No. 155 / enero-junio 2025 / ensayo
colaboración invitada
Inés Cornejo Portugal
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA, CUAJIMALPA
Gabriel Cámara (2024)
¿Cómo encarar la horizontalidad? ¿De qué manera suscitarla? ¿De qué modo sostenerla? ¿Cómo generar confianza con nuestros interlocutores para que puedan ofrecer la escritura de su propio mundo? Formulo estas preguntas para compartir el deseo vivo de convocar al otro; para que su discurso y su voz sean tomados en cuenta. Es una ida y vuelta en la cual las jerarquías parecen quedar en el umbral de los proyectos.
Afronto la horizontalidad considerando los procesos y contextos específicos del trabajo que he venido desarrollando en temas de educación con la colectiva de investigación e incidencia (compuesta por académicos de diferentes universidades) y la organización de base comunitaria, conformada por integrantes de diversas localidades y municipios en México, que tienen la intención de mejorar sus condiciones de vida y procurar el bienestar social.
En mi experiencia teórico-práctica, me he preguntado cómo trabajar de forma equitativa con los llamados “sujetos de estudio” para construir juntos interrogantes de investigación de acuerdo con sus intereses cotidianos, sus formas de vida y las problemáticas educativas propias, y no las impuestas desde la autoridad institucional.
Soy una académica que participa en espacios de investigación. Algunos son promovidos por Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados (CALAS). Allí dialogamos sociólogos, antropólogos, comunicólogos, escritores y profesores. Se trata, entonces, de que nos desplacemos desde el centro hacia la periferia de nuestros campos de estudio, transgrediendo fronteras epistémicas tradicionales y convergiendo con otros saberes (productivos y ancestrales), para buscar ser incluyentes, innovadores y creativos. El objetivo es crear puentes entre disciplinas emparentadas o afines para revisar conceptos, teorías y métodos, y contribuir, de manera crítica, a la reflexión sobre las mismas.
El científico social ha ocupado cierta jerarquía privilegiada construida desde una posición hegemónica legitimada frente a los otros: denominados oprimidos, subalternos, pobres, beneficiarios. Por el contrario, la colectiva de investigación e incidencia (en la que participo) y la organización de base comunitaria formamos parte de lo que Sarah Corona ha llamado “investigadores pares”.
Dialogamos con lo que la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnolpgía e Innovación (SECIHTI), antes nombrada Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt), denomina como bases comunitarias ya que laboran en función de sus proyectos productivos y sus conocimientos.
Se trata de un enfoque humanista para que la ciencia aplicada beneficie directamente a las y los mexicanos. El concepto de “con el pueblo y para el pueblo” (Alvarez Buylla, 2023: 13) implica que la investigación científica se oriente a resolver problemas concretos que afectan a las comunidades, promoviendo el bienestar y la paz social.
¿Cuáles son las posibilidades de horizontalidad y de diálogo entre disciplinas desde CALAS? Asumir, de manera franca y efectiva, que los saberes no son sólo académicos y que la respuesta, en mi experiencia en temas educativos, son la co-labor junto con las bases comunitarias: el profesor de bachillerato, el prefecto, los jóvenes docentes en formación, los líderes comunitarios, las autoridades municipales, escolares o regionales.
Para nosotros, la horizontalidad es una relación que se basa en un principio fundamental: la convicción de que tú y yo podemos construir algo juntos, en igualdad de condiciones, a partir del intercambio de saberes. Es un proceso de trabajo, no un logro definitivo, como diría Claudia Briones en Horizontalidad. Para una crítica de la metodología (2019).
¿Qué pasa cuando en el plano de lo audible hay saberes acallados? ¿Qué posibilidad existe de romper ese silencio que durante tanto tiempo se ha prolongado? Paulo Freire habla en Pedagogía de la autonomía (1996) de pronunciar la palabra propia, no la impuesta ni la históricamente determinada.
En el ensayo, “Las tretas del débil”, publicado en La sartén por el mango (1985), Josefina Ludmer sostiene que el decir público está ocupado por la autoridad y la violencia: otro es el que da y quita la palabra. No se sabe decir frente al que está arriba y eso implica, precisamente, el asumir la superioridad del otro. Entendemos que existen otros conocimientos socialmente construidos en la práctica comunitaria que, por ser distintos a los académicos, muchas veces se suelen negar.
Coincido con la afirmación de Paulo Freire, en Pedagogía de la autonomía (1996), cuando menciona
…necesito ir ‘leyendo’ cada vez mejor la lectura del mundo que los grupos populares con los que trabajo hacen de su contexto inmediato y del más amplio. Lo que quiero decir es lo siguiente: en mis relaciones político-pedagógicas con los grupos populares no puedo, de ninguna manera, dejar de considerar su saber hecho a partir de la experiencia. Y todo eso viene explícito o sugerido o escondido en lo que yo llamo la lectura del mundo, que precede siempre a la lectura de la palabra” (Freire, 1996: 37).
En términos educativos, se trata de desechar la afirmación de que el dominio del lenguaje pertenece a un determinado sector social ilustrado, a la formación escolar, o bien, a la habilidad personal, pues se suele menospreciar la curiosidad del estudiantado, su sintaxis y su prosodia. Hemos acentuado la idea de que escribir no es una práctica difícil ni es sólo para personas letradas, sino que es una herramienta cotidiana que se puede emplear con relativa facilidad.
