No. 148 / Julio-Diciembre 2021 / Ensayo
María Paula Rincón Martínez
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO
Resumen: Durante el estallido social que vivió Colombia en el Paro Nacional de 2021, los términos “marica” o “maricón” trascendieron el lenguaje común para ubicarse como remoquetes asociados a personajes de la vida política y a la fuerza pública. Estas palabras eran utilizadas como insulto, como sinónimo de debilidad y como una crítica a identidades sexuales diversas y no hegemónicas. Sin embargo, la comunidad LGBTI+ se apropió de estos términos, los resignificó y los transformó, y creó un discurso alternativo.
Abstract: During the last April, Colombia experienced an unexpected protest wave where the words ‘faggit’ or ‘fagot’ exceed the common language to became adjectives for politicians and police officers. Those words were an insult, synonym of weakness, and a critic for sexual diversity. However, the LGBTI+ community appropriate those words, transform their meaning, and made a new alternative speech.
En abril de 2021, el mundo conoció las imágenes de uno de los paros nacionales en Colombia más multitudinarios, prolongados y violentos de los últimos años, donde cientos de manifestantes en las calles caminaban, protestaban y se apoderaban del espacio público.
Durante siete semanas, organizaciones de la sociedad civil, gremios, centrales obreras, estudiantes, movimientos campesinos y étnicos, jóvenes mujeres y personas LGBTI+ (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero e Intersexual, en el que el signo “+” hace referencia a Queer, Pansexual, Agénero, Asexual, entre otros) se unieron e hicieron escuchar sus reclamos ante las autoridades por las injusticias, las desigualdades y por la crisis socioeconómica en la que quedó sumido el país tras la pandemia. Se mostraron como actores con intereses políticos compartidos, unidos a través de un discurso hegemónico (García, 2009).
En medio del contexto de descontento social, las arengas en las protestas se convirtieron en una declaración política. Frases como “Uribe, paraco, el pueblo está berraco” [1] se convertían en un himno, pero otras como “el que no salte es policía y maricón”, “el que no salte es uribista maricón” [2], “más marica el que está contra el pueblo” o “¿cómo te va, Duque, cómo te va?; Duque, hijueputa te saluda Colombia. Si reforma querés, paro tenés, y dejá de hacerte el marica en la tv” [3] no sólo expresaron la inconformidad por la crisis socioeconómica del país, sino que develaron un problema social mucho más profundo: una sociedad excluyente y discriminatoria.
Resultó irónico que, aunque las personas LGBTI+ salieron a apoyar la movilización social y a defender sus derechos, por medio del discurso de la protesta se convirtieron en víctimas de una discriminación que reafirmó estereotipos y que generó violencia por identidad sexual e identidad de género. Lo que es un reflejo de la homofobia y transfobia incrustadas en la sociedad, en la cual las palabras “marica” y “maricón” son utilizadas de forma peyorativa, como insulto y como sinónimo de inferioridad y debilidad.
El presente ensayo pretende mostrar cómo la comunidad LGBTI+ se apropió de estos términos, los resignificó y creó un discurso alternativo y reivindicativo en medio del Paro Nacional.
Arengas y el Paro Nacional
Las movilizaciones sociales en Colombia no son un fenómeno nuevo. De acuerdo con el Centro de Investigación y Educación Popular CINEP[4], desde 1975 a 2019 se han registrado más de 26 mil expresiones de protesta social.
En abril de 2021, el ya convulsionado ambiente social marcado por las altas tasas de pobreza e inequidad (21 millones de personas viven en la pobreza y 7 millones en pobreza extrema), el desempleo (14%), la falta de oportunidades para los jóvenes y los asesinatos sistemáticos de líderes sociales, encontró su punto de quiebre con el anuncio de una nueva Reforma Tributaria que buscaba recaudar cerca de 6 mil millones de dólares con el aumento de impuestos para la clase media y baja.
Durante la movilización social, las arengas se convirtieron en el himno de un pueblo enardecido por una crisis social y económica, y en un discurso aglomerador que exigió cambios de fondo y respuestas concretas por parte del gobierno.
