Primera plana

  • Las secciones noticiosas sobre  crímenes se han convertido en las más leídas en México.
  • Como pocas veces, la situación de violencia ha ocasionado un interés creciente por la información.
  • «He sido testigo en diversas ocasiones de algo que no sucedía hace tiempo en el consumo de medios: los lectores están comparando la información. Con los medios en línea, intentan corroborar lo que les ha dicho alguien para saber si algún periódico o servicio de noticias lo recogió», dice Pilar Ramírez.

Fotografía: "Periódico en un local de Reforma" por Chad Santos @ Flickr

Por Pilar Ramírez

En las encuestas sobre lectura se han identificado varias cosas: los medios impresos son los que menos se consumen, la gente prefiere ver televisión o escuchar la radio. De la minoría que lee periódicos, no todos lo hacen porque les guste enterarse de lo que sucede a su alrededor, pues las secciones de espectáculos, entretenimiento, sociales y policíaca son las que tienen más público, en cambio las menos leídas son las secciones noticiosas nacionales e internacionales.

Desde que en nuestro país la violencia y la nota roja han monopolizado las primeras planas, se ha operado un cambio en el consumo de medios, que se puede constatar de manera empírica en los corrillos laborales, escolares y familiares: los lectores están más interesados en la información, a veces, incluso, en la sobreinformación. Todo mundo tiene su propia estadística de la violencia porque no confían en la oficial, todos tienen un familiar o un conocido que fue testigo de un hecho, y, especialmente, todos tienen una opinión porque están interesados en el tema.

Las secciones policíaca y nacional se han vuelto una y la misma. Los tradicionalmente incomprendidos reporteros de la nota roja ahora han visto elevarse su status en la estructura informativa porque sus notas ya no “se colean”, como se dice en el argot periodístico cuando las notas se mandan al final de las secciones, ni están relegadas; hoy son las notas que más se comentan, las que más se leen y las que más se buscan. Sin embargo, no ha sido suficiente. La información es tan sangrienta que, combinada con la intención de acallar su distribución, se piensa que siempre hay algo que se está ocultando.

He sido testigo en diversas ocasiones de algo que no sucedía hace tiempo en el consumo de medios: los lectores están comparando la información. Con los medios en línea, intentan corroborar lo que les ha dicho alguien para saber si algún periódico o servicio de noticias lo recogió. Ver este fenómeno en una ciudad mediana como Xalapa es común y fácil, precisamente por el tamaño del lugar. Como quizá sucede en muchos otros lugares del país, no siempre se colman los deseos de obtener información. A eso se le debe sumar una bicentenaria desconfianza hacia la información oficial. Es posible que aún en el caso de que se proporcionaran datos amplios y suficientes, que no ha sucedido hasta ahora, eso no desterraría los rescoldos de escepticismo con que suele consumirse la información proveniente de dependencias gubernamentales.

La ciudadanía desea información. El gobierno no la quiere dar. Los ciudadanos quieren saber a qué atenerse. El gobierno piensa que se causará pánico. Los ciudadanos no quieren que se les trate como menores de edad. El gobierno todavía no los ve maduros. Este desencuentro genera, de manera inevitable, los rumores, la repetición sin fin del “alguien muy cercano y confiable me lo dijo”, los agregados a la información y propicia, como ha sucedido en otros tiempos, válvulas de escape a la sensación de orfandad de noticias.

En Veracruz surgió, y está circulando profusamente en internet, una canción compuesta y cantada por Byron Barranco, el otrora cantante oficial, sobre la situación de inseguridad que desde hace algunos meses se vive en la entidad. Al igual que con los corridos, baladas y otros géneros que han abordado temas sociales, donde los cantantes se convierten en los nuevos juglares que expresan una parte del sentir de la población, sobre un tema de actualidad, Byron canta sobre las balaceras que han azorado a la sociedad veracruzana.

No salgas, no te levantes,
manténte a salvo sin retuitear

confía en los gobernantes

no en terroristas desinformantes

si oyes balazos ponte a cantar

El cantante, al ritmo de cumbia, manifiesta el sentir popular ante la desinformación y la incertidumbre. No es la primera vez que en nuestro país un tema serio, complicado y preocupante se traduce en humor ácido.

Canta un son o una balada

porque aquí no pasa nada

canta “La bruja” o “La bamba”

si oyes la rebambaramba

canta así mientras esperas

que acaben las balaceras

Este tipo de simplificaciones ganan calle porque no hay otras respuestas. El humor es aparente, es, como diría Octavio Paz, una máscara, porque detrás de ellas se oculta una gran preocupación social que quiere respuestas y si no las tiene, simplemente las convierte en comedia porque es más digerible que el drama.

Sufrir y cantar sabemos

decía “El flaco” Don Agustín

así que nomás cantemos

a peces gordos no cuestionemos

y resignémonos hasta el fin.

2 comentarios a este texto
  1. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Las secciones noticiosas sobre  crímenes se han convertido en las más leídas en México. Como pocas veces, la situación de violencia ha ocasionado un interés creciente por la información. “He sido testigo en diversas……

Deja una respuesta