Históricas. Un fotomural entre voces

No. 155 / enero-junio 2025 / ensayo

Citlalli González Ponce

UNIVERSIDAD VERACRUZANA


Resumen: El ensayo presenta el análisis del fotomural Históricas, realizado por la Colectiva Unidas, en Xalapa, Veracruz, bajo la lupa de las metodologías de producción horizontal de conocimiento enlazado a planteamientos sobre las prácticas artísticas, el activismo, lo político y los espacios públicos.

Abstract: The essay presents the analysis of a photo mural Históricas, made by a Collective Unidas, in Xalapa, Veracruz, under rigorous examination of the methodologies of horizontal production of knowledge linked to approaches to artistic practices, activism, politics and public spaces.


Las prácticas artísticas proponen, desde lugares diversos, el intercambio de experiencias, de expresiones, de formas de existencia, y de ser y estar en sociedad. En este sentido, el arte puede convertirse en otra forma de generar conocimiento y de incidir directamente en las sociedades a partir de la generación de nuevas sensibilidades (Mouffe, 2007). La imagen es un lenguaje fundamental no sólo para las artes, sino también para establecer el diálogo en la Producción Horizontal de Conocimiento (PHC), la cual surgió y se desarrolló con fuerza en Latinoamérica desde finales del siglo pasado por. la necesidad de establecer nuevas formas de investigar en las ciencias (Corona, 2019).

Por otro lado existen múltiples ejemplos de investigaciones en todas las áreas que unen protocolos científicos con artísticos. Son colaboraciones que han permitido ampliar el panorama de cómo estudiar desde la ciencia. Ante esto, ¿puede aplicarse la PHC en el arte? ¿Puede existir la Producción Horizontal de Arte (PHA) o la Producción Horizontal de Conocimiento a través del Arte (PHCA)?

Si bien la PHC está pensada desde las ciencias sociales y las humanidades con códigos y procedimientos que no son artísticos, su apertura al diálogo con otras formas de conocimiento es lo que lleva a indagar en la posibilidad de aplicar la horizontalidad en el arte. Abordo esta propuesta a través de un estudio de caso: el fotomural Históricas en Xalapa, Veracruz. Más que afirmar que se trata de una obra creada “entre voces”, se cuestiona si podríamos entenderla en este sentido.

Sigo las categorías señaladas por Sarah Corona (2019) en combinación con las ideas de Chantal Mouffe (2007) sobre el arte, los espacios públicos y la política, dado que la PHC propone el estudio con los otros desde una reflexión política (Martín-Barbero y Corona, 2017).

Algunas bases de la PHC

El planteamiento de la PHC es el resultado de la reflexión de largas trayectorias de investigación. Se basa en la construcción de conocimiento de manera dialéctica entre la teoría, la práctica y el diálogo (Martín-Barbero y Corona, 2017). Esta corriente metodológica es consecuencia de la labor de académicos que indagaron en esquemas de investigación que involucraron a los otros desde los planteamientos del qué y cómo investigar, y que se atrevieron a observar con ellos; no a ellos. Esta perspectiva deja de lado la idea de un investigador como poseedor de un conocimiento superior y unos sujetos/objetos a los cuales hay que analizar para generar nuevo conocimiento científico. Propone, por el contrario, que todos los involucrados son investigadores pares que buscan compartir visiones y saberes para generar un conocimiento distinto que permita solucionar las problemáticas sociales para vivir mejor en comunidad.

Al revisar la larga trayectoria de investigación de Sarah Corona podemos encontrar indicios de lo que hoy llama PHC, desde el concepto de doble apropiación en el juego infantil, “lo que los niños toman, no de forma idéntica, sino como en el juego, por partes, y lo mezclan y transforman para su propia satisfacción” (1989: 11), a las múltiples investigaciones en la Sierra Norte de Jalisco con varias generaciones de wixárikas, donde estableció lo entre cultural que “nombra las relaciones políticas “entre” sujetos distintos” (2007: 13) o bien, el análisis de distintas “narraciones fotográficas” (2011: 18) de los jóvenes que viajan por primera vez a la ciudad.

El interés de Corona por entender otras formas de ver coincide con los trabajos desarrollados por Jesús Martín Barbero, como lo expone en uno de los textos clave para entender la PHC (Martín-Barbero y Corona, 2017). Recientemente, encontramos también reflexión sobre esta perspectiva de investigadores consolidados en el área de la comunicación y la cultura como Carmen de la Peza (2020; 2022; 2024), Inés Cornejo (2020; 2024) o Mario Rúfer (2020; 2022).

