No. 151-152 / 2023 / entrevista
Vicente Castellanos Cerda, Rodrigo Martínez Martínez
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA, UNIDAD CUAJIMALPA
Para la doctora Jessica Retis, fundadora y directora del Máster en Periodismo Bilingüe de la Universidad de Arizona, “las escuelas de periodismo son más necesarias hoy que nunca”. Periodista, docente e investigadora, quien fue la primera profesora latina de tiempo completo en Estados Unidos en la Universidad Estatal de California en Northridge, considera de suma importancia que el ejercicio periodístico esté respaldado por una formación profesional que enfatice en “los pilares fundamentales” de esta profesión. Por ello, las instituciones de enseñanza del periodismo “siempre han sido necesarias, pero hoy son fundamentalmente necesarias porque requerimos profesionales que estén preparados en reportear la información, investigar fuentes, trabajar con ética y producir noticias fidedignas que no sean contrastadas rápidamente”.
Desde julio de 2022, la doctora Retis dirige la Escuela de Periodismo de la Universidad de Arizona. Cuando se incorporó a dicha institución como docente en 2019, fue reconocida con el apoyo denominado Provost Investment Fund para dar forma al Máster en Periodismo Bilingüe, Competencia Cultural e Innovación. La primera generación de este programa se incorporó en otoño de 2021 con el propósito de desarrollar estudios guiados, entre otros aspectos, por dos finalidades: reportear sobre comunidades latinas en Estados Unidos y en el extranjero, y elaborar narrativas periodísticas con base en modelos de la era digital.
Doctora en Estudios Contemporáneos de América Latina por la Universidad Complutense de Madrid, Retis actualmente realiza una investigación sobre la enseñanza del periodismo en Estados Unidos. Para ello, documentó los orígenes de la carrera e identificó, en los “pinitos” de las escuelas de periodismo de dicha nación, discusiones acerca de la necesidad de que los estudiantes recibieran inicialmente instrucción en humanidades, y otras que se planteaban si los programas debían ser de grado o posgrado.
—Me parece muy interesante porque, precisamente, también sigue esa discusión no en términos de formación, sino sobre cómo podemos hacer para formar a periodistas que tengan una versión crítica y holística de la sociedad más allá de la formación del ejercicio profesional. En ese sentido, las escuelas de periodismo son fundamentales para seguir formando profesionales que puedan informar con eficacia y con ética, y que puedan producir contenidos informativos basados en hechos, en datos, y en investigación.
—¿Podrías hablarnos acerca del alumnado con el que trabajas? ¿Qué tan convencidos están los estudiantes y qué tanto el entorno del que vienen les facilita u obstaculiza esa búsqueda?
—He trabajado con estudiantes en México, que fue donde empecé a ejercer como profesora universitaria de periodismo y de comunicación, y luego en España y Estados Unidos (en California y ahora en Arizona), y sigo participando en escuelas como guest speaker —ponente invitada— de manera presencial o virtual. Durante más de 30 años de trabajo he ido notando el cambio generacional. En el caso de Estados Unidos, estamos ahora en un momento que vamos a enfrentar un cambio demográfico en el alumnado y esto es una consecuencia de los cambios demográficos generales de la población. De hecho, ya está disminuyendo el número de estudiantes en los primeros años. Es un descenso por el cual las escuelas y las universidades están también repensando, revisitando y reimaginando su oferta académica. Ahora, por ejemplo, se está trabajando mucho con la idea de no-traditional students.
Sobre este contexto, la egresada de la Universidad de Lima expone que la mayoría de los estudiantes de primer año de la universidad sigue proviniendo del high school, pero que hay una tendencia creciente de otros perfiles de ingreso: alumnos internacionales; profesionales que vuelven a la universidad o quienes deciden entrar “por otras vías”. Estos cambios convocan a “repensar la escuela y el modelo pedagógico” pues, como sucede con las universidades en Estados Unidos, también hay cambio debido, sobre todo, a los estudiantes de origen hispano.
