Defender a las audiencias es defender a los derechos humanos.
Entrevista con Ixchel Cisneros Soltero

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No. 153-154 / enero-diciembre 2024 / entrevista

Jesús Adrián Valerio Carmona

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA, UNIDAD CUAJIMALPA


Ixchel Cisneros Soltero, periodista por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y maestra en Periodismo y Asuntos Públicos por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), fue nombrada defensora de las audiencias para la estación de radio universitaria Ibero 90.9. Por su labor como periodista y defensora de los derechos humanos, aboga por los intereses del público frente al medio y protege el derecho de la sociedad a la información, el cual puede verse comprometido por ciertos contenidos y enfoques periodísticos específicos, en línea con el Código de Ética de la emisora.

“Soy Ixchel Cisneros Soltero, soy periodista y soy activista,” comienza su relato. “Tengo más de 20 años trabajando en medios de comunicación y también unos ocho o nueve años en organizaciones de la sociedad civil.” A lo largo de su carrera, se ha dedicado a visibilizar causas de derechos humanos y ha combinado el periodismo con la defensa de éstos.

Como directora del Centro Nacional de Comunicación Social A.C. (CENCOS), Cisneros trabajó para visibilizar causas de derechos humanos a través del arte y del periodismo. Esta experiencia la preparó para su papel actual en Radio Ibero: “Hace menos de un año, me invitaron a ser defensora de las audiencias de 90.9 por estas dos partes que tengo, que soy periodista y tengo un vínculo con los derechos humanos, incluida la libertad de expresión y los derechos de las audiencias,” explica.

Si bien su posición como defensora de las audiencias en la estación de Radio Ibero 90.9 es muy reciente, su experiencia le ha permitido integrar perspectivas únicas que la colocaron como la candidata ideal para el puesto.

―El espacio radioeléctrico es de todas y de todos. […] Por eso me funcionó mucho tener como un piso mínimo de lo que significa ser parte de un medio de comunicación para quienes escuchan y para quienes están del otro lado del radio, escuchando lo que se esté programando, y también la apertura de la producción, por lo menos de 90.9, para poder construir y dialogar en colectivo con sus propias audiencias en la búsqueda de un producto que funcione para ambos rubros: para la gente que produce, pero también para la gente que escucha. Esto también te da un acercamiento distinto con tus propias audiencias porque se sienten parte del proyecto.

Uno de los puntos en los que la activista hace mayor hincapié es en iniciar la conversación sobre los derechos de las audiencias y la participación de éstas en los medios de comunicación. Esto representa un avance sustancial en el rol de los espectadores, quienes dejan de ser consumidores pasivos de medios para convertirse en agentes activos:

― Al final, que tengamos sobre la mesa el tema de los derechos de las audiencias me parece muy importante, ya que, en una época no muy lejana, ni siquiera se hablaba de los derechos que pudieran tener quienes escuchaban la radio, quienes veían la televisión o quienes leían los diarios; quienes estaban del otro lado de la información. Y al final es eso, el contenido tiene que reaccionar a las audiencias, pero también respetando estos derechos de los que hemos hablado: su derecho a estar informados, el derecho a la veracidad, el derecho a la libre expresión.

Otra cuestión importante son los enfoques editoriales de los medios. Como Ixchel Cisneros señala, al contar con la figura del defensor de las audiencias, se promueve que el medio adquiera pluralidad y sinergia para la creación de contenido: “Hay algunas cosas ahí que los medios tenemos que voltear a ver y no sólo construir espacios en los cuales se responda a ciertas agendas desde los dueños de los medios de comunicación o la clase política, sino, al contrario, tendría que ser al revés: las audiencias deberían estar construyendo, junto con los dueños de los medios de comunicación, el medio que queremos. Que respeten nuestros derechos como tal”. Así, no sólo se promueve el respeto por los derechos como audiencia, sino que el espectador se vuelve partícipe de los contenidos que consume.

