El acervo digital del CDC buscará recuperar la memoria de la comunicación en México

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Entrevista con Alma Gloria Reyes Perales

No. 144 / julio-diciembre 2019 / entrevista

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Rodrigo Martínez Martínez

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA, UNIDAD CUAJIMALPA

Desde su creación en 1977, el Centro CONEICC de Documentación sobre Comunicación en México (CDC) ha recopilado tesis, tesinas, memorias, actas, publicaciones y productos de investigación de las universidades que integran el Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC). Cuarenta y dos años después, el acervo dispone de poco más de 16 mil documentos en la sede establecida, desde 1983, en el ITESO de Guadalajara luego del Acuerdo de Asamblea y la firma del convenio para su custodia y operación. El archivo del CDC contiene “la primera etapa del campo de la comunicación ya como una disciplina profesional y visible” que, si bien estaba legitimándose en la década de 1970, ya disponía de una “materia crítica” que situó la comunicación más allá de sus profesiones según afirma, en entrevista, la maestra Alma Gloria Reyes Perales.

El centro que de inicio fue posible principalmente por la donación de ejemplares impresos de tesis de licenciatura está preparando una nueva etapa: las tres colecciones que conforman su acervo serán digitalizadas para constituir un repositorio digital. Para la Coordinadora de Documentación del CONEICC, la “utopía” que persigue este proyecto es que el CDC sea “el recurso más socorrido por todos los investigadores, que incentive precisamente la comunicación, y que recupere la historia de la comunicación y de los temas que nos han interesado desde los años sesenta”; es decir, la época en que comenzaron a surgir las escuelas de esta disciplina en México.

Trabajos recepcionales, didáctica e investigación son los tres bloques que articulan los documentos físicos que se encuentran en un área exclusiva de la Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, S.J, también del ITESO, a partir de 2007. El CDC organizó desde su origen los materiales en tres campos de cobertura: estudios sobre la comunicación en México, estudios de comunicación realizados en México y documentos sobre enseñanza e investigación. Actualmente, el acervo incluye tesis de maestría y doctorado, y compone la historia del propio CONEICC. Es el archivo institucional con “todas las discusiones del Consejo acerca del campo de la comunicación” tanto en la enseñanza como en la investigación.

El Centro de Documentación del CONEICC fue creado en 1977 bajo la responsabilidad de José Rubén Jara Elías de la Universidad Iberoamericana. Cristina Romo Gil, Raúl Fuentes Navarro, Sofía Paláu Cardona y, actualmente Alma Reyes Perales, han asumido la tarea de acrecentar y visibilizar el CDC. También destaca el trabajo realizado por Sonia Roditi y Norma García, responsables de la clasificación de documentos y la atención a usuarios.

Hasta la fecha, el criterio de selección del CDC contempla trabajos directamente vinculados con el campo de la comunicación y con el periodismo, o aquellas investigaciones producidas en México. Dado que el archivo comenzó en la Universidad Iberoamericana con donativos de escuelas y facultades, en el presente sigue ponderando el trabajo de investigadores de universidades que integran el CONEICC. No obstante, el proyecto actual también admite colaboraciones de carácter internacional de América Latina y España.

—¿El Centro de Documentación realiza investigación con los materiales que recibe?

—Actualmente no. Al ser un centro de documentación principalmente físico, no fue tan fácil circular la información porque entró la legislación sobre derechos de autor. Eso nos limitó. El paso siguiente es la constitución de un repositorio digital. Ese repositorio será una realidad en unos meses.

En su veinte aniversario en 1996, el CONEICC publicó la edición electrónica del Catálogo General del CDC. Esa base de datos fue el primer paso hacia la digitalización. Desde entonces, la página institucional posibilita búsquedas por autores, por temas específicos o por áreas de conocimiento relacionadas con la comunicación. El acervo ofrece desde aspectos de comunicación política, comunicación organizacional, periodismo o semántica hasta “una parte muy importante del trabajo de investigación de personas cercanas al consejo, incluso, miembros como, por ejemplo, Javier Esteinou, Raúl Fuentes Navarro, Carlos Luna, Sofía Paláu y muchos otros”.

El CDC ha contratado los servicios de una empresa que estructurará el repositorio virtual. De los casi 16 mil documentos, aproximadamente veinte por ciento ya dispone de un soporte informático. Se trata de archivos PDF y otros que serán migrados a XML. En una primera etapa, estos materiales serán publicados en open access, con las licencias requeridas, sin modificar su formato. Después serán transferidos a hipertexto debido a que se trata de un lenguaje que no pierde vigencia como sucede con el PDF. Esto permitirá la consulta y descarga directa de las investigaciones ya que el CDC solía enviar copias por mensajería en atención a las consultas remotas hasta que cambió la ley de derechos de autor.

Hacia su segunda etapa el objetivo del repositorio virtual del CDC es sumarse al proyecto de documentación de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS). Cada una de las escuelas de comunicación que la integran dispone de repositorios y de equipos dedicados a la investigación que no están directamente vinculados con el CONEICC. A pesar de ello, la plataforma digital del CDC podrá alimentar ese acervo latinoamericano.

