El amor libre como una alternativa relacional y comunicacional
para eliminar la opresión de género
No. 150 / Julio-diciembre 2022 / Ensayo
Daniela Quintana Mares
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA, CUAJIMALPA
Resumen: Las violencias que viven las mujeres diariamente son consecuencia de un sistema de opresión que las subestima: el patriarcado. Desde siglos anteriores y hasta la actualidad, hemos sido víctimas de las tradiciones que nos norman la apariencia, la actitud y la personalidad, que regulan nuestra manera de existir y, por supuesto, de relacionarnos, y que, si tenemos el atrevimiento de cuestionar o confrontar, se nos juzga, aísla o, incluso, elimina. Existen diferentes estrategias comunicativas éticas para poder relacionarnos de una manera más pacífica. El amor libre tiene el feminismo incrustado, visible en su enfoque deconstructivo y político contra el patriarcado. La teoría feminista nos ha encaminado por estrategias de deconstrucción, unión, transformación y creación; sin embargo, al cuestionar las relaciones hace falta la crítica sobre los sistemas que sostienen nuestras opresiones y no se cuestiona a profundidad el dogma de la pareja heterosexual. Vislumbrar alternativas relacionales, más allá de lo impuesto, nos guiará por un camino hacia la paz y la libertad, y contribuirá a que las mujeres tengamos una vida sin violencia dentro de nuestras relaciones amorosas. Es por eso que en el siguiente ensayo plantea una propuesta para desarrollar vínculos desde el amor y la libertad, y no desde la posesión y la desdicha, así como relaciones más allá de la heterosexualidad y la monogamia que se nos han impuesto.
Abstract: The violence that women must endure daily is a consequence of a system of oppression that underestimate them: patriarchy. From previous centuries until today we have been victims of the traditions that regulate our appearance, attitude and personality. They control our way of existence and, of course, the way we create relationships. If we even dare question or confront this, we are judged, shunned or, occasionally, eliminated. There are different ethical communicative strategies to be able to relate in a more peaceful way. Free love has feminism embedded, visible in its deconstructive and political approach against patriarchy. Glimpsing relational diversities will guide us on a path to freedom and peace so that women have a life free of violence within our love relationships. Feminist theory has guided us through strategies of deconstruction, union, transformation and creation. However, when we question relationships there is a lack of criticism about the systems that sustain our oppressions within them and the dogma of the heterosexual couple has not been questioned in depth. In the following essay I propose to develop sex-affective bonds from love and freedom, not from possession and misery, and relationships beyond the heterosexuality and monogamy that have been imposed.
Desde el nacimiento somos atiborrados con mensajes de los medios, las instituciones y el entorno en general que nos dicen cómo, cuándo y a quién amar. Según Olivia López y Edith Flores (2021), el amor romántico trabaja de la mano con el capitalismo, crea ideales de felicidad y autorrealización. Asimismo, funda una estructura social que institucionaliza, organiza y gobierna al individuo, su vida social y su comportamiento, y que reproduce así la estructura capitalista de dependencia material, afectiva y sexual. De esta manera, perpetúa la subordinación de las mujeres al replicar de la jerarquización, la exclusividad y la heteronormatividad (en tanto imposición social que indica que lo único natural, normal y válido es ser heterosexual). Así, legitima comportamientos patriarcales tradicionales.
Las relaciones amorosas románticas, además de marcar un régimen de comportamiento social, refuerzan los estereotipos de género. La mujer es catalogada como sujeto pasivo, aquella que se dedica a la vida privada y, por tanto, cae en ella la responsabilidad de encontrar, cuidar, amar, defender y mantener su relación. El hombre, por su parte, es clasificado como el sujeto activo; es poderoso, masculino, dominante, autónomo, independiente y viril (Ferrer y Bosch, 2013).
