno, nada más, de eso viven”, añadió, “pero ya nadie lee los periódicos; yo los uso para limpiar mi camioneta”.

Rodríguez se quejó de que los medios le han puesto “una friega” por el liderato nacional de influenza que tiene Nuevo León, al registrar 49 muertes según el reporte nacional de fines de febrero. El Gobernador sostuvo que los medios lo cuestionan porque no les paga.

• “¿Cuántos tienen una suscripción de periódico?”, preguntó.
• “Pues ya cancélenla”, dijo. “Es dinero perdido, dinero tirado. Mejor opten por Facebook”.

Entretanto “El Bronco” mantiene viva su aspiración por pelear como candidato sin partido la presidencia de México en 2018. Inclusive su Secretario de Gobierno, Manuel González ha tenido el atrevimiento de decir que están en pláticas con el gobierno federal para ello, lo que ha aumentado el caudal de cuestionamientos a quien presume que con las redes sociales le basta para sumar el mayor número de votos, llegado el momento.

La sociedad de la ignorancia y el capitalismo que avasalla

Entrevista a Manuel Pérez Rocha

Al experto en temas educativos Manuel Pérez Rocha de plano le disgustan desde la denominación misma hasta los contenidos que implicaría una sociedad del conocimiento. Le parece que hay una “patraña”, tras la cual se esconde el verdadero rostro de lo que las sociedades y el mundo están viviendo:

“Yo creo que lo que predomina en este momento son los intereses del capitalismo. Vivimos en una sociedad capitalista, en donde lo que domina es el capital financiero”.

Para Manuel Pérez Rocha la sociedad del conocimiento es una “patraña manejada por organismos internacionales” - Foto: Sashenka Gutierrez / Cuartoscuro

Por José Reveles

Ese capital, “netamente especulativo y avasallador”, promueve la información y el conocimiento en la medida en que le son útiles. Entonces, visto así, no es el conocimiento el que está dominando.

Y no es un capitalismo tradicional industrial o agrario, que de alguna manera ha impulsado la producción de bienes y servicios, sino que es un capital financiero que “destruye, extrae, le chupa a esos capitalismos el valor que se produce y lo mete precisamente en un circuito de especulación en donde todo se distorsiona”.

Esa es la sociedad que estamos viviendo, reitera el maestro Manuel Pérez Rocha, ingeniero de profesión, pero cercano a los temas educativos hace décadas, desde antes de la fundación del Colegio de Ciencias y Humanidades a principios de los setenta. El entrevistado fue creador y primer rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Que ese capitalismo pueda hacer uso del conocimiento, y más que del conocimiento de la información, es indudable. Pero el dominio no es del conocimiento sino del capital. “Y el capital, en la medida en que le es útil la información y el conocimiento, los promueve; y si no, no. Entonces el dominante no es el conocimiento. Es una imagen muy falsa hablar de una sociedad del conocimiento”.

Entonces se supone que el capitalismo podría instrumentalizar a la propia educación, si así le conviene.

“Claro, por supuesto. Y la cuestión está en que le conviene de un modo peculiar. Es totalmente falso que el capitalismo impulse el desarrollo del conocimiento para toda la población y que lo esté inculcando. En la realidad, para la mayor parte de la población la manera como opera el capitalismo actual se traduce en un empobrecimiento del trabajo, en una descalificación del trabajo. Aún empleos que antes se consideraban con un nivel técnico, como sería la terminal de una computadora, hoy en día los puede hacer hasta una empleada de supermercado que inclusive podría ser casi analfabeta. Lo único que hace es pasar el producto enfrente del lector de barras y extenderle al cliente el recibo con la suma de todo lo que ha comprado. Es lo que dijo la máquina”.

-En definitiva, no estás adherido a esa noción y a la teoría de que estamos viviendo en plena sociedad del conocimiento…

“Para mí es una patraña manejada por muchos organismos internacionales. Inclusive la misma UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura) habla con frecuencia de esa sociedad del conocimiento. Yo reitero que lo que predomina en esta sociedad son los intereses del capitalismo. Y así seguiremos por muchos años. No se desarrolla el conocimiento en virtud de una dinámica propia, como algunos consideran, sino que el conocimiento se desarrolla en función del apoyo, el impulso que le dan los intereses del capital.