En el primer texto que encontramos sobre horizontalidad en México, se señala que “los métodos horizontales entienden el proceso investigativo y la producción de conocimientos como un compromiso político que genera formas de vivir mejor en el espacio público” (Corona y Kaltmeier 2012: 12). Además, señala al diálogo como piedra angular para establecer la horizontalidad y lo ve como el medio para visibilizar la diversidad y encontrar nuevas y mejores formas de vivir juntos en sociedad (Martín-Barbero y Corona, 2017).

Para Sarah Corona (2019) existen cuatro categorías que conforman su propuesta de PHC: el conflicto generador, la igualdad discursiva, la autonomía de la voz propia y, finalmente, la autoría entre voces. Con esto se propone otra forma de investigar que provee otra gramática y permite dar voz a todos los involucrados por igual ya que pueden manifestarse de la forma que elijan.

Arte, espacio público y política

Chantal Mouffe (2007) señala que las prácticas artísticas construyen el sentido común no como un sentido dado naturalmente, sino como eso que consideramos posible a través de distintas maneras de percibir. Estas prácticas son generadoras de emociones y, con ello, pueden reproducir afectos o propiciar la creación de nuevas subjetividades para, entonces, creer y entender que son posibles otras formas de convivencia en el espacio público.

Las prácticas artísticas son primordiales en la sociedad pues movilizan las pasiones y algunas pueden ser el locus de lo político. Para Mouffe, “en lo político hay una dimensión estética y en el arte una dimensión política” (2007: 67). Por ello, no existe arte político ni arte apolítico.

El término agonismo es medular en los planteamientos de Mouffe (2007). El término se refiere a cambiar la idea de enemigos por la de adversarios en cualquier conflicto, reconociendo la imposibilidad de un consenso, para entender que el fin debería ser encontrar cómo cohabitar con las diferencias. En esta línea, distingue también la noción de política, que comprende los discursos y las instituciones que norman todo tipo de prácticas de lo político, como el espacio en el cual el antagonismo se presenta.

Para el modelo agonista, el espacio público es “el campo de batalla en el que se enfrentan diferentes proyectos hegemónicos, sin posibilidad alguna de conciliación final” (Mouffe, 2007: 64) y no existe un único espacio público. Más bien, “los espacios públicos son siempre plurales y la confrontación agonista se produce en una multiplicidad de superficies discursivas” (2007: 64).

La autora señala que su idea de agonismo es particularmente apropiada para entender la naturaleza de las nuevas formas de activismo artístico que tratan de quebrar el consenso existente al manifestarse como formas agonistas en el espacio público:

su objetivo no es el de hacer una ruptura total con el estado de cosas existente para crear algo absolutamente nuevo, pues los artistas ya no aspiran a construir una vanguardia que ofrezca una crítica radical pero esa no es una razón para proclamar que su papel político se ha acabado (2007: 69-70).

La Colectiva Unidas y el fotomural Históricas

Colectiva Unidas fue formada en Xalapa, en 2019, por cinco estudiantes de artes de la Universidad Veracruzana y una artista autodidacta. A estas jóvenes las unieron sus intereses artísticos y políticos. Ellas deseaban participar activamente en los movimientos feministas y aportar desde su trinchera: el arte.

Su intención era no sólo protestar, sino provocar reacciones entre la población con prácticas artísticas que iniciaron con acciones como colocar pegatinas en las calles con algunas figuras emblemáticas del movimiento de lucha de las mujeres. Sin embargo, después de sus intervenciones veían que, al poco tiempo, las pegatinas eran pintadas por lo que organizaron otras acciones de mayor repercusión como un fotocollage gigante rodeado de veladoras en protesta por los feminicidios en el estado y el país. Lo instalaron fuera de la catedral de la ciudad en la celebración de día de muertos de 2019. La obra que me interesa traer a este trabajo es otra: el fotomural Históricas, realizado en 2021, que las artistas ubicaron en el Viaducto de Xalapa, debajo del jardín principal.

El fotomural fue propuesto por la Colectiva Unidas, apoyado por entidades gubernamentales, organizaciones civiles y la Universidad Veracruzana. Permanece hasta la fecha en uno de los puntos más importantes y transitados del centro de la ciudad: el viaducto. Éste es, además, un punto de encuentro que es utilizado constantemente para realizar protestas de diversa índole. Con la fuerza que tomaron los movimientos feministas en últimos diez años, este lugar fue un espacio empleado constantemente para hacer pintas que eran borradas rápidamente.