El Pensamiento Amoroso es conjunto articulado de símbolos, nociones y teorías en torno al amor, que permea todos los espacios sociales, también los institucionales, e influye directamente en las prácticas de la gente, estructurando unas relaciones desiguales de género, clase y etnia, y un modo concreto y heterosexual de entender el deseo, la identidad y, en definitiva, el sujeto, las emociones, y la situación social y material en la que se producen y reproducen (Sanpedro en Porta y Musante, 2016: 4).
Las desigualdades relacionales se sostienen por la estructura que articula el pensamiento amoroso, que a través de símbolos, nociones y teorías heterosexules produce y reproduce deseos, identidades, emociones y situaciones (Sanpedro, 2004) que refuerzan los estereotipos limitantes.
Por supuesto, esta normatividad perpetúa ideas machistas que idealizan a las personas, generan desigualdades y fomentan que las mujeres permanezcan cautivas (Ferrer y Bosch, 2013).
La monogamia heteronormada delimita las características internas y sociales de comportamiento, y pone barreras para que el ser humano sea, sienta y esté. Este sistema mandatario tradicional produce actitudes y prácticas violentas y perjudiciales como posesión (exclusividad de los afectos, la fidelidad, el sometimiento, la cosificación propia y del otro, la cautividad, el control y los celos), homogeneización (pérdida de la individualidad, fusión con la pareja), codependencia (renuncia a la autonomía), idea de la felicidad eterna (creencia en la permanencia de emociones fuertes e intensas y esperanza en que el lazo amoroso nunca se rompa), herterosexualidad (única forma de relacionarse sexoafectivamente), violencia (como reacción hacia la decepción cuando la pareja no cumple con las expectativas que se tenían a partir de estereotipos).
Como feministas sabemos que ningún mandato ni norma es inamovible y que las transformaciones son necesarias para eliminar la opresión contra las mujeres. Las relaciones románticas permean nuestra forma de comunicarnos y son parte del sistema de poder patriarcal. Por lo tanto, es de suma importancia desestructurarlas. Debemos desafiar, cuestionar y subvertir al sistema de mandato monogámico. Elaborando nuestras propias maneras de relacionarnos crearemos relaciones afectivas más pacíficas, sustentables, íntegras y asertivas. Una alternativa es hacerlo desde el amor libre.
Amar libremente significa reivindicar nuestras propias creencias y vivencias, y enfrentarnos a las de los otros para reforzar nuestra autonomía. Es una acción trastocadora que rompe con las jerarquías de poder dentro de las relaciones y manifiesta por qué el amor monogámico heteronormado es patriarcal e incentiva violencias. Las mujeres que están posicionadas dentro de las diversidades relacionales llevan a cabo la configuración de sí mismas, de su autoestima, de sus creencias y de sus valores.
¿Cómo las mujeres podríamos vivir relaciones amorosas sin someternos al arrebato de ninguna de nuestras libertades?
El feminismo existe como herramienta de incidencia en el mundo para las mujeres. Con este se busca construir nuevas formas de ver la realidad y representar la forma en la que vivimos en sociedad. Las feministas aprenden y generan conocimiento, rompen estereotipos y despatriarcalizan el pensamiento, las acciones, el entorno y las formas de relacionarse con él. Mediante un recorrido histórico por las diferentes olas del feminismo, podemos percatarnos que cada una ha configurado el significado de ser feminista. La significación contemporánea lo puntualiza como conjuntos de movimientos políticos y sociales que se caracterizan de manera general por ser internacionales, interseccionales e intergeneracionales, por atacar el problema desde la raíz (el patriarcado) y cuestionar estereotipos e imposiciones. Su objetivo primordial es liberarnos a través de la subversión.
Uno de los principales pilares del patriarcado son las relaciones amorosas heterosexuales monógamas, las cuales se encuentran llenas de desigualdad, están reglamentadas por esencialismos emocionales que no toman en cuenta la diversidad y están basadas en ideales judeocristianos de hace siglos.Cada momento ha respondido a la estructura de poder dominante, el amor de pareja está profundamente condicionado desde lo cultural, y estos condicionamientos imponen moldes que dan forma a los comportamientos amorosos en la pareja… El amor de pareja ha sido construido socialmente a lo largo de la historia, la forma de la pareja, las maneras de expresar el amor, los contenidos, las expectativas, las maneras adjudicadas a lo femenino y lo masculino, al lenguaje amoroso, las normativas amatorias, las formas de gozarlo y de sufrirlo, han sido construidos en cada época histórica, respondiendo a la estructura de poder dominante (Coria, 2001: 15-16).