Cisneros es consciente de que, si bien la estación 90.9 puede tener un público primario muy específico en cuanto a las características sociales, reconoce que el grueso de sus escuchas es un grupo muy heterogéneo: “Hay radios que funcionan así, con audiencias muy específicas, pero 90.9 ya se convirtió en una radio de la Ciudad de México; en una radio urbana en la cual la audiencia se amplía y también se complejiza. Entonces, también debe voltear a ver y caminar con los derechos de todas las audiencias; no sólo los derechos del estudiantado”.

Esto es una característica particular del medio pues admite opiniones diversas y desde distintos contextos sociales, lo ocual atribuye mayor importancia al rol de defensora de las audiencias. Entonces, se admite el deber de encontrar el punto medio para que los derechos de ninguna parte sean ignorados:

―Las posturas pueden ser muy distintas de un conductor a otro, o incluso de quien nos escucha allá afuera, pero lo que está muy padre es que haya esta retroalimentación, que pueda avanzar hacia algo en común entre los dos.

Una de las cualidades más importantes para la defensora de las audiencias consiste en la mediación y la conciliación para lograr que se respete tanto a los espectadores como a quienes conforman el medio. El diálogo es la clave: “lo que está muy chido es que, tanto Ricardo López Cordero, que es el director de la radio, como la gente que trabaja ahí está abierta al diálogo, y no es una verdad absoluta de ninguno de los dos lados.” Añade, “si me llega una queja de un programa en específico, lo que hago es pedir el audio, si yo no lo escuché, para ver a qué se está refiriendo la persona que me mandó el correo y se trata de hacer un proceso de mediación en el cual, tanto la persona de la audiencia como la producción, lleguemos a un acuerdo en común”.

—¿Cómo se conjuga esto para que no se vuelva un tipo de censura o invalidación de una opinión? ¿Qué se pondera en ese sentido?

—La libertad de expresión sí tiene límites. Uno de ellos son los discursos de odio. Si hay una persona en la audiencia que se está quejando de que algún comentario, de quienes estén al aire, lo considera como discurso de odio, se habla primero con la persona que lo haya dicho, se analiza el caso uno por uno, y de ser así, eso no es libertad de expresión. Estás violando el derecho de una persona o de un grupo. Entonces, no se puede usar el micrófono para esos fines. Sí creo que la línea es muy delgada. Por eso hay que ver caso por caso. Porque también es muy fácil querer meter todo en “discursos de odio” y que ahora eso sea un mecanismo de censura. Hay que tener ciertas bases y analizar caso por caso e, insisto, dialogar con las personas tanto de un lado como del otro, para poder llegar a un punto en común. Pero, cuando hay una agresión, no hay más que la persona que la cometió ofrezca una disculpa. Bueno, la medida ya se toma según el caso. Al menos a mí no me han tocado casos así de graves, pero si me tocaran, ya sería algo que tendríamos que ver con la producción de 90.9.

Si bien Ixchel lleva poco tiempo ocupando el puesto, reconoce que el hecho de que las audiencias comienzan a conocer la figura de defensora de las audiencias y, por ende, sus propios derechos como consumidores del medio, es un gran avance en materia de informar y formar a las audiencias. Al respecto, afirma que “el esfuerzo que se hace para decir que existe aquí en 90.9 una persona que puede defender tus derechos ya me parece un gran logro porque no estamos acostumbrados como audiencia. Estamos acostumbrados a recibir la información y no ser parte de este círculo informativo. Entonces, ya con eso creo que hay un avance importante”.

—¿Cuáles consideras, dentro de tu rol, que son los principales desafíos que enfrentas?