En el presente texto formulo reflexiones puntuales que favorezcan la continuidad de los proyectos en CALAS pensando en temas educativos y sugiero posibles rutas para proceder.
De lo teórico-práctico, práctico-teórico
Las prácticas de investigación permiten reflexionar sobre la interpelación al otro desde el lugar particular donde los estudiosos de los hechos sociales solemos ubicarnos. El desafío es desarrollar episodios de horizontalidad que conformen un proceso dialógico e ininterrumpido entre investigador-investigado, docente-alumno, para elaborar, entre ambos, un tercer espacio interpretativo como señala Sarah Corona (2019).
Valga reiterar que los problemas sociales no son explicables desde una sola episteme: la hegemónica. Se necesita de los conocimientos académicos y no académicos, de los saberes sapienciales y de la sabiduría milenaria que se ha gestado durante décadas en las sociedades latinoamericanas urbanas, rurales e indígenas.
Los planteamientos de Paulo Freire de la década de los años sesenta del siglo XX están presentes en la creación y recreación de procesos educativos actuales. Conocer es abrir espacios de lucha, como los círculos de cultura y de lectura que Freire organizó junto con los campesinos para la reflexión crítica. El pedagogo considera al pensamiento como un acto colectivo que no puede ni debe ser exclusivo de unos cuantos.
Para Sarah Corona (2012), las elecciones personales y las políticas son indistinguibles, por ello los cambios deben venir desde la práctica cotidiana y ser defendidos políticamente desde ahí. Para Freire, la educación no sólo es un acto pedagógico; también es político y en éste replantea la función del educador en la sociedad
Nuestras realidades están lejos de la igualdad y la democracia. Pese a las múltiples innovaciones tecnológicas y comunicativas, existen fisuras que merecen estudiarse con una nueva escucha, una nueva confianza y una redefinición del campo académico desde la responsabilidad política. En este sentido, se trata de:
- Construir una agenda en común entre los diferentes actores de los procesos, en este caso educativos, congruente con las necesidades sociales y culturales de los diversos grupos y comunidades latinoamericanas.
- Generar alianzas con las autoridades locales, municipales y regionales para cimentar espacios territoriales de incidencia.
- Establecer en co-labor un núcleo básico de reflexión y acción con todos los actores involucrados para dar seguimiento cualitativo y sistemático a las estrategias de investigación e incidencia con el fin de desarrollar propuestas concretas que aseguren la persistencia y continuidad de los resultados del trabajo que hasta ahora hemos desarrollado. Escucha activa. Reconocer y valorar la diversidad de opiniones y experiencias. Aceptar que los desacuerdos son naturales en el diálogo y abordar los conflictos de manera constructiva, buscando soluciones o negociaciones que beneficien a ambas partes.
- Escucha activa como práctica constante: una habilidad que se desarrolla con el tiempo. Reiteramos la recomendación de asumir, como reto, un ejercicio de escucha, diálogo y de agencia creciente. Se trata de gestionar estrategias flexibles, adaptables, maleables que evolucionen en diálogo con los diferentes actores. Como una piedra arrojada a un lago (creando ondas concéntricas que se van ampliando), se impulsa el compromiso de los investigadores y diversos participantes.
- De las instituciones. La pregunta para superar las prácticas institucionales arraigadas debe plantearse en relación con la horizontalidad: ¿cómo estas prácticas favorecen u obstaculizan la investigación y la incidencia? Por ejemplo, ¿cuáles son los criterios para una institución de educación superior que publicará un escrito hecho por un estudiante o docente de bachillerato? Es prioritario discutir sobre cómo las universidades definen normativas verticales y hegemónicas para valorar la expresión de un joven.
- De lo silencios. En las discusiones de los seminarios de proyectos vigentes en los cuales hemos participado ha estado ausente una serie de temas que obscurecen las problemáticas abordadas. Nuestra intención es expresar dos de los silencios para interpelar el debate: al parecer, el conflicto propio de toda interacción humana en desigualdad parece estar ausente; no hemos asumido de modo crítico las condiciones de injusticia educativa en América Latina que buscamos atender y transformar.
A pesar de ello, el diálogo que hasta ahora ha logrado CALAS nos sirve como una alerta constante para mantener nuestra participación y generar una interlocución profunda con nuestras propias raíces donde aún queda mucho por hacer.
Fuentes
- Álvarez Buylla, M. E. (2023). Garantías de la Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación. Diálogo CONAHCYT-PRONACES. México: SECIHTI.
- Cornejo, I.; Rufer, M. (2019). Horizontalidad: hacia una crítica de la metodología. México: CLACSO.
- Corona Berkin, S. (2019). Producción horizontal del conocimiento. CALAS, Bielefeld Press/UdeG.
- Freire, P. (2004). Pedagogía de la autonomía. Sao Paulo: Paz e Terra.
- González, P. E.; Ortega, E. (1984). La sartén por el mango. Encuentro de escritoras latinoamericanas. Puerto Rico: Ediciones Huracán.