—Trabajé en California por 11 años en lo que aquí llaman Hispanic-Serving Institutions. Ésta es una nomenclatura de un reconocimiento federal a universidades que tienen, como mínimo, 25% de alumnado de origen hispano. Trabajé esto en California, y ahora en Arizona, y lo que está pasando es que ha crecido el número de universidades que están adquiriendo este reconocimiento. Estas variables demográficas se están incorporando a la academia en Estados Unidos. Esto es el perfil general, digamos, del país. Ahora, en el caso de las escuelas de periodismo va a suceder un cambio demográfico que tiene que ver con todas estas variables: estudiantes no tradicionales más estudiantes hispanos. Aquí está mi parte de investigación-acción y de contribución a esto.
Jessica Retis, quien realizó la Maestría en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México, recuerda cómo fue su proceso de incorporación a la docencia con alumnado bilingüe y califica su labor como “muy compartimentalizada” con estudiantes que hablan diferentes idiomas. Por ello, evoca su arribo a Los Ángeles, en 2008, con la expresión mentors becomes the mentees pues se considera una aprendiz de sus alumnos que entonces eran mayormente inmigrantes o hijos de inmigrantes latinos.
—Mis alumnos me educaron en las prácticas de enseñanza-aprendizaje bilingüe. Recuerdo que, cuando estábamos en las reuniones del periódico estudiantil, ellos empezaban a hablar en español y, de pronto, aparecía una palabra en inglés y seguían hablando en inglés; de pronto, aparecía una palabra en español y seguían hablando en español. Yo era quien levantaba la mano y decía “a ver, avísame cuando van a hablar un idioma u otro porque yo tengo que hacer el switch“. Entonces, muy diplomáticamente y muy respetuosamente, me dijeron: “profa, bienvenida al mundo de bilingüismo. Usted va a estar así por un año”. Qué año; en un mes yo ya estaba metida en la sinergia del bilingüismo. Mis alumnos me enseñaron a adaptarme a una realidad muy compleja y muy rica la cual es el mundo de los estudiantes bilingües y biculturales.
»En mi caso, he trabajado con alumnos biculturales hispanos, aunque podríamos hablar de esto con otras lenguas y otros grupos. Siempre hago hincapié en esto: que mi expertise es en hispanos y español, pero esta perspectiva de la docencia bilingüe se puede extrapolar a otros idiomas y grupos. Yo me fui dando cuenta mi trabajo por más de una década con estudiantes de California que las sinergias en el aula cada vez se convertían más en prácticas bilingües y que yo misma fui adaptando mi modelo pedagógico de solo inglés o solo español: “whenever you want to speak english, just do it”. Fue un proceso progresivo, pero bastante rápido. Digamos que, en mi propio proceso de adaptación como docente facilitadora del aprendizaje de estudiantes bilingües, yo misma me fui formando como docente bilingüe. En mi práctica fui transformando la concepción de mi rol en el aula. Estas dinámicas me llevaron a mí a repensar mi manera de enseñar.
En distintas investigaciones, Jessica Retis ha abordado la cuestión de las poblaciones biculturales no sólo en el aula, sino en los medios de comunicación o en geografías dispares. Ha preparado artículos sobre los japoneses-brasileños en medios de Asia y América Latina, y sobre los desafíos de formar a latinos en un periodismo de servicio público en contextos glocales. También ha abordado las audiencias bilingües de medios digitales o el caso de los latinos en su relación con narrativas de migración y pertenencia en Londres o en el marco de las industrias culturales en español en Estados Unidos.
Durante varios años ha visitado las redacciones de medios hispanos principalmente en Los Ángeles, en Miami y en Nueva York para investigar el mismo tema. Allí pudo corroborar que el fenómeno que notó en su clase se estaba replicando en las reuniones de redacción. Esto no ocurrió entre los conductores que aparecían frente a cámaras, ni tampoco con las assigment desk que recibían los periodistas, pero sí sucedió en los diálogos de trabajo entre los reporteros. Mientras realizó observación participante vio que imperaba el bilingüismo y que, gradualmente, las etapas previas de los programas transitaban al contenido por lo que “el bilingüismo iba ganando espacios”. Por ello, comenzó a elaborar la perspectiva teórico-metodológica de hablar de las prácticas bilingües.
