En busca de una política
de comunicación perdida
Raciel D. Martínez Gómez | Reseña
Desde su origen, la radio fue campo fértil para polemizar el estatus público que debiese tener todo medio masivo de información. Bertolt Brecht, por ejemplo, se quejaba del desorden de la vida pública que prevalecía cuando emergió la radio allá en la década de los veinte del siglo pasado. Afirmaba que había una confusión mecánica, puesto que no se palpaba una relación mutua de los inventos que, más bien, primero conquistaban el mercado antes de saber realmente su compromiso con el entorno. Incluso, señalaba que el orden dominante era anárquico y, por ello, se requería de una definición pública de los medios masivos de información. Decía que habría que desvelar el potencial de la radiodifusión: transformarla de un aparato de distribución a un aparato de comunicación.