Los derechos de las audiencias son un imperativo ético

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Entrevista con Hilda Saray Gómez González

No. 153-154 / enero-diciembre 2024 / Entrevista
colaboración invitada

Jesús Adrián Valerio Carmona

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA, UNIDAD CUAJIMALPA


Para Hilda Saray Gómez González, interactuar con el medio radiofónico ha sido una experiencia tan rica y estimulante que comenzó desde el momento en que formaba parte únicamente de la audiencia. Por eso, cuando le preguntan sobre la sinergia entre medios y públicos, ella afirma que, más allá de los hallazgos de estudios y mecanismos de medición, “es una de las experiencias más enriquecedoras y gratificantes que podemos vivir, porque nos permite encontrar referentes y establecer instancias de comunicación e intercambio a la distancia”.

Con más de 30 años de carrera en el medio radiofónico, Hilda cuenta con una sólida trayectoria en el estudio y promoción de los derechos de las audiencias y se ha convertido en una figura clave en la implementación de políticas y prácticas que fortalecen la relación entre los medios y el público. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM y, actualmente, cursa una Maestría en Dirección Estratégica de Proyectos de Tecnologías de Información y Comunicación en el Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de la Información y Comunicación (INFOTEC) de CONAHCYT. Su experiencia abarca la producción, la locución y la dirección de la defensoría de las audiencias en Radio Educación y, hoy en día, en UAM Radio, donde ha trabajado para asegurar que las voces de los oyentes sean escuchadas y respetadas, desempeñando la labor como defensora de las audiencias.

Su liderazgo y compromiso con la equidad y la participación en los medios la han convertido en una referente en el campo pues impulsa la profesionalización y el reconocimiento de la defensoría como un componente esencial de la comunicación social. Al abordar la constitución de esta figura en los medios desde su experiencia, así como la manera en que se afianza una defensoría y qué cualidades debe tener, destaca que uno de los momentos cruciales para la formación se da desde “el otro lado”; en el papel de la persona como audiencia.

Hay otro aspecto formativo: el académico. Después de descubrir su pasión por la radio y su fascinación por los temas tratados en Radio Educación, Hilda continuó sus estudios con un enfoque más humanista que comenzó en la unidad Azcapotzalco del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y, posteriormente, con la licenciatura en la UNAM.

—¿Consideras que esa formación te ayudó a profesionalizarte como defensora de las audiencias?

—Por supuesto. Evidentemente, el tema no estaba en el plan de estudios universitario de la carrera en esa época; eran tiempos en que la radio era en “blanco y negro”, tan antiguo, que la radio también era en blanco y negro. El tema como tal no estaba en la currícula. Existía la inquietud, por supuesto, de conocer a las audiencias y, como parte del programa, abordábamos todas las aproximaciones teóricas a las audiencias, pero mayormente en ejercicios de mercado, o lo que se llamaba penetración de mensaje. Ya fuera comercial, político o social, en campañas de recordación y este tipo de cosas.

Por otro lado, al hablar de la profesionalización de las defensorías, también resulta importante destacar cómo el contexto legal ha afianzado la figura de la defensoría en México. Según Hilda Saray Gómez González, las reformas constitucionales y los cambios en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión han sido fundamentales para establecer los derechos de las audiencias y fortalecer su protección. Sin embargo, también se habla del otro lado de la moneda: la vivencia del defensor de audiencias como una figura relativamente reciente cuyas facultades se han ido coartando conforme avanza el tiempo y se implementan distintas actualizaciones a la ley.

—Durante mis 30 años de experiencia en Radio Educación, especialmente en los últimos 10 como directora de producción y planeación, de 2009 a 2019, me tocó presenciar la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones en México en 2013. También viví la entrada en vigor de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, lo que implicó el cumplimiento de todas las nuevas responsabilidades que los medios adquirieron cuando los derechos de las audiencias se elevaron a rango constitucional como derechos humanos, y la necesidad de implementarlos mediante la figura que hoy conocemos como la defensoría de las audiencias.