Todos los cautiverios de la mujer (Lagarde, 1990) recaen en gran parte en las relaciones que tiene con el otro (masculino: llámese esposo, hijo, jefe, padrote, sacerdote, doctor o, incluso, dios). Los modos y de vida y las culturas genéricas originan los cautiverios, que son los mandatos que dictan cómo ser mujer y que nos mantienen oprimidas, cosificadas, invisibles, dependientes, subalternas, sirvientas, estereotipadas, inferiores, escindidas, incompletas, asexuadas, dominadas, explotadas, asalariadas, nos privan de nuestra libertad, independencia y autonomía. El amor romántico es una construcción social y un cautiverio que ha mermado el desarrollo humano, y que ha creao ideales sociales que afectan a las personas individualmente y a la sociedad colectivamente. Además, es un arma de control político y dominación patriarcal de las mujeres.
Además de todas las implicaciones individuales y sociales que provoca la estructura patriarcal del amor romántico, éste también genera una problemática muy grave: la violencia conyugal. La violencia que se vive dentro de la pareja se encuentra normalizada y va en aumento. Según datos del ENDIREH en 2016, casi 44% de las mujeres que sufre violencia la recibe por parte de sus parejas o ex parejas. Entre estas violencias están el abuso sexual, las violaciones, los despojos por divorcio y, en los casos más desafortunados, los feminicidios. Ante todos estos preceptos, claramente dañinos para la mujer, existe una oposición que se subvierte al mandato heteropatriarcal de las relaciones amorosas: el amor libre.
“El amor libre es la forma radical de superar el amor establecido” (Alberich, 2019: 108), plantea el desarrollo de afectividades múltiples y simultáneas, y apunta hacia la transformación y resocialización del amor con alternativas libertarias. Es la resocialización del amor que busca equidad entre los miembros de la relación mediante la eliminación de roles de poder para prevenir la violencia de género, y la construcción de redes de afecto que formen una colectividad de amor: “amas tanto a esa persona que deseas su felicidad cuando está contigo, cuando está sola, cuando está con alguien más” (Maligna, 2010: 4).
La idea es reestructurar la educación sentimental para abrir el panorama a las diversas orientaciones sexuales y relacionales. El amor libre es una acción militante que politiza la manera de relacionarnos, combate la opresión, desafía los estereotipos, dignifica a las personas y emancipa e independiza a las mujeres.
Las mujeres que viven el amor fuera de la monogamia heteronormada obtienen una revolución mental, sentimental, sexual, relacional y política que las hace percatarse de las implicaciones positivas que el amor libre puede tener en su autoestima y librarse de la violencia, la dependencia, los roles de género, la cosificación y la opresión. Esta revolución va en contra del sistema capitalista heteropatriarcal que nos impone el seguimiento de tradiciones sociales que arrebatan nuestra autonomía y preservan las desigualdades.
Amar libremente es una acción política, una revolución sistémica y un estilo de vida no prescriptivo. Como bien dice el conocido argumento feminista: lo personal es político, por lo tanto, cuestionar nuestras prácticas amorosas y modificarlas pasa a ser parte fundamental de nuestra resistencia hacia el poder patriarcal, ya que no se puede presumir libertad sin la emancipación en el amar.
