No. 146-147 / Invierno 2020-2021 / Reseña
Luis Daniel Velázquez Bañales
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Alfabetizaciones digitales críticas. De las herramientas a la gestión de la comunicación (2019).
Luz María Garay Cruz, Daniel Hernández Gutiérrez (coordinadores)
México, Editorial Juan Pablos Editor, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Lerma, 2019.
Hasta hace unos meses se creía que las personas irían de forma rutinaria a sus trabajos, que llevarían a los niños a las escuelas o que pasarían aquel puente, ahora interminable, en un restaurante en compañía de amigos. Hoy la rutina cambió; se trabaja, se estudia y se convive a través de las pantallas debido a la pandemia por Covid-19. Si antes la discusión sobre la exclusión que generaba la tecnología era urgente, ahora parece obligatorio retomarla; ahora que no hay certezas del regreso y que se especula sobre una nueva realidad.
Desde este escenario, Alfabetizaciones digitales críticas. De las herramientas a la gestión de la comunicación (2019), coordinado por Luz María Garay Cruz, investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional, y Daniel Hernández Gutiérrez, de la Universidad Autónoma Metropolitana, se convierte en un libro de referencia empírica para reflexionar sobre la incidencia que tienen las Tecnologías de la información y comunicación (TIC) en la vida cotidiana de las personas. Este compendio habla sobre las posibilidades para la educación formal e informal, pero también evidencia la exclusión de aquellos que no tienen la posibilidad de acceder a un dispositivo digital o a internet. Si bien este libro terminó de editarse antes de la contingencia, hoy es clave para comprender la virtualidad obligada que ocurrió en 2020.
Este libro es el primer logró de producción académica del Seminario de Alfabetizaciones Digitales Críticas, fundado en 2017 en la Universidad Pedagógica Nacional. En este espacio, cerca de 22 especialistas en comunicación, pedagogía y psicología de diversas universidades del país se reunieron para dialogar y reflexionar sobre estas problemáticas. Los autores construyeron un marco interpretativo común a partir del cual se derivaron los fenómenos concretos de estudio. Educación, género, activismo, videojuegos, políticas públicas, formación docente, exclusión, participación social y estética son algunas temáticas esbozadas en cada uno de los capítulos de esta obra.
A partir de esta problematización, el libro se divide en dos partes: 1) Alfabetizaciones para nuevos escenarios educativos y de consumo: centrada en los contextos educativos formales, aquellos que se generan en el contexto de las aulas, donde se busca formar habilidades digitales críticas; 2) Alfabetizaciones para las ciudadanías digitales y apropiaciones críticas: orientada a los contextos educativos informales; es decir, donde la organización ciudadana y la participación son claves para enfrentar problemáticas sociales cada vez más complejas.
Una de las muchas rutas de lectura que se le puede dar al texto comienza con las colaboraciones de Denise Hernández y Hernández (Universidad Veracruzana), Liliana Salado Rodríguez (Universidad Estatal de Sonora), Rocío López González (Universidad Veracruzana) y Verónica Moreno (Facultad de Estudios Superiores-Zaragoza). Sus trabajos invitan a reflexionar y problematizar el concepto de alfabetización y sus implicaciones en el campo digital. Analizan las políticas públicas desarrolladas en México sobre la alfabetización digital, mismas que se han orientado hacia el manejo instrumental de la tecnología y a responder a las lógicas del mercado en detrimento de habilidades más críticas.
La exclusión y las desigualdades que genera la tecnología son temas obligados. Aquellos que no tienen un dispositivo conectado a wi-fi están en desventaja. Norma Isabel Medina Mayagoitia (Universidad Autónoma de Aguascalientes) recuerda que es necesario voltear a ver las brechas digitales y también las alfabetizaciones digitales que se gestan en contextos desfavorables. En su capítulo muestra los retos que presentan los jóvenes para insertarse en el mundo digital. Muestra el largo camino que aún falta por recorrer en algunos contextos donde no existe pleno acceso a la tecnología, sino que se debe recurrir a espacios comunitarios para lograr una conexión a internet como lo fue el proyecto e-México, el cual es analizado en este artículo.
Sin duda un primer paso es el acceso a los dispositivos y su conexión, pero el segundo paso requiere del uso; es decir, de las habilidades digitales e, incluso, de las actitudes requeridas para interactuar con las tecnologías digitales. Ileana Cruz Sánchez (Tecnológico Nacional de México) forma un catálogo de las destrezas digitales necesarias y las aterriza en una propuesta de cómo ser personas responsables no sólo del mundo físico, sino también del espacio digital a través del uso crítico y consciente de las TIC. El texto propone un anclaje en la alfabetización transmedia y una propuesta que invita a resignificar la realidad a través del uso creativo e innovador de las plataformas digitales, de los códigos y de la capacidad creadora que tienen los recursos tecnológicos.