Al observar los inicios de esta reforma, y sin un manual que explicara paso a paso la integración de esta figura en los medios, la entrevistada declara que se convirtió en un proceso iterativo con experimentos, cambios y fracasos de los que había que aprender. Sin embargo, ella ya contaba con experiencia en el tema, ya que, como un medio pionero, Radio Educación fue de los primeros en implementar un defensor:

—Entonces, me tocó a mí instrumentar esa defensoría en el marco de esta Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, porque hay que recordar que Radio Educación, desde 2007, me parece, tuvo un defensor de audiencias. La figura todavía no era una obligación legal, pero como medio público, y un poco acompasándose con lo que había hecho Canal 22, que un poco antes también había implementado la figura de la defensoría del público o de la defensoría de audiencia. Ese primer defensor fue el doctor Ernesto Villanueva.

No existía una obligación legal de tenerlo, pero el doctor Villanueva comenzó a trabajar en la difusión del tema: cuál era la importancia de la figura, para qué estaba, y la importancia de tender puentes entre la audiencia y el medio, etc. Entonces, el doctor Villanueva comenzó a hacer ese trabajo, y no fue sino hasta 2014 que la ley lo determinó como una obligación del medio, y organizamos todo para que Radio Educación tuviera la primera defensoría con este nuevo marco jurídico.

Hablar de la defensoría de audiencias desde el ámbito jurídico podría generar un artículo completo o una ponencia; pero, para hablar de la profesionalización de esta figura, es necesario recorrer estos temas, aunque sea de manera somera. Por lo tanto, Hilda nos cuenta sobre aspectos esenciales como formular códigos de ética y conocer los artículos de la Constitución mexicana relacionados con el tema. Por ello es necesario:

—[…] formarse en materia de derecho de la comunicación, que tiene que ver con todas las normatividades relativas a la comunicación en nuestro país, desde la Constitución, la Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión y todas las leyes que tienen apartados relacionados con la comunicación, la libertad de expresión y el acceso a la información. Por ejemplo, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que tiene un título cuarto extenso sobre sus derechos a la comunicación. La Ley para una Vida Libre de Violencia de las Mujeres también tiene un apartado y muchos elementos relacionados con comunicación, medios de comunicación, y derechos de comunicación. Igualmente, la Ley para Erradicar Todo Tipo de Discriminación; y, sin duda alguna, los Derechos Humanos.

De esta manera, se subraya que la defensoría es un campo transdisciplinar, en el cual entran aspectos de las telecomunicaciones, estudios sociales y derecho. Por lo tanto, conocer artículos como el 223, 226 y 256 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, así como el contexto de los medios actuales en México, ayuda a los defensores a velar por los derechos de las audiencias y a apoyar a los medios en la construcción de contenidos plurales y respetuosos. Al respecto, Hilda nos menciona:

—Uno de los derechos de las audiencias precisamente tiene que ver con recibir contenidos plurales. Que los contenidos de radio y televisión abierta y de paga sean plurales y presenten el abanico de ideas, posibilidades, y expresiones que existen no solamente en México, sino en el mundo, y opera para todos los ámbitos, con la música, las opiniones, las perspectivas políticas, los temas que se abordan, etc. Ahora, los medios también tienen una agenda; no está mal tener una agenda, es parte de esa pluralidad, pero es importante que esa agenda se manifieste y quede evidentemente mostrada. Para eso son los códigos de ética.

Hablando en términos operativos, la entrevista viró al quehacer diario de Hilda Saray como defensora de audiencias de UAM Radio, un rol que ha desempeñado desde 2019. “Las actividades de las defensorías están señaladas en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión. Y dicen que las defensorías se dedican a recibir, documentar, dar seguimiento, atender las quejas, comentarios y recomendaciones de las audiencias. Entonces, se supone que esa es la tarea principal, pero para que eso suceda hay que hacer otras actividades”.

—¿Cómo cuáles?