La Real Academia Española (RAE) define la arenga como un “discurso pronunciado para enardecer los ánimos de los oyentes” y su uso se ha perpetuado en las movilizaciones sociales como un discurso que une a personas con afinidades ideológicas como un clamor popular y como la promoción de un mensaje contundente a través de la emocionalidad. Sin embargo, pueden tener un efecto devastador si son utilizadas de forma irresponsable y agresiva, así como generar efectos violentos en la ciudadanía (Puerta, 2008).
Durante las protestas, los términos “marica” o “maricón” fueron asociados a personajes de la vida política del país y a la fuerza pública, y utilizados como insulto, como sinónimo de debilidad y, por ende, como una crítica a identidades sexuales diversas y no hegemónicas. Esto reforzó los discursos peyorativos y segregadores que se han incrustado culturalmente en nuestra sociedad.
Paradójicamente, además de las causales del Paro Nacional, esta comunidad también protestaba por la defensa de sus derechos, la violencia policial, el aumento de homicidios en contra de las personas LGBTI+, las demoras en la implementación de políticas públicas, el discurso de odio y las medidas tomadas para mitigar la crisis sin tener en cuenta un enfoque diferencial. La consecuencia fue la anulación de la diversidad sexual.
La reivindicación LGBTI+
No hay que desconocer la importancia de la comunidad LGBTI+ en la movilización ciudadana y política, de acuerdo a Velásquez et al. (2020) en los últimos años se han desarrollado numerosas marchas y expresiones artísticas en donde esta comunidad ha encontrado espacios para reclamar por sus derechos, exigir respeto por su identidad sexual y por la no discriminación.
Esta lucha constante ha permitido que la comunidad LGBTI+ sea reconocida como un actor clave en el escenario público y que posea un rol activo en la formulación de políticas públicas para garantizar el ejercicio de sus derechos. La participación de personas LGBTI+ durante las marchas fue fundamental porque visibilizaron la diversidad, sus luchas, sus victorias y su declaración como movimiento de resistencia social apoderándose de uno de los espacios más violentos y peligrosos para ellas. Hay que recodar, además, que “el caminar como acción política denota resistencia y emancipación” (García, 2009: 307).
Es indudable que las comunidades LGBTI+ no sólo han logrado victorias legales, sino que han ganado un gran apoyo y reconocimiento por parte de diversidad de actores sociales, por lo que no sorprende que se haya generado un cuestionamiento sobre el lenguaje utilizado en medio del Paro Nacional. Pero, más allá de esto, preocupa la profundidad del discurso homofóbico y transfóbico que es parte de la cotidianidad porque transmite significados y normaliza comportamientos.
Este discurso aún se mantiene vigente en Colombia no sólo a través de concepciones, condiciones y actitudes, sino también del uso lenguaje diario con base en una ideología heteronormativa y patriarcal que perpetúa estereotipos y prejuicios hasta convertirse en una normalidad social. Como afirman Woolfolk y Gómez, “esas actitudes ni siquiera son percibidas por la mayoría de los sujetos como prácticas discriminatorias porque se consideran […] como aceptables y válidas” (2019: 8).
Este discurso está atravesado por valores, sistemas de creencias y concepciones culturales que moldean a las personas y se refuerza en los diferentes ámbitos a los que está expuesto. Está tan incrustado en la cotidianidad que, en ocasiones, es difícil detectarlo a simple vista; y, en otras, hace parte del lenguaje y convierte la agresión en vocablos aceptados socialmente. El discurso homofóbico y transfóbico es un discurso de discriminación normalizado y aceptado culturalmente en su mayoría. Lo anterior sin olvidar que las palabras tienen el poder de etiquetar al otro, por lo que los términos “marica” o “maricón” crean realidades y definen las identidades de las personas (Díaz, 2006).
De acuerdo a Pimentel (2013), la palabra marica ha tenido una evolución en su significado desde que se registró por primera vez en el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) en 1517. Inicialmente, hacía referencia al hombre afeminado y luego se adaptó para definir al hombre homosexual con un rol pasivo y femenino en la relación. Esto revela una concepción misógina de lo femenino, así como el rol superior de lo que socialmente se considera masculino. Por su parte, Celdrán (1995) afirma que, si bien hoy la palabra maricón es un aumentativo de marica y es utilizada como insulto, a mediados del siglo XIX no tenía una connotación tan fuerte de ofensa, sino que hacía referencia a un individuo con ademanes femeninos.