“Yo diría, más bien, que vivimos en una sociedad de creciente ignorancia: una ignorancia sobre las cuestiones esenciales. Tenemos mucho conocimiento acerca del sistema solar, de los planetas, etcétera, pero hay un desconocimiento profundo acerca de cuestiones fundamentales, como el aprovechamiento o el uso racional de los recursos de la naturaleza. Se siguen desperdiciando esos recursos de manera escandalosa por la ignorancia de cómo deberían ser explotados. Y es que el conocimiento está en manos de los grandes intereses y no del pueblo. Éste es uno entre muchos ejemplos de cómo lo que domina en esta sociedad son la ignorancia, los mitos, los prejuicios y los intereses de las clases dominantes. Concretamente los intereses del capital”.

-Hay todo un complejo de asuntos que vienen aparejados al desarrollo de las nuevas tecnologías, de las TICs, en materia de comunicación horizontal, de internet, de las redes en general. Y de allí el calificativo de la sociedad de la información primero y del conocimiento después, maestro.

“Claro. Y es indudable que la tecnología ha tenido un impacto enorme en la vida del hombre contemporáneo. Pero hay que analizar el fenómeno con mucho cuidado, porque toda esa tecnología ha servido para que se pueda difundir la información, pero no necesariamente el conocimiento. Ni se crea conocimiento ni necesariamente difunde conocimiento. Difunde información, que no es lo mismo que conocimiento. Y una información muchas veces muy desviada, muy interesada; una información que muchas veces manipula a los seres humanos.

“Me viene a la mente la expresión de un autor que afirmaba: ‘la tecnología, más sabia que nosotros, nos da la posibilidad de la comunicación universal cuando la comunicación universal es la única salvación de la humanidad. Y, efectivamente, tenemos la posibilidad de la comunicación universal, pero es una posibilidad que nos da la tecnología. Está en nosotros el saber aprovechar la tecnología para que esa posibilidad se convierta en realidad.

“Y otro concepto esencial allí es el de la comunicación. Coincidirás en que compartir información no es necesariamente comunicación, que implica mucho más que eso. La comunicación implica un determinado estado de conciencia, de voluntad y la capacidad de contextualizar y valorar la información que se recibe y eso no nos lo da la tecnología, que finalmente es una herramienta. Para que esto sea posible, se hace necesario algo mucho más que la tecnología: se necesita cultura, en un sentido amplio, se necesitan valores éticos, actitudes serias frente a la vida en un mundo de frivolidad como el que vivimos. Y las tecnologías lo único que hacen es difundir toda esa frivolidad, universalizar esa frivolidad. Pero eso está muy lejos de servir para que las personas, los seres humanos nos comuniquemos. Esto es, que hagamos efectivamente comunes nuestras experiencias, nuestras vivencias, nuestras inquietudes”.

Entonces sí, reflexiona Pérez Rocha, las nuevas tecnologías lo que hacen es potenciar algunos de los peores aspectos de la sociedad capitalista en la que vivimos.

-¿Hay que concluir que estas tecnologías, que tienen la posibilidad y la virtud de comunicar horizontalmente, pueden redundar en lo contrario? ¿Por exceso de información frívola que no te forma, te confunde, te mal orienta, te induces, eres manipulable? ¿Te llenan, te atiborran de información y no te permiten espacio para establecer prioridades?

“Sí. Uno lo ve de una manera plástica, en muchísimos instantes. Hoy entras a un restaurante y en la misma mesa hay cuatro personas, las cuatro con su celular texteando o hablando por teléfono. Hay por ahí una frase que dice más o menos que las nuevas tecnologías, y concretamente el celular, ha servido para acercar a los lejanos y para alejar a los cercanos.