—También debo escuchar la emisora. Es decir, trabajo en los comentarios que recibo y les doy seguimiento, un trabajo de escritorio. Y, a la par, escucho UAM Radio. La escucho por varias horas al día y en diferentes horarios. Eso me permite impulsar a la emisora. Ver cuáles son los contenidos, escucharlos. Conocer a locutores, locutoras, conductores, conductoras. Saber cuáles son los temas de los que se está hablando, cuál es la música que se está presentando. Ver si esa programación cotidiana coincide con lo que está plasmado en el código de ética de la emisora y si coincide con los derechos de las audiencias que también están señalados en la ley.

Sin embargo, la labor no se detiene en la mediación entre el público y lo que sale al aire. El defensor de las audiencias es también responsable de formar un medio más responsable, promover una colaboración más sana y facilitar una interacción más eficiente con el público. Para el caso de los oyentes, Hilda Saray menciona: “Periódicamente, también doy talleres o cursos sobre qué son los derechos de las audiencias, cómo verificarlos en los contenidos y cómo presentar una queja, para el caso de la población en general”.

Además, considera imperativo formar a los profesionales de la emisora en el tema de derechos de las audiencias, por lo que ofrece cursos y talleres sobre cómo incorporarlos a los programas:

—La idea es que, al final de cuentas, los derechos de las audiencias también son una especie de imperativo ético. No se trata de que realices tu programa como profesional del medio y luego, encima, sumes, incorpores o pegues los derechos de las audiencias. De lo que se trata es de que los derechos de las audiencias estén incorporados, que formen parte de tu idea de producción y del mensaje que estamos produciendo. No se trata de que, además del programa, digas: “Ay, además tengo que respetar los derechos de las audiencias, siendo no discriminatorio, respetando el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, respetando el superior interés de la niñez”. No son agregados, no son pegotes, no son agendas, sino que deben estar entretejidos con los propios programas. Así es, los derechos de las audiencias también tienen que ver con un impulso comunicador, tiene que ver con un entusiasmo por compartir.

Aunado a esto, se le preguntó a la defensora cómo podíamos instrumentalizar el medio para formar a las audiencias y hacerlas conscientes de sus derechos y, sobre todo, de cómo ejercerlos. Si bien el proceso es más claro para los medios culturales y universitarios, es importante conocerlo, ya que los derechos deben ser respetados en cualquier tipo de medio radiofónico y televisivo en nuestro país. Al respecto, Hilda nos comenta:

—Entonces, para esto, el trabajo también tiene que ver con difundir mediante los medios disponibles los derechos de las audiencias y la tarea de la defensoría. Para ello, también hago un programa (en UAM Radio) los jueves al aire, de 14:00 a 14:30 horas. Es un programa que se llama “Entre Audiencias” y que tiene como objetivo hacer la difusión de los derechos, hablar de temas afines, entrevistar a personas que tengan que ver con el asunto, comentar las quejas o lo que ha llegado al correo de la defensoría, etc. Y, bueno, participar también en las actividades académicas o de difusión que la universidad convoque y donde quepa la presencia de la defensoría.

—Por otro lado, quería preguntar, ¿cuál es tu perspectiva sobre el futuro de la defensoría de las audiencias?

—Es un futuro agridulce. Los derechos de las audiencias, desde su proclamación legal en México en 2014, o desde su existencia legal en 2013 con la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, han enfrentado muchas acechanzas que han dado como resultado que estos derechos se vayan limitando y algunos hayan desaparecido. Desde la primera edición de la ley, a estos derechos todavía les faltaba para asentarse perfectamente, y hoy en día (diez años después) están muy disminuidos.

Hoy día están constreñidos a seis ítems muy generales, que no están señalados como se operacionalizan, y que no dan a las defensorías las herramientas necesarias para que sus sugerencias pasen a ser recomendaciones. Yo, personalmente, como titular de la defensoría en UAM Radio, hablo de recomendaciones, y la dirección de la emisora sí las ha tomado como tales, pero la ley se queda al nivel de sugerencia, ¿no?, así un poco como “pues ahí si quieren háganlo.