La socialización con la que se nos ha hegemonizado (forma supremacista que busca dictar y dominar sobre lo demás) rechaza a quienes no se relacionan heteromonogámicamente puesto que al sistema patriarcal eurocentrista capitalista del amor romántico no le resulta conveniente que salgamos de sus normas. La heterosexualidad impuesta niega e invisibiliza la diversidad sexual. Las mujeres que se relacionan sexoafectivamente con otras mujeres rompen estándares relacionales y dictan sus propias formas de amar. Esto, obviamente, es mal visto por la sociedad tradicional. Las mujeres son juzgadas por la lesbofobia pues, según la mentalidad patriarcal, las mujeres no deberían decidir sobre su propia vida construir sus espacios, ni rebasar los roles reglamentarios de la heteronorma.
A nivel político y económico, el sistema capitalista favorece las relaciones heteropatriarcales de pareja ya que son las que sostienen su economía (Aldana, 2018). El Estado establece el orden social, implementa mandatos sexuales y relacionales conservadores basados en ideales judeocristianos, mantiene a la mujer oprimida y la condena a seguir siendo dependiente económicamente y a cumplir con su rol genérico de madre/cuidadora ya que actúa como un engranaje fundamental para que las estructuras de poder sigan funcionando.
La oposición libertaria amorosa pone en peligro al sistema de amor gubernamentalizado cuando plantea el amor colectivo ya que ésta permite heterogeneizar a las personas, buscar la independencia, ver a los demás como individuos y no como objetos/pertenencias (enseña a ser con el otro y no a tener al otro), romper con los regímenes y hacer permisible la libre expresión y producción de nuestro género.
Como feministas nos corresponde luchar contra los condicionamientos sociales, tomar las riendas de nuestra vida y subvertirnos a la destinación en la que nos han encerrado por ser mujeres (Viera, 2017). Reconstruir nuestro ser mujeres impulsa una de las vertientes del amor libre: la autoestima. El amor propio reivindica nuestro sentido de ser mujer, nos apropiamos de nuestros cuerpos y nuestros seres, y desechamos roles e imposiciones. Aceptamos y habitamos nuestros cuerpos, pensamientos y deseos al integrar las diversidades que nos componen. Esta liberación trae consigo confianza, autocuidado, bienestar y nuevas formas de placer. Avalamos “la valoración positiva del yo misma” (Lagarde, 2020: 22).
La consolidación de la autoestima de las mujeres configura nuevas formas de estar con el otro. Ésta se formula desde la colectividad, las redes de afectos y la sororidad pues une a las mujeres y las impulsa a llevar a cabo sus aspiraciones personales por medio de un fortalecimiento de su persona individual en una red comunal.
Las mujeres estamos acostumbradas a vivir tratando de ajustar nuestra personalidad, cuerpo, prácticas y relaciones a la expectativa social. Tradicionalmente, pertenecemos al hombre (esposo/pareja o padre) y él decide cómo debemos ser y actuar. Cuando nos reapropiamos de nosotras logramos tener control sobre nuestras vidas, cuerpos y mentes.
El feminismo pretende configurar un mejor entorno libre de violencia para las mujeres. Esta revolución es aplicable en todos los aspectos de nuestra vida, incluido el cómo nos relacionamos amorosamente. Vislumbro el amor libre como una factible revolución política, económica, moral, afectiva y sexual. Podría verse, de hecho, como una “socialización preventiva de la violencia contra las mujeres” (Pérez y Bosch, 2007: 116). Existen diferentes estrategias comunicativas éticas para llevar a cabo una reinvención relacional. Su objetivo es deshacer la tradición amorosa de la entrega y el sufrimiento, y moldear nuevos valores en torno a la libertad. A continuación, presento los conflictos relacionales frente a mi propuesta de sus posibles alternativas resolutivas:
CONFLICTO RELACIONAL | ALTERNATIVAS | CASOS |
Individualismo/exclusividad La monogamia promueve la exclusividad de afectos, es decir que entre dos personas se basten y se sobren para dar y recibir amor. Esto excluye al resto de las personas con las que se relacionan. |
Colectividad Al generar colectividad resulta necesario aprender a brindarle la misma importancia a todos los vínculos que tenemos y generamos. Hay que dejar de jerarquizar nuestras relaciones, y vislumbrar que el amor no es cuantificable, sino inconmensurable. |