Para la maestra Alma Reyes, ello significa que, en algún momento, esta red será “el espacio con más recursos de publicaciones en el campo de la comunicación en el mundo”. La especialista en Difusión de la Ciencia y la Cultura considera que este acervo abarcará más allá de México, América Latina o Iberoamérica porque hay “mucho recurso humano y mucho trabajo, y esperamos que el CDC se siga alimentando porque se va a sustentar de todos esos repositorios a la vez”. Incluso, el proyecto contempla, en el mediano plazo, un acervo de producción audiovisual de la producción de las universidades que son parte del CONEICC.

El CDC aún no realiza investigación sobre su propio acervo ya que busca recuperar la historia del campo de la Comunicación para las nuevas generaciones. A pesar de ello, su coordinadora considera que pronto será un recurso indispensable para la generación de nuevas investigaciones.

Hacia una memoria de la comunicación en México

—La historia se vincula mucho con la memoria. ¿Considera que elaborar una memoria es un papel adicional del CDC?

—Definitivamente. De hecho, además de tener toda la estructura, la primera etapa va a ser justamente la recuperación de la memoria, al menos, de la parte que tenemos más a la mano; es decir, el trabajo y las discusiones que hemos tenido dentro del Consejo. Además de las representaciones de las carreras, aquí ha habido representantes del CONEICC en los diferentes organismos, espacios nacionales, gubernamentales e institucionales que han incidido en temas como los derechos de las audiencias o la legislación en comunicación y medios.

Uno de los debates sostenidos a lo largo de la historia de la asamblea del CONEICC ha sido el derecho de las audiencias. Se trata de un tema añejo que data de las década de 1960 y 1970, y que no ha llegado a una resolución definitiva. A decir de la profesora y coordinadora docente en el programa de Publicidad y Comunicación Estratégica del ITESO, se trata de un proceso donde han existido trabas legales para que las audiencias puedan expresar sus exigencias.

Por ello, Reyes afirma que “la incidencia de la comunicación y de los profesionales de la comunicación y de las discusiones sobre la comunicación están claros”. Para quienes se dedican a la comunicación, además, recuperar la memoria, los temas y los autores abordados permite establecer “qué hemos privilegiado y qué hemos dejado de lado”.

—Con base en los materiales que actualmente recibe el CDC, ¿considera que el campo se está delimitando o se está ampliando?

—Se está ampliando, definitivamente. Y, con la llegada de la era digital, se está ampliando muchísimo. Sin embargo, creo que en buena medida se ha reducido la masa crítica. Es decir, creo que estamos navegando en lo superficial a diferencia del impulso que se tenía en los primeros años justamente por empezar a legitimar la importancia de la comunicación como tal.

—¿Esta apertura no implica el riesgo de que el campo pierda sus límites temáticos y pronto necesite buscar una identidad nuevamente?

—En la realidad lo que está sucediendo es lo primero. Sí hay una dispersión de temas. Esto lo puedes ver claramente en la oferta de programas, por ejemplo, de las escuelas de comunicación. Creo que son pocas las escuelas de comunicación que ofrecen solamente la carrera en ciencias de la comunicación o en comunicación. La oferta se abre con base en el seguimiento de egresados y en los espacios en los que se han colocado.

Como ejemplo de la situación actual de la comunicación en México, Alma Reyes menciona el caso del ITESO, institución en la que ha sido profesora desde 1991. Allá, la carrera de comunicación cumplió 50 años en el 2016. Es la segunda carrera de su perfil en el país. En 2012 diversificó la oferta de programas debido a que desde entonces había una tendencia a la baja en la matriculación a nivel nacional. Ello coincide con que los estudiantes de comunicación suelen percibirse como “especialistas en nada” al menos hasta que identifican áreas de trabajo como la publicidad, el periodismo, la producción audiovisual, la producción editorial y la investigación.

Aunque advierte que esta diversificación de la oferta profesional apunta hacia la pérdida de los límites, a lo que se suma el temor a ejercer profesiones como el periodismo por la violencia en estados como Michoacán, Guerrero, Jalisco o Tamaulipas, también piensa que la curaduría de tesis e investigaciones ofrece la oportunidad de encontrar “el sentido de lo que es la comunicación como campo profesional y como ciencia”.

Para Reyes, cada documento es algo más que un título y un resumen. En cada texto es posible visibilizar autores y temas. Cada uno representa un conjunto de metadatos donde se incluyen numerosos tópicos que tienen relación con los objetos de estudio principales. Se trata de un “trabajo de filigrana” en el que un documento puede aportar mucha información aun cuando aparenta carecer de relación directa con búsquedas muy concretas. El CDC no sólo pretende visibilizar los temas históricamente abordados, sino constituir una red entre los mismos. Aspira a devenir “mapa y brújula” de la investigación de la comunicación en México.