En la actualidad, la Real Academia Española (RAE) define “marica” como afeminado; dicho de un hombre: apocado, falto de coraje, pusilánime o medroso, homosexual. En cambio, “maricón” es asociado a la significación de “marica”. Este hecho evidencia que la incorporación de los términos obedece al uso continuo que los hablantes le dan y que, por lo tanto, indica cómo son percibidas las identidades diversas en el país.
Vale la pena resaltar que, aunque el tratamiento nominal que se le ha dado a la palabra “marica” se ha convertido en una estrategia conversacional de los colombianos en sus interacciones cotidianas, el contexto y la intención con el que es incluida en los diálogos puede otorgarle un significado insultante y dañino de la identidad como sucedió en el Paro Nacional donde “marica” equivale a inferior y refuerza estructuras patriarcales y heteronormativas (Gutiérrez-Rivas, 2016; Mahecha, 2020).
En este punto cobra especial relevancia la teoría de Judith Butler (2021) en la que plantea que las palabras que creamos producen efectos en el lenguaje y, por ende, en las acciones que efectuamos. Y es así que se da pie a un proceso de interpelación que permite clasificar a los individuos y reproducir cánones, lo que genera la creación de identidades y construcciones sociales.
Cuando se llama a alguien “marica” o “maricón”, otorgándole una connotación peyorativa, se le etiqueta dentro de una categoría que socialmente posee una carga histórica y un rol dentro de la sociedad. Esto permite, desde una perspectiva interseccional, enfrentar el término, lograr una apropiación del mismo y crear un proceso de autorreconocimiento que lo resignifique de forma positiva (Erazo, 2019).
Teniendo en cuenta lo anterior, al interior de las protestas los participantes crearon un movimiento reivindicativo en el que, por medio de expresiones artísticas, las personas LGBTI+ se abrieron paso dentro de las multitudes e hicieron visible la diversidad de identidades cuestionando al patriarcado y apoderándose del espacio público como un acto político. Con carteles, arengas y mensajes en redes sociales se autorreconocieron como “maricas” y “maricones”, y modificaron la interpelación, deconstruyendo los términos y otorgándoles la carga política e histórica que poseen, y generaron una modificación en el discurso.
Frases como “¡siempre marica, nunca paraca!”, “mi amor, las maricas sí que sabemos luchar. Somos gente parada” y “las maricas resistimos en la lucha popular” demuestran el discurso alternativo al que las personas LGBTI+ acudieron para significar su propio posicionamiento identitario. Éste ya no hace alusión a lo femenino y a lo masculino establecido por el patriarcado, sino a su identidad política dentro de la sociedad.
Además del potente mensaje que enviaban al identificarse como maricas y maricones (Figura 1), algunos colectivos hicieron un llamado a repensar los discursos violentos, homofóbicos y transfóbicos que se reproducen en medio de las marchas y a analizar las situaciones ocurridas para darles su verdadera significación.
Figura 1
La policía no es marica, es cobarde, Twitter, @niemecol
El tombo no es maricón, es asesino y violador, Twitter, @furiamarica_
Reflexión final: un discurso reivindicativo
Si bien el Paro Nacional no fue el escenario que generó el discurso homofóbico y transfóbico en Colombia, sí fue el que visibilizó la violencia insertada y normalizada en las arengas, y el que generó una reflexión alrededor de las mismas.
Esta movilización social inundó las calles de expresiones de protesta contra la crisis socioeconómica del país y unió a diferentes sectores sociales para clamar a una sola voz por cambios estructurales. Sin embargo, en su afán de hacerse escuchar por el gobierno, reprodujeron discursos heteronormativos que fomentaban tácitamente la violencia que por años han sufrido las personas LGBTI+.