Jessica se casó con Emiliano. A partir de allí pasan mucho tiempo juntos con disfrute. Seis meses después, la mejor amiga de Jessica, Laura, le hace notar que ya no hacen cosas juntas, como solían, y que la extraña. Jessica se da cuenta de que ha priorizado la relación con su esposo y, aunque lo ama mucho, su amistad con Laura también es importante por lo que comienza a organizar sus tiempos y a brindarle a su amiga la atención que merece. De la misma manera, Emiliano comienza a hacer lo mismo con su familia y dan el mismo valor a todos sus vínculos relevantes. |
Dependencia y complementariedad El régimen social tradicional enseña a vivir en codependencia; es decir, que la otra persona se vuelva fundamental en la vida para hacer e, incluso, para ser, porque sin ella te encuentras incompleta. |
Emancipación Es cierto que necesitamos de los demás para socializar y relacionarnos, pero es necesario estar consciente de que las personas en nuestra vida son transitorias. Si las volvemos una parte sustancial de nuestro ser, su pérdida se sentirá como una trágica muerte en vida. Buscar nuestra independencia y emancipación nos ayudará a encontrar felicidad interna y autosatisfacción, y a reforzar nuestra propia autoestima. |
Fernanda ha sido educada a lo largo de su vida para conocer a su media naranja, esa persona que la completará. Un día conoce a Erick y se enamoran. Juntos forman una relación y son muy felices. Durante algunos meses van a todas partes juntos, se cuentan todo, se cuidan, se atienden y, , resulta insoportable cuando están separados. Al poco tiempo, Erick se desenamora y se da cuenta que Fernanda no tiene los mismos intereses que él por lo cual decide culminar la relación. Fernanda llora durante meses y siente un vacío, pero poco a poco se da cuenta de que éste no podrá ser llenado con una persona, que ella debe estar completa y ser independiente, y que con la próxima persona que se relacione no será más que un compañero con el que compartirá momentos de su vida. |
Cosificación (posesión) El consumo de personas nace de las producciones culturales que representan a la gente como propiedad privada. |
Detener consumo de personas Para abolir esto resulta necesario hacer una deconstrucción de nuestro deseo interiorizado de poseer al ser amado y empezar a distinguir a las personas como seres individuales, autónomos y libres, y no como entes conquistables a los que debemos dominar. |
Eder asiste a la universidad. Un día conoce a Claudia, una chica de intercambio de Chile que le resulta muy atractiva. Él está seguro de que ella es la ideal y, además, es deseada por muchos de sus compañeros por lo cual se apresura a invitarla a salir y, unas citas después, a pedirle que sea su novia pues no quiere que otro “se la gane”. Compra globos, le regala flores, la lleva a un restaurante y contrata un par de cantantes que musicalizan el momento en el espacio público. Pero, para su sorpresa, ella le dice que no, que no es un ente conquistable y que el tiempo de conocerse ha sido muy poco. |
Celos Los celos son un sentimiento natural en los seres humanos. Se desprenden ante la inseguridad de perder a alguien amado. Sin embargo, éstos han sido idealizados; es decir, se han normalizado y se han ligado con el amor. La gravedad de este proceso es que se suele hacer la siguientre equivalenci: entre más celos, más amor. Esto lleva a la configuración de distintas violencias y herramientas de control. |
Comprensión Gestionar los celos y poder canalizarlos asertivamente podrá beneficiar una relación, y la evolución y superación de estos llevará al goce. La compersión, en las relaciones amorosas libres, se utiliza como herramienta para aceptar e, incluso, disfrutar la satisfacción de tu pareja o vínculo al estar con otra persona sexo-afectivamente (meta-amor). En términos generales, significa ser feliz por la felicidad del otro. |
Fabiola y Melissa decidieron comenzar a relacionarse con terceros fuera de su relación. Al principio, Melissa se muestra inconforme de que Fabiola le pida que le cuente sobre sus otros vínculos y no muestre signos de celos; sin embargo, más adelante se da cuenta de que Fabiola está feliz por ella porque la ama. Aunque Melissa no está lista para escuchar sobre los nuevos vínculos de Fabiola, se encuentra muy entusiasmada de que su amada esté disfrutando tanto.