—Creo que el primero es ese: que las personas se sientan cercanas a la defensora o el defensor de las audiencias, y abracen esos derechos que tienen como audiencias; que no se convierta en el típico medio de comunicación al cual estábamos acostumbrados antes, donde no te escucha y publica mentiras o medias verdades, y no hay nadie que te dé respuesta. Entonces, sí creo que lo más complicado es que la audiencia se crea ese papel y empiece a exigir sus derechos porque yo sólo soy un organismo facilitador, ¿no? Pero si no hay una audiencia que exija esos derechos, no hay mucho más que hacer por aquí. Entonces, creo que el problema principal es informar que existe este proceso, este personaje y que tienen esos derechos también como audiencias.

—Esta es justo parte de mi siguiente pregunta. Considero que, como audiencia, muchas veces no sabemos que existe esta figura. Creo que Radio Ibero sí lo ha puesto muy en claro, pero, por ejemplo, en televisoras y otros medios, no tengo idea de quién sea. Entonces, ¿consideras que debe haber un proceso de educación a las audiencias sobre todos estos derechos?

—Sí, creo que es parte de la responsabilidad del medio y de las instituciones porque, insisto, estos espacios que tiene 90.9, o que tiene Televisa, son realmente de todas y todos los mexicanos. Entonces, también hay instituciones públicas que deberían decirle a las audiencias “ustedes tienen estos derechos”. Al final, ese espacio es de nosotros y tenemos el derecho a exigir esto, y esto, y esto. Entonces, creo que el reto principal es hablar con las audiencias, darles a conocer cuáles son sus derechos y cómo pueden utilizarlos.

—Hace poco se reincorporaron los Lineamientos Generales de la Defensa de las Audiencias y se declararon con mayor relevancia el respeto a los Derechos Humanos, el interés superior de la niñez, la igualdad de género y la no discriminación en la prestación del servicio de la radiodifusión. ¿Cómo has abordado estos desafíos y qué estrategias has implementado para poder integrar estos lineamientos?

—Estamos en ese proceso. Todavía no lo hemos logrado completamente desde 90.9, pero sí me parece muy importante. En donde más hemos avanzado es en el tema de género y eso desde la paridad del equipo que trabaja en la radio. Estamos muy acostumbrados a que los medios de comunicación sean constituidos sólo por hombres. Acá es un equipo bastante femenino, lleno de mujeres. Hasta que tengan espacios de la comunidad LGBTTTIQ+, que haya programas que estén enfocados en poblaciones en vulnerabilidad, sí, creo que todo eso ahorita lo estamos armando como tal. Y sí hay programas que responden a esas necesidades.

—¿Qué cambios te gustaría ver en la manera en que se manejan los derechos de las audiencias?

—Creo que, en principio, deberíamos empezar a escuchar a las audiencias realmente, y no nada más que este personaje que es la defensora o defensor de las audiencias exista por ley, sino que realmente sea partícipe y que sea un organismo catalizador de lo que las audiencias necesitan en los medios de comunicación. Y entonces, creo que, en ese momento, quienes no consumen medios tradicionales de comunicación, yo creo que lo van a empezar a hacer. Porque esa es la diferencia con las redes sociodigitales, que hay un ida y vuelta. O sea, el creador de contenido está muy atento a qué le gusta a su audiencia y de qué quiere, y responde a ellos. Y nos falta dar ese paso en los medios de comunicación en general, pero también, específicamente, los universitarios. Su audiencia está ahí misma, donde se genera el producto; entonces, desde ahí deberíamos voltear a verlo.

Al dirigir la charla hacia cómo el rol del defensor de las audiencias se ve afectado por la migración de los medios tradicionales a plataformas digitales, la activista admitió que es uno de los desafíos a los que se enfrenta en su posición. Selala: “Siento que esas plataformas no tienen esta figura de defensora o defensor de las audiencias. También se abusa de esos espacios y no se toma en cuenta a las audiencias. Sí creo que hay muchos espacios que no respetan los derechos de sus propias audiencias, que discriminan. Pero no hay nadie que les diga o que les señale que eso no está bien porque no existe este rol entre estas dos partes. Entonces, sí creo que es un peligro porque hay mucha desinformación, mucha discriminación, mucha apología de la violencia”.