“Y no solo eso, sino que todas esas tecnologías que han potenciado tanto la difusión, creo yo se han traducido en un prejuicio enorme. Hoy en día todos los seres humanos están conectados 24 horas al día. Desde que te levantas usas el celular. Duermes con el celular prendido, ahogando una condición que es esencial para el ser humano, que es el silencio y la soledad. Hoy no puedes estar solo y no puedes estar en silencio. Y eso le pasa hasta a los niños chiquititos. Son incapaces de estar consigo mismos. Tienen que estar permanentemente conectados al celular o a la computadora. Ya se ha convertido inclusive en una patología la adicción a estas herramientas.

“Creo que sí podemos congratularnos de los beneficios de estas nuevas técnicas, pero no podemos confundir eso con una sociedad del conocimiento, ni desconocer los terribles perjuicios que esto representa para la deshumanización de la sociedad”.

-La educación sería base para una sociedad activa, crítica, informada y cada vez más demandante. ¿Qué ocurre con la llamada reforma educativa que está siendo cuestionada en México por un sector del magisterio?

“Hay un proyecto de reforma educativa mundial, propiciado por la Organización de Países en Desarrollo (OCDE). Inclusive la UNESCO ha estado de alguna manera apoyando este modelo. Este proyecto consiste fundamentalmente en hacer de la educación un mecanismo para adaptar a las nuevas generaciones a una nueva sociedad capitalista, tecnificada y alienante.

“Y concretamente en el nuevo modelo educativo de la Secretaría de Educación Pública, siguiendo los dictados de la OCDE y del Banco Mundial, el énfasis central está puesto en la enseñanza de las matemáticas y de la lengua desde una perspectiva muy instrumental. Básicamente estas disciplinas se asumen como fundamentales, agregando inclusive el inglés.

“Frente a las críticas, aparecen sugeridas por el secretario de Educación Aurelio Nuño dos áreas relevantes más: la robótica y la educación financiera. ¡Imagínate!

“Cuando se acerca uno a este famoso modelo, brota por ahí un área que parece un asomo de valores universales, humanísticos. El área se denomina desarrollo de las habilidades socioemocionales. Cuando me metí a ver de qué se trataba, en pocas palabras eso quiere decir desarrollar en los niños la capacidad de controlar las emociones. Es una de las exigencias de los empresarios: que si los trabajadores no tienen capacidad de controlar sus emociones, entonces la escuela tiene qué enseñarles ese control. Fíjate qué terrible. No se trata de desarrollar emociones en los niños, sino que controlen sus emociones, que controlen la ira, por ejemplo. La ira es manifestación en contra de las injusticias. Eso les interesa a los patrones. Que los trabajadores controlen su ira”.

-Esto me recuerda a la Costa Rica de los años 70 y 80, con fama de no tener ejército, sino solo policía. Y los críticos del sistema decían que no hacían falta las fuerzas armadas, que para esos estaba la escuela.

“La escuela puede desempeñar un papel domesticador muy eficaz. Sobre todo un sistema educativo en el cual el maestro tiene la verdad y puede transmitir sus conocimientos como en una especie de transfusión hacia un alumno objeto. Se puede sintetizar de manera breve diciendo que lo que predomina es la pedagogía de la respuesta y no la pedagogía de la pregunta. Lo que se enseña a los alumnos es a responder al reactivo (ojo con ese término que se utiliza) que presenta el sistema, pregunta del profesor que ahora ni siquiera la hace el profesor, sino la OCDE.

“A mí me parece, por eso, que la sociedad del conocimiento es un gran mito, es un gran cuento que tiene que ser desmontado”.

-Hace más de cuatro décadas se decía que la gran educadora era Televisa, porque deshacía con su programación lo que se había construido en la escuela. ¿Es lo mismo con las nuevas tecnologías?

“Yo creo que es peor. Porque ya no solamente es Televisa, que de hecho ya pasó a cuarto o quinto lugar en ese papel. Hoy los niños y jóvenes están sometidos a todos esos nuevo procesos de deseducación por todas las vías. Y lo están sufriendo cotidianamente.