Ejemplo de estas formas son esbozados en las propuestas de José Ángel Garfias Frías (UNAM), Emmanuel Galicia Martínez (UNAM), Daniel Hernández Gutiérrez (Universidad Autónoma Metropolitana-Lerma) y Laura López Rivera (Tecnológico de Monterrey) quienes muestran una mirada actual sobre la aplicación de la tecnología en las aulas: el uso del videojuego histórico como Assassin’s Creed (2016), cuya narrativa puede coadyuvar en el reforzamiento de aprendizajes de carácter histórico; el uso de realidad virtual (RV) que ofrece una experiencia de aprendizaje inmersiva e interactiva que puede motivar al educando; el uso de la post-fotografía que busca intervenir aquellas instantáneas a través de herramientas de edición para hacer una reflexión y apropiación crítica de la realidad.
Hoy más que nunca hablar de la conexión y de las habilidades digitales es crucial. ¿Cómo olvidar a aquella joven yucateca que por falta de acceso a internet tenía que conectarse al wi-fi desde un parque para aprovechar el internet gratuito o aquellos alumnos solidarios que ayudaron a sus profesores a utilizar las TIC? En algunos casos, se intenta hallar alternativas y en otros casos la exclusión resulta paralizante. Ello conduce a formularnos cuestionamientos difíciles como los siguientes: ¿qué pasa con esas habilidades digitales si se debe compartir un internet de 20 GB con tres hermanos y padres que trabajan?, ¿cómo se está sorteando la educación a través de la estrategia “Aprende en casa por tv y en línea” que emitió la SEP a propósito de la contingencia? Esta discusión ya estaba en la agenda y una propuesta pre-pandemia puede encontrarse en este texto.
La segunda parte del libro, por otro lado, considera que la educación no se queda en las aulas. La apropiación digital escapa de los entornos formales de educación y permite explorar espacios donde otras formas de aprendizaje son posibles. Uno de ellos se genera en las movilizaciones sociales. Gladys Ortiz Henderson (Universidad Autónoma Metropolitana-Lerma) realiza una revisión de la literatura académica sobre la participación de los jóvenes mediada por las TIC. Su colaboración reflexiona sobre cómo los jóvenes emplean estos recursos para formar ciudadanía. A través de su análisis, logra deconstruir el estereotipo a menudo difundido del joven irresponsable, apático y desinteresado de las problemáticas sociales. El contexto, una vez más, evita generalizar y caer en prejuicios.
Consuelo Lemus Pool (Universidad Autónoma de Tamaulipas), por otro lado, recupera las acciones que emprenden medios digitales de comunicación alternativa, aquellas organizaciones que surgen de las comunidades, de la propia ciudadanía. Muestra cómo estos colectivos emprenden acciones para informar, denunciar y pronunciarse sobre las causas sociales por las que luchan. Luz María Garay Cruz (Universidad Pedagógica Nacional), en la misma tónica, recupera las trayectorias de alfabetización digital en jóvenes universitarios militantes y activistas. También enfatiza la manera en que estos jóvenes aprenden, de forma independiente, habilidades para comunicarse, organizarse y producir contenido que ayude a difundir las causas de sus movilizaciones sociales.
En esta misma línea sobre movilizaciones, merece especial atención el Movimiento Feminista, el cual ha encarado de muchas formas la lucha contra la opresión patriarcal. Una de ellas es a través de las redes sociodigitales, donde se han pronunciado y evidenciado discursos misóginos. Las propuestas de Mónica del Rocío Cervantes Velázquez (Universidad Autónoma de Aguascalientes), Walys Becerril Martínez (Tequio Violeta), Claudia Pedraza Bucio (Universidad La Salle) y Raquel Ramírez Salgado (Tequio Violeta) proponen un análisis de la apropiación tecnológica pensada desde y para las mujeres.
Desde su propuesta, la perspectiva de género no es sólo un nuevo camino para el análisis de las TIC, sino una nueva forma de explicar el mundo. Los textos de estas investigadoras permiten problematizar una propuesta de pedagogía feminista que incida en la apropiación digital. Su reflexión es, sin duda, novedosa ya que reconoce transversalmente dimensiones que están presentes en la educación como la metodológica, política y ética, que son clave para la transformación y emancipación de las mujeres.
Fernando de Jesús Domínguez Pozos (Universidad Veracruzana), Rocío López González (Universidad Veracruzana) y Luz María Garay Cruz (Universidad Pedagógica Nacional) regresan al análisis de la vida cotidiana de los jóvenes, esta vez en la Universidad Veracruzana, donde los contextos, las formas de acercamiento y de apropiación de los recursos son totalmente distintos a lo que se viven en zonas metropolitanas. Los espacios urbanos y rurales muestran diferenciadores clave en algunos contextos.
Han pasado más de ocho meses desde que la pandemia Covid-19 obligó a la mayoría a quedarse en casa. Lo que en un momento se pensó como unas vacaciones extendidas para los estudiantes, ahora representa una larga estadía en los hogares. Los trabajadores aún no tienen certezas sobre el regreso a sus oficinas —si es que regresan— y programas como Zoom ahora son la vía para convivir con nuestras amistades más cercanas. Esas realidades no eran nuevas, pero ahora se evidencian con más fuerza. Nos obligan a replantearnos el significado de los espacios, de la escuela y de las herramientas digitales que antes se pensaban como distractores. Desde la óptica actual, este libro arroja cuestionamientos y ofrece nuevos horizontes. Lo que ahora más necesitamos.