—Yo creo que ahí lo que ha sucedido es que han estado más cercanos con sus audiencias. Eso sin duda, porque hay mucha competencia y entonces todo el tiempo tienes que estar viendo qué necesita tu audiencia para ser responsivo con ella, pero sí creo que se violentan muchos derechos de las audiencias y también lo hacen los medios tradicionales que están migrándose a esas plataformas. Como es internet, no está regulado. Entonces, es de ‘vamos a hacer lo que queramos’. […] Creo que tenemos que encontrar ese punto medio en el cual, sí, las redes sociodigitales y el internet son muy libres, y qué bueno que lo sean, lo tienen que seguir siendo; pero, también, hay derechos de las personas que no pueden violentar en ningún espacio.

En el aspecto de los derechos humanos, Cisneros es muy consciente de la necesidad de proteger a los denunciantes y de manejar adecuadamente las denuncias. “La única que sabe quién es la persona que denuncia soy yo, y no es necesario decir ‘tal persona está en desacuerdo con tal o cual conductor’. Más bien, es el problema lo que se trata de atacar. No es la persona denunciante, sino el problema de fondo que está presentando un escucha. Al final es eso: soy la mediadora y el vínculo, pero no hay ningún escarnio ni nada contra la persona que se esté denunciando. […] Ellos no necesitan saber quién es la persona. Hay una libertad de decisión de mi parte.”

Por otro lado, tal como lo señala la experta, para resolver una queja se analiza el problema subyacente y se busca encontrar un punto medio que satisfaga a ambas partes. Esto ha permeado la manera en que la estación 90.9 genera sus contenidos y reconoce el papel de los escuchas al momento de plantearlos.

—Con el cambio de dirección en 90.9 (yo entré poco después de Ricardo como defensora de las audiencias), sí hubo un análisis de qué estaba funcionando, qué no estaba funcionando, y no solamente un análisis comercial de ’necesitamos más escuchas’, sino uno real de ’¿qué le gusta a nuestras audiencias y por qué?’. También, apostar por programas que, a lo mejor, todavía no son del gusto total de la gente. […] Tienes que dar información de calidad, tienes que hablar de igualdad de género… de lo que mencionabas hace rato. ¿Cómo logramos este balance? ¿Cómo hacemos atractivos estos temas para que nuestra audiencia también se clave y no sólo nos pida música, escuchar a tal o cual artista? Creo que lo están haciendo muy bien. Ha habido modificaciones en la programación que han funcionado y también la variedad de conductores y conductoras ha funcionado.

Ixchel Cisneros reconoce el avance en la integración de los derechos humanos en el rol de la defensoría de las audiencias, pero también es consciente de que aún queda mucho camino por recorrer para lograr este objetivo. Sin embargo, considera que esto es factible si se informa al público sobre sus derechos y se le enseña cómo emplearlos. Nos invita a reflexionar críticamente sobre nuestro papel como audiencias, a formarnos en la materia y a participar activamente con los medios:

—A las audiencias, eso, que se tomen muy en serio sus derechos y los exijan; que cuando algo de plano no les gusta o les brinque, hablen. Que, si corren a algún conductor o conductora, lo cual ya ha pasado en este país, manifestemos nuestro descontento y nuestras razones porque, al final, los medios de comunicación se deben a las audiencias; pero, además, son nuestros. Eso también debemos entenderlo como audiencias. Y a quienes estamos del otro lado del micrófono, que tomemos muy en serio qué piensan las audiencias, y que entablemos un diálogo, y no nada más sea este diálogo de oídos sordos como típico diálogo político de ’sí te dejo entrar, y te hago una mesa de trabajo, pero el producto final no tiene nada que ver con lo que me dijiste’. Escuchemos a nuestras audiencias y hagamos proyectos en colectivo con ellas.