Si el lenguaje, en cualquiera de sus manifestaciones, crea realidades, es el mismo lenguaje el que puede generar un cambio en el discurso y resignificar los estereotipos que existen alrededor de la diversidad sexual. Por eso, cuando las personas LGBTI+ se reconocieron a sí mismos como maricas y maricones en medio de las manifestaciones, se adueñaron del discurso predominante como un acto político, contestatario, de autorreconocimiento y de desafío a las etiquetas socialmente impuestas. Interpelar el discurso generó una reflexión profunda sobre cómo percibimos la diversidad sexual como sociedad. Cuestionar las arengas en medio del Paro Nacional permitió alimentar un discurso reivindicativo por medio del cual es posible modificar realidades y concepciones sociales.
Notas
- Colombia a pie de calle: «Uribe, paraco, el pueblo está berraco». The Objective. ↑
- ¿El que no salte es maricón? Paren la discriminación en el paro nacional. El Espectador. ↑
- Este es el video de una protesta censurado por Facebook porque llamaron “marica” a Duque; la red analiza si es un discurso de odio. Q´Hubo Medellín. ↑
- Base de datos de las luchas sociales en Colombia. CINEP. ↑
Fuentes
- Butler, J. (2021). Lenguaje, poder e identidad. Síntesis Editorial.
- Celdrán, P., & Gomáriz, P. C. (1995). Inventario general de insultos. Ediciones del Prado.
- Díaz, M. E. (2006). Jerarquías y Resistencias. Raza, género y clase en universos homosexuales. En: Viveros M., Rivera C. y Rodríguez M. (Eds). De mujeres, hombres y otras ficciones … Género y sexualidad en América Latina. pp 283 – 304. Universidad Nacional de Colombia. Tercer Mundo, Bogotá.
- Erazo, D. (2019). ¿Es posible distanciarnos de las normas? Un acercamiento a la teoría de Judith Butler. Perspectivas Internacionales, 13(1), 15-26. Recuperado de: https://revistas.javerianacali.edu.co/index.php/perspectivasinternacionales/article/view/2263
- García, M. (2009) “Caminar como repertorio de lucha social”, en Vignolo, P. (edit.), Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
- Gutiérrez-Rivas, C. (2016). La palabra marico como nueva forma de tratamiento nominal anticortés en el habla de jóvenes universitarios de Caracas: un estudio desde la perspectiva de los hablantes. Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura, 26 (1), 3–22. https://doi.org/10.15443/rl2601
- Hurtado, C. (2010). La marcha LGBT para ampliar el canon de la ciudadanía con diversidades sexuales. Recuperado de: https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/856/cso37.pdf
- Mahecha Ovalle, A. (2020). Aproximación sociolingüística a las fórmulas de tratamiento nominales en el contexto comunicativo juvenil. Enunciación, 25 (2), 272–291. https://doi.org/10.14483/22486798.16187
- Martínez, A. (2005). Del homosexual misógino a la marica feminista. Aportes para una desidentificación política más allá del Edipo. Revista Culturales, 7, 1–40. https://doi.org/10.22234/recu.20190701.e457
- Pimentel, A. (2013). Sodomitas, maricas y bujarrones. Una aproximación léxico-semántica a los términos de homosexualidad masculina. Academia. Recuperado de: https://www.academia.edu/3534714/Sodomitas_maricas_y_bujarrones_Una_aproximaci%C3+%B3n_l%C3%A9xico_sem%C3%A1ntica_a_los_t%C3%A9rminos_de_homosexualidad_ma+sculina_2013
- Puerta, C. M. (2008). Discurso político y violencia en Colombia. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Recuperado de: https://www.corteidh.or.cr/tablas/r24509.pdf
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- Velásquez, F., González, E., Martínez, M., Peña, J., Arévalo, J. y Vargas, J.C. (2020) ¿Qué ha pasado con la participación ciudadana en Colombia? 2003 – 2018. Tomo 3.
- Woolfolk, L. E., & Gómez, D. (2019). Homofobia y discriminación sexual en el discurso del prestador de servicios turísticos del estado de Sonora. Revista Turydes: Turismo y Desarrollo, 26. Recuperado de: http://hdl.handle.net/20.500.11763/turydes26homofobia-sonora