no. 143 / enero-junio 2019 / reseña
Jesús Octavio Elizondo Martínez
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA, UNIDAD CUAJIMALPA
Hombre, signo y cosmos. La filosofía de Charles S. Peirce
Darin McNabb
México, FCE, 2018
Darin McNabb se propone en este libro analizar la obra de Charles Sanders Peirce (CSP) desde un punto de vista crítico, filosófico y didáctico. McNabb logra poner en palabras sencillas pensamientos complejos. Ayuda a comprender la obra del autor estadounidense como un todo coherente y sistemático. Cada capítulo aborda con profundidad una teoría de tal manera que cada una de éstas hace las veces de ladrillo en la construcción arquitectónica de la totalidad.
I. La lógica de la investigación, donde se dice que ningún individuo como tal puede esperar alcanzar la verdad, sino que sólo una comunidad de investigadores puede lograrlo.
II. Las categorías, donde se concluye que entender cabalmente la naturaleza y finalidad de las categorías filosófica resulta esencial para comprender las diferentes partes del pensamiento peirceano.
III. La semiótica, donde se plantea que el pensamiento humano es posible sólo por medio de signos y su lógica es la semiótica. Además, se discute la semiología de Ferdinand de Saussure.
IV. El pragmatismo, donde se dice que el legado más importante de Peirce es, precisamente, el pragmatismo y es debido comprenderlo como la bisagra esencial entre sus teorías.
V. La percepción y el pensamiento diagramático, donde se esboza una teoría de la percepción sobre la base del pragmatismo. Las nociones de símbolo, índice e icono explicarán la manera de comunicar ideas mediante gráficos existenciales.
VI. Las ciencias normativas, aborda la filosofía como fenomenología, ciencias normativas y metafísica y la manera en que estas tres ciencias se articulan en la investigación científica.
VII. La metafísica, que para Peirce era la ciencia de la realidad, aborda las leyes matemáticas y científicas que dan estructura al cosmos.
VIII. Conclusiones. Se retoma la máxima pragmática para sostener que la semiosis y la investigación científica forman el núcleo del pensamiento peirceano y que éste persigue el bien común que se realiza únicamente mediante el pensamiento científico y la comunidad de investigadores. Al final se ofrecen A. Semblanza biográfica B. La historia y edición de los escritos de Peirce, bibliografía e índice analítico.
¿Por qué razón es importante la semiótica de CSP para las teorías de la comunicación? Principalmente porque este autor propone un sistema para observar las relaciones entre signos. Es decir, propone una lógica de las relaciones que complementa la visión de los signos como mediadores de la comunicación. Pero, sobre todo, porque la semiótica se concibe aquí como la herramienta metodológica de corte científico que permite analizar el fenómeno de interacción de signos llamado semiosis. Para Peirce, la lógica en su sentido más amplio “no es más que otro nombre para la semiótica, la doctrina formal y cuasinecesaria de los signos (CP, 2.227)” (p. 18).
Algunas teorías de la comunicación son concebidas como ciencias de la comunicación y como tales, son congruentes con la propuesta científica peirceana. CSP construye una gran obra que puede ser concebida como un trabajo de estructura arquitectónica (McNabb, 2018) en tanto que constituida por varias teorías complementarias. Así, los cimientos de la obra peirceana se encuentran en la lógica de las categorías. Para dar sentido a esto, Peirce se monta en los hombros de gigantes como Aristóteles, Duns de Escoto, Immanuel Kant y John Locke para hacer su potente propuesta intelectual, siempre de marcada naturaleza triádica. La semiótica que propone Peirce va de la mano de su pragmática (o pragmaticismo) y ha de ser comprendida como semiótica pragmaticista. Es importante subrayar la importancia de comprenderla en el marco de toda la obra filosófica (con su ontología y metafísica), lógica (silogística, inferencial), psicológica (mentalista) y de la ciencia normativa (estética, ética y lógica).
Es comprensible que esta advertencia desanime e inclusive ahuyente a muchos interesados en estudiar únicamente una de las teorías de Peirce. Pero esto no debe desalentar a la mente investigadora sino, por el contrario, incitarle a conocer más. Si persistimos en investigar más, formaremos parte de la comunidad ilimitada de investigación que tendrá la última palabra sobre la siempre cambiante visión de la realidad y la verdad. Peirce dice que “ningún individuo como tal puede esperar alcanzar la verdad, sino sólo una comunidad de investigadores” [puede hacerlo] (p.40):
Si William James era el Platón americano, como decía Whitehead, entonces Peirce sin duda era su Aristóteles. […] Espero [dice McNabb] en este libro no sólo explicar el sistema filosófico de Peirce, sino mostrar la enorme relevancia de sus ideas para nuestro presente. En pocas palabras, sostendré que un nuevo siglo está encorando a su Aristóteles (p. 14).
La difusión de la obra de Peirce en español y su estudio en Latinoamérica se han visto potenciados con la publicación del libro de Darin McNabb. No solamente por su valor intrínseco sino porque complementa los dos tomos de Obra filosófica reunida. Charles Sanders Peirce, editados por Nathan Houser y Christian Kluesel (México: FCE, 2012), y que fueron traducidos al español por el profesor McNabb. Hay que reconocerle por el excelente trabajo de traducción de esta magna obra en dos volúmenes. Se trata sin duda de un material de gran valor para los estudiosos del autor estadounidense en el mundo de habla hispana, tanto para investigadores, profesores y alumnos.
En la introducción que hace Nathan Houser a cada volumen, se pueden leer reflexiones eruditas que echan luz sobre algunos pasajes oscuros a lo largo de la vida y obra de Peirce. Houser logra hilvanar los diferentes textos con sus comentarios para construir una narración crítica muy luminosa. Personalmente habría pagado en oro por haber tenido la oportunidad de leer estos ensayos introductorios hace veintitrés años cuando me propuse profundizar en el estudio de la semiótica y el pragmatismo. “Peirce se preocupa por cómo la investigación debería llevarse a cabo, por determinar aquellos principios que deberíamos adoptar para que nuestras inferencias lleguen a conclusiones verdaderas. Por otro lado, se preocupa por la práctica de la investigación” (p. 45).
Hombre, signo y cosmos destaca en el contexto editorial donde se observa un creciente interés por los textos escritos en español sobre CSP y su obra. La publicación de este libro resulta muy pertinente si tenemos en consideración el contexto actual donde la filosofía y la lógica son excluidas de los programas de estudio en todos los niveles educativos, y donde la ciencia se emplea retóricamente en los medios de comunicación para justificar cualquier ocurrencia. La consistencia que hay en trabajo de Darin McNabb sobre CSP nos devuelve a la realidad, una realidad donde ciencia y filosofía se imbrican mutuamente, necesariamente y como condición para el avance de la investigación y el conocimiento.
Publicado: 14/6/2019