La propuesta de la Colectiva fue retomar este espacio para usarlo como un lienzo en blanco en el que diseñarían un fotomural en el cual habitarían personajes de la lucha feminista, en todos los ámbitos, al lado de pinturas y collages fotográficos que señalarían problemáticas que enfrentaba la lucha feminista en nuestro país como los feminicidios, el acoso, el abuso sexual y la desigualdad de género, entre otros. La intención de Unidas fue realizar una obra artística de estética agradable, no violenta, y quizás lograr que la protesta artística permaneciera por más tiempo.

Dos terceras partes de las paredes del viaducto fueron pintadas de blanco para que se diseñara el contenido del fotomural. El tercio inferior sería respetado como espacio para que cualquier persona pudiera manifestarse y plasmar ahí su mensaje tal y como como había estado sucediendo hasta ese momento.

Colectiva Unidas trabajó durante dos meses intensamente para lograr inaugurar en el mes de mayo de 2021. Los grupos que impulsaron el proyecto asistieron de diversas maneras, obtuvieron materiales, permisos, apoyo logístico, así como consejos y cooperación de otros colectivos con mayor experiencia. Cada parte aportó su saber y el mejor desempeño para que se concretara la obra. Cada una de las integrantes tuvo espacio para plasmar su especialidad (pintura, poesía, collage, fotografía) para que el conjunto final funcionara de manera armónica en el espacio.

Si bien la organización y el trabajo entre grupos de personas no es siempre fácil, el resultado final se consguió de la mejor manera posible y, en general, todas las integrantes estuvieron de acuerdo en el conjunto de la obra. En este sentido, el trabajo, desde la inquietud de realizarlo hasta la elaboración material, fue horizontal.

Fragmentos del fotomural Históricas, 2021. Fotografías de María Teresa González.

Una obra en constante transformación

No pasó mucho tiempo para que el fotomural Históricas mostrara cambios evidentes como pintas sobreimpuestas, fotocopias pegadas, rayones o dibujos no sólo en el tercio destinado para ello, sino sobre toda su superficie. Desde el principio, Las integrantes de la Colectiva Unidas dijeron estar conscientes de que podrían pasar muchas cosas con la obra desde que fuera borrada hasta que hubiera pintas de diversa índole. En tal caso, aceptarían cómo fuera acogido por las autoridades, la población en general o los diversos grupos feministas que existen en la ciudad.

Fragmentos del fotomural Históricas, 2024. Fotografías de María Teresa González.

Tres años después de la inauguración de esta obra, conversé con una de las integrantes de la colectiva para conocer su sentir sobre el estado actual del fotomural y sobre qué es lo que para ella había sucedido. En su opinión, el fotomural, en permanente transformación, ha sido lienzo para otras protestas de la lucha feminista que no necesariamente coincidieron con la visión que ellas plasmaron. Aunque no es lo que ella quisiera contemplar al transitar por el espacio, acepta que esos otros discursos tienen el mismo derecho que el de ella a estar en esas paredes. Sin embargo, ya es necesario hacer un mantenimiento por el deterioro ambiental natural que, sospecha, no se ha realizado por el temor de las autoridades a protestas mayores de algunos grupos feministas que pueden sentirse sileciados si se retoca la obra. Hay muchas sensibilidades en juego.

Colectiva Unidas y la PHC

El trabajo de esta colectiva llamó mi atención por el interés de analizar si el trabajo artístico puede aplicar una metodología horizontal. Además, en esta obra en particular encuentro lo que Chantal Mouffe llama espacios públicos agonistas en los que, a través del arte, se puede provocar la movilización de afectos con sensibilidades contrarias.

En los espacios agonistas sería posible la existencia de discursos distintos, incluso opuestos, que pueden convivir y no llegar a un acuerdo, pero sí podrían llegar a respetar el derecho de todas las posiciones a existir y, en este sentido, organizar una mejor forma de coexistencia.

Es fácil identificar las corrientes ideológicas contrarias si se pertenece a grupos o posturas políticas distintas, pero al interior de la militancia de cada grupo es un reto mayor identificarlo y, sobre todo, ejercer el derecho a existir. Dentro de un grupo con demandas similares, escuchar todas las voces, y no necesariamente aceptarlas mas sí reconocerlas y darles su espacio, es una tarea titánica. El desacuerdo, señala Jacques Rancière (1996), no ocurre por hablar idiomas distintos o por no entender lo que dice el otro sino precisamente porque consiste en un discurso contrario.