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Matrimonio y familia jurídica El matrimonio monógamo/heterosexual y la familia jurídica (mamá, papá, hijos e hijas) es un sistema tradicional que se impone como lo natural y correcto. Marca las relaciones con pautas como la eternidad y la indisolubilidad. |
Diversidades relacionales La anarquía relacional, el poliamor y el amor libre son modelos relacionales que proponen nuevas formas de vincularse desde la libertad y la diversidad. Hijos e hijas con policuidados, vínculos sin etiquetas, cariños balanceados y meta-amores; es decir, vínculos sexo-afectivos que la persona sostiene su pareja al mismo tiempo que consigo misma. Se trata de relaciones de más de dos personas (triadas o más), entre muchas otras más. |
Ernesto y Santiago son poliamorosos. En el pasado, Santiago tuvo una pareja con la cual procreó a Elissa. Actualmente, la mamá de Elissa se encuentra casada por lo que ella, su esposo, Santiago y Ernesto cuidan de la pequeña desde hace 5 años. Adicionalmente, Santiago ha salido con Renata (meta-amor de Ernesto) un año. Ella ya conoció a Elissa y también está interesada en involucrarse en su crianza (poliamor y policuidados). |
Escenario para una contribución a la paz
Quizás, el término amor libre es asociado con las relaciones ajenas a la pareja. Por ejemplo, una relación abierta en la que una pareja central decide darse licencia para tener otros vínculos sexuales. Podría asociarse también con la imagen de una persona que no tiene ningún vínculo establecido con nadie en particular, pero que se relaciona con muchas personas a la vez, mayormente en el ámbito sexual. Estas definiciones, efectivamente, son dos de las variaciones del amor libre; sin embargo, existe una gran gama de relacionales revolucionarias. Sería muy atrevido decir que las conocemos todas, pero propuestas como el poliamor (y sus muchas múltiples variantes) y la anarquía relacional plantean alternativas.
A pesar de que estos tipos de vínculos exponen algunas estructuras y etiquetas, se usan únicamente para definirse e identificarse, no para etiquetarse. No reglamentan una manera de relacionarse, sino que invitan a crear la propia forma de vincularse. El amor libre impulsa a volverse responsable de cómo se construyen las relaciones. Una de sus ideas centrales es generar acuerdos entre las personas involucradas para tener seguridad y libertad simultáneamente.
Si bien la teoría del poliamor y el amor libre plantea justamente tener múltiples vínculos a la vez, considero que su aportación va más allá. En la sociedad en la que vivimos y debido a nuestra educación, al escuchar poliamor se nos cierra la mente porque durante demasiado tiempo se ha incrustado la idea de la exclusividad sexo-afectiva. Pienso firmemente que en, algún momento, se alcanzará la comprensión relacional. Hay población poliamorosa que lo ha logrado; sólo hace falta extender la deconstrucción. Mientras tanto, es prudente e indispensable rescatar lo que esta teoría nos brinda para mejorar todas nuestras relaciones: las que tenemos con nosotras mismas; las que tenemos con nuestra familia y nuestras amistades; las que tenemos con el entorno; y, por supuesto, las que tenemos con nuestra pareja.
El amor libre plantea una alternativa relacional y comunicacional frente a la violencia hacia las mujeres a través no solamente de cuestionamientos, sino de propuestas. Es una forma de relacionarse éticamente desde la responsabilidad, el respeto, la autonomía, la eliminación de las jerarquías, la crítica y la deconstrucción. Relacionarnos desde el amor libre representa un escenario que puede contribuir a la paz pues nos enseña a analizar las violencias, dejar de normalizarlas y transformarlas en armonía para que las mujeres e, incluso, el resto de las personas, puedan gozar de una vida libre.
Fuentes
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