Elsi en familia

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Elsi, Santa Elena, Yucatán

(Tercera entrega de la serie)

No. 149 / Enero-Junio 2022 / Visuales

Inés Cornejo Portugal, Vicente Castellanos Cerda

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA


Doña Elsi, madre de Neli, Naila, Merli y Edi, cultiva día con día la reunión familiar con la preparación de panuchos, salbutes, papapzules, relleno negro y tamales. Alrededor de sus guisados, las hijas, el hijo y ella comparten aromas, texturas y sabores de la cocina yucateca. Las parejas de sus tres hijas han tenido diferentes experiencias migratorias en los Estados Unidos.

“Mi madre se iba desde las seis de la mañana a la rebusca y regresaba a las ocho de la noche. Todo el día.  Así se le pasaron sus años de su vida.  Por eso ella no tiene colesterol, no tiene diabetes ni triglicéridos porque ha caminado bastante. Si no iba a la rebusca, iba a leñar y cargaba su leña de regreso a la casa. Así nos levantó a nosotras, no había dinero.

De antes la gente que se levantaba y molía su nixtamal, no había molino. Ahorita hay mucha facilidad. Ahora hay agua junto de tu botella, en cambio antes tenías que ir con tu tinaja a buscar agua. Agarraba yo mi cantarito e iba yo a sacar agua del pozo. Estaba más duro porque la mujer trabajaba duro; ahora se acuesta a dormir.

Como le digo a mis hijas, ahorita las muchachas tienen veinte, treinta zapatos; tienen mucha ropa. Yo una ropa no más me compraba al año, como para las ferias, para las fiestas; así, una ropa, un par zapatos.

Estoy orgullosa porque mis hijas me compran mis zapatos, tengo diez o quince pares. Para nosotras no era así la vida. Éramos pobres; por eso hay que valorar las cosas, no hay que botar la comida porque antes no había. Lloraba y le decía a mi mamá “no quiero comer sólo frijol”.

Antes hacía el frijol con chiltomate, hacía unas gorditas, comíamos rico: pero ahora las mal acostumbré de que empecé a vender comida. Hacia puchero, entomatado, escabeche, todo eso y se acostumbraron a comer así, y el pobre frijol ya no lo comíamos.

Puro maya, así hablábamos, antes no sabíamos hablar el español. Cuando yo decía “no sebo” era porque no sabía. Mi papá nos contaba que unos cuatro muchachos estaban aprendiendo a hablar en español. Una vez pasaron donde mataron un señor y alguien les preguntó quién mató a ese señor: “Nosotros”, respondieron, y ¿por qué lo mataron? “Porque quisimos”. Pues a la cárcel —les dijo —. Se los llevaron porque no sabían hablar español”.

Santa Elena

 

 

 

Elsi en su casa

 

 

 

Mamá de Elsi

 

 

 

Elsi y su esposo, años atrás

 

 

 

Neli

 

 

 

Naila

 

 

 

Merli

 

 

 

Edi

 

 

 

Elsi y Neli en la cocina

 

 

 

Cocina de humo

 

 

 

Elsi cantando

 

Sitio de investigación: http://matices.cua.uam.mx/

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