Las artistas reconocen la falta de acuerdo con ciertos grupos feministas, pero también que, al igual que ellas, tienen derecho a alzar la voz. Incluso, hay algunos sectores del movimiento que no estuvieron de acuerdo en que este espacio fuera considerado feminista y lo que en él se presentó. Por otro lado, el hecho de que esta fue una obra apoyada por el orden institucional (la policía en términos de Jacques Rancière) para algunas sensibilidades representa la idea de control de la protesta y una manera de recuperarla y neutralizarla; de permitir, con vigilancia, la emancipación.

Este fotomural se ha convertido es más que un espacio agonista pues logró convertirse en una gran obra entre voces no sólo entre el núcleo original que realizó el proyecto, sino en la práctica cotidiana con otros grupos y con múltiples actores.

Históricas es un ejemplo del tercer texto que nos propone Sarah Corona (2019) pues fue realizado sobre una problemática de interés compartido a partir de saberes distintos (artistas visuales de diversas disciplinas y otras mujeres con formaciones múltiples) y en igualdad de condiciones discursivas que expresan la propia voz sin imposición de rangos jerárquicos. Además, como todo texto, está vivo, continuamente se completa, se llena de eslabones discursivos que van reformulando la obra y su contenido no sólo por quienes participan dejando plasmado algo en los muros, sino por los transeuntes que se conmueven ante la obra y responden de algún modo.

La PHC reconoce que hay riesgos y que el descenlace no se puede predecir. La Colectiva Unidas sabía que podía haber personas que no estuvieran de acuerdo con su visión, pero nunca imaginó que la obra se transformaría en lo que es hoy. Sin embargo, “estas nuevas metodologías tendrán que contemplar horizontalmete el diálogo entre las voces que poblamos el espacio público” (Martín Barbero y Corona, 2017: 137). Esta forma de construir horizontalmente se advierte como una experiencia “compacta, densa, comprimida (…) es necesario extender, desenrollar, entender(…) ver, sentir, explicar(…)” (141).

El fotomural actual es denso, oscuro, atiborrado, violento. No se puede explicar con palabras. Es necesario verlo y sentirlo, quizás apasionarnos, para poder desenrollar y comprender ese tercer espacio, la obra realizada entre voces.¿Podemos considerarla así?

Ya se ha subrayado la falta de diálogo ante posiciones apasionadas. Si la PHC debe arriesgarse a enfrentar las pasiones en el espacio público, así como si es posible identificar pasiones buenas de pasiones malas (Corona, 2020). No existe diálogo entre todas las voces que construyen a diario esta obra, pero ¿sería posible encontrar diálogo al interior de la obra, o bien, de la obra con los individuos que la presencian cotidianamente?

Son estos espacios y obras agonistas en los que convergen afectos comunes entre distintas luchas y en los que la imagen, como un todo, ejerce como herramienta para la PHC. Las prácticas artísticas reproducen o propician la creación de nuevas subjetividades y la imagen, propicia el diálogo que posibilita la Producción Horizontal de Conocimiento.


Fuentes

  • Cornejo, I. y Rufer, M. (Eds.) (2020). Horizontalidad. Hacia una crítica de la metodología. Calas/Clacso. Argentina.
  • Corona, S. (1989): Televisión y juego infantil, un encuentro cercano. UAM, Xochimilco, México.
  • Corona, S. (Coord.) (2007). Entre voces. Fragmentos de educación entrecultural. UdeG. México.
  • Corona, S. (2011). Postales de la diferencia. CONACULTA, México
  • Corona, S. (2019). Producción horizontal del conocimiento. CALAS, Bielefeld Press/UdeG. Alemania.
  • Corona, S. (Coord.) (2022). La horizontalidad en las instituciones de producción de conocimiento: ¿Perspectiva o paradoja? Calas/Gedisa. México.
  • Corona, S. y Kaltmeier, O. (2012). En diálogo. Metodologías horizontales en Ciencias Sociales y Culturales. Gedisa. España.
  • De la Peza, M., López, L., Nogeira, B. (Cords.) (2024). Inclusión y horizontalidad en la lectoescritura. UAM-X- México.
  • Martín- Barbero, J. y Corona, S. (2017). Ver con los otros. Comunicación intercultural. Fondo de Cultura Económica. México.
  • Mouffe, Ch. (2007). Prácticas artísticas y democracia agonística. MACBA. España.
  • Rancière, J. (1996). El desacuerdo. Política y filosofía. Nueva visión. Argentina.