“He mencionado que hay algo que tiene qué ver no tanto con las ideas, los valores, la ideología, todo ello, sino con los hábitos intelectuales. Tanto la televisión antes como ahora internet y todos los demás medios siguen las pautas y las estrategias de la publicidad para atraer a los espectadores y a los oyentes. Y una de esas tácticas es el movimiento constante de los estímulos auditivos y visuales. Cada dos o tres segundos le están bombardeando al niño con un cambio en los colores, en las formas, en los sonidos. Y de esa manera están provocando su atención adictiva, viciosa, a esos medios.

“A un niño que está sometido a estas prácticas es absolutamente imposible mantenerlo concentrado durante cinco minutos para que lea un libro, siquiera una página. Entonces, si se quiere saber por qué los niños no leen, por qué no aprenden a prestar atención, por qué no son aficionados a la lectura, hay que prestar atención a todo lo demás que está condicionándolos. Dominan los condicionamientos culturales o anticulturales, gracias a las tecnologías.

“Inclusive se han catalogado ya como una epidemia mundial el déficit de atención y la hiperactividad. Y en vez de estudiar la causa de estos problemas, muchos supuestos educadores, apoyados e instigados por los productores de medicamentos, lo que hacen es recetar Ritalín a diestra y siniestra, una droga terriblemente perjudicial para los niños”.

Insiste el maestro Pérez Rocha en que no se puede hablar de sociedad del conocimiento cuando estamos en medio de un desastre cultural.

Las nuevas tecnologías han desplazado a las palabras. Las sustituyen por imágenes. Así está hecha la propaganda en pro de la contrarreforma educativa en una guía de la SEP. No hay página sin imágenes muy cuidadas, bien diseñadas y a todo color, con repercusiones gravísimas en el campo del conocimiento. Si bien es cierto que una imagen dice más que mil palabras, hay palaras que no se pueden transmitir ni con mil imágenes. La capacidad de abstracción que nos da la palabra no se puede desarrollar con las imágenes de ninguna manera.

-Recuerdo que el doctor Pablo González Casanova, siendo rector de la UNAM y cuando se creó el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), postulaba como objetivo central que se iba a enseñar a los jóvenes a pensar, a investigar por sí mismos, a ser críticos. ¿Cómo sería posible eso con alumnos que venían de esquemas autoritarios, memoristas, acríticos desde niños?, se le preguntaba.

“En efecto. Y una de las cosas que se demostró es que, a pesar de todas las taras y deficiencias de la educación previa, en ese momento era factible lograr mucho con los jóvenes. El CCH constituyó, sin duda alguna, uno de los proyectos más innovadores que ha habido en la educación mexicana. Y no solo en el papel sino en la práctica. Tuve oportunidad de dar clases en varias facultades de la UNAM. En Economía, en el primer semestre, era fácil reconocer la procedencia de los estudiantes. Los del CCH a cada momento levantaban la mano, interrumpían, preguntaban, cuestionaban, aportaban a la discusión, criticaban, corregían al maestro”.

“Por la misma época, en contraste, el secretario de Educación Pública, el ingeniero Víctor Bravo Ahúja, traía influencias del Tecnológico de Monterrey, de donde fue director. Introdujo las que se llamaron ‘salidas laterales’, técnicas, para ofrecer mano de obra a las empresas. Era un proyecto, más que educativo, ideológico”.

-Igual que ahora…

“Claro que sí. Estamos en las mismas. Y se adiestra para empleos que no existen. La situación del empleo en el mundo capitalista contemporáneo es un asunto estructural insoluble en los términos que está organizado el sistema. Tan no tiene solución, que ya Carlos Slim propuso que se reduzca la jornada semanal a tres días. Tampoco las grandes inversiones extranjeras que se quieren atraer a las Zonas Económicas Exclusivas en el sur de México serán generadoras masivas de empleo. Las pequeñas empresas son las que ofrecen el 80 por ciento de la ocupación. El desempleo es un problema mundial que estalla lo mismo en América que en Asia y en Europa”.