Un aspecto particularmente preocupante en este rubro es el de la accesibilidad, ya que, desde la última reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, dejó de ser una obligación para los medios y se convirtió más en una sugerencia:

—Está el caso, por ejemplo, de los derechos de las audiencias con discapacidad, que dice que los medios deberán incorporar plataformas o medios para que las audiencias puedan quejarse y con accesibilidad, ¿no? Pero remata diciendo “si no fuera demasiado oneroso para el medio”. Es decir, esa es la puerta abierta para que nadie instrumente criterios de accesibilidad para que se quejen las audiencias.

—Con estas reformas, ¿qué pasa con la figura del defensor de audiencias?

—La figura de la defensoría queda, la obligación de los medios de comunicación de tener defensoría, los medios de comunicación abiertos, queda. Algo nuevo es que las entidades de programación, es decir, los programadores que no tienen una concesión, pero que hacen programas de radio o de tele, y la transmiten mediante otro canal que les prestan, les arriendan o les subcontratan, esos también deben tener un defensor de audiencias. Pero, por ejemplo, los servicios de audio y televisión, audio y video restringido, cablevisión y todos estos, no tendrán la obligación de contar con un defensor de audiencias. Ahí, lo único que dicen los lineamientos es, pues, “si alguien se quiere quejar, puede dirigirse directamente con el concesionario”, pero, pues, no hay defensor ahí.

Entonces, en la historia de los derechos de las audiencias en México ha habido pérdidas y mutilaciones a los derechos originales; y eso a lo mejor es materia de otra entrevista, pero como fueron publicados los derechos de las audiencias en la ley original de 2014, al día de hoy, 2024, hay una consulta pública en marcha para la evaluación de los lineamientos sobre derechos de las audiencias publicados por el IFT.

Si bien el panorama podría resultar no ser el más esperanzador, Hilda Saray declara que, tanto ella como sus compañeros de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), continúan luchando para que, desde la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y la Suprema Corte, se respeten los derechos de las audiencias y se reconozca la importancia de la defensoría:

—En la ANDA estamos trabajando por ello, estamos trabajando en nuestra manifestación, del documento que vamos a mandar a la consulta pública y, por supuesto, animando a los colegas de la academia, a estudiantes, a personas de las audiencias, a nuestros colegas de otras especialidades, pero relacionadas con la comunicación o de otras especialidades pero que les interese o les haya interesado el tema a que participen

Finalmente, para cerrar la entrevista, se le pidió reflexionar sobre los potenciales defensores de las audiencias, quienes ocuparán los puestos y tendrán la obligación de velar por nuestros derechos como espectadores en el futuro. Al respecto, esto fue lo que comentó:

—Es un campo nuevo (la defensoría de audiencias) que puede depararnos muchos elementos agradables, interesantes y trascendentes, si lo vemos con una perspectiva amplia. Si nos quedamos con una mirada limitada sobre los derechos de las audiencias —concentrados en los seis ítems del artículo 256, relacionados solo con radio y televisión abierta, o si simplemente esperamos a que alguien se queje de la programación del medio en el que estás operando—, entonces nuestra perspectiva será muy reducida. Pero, si consideramos el contexto del ecosistema mediático contemporáneo, si lo vemos como una oportunidad para investigar, indagar en lo que piensan, desean o buscan las audiencias actuales, y si lo entendemos como una posibilidad de aportar a las dinámicas de producción de contenidos y de participación social real en los medios de comunicación, entonces es un campo muy interesante y apasionante. ¿Qué les recomendaría? Pues que se informen sobre las posibilidades de este campo, que se entusiasmen con la oportunidad de contribuir y que tengan en cuenta la importancia de formarse ampliamente en los campos que mencioné anteriormente.

La profesión de defensor de audiencias es una figura que, a diez años de ser declarada obligatoria en los medios, sigue experimentando cambios en sus facultades, alcances y limitaciones. Los desafíos que enfrentarán en el día a día podrían aumentar con las reformas que se avecinan en las leyes mexicanas. Sin embargo, tanto Hilda Saray como sus colegas consideran que vale la pena continuar defendiendo esta labor, tanto por el bienestar de los medios como por el de las audiencias.