—Mi propuesta como teórica y como investigadora de medios hispanos en Estados Unidos es señalar que, durante más de dos siglos, se ha practicado periodismo bilingüe en Estados Unidos; no en español, periodismo bilingüe. ¿Por qué las prácticas son bilingües? Los reporteros que viven en Estados Unidos tienen que reportar en inglés y luego traducir lingüísticamente y culturalmente la información a audiencias en español. Esta es la parte histórica. Ahora, ¿cómo lo consigo? Cuando me reclutó la Universidad de Arizona para ayudarle a montar el programa, yo ya venía con esta perspectiva desde California. Cuando llegué aquí después de hacer la evaluación de lo que teníamos en la universidad, les propuse montar una maestría en periodismo bilingüe. No una maestría en periodismo en español, sino una maestría en periodismo bilingüe porque los estudiantes van a formarse y a trabajar en los dos idiomas permanentemente. En el más reciente libro que he coeditado con mi colega Ana Sánchez-Muñoz, Communicative Spaces in Bilingual Contexts (2023), pusimos a dialogar a sociolingüistas y media scholars sobre el bilingüismo en Estados Unidos. Este en este intercambio de análisis, tanto teórico como del estado de estudios de caso, demostramos que el bilingüismo es un proceso que lleva muchos años existiendo en Estados Unidos y que está evolucionando hacia formas novedosas, innovativas, complejas y ricas en los medios. Me explico: quienes trabajamos en esta publicación vemos el bilingüismo como un continuum.
Al explicar este continuum, la también exproductora de Televisión Educativa Iberoamericana vislumbra al idioma español de un lado y al inglés del otro. Quienes dominan ambos están en medio de este espacio. A veces, en cambio, hay quienes pueden desempeñarse mejor en una lengua o la otra y, como afirma Retis, “that’s ok”. Justo por ello la docente se focaliza en este aspecto pues principalmente tiene estudiantes “con español perfecto y con inglés de nivel proficiency (profesional)” o alumnas que viven en la frontera cuyas dinámicas familiares implican actividades en ambos países. Con el trabajo profesional sucede lo mismo y, al respecto, recuerda dos casos: primero, una estudiante de Yuma que emprendió un proyecto hacia una narrativa diferente de la frontera, mediante el arte y la gastronomía, debido a que su población está cansada del “discurso victimista o victimizador”; luego, una alumna que ha desarrollado una labor muy comprometida e innovadora sobre los migrantes desaparecidos.
—La frontera no es una división, la frontera es un espacio de convivencia.
Esta sentencia parece caracterizar la pedagogía emprendida por la maestría ideada por Retis pues busca deliberadamente un espacio en el que los estudiantes sientan la comodidad de hablar en español, inglés o spanglish: “yo puedo empezar diciendo welcome to the class, today we will discuss these readings; a ver, ¿cuáles son las que ustedes han leído y qué preguntas tiene?”, ejemplifica. El propósito de esta dinámica es superar lo que denomina como “la ideología monolingüe” según como fue nombrada por Daniela Stransky, Emma Donnelly, Cheyenne Stonick, María Dominguez y Diego Pascual y Cabo en uno de los artículos publicados en Communicative Spaces in Bilingual Contexts. Este escrito documentó la manera en que grupos de hispanohablantes se burlaban de los bilingües con acento a través de una cuenta de Instagram, así como el “proceso de empoderamiento” que ello suscitó. Y sobre ello afirma:
—Siempre hago el paralelismo con la apertura sobre todo de las generaciones más jóvenes. Éstas son más inclusivas, por ejemplo, en términos de identidad sexual o de preferencias no sólo sexuales. Entonces, con los idiomas también deberíamos evolucionar hacia posiciones en que uno sea más inclusivo con las habilidades bilingües o multilingües. Esta condición no quiere decir que una persona que hable el idioma con acento sea menos; es, más bien, una persona que es capaz de navegar dos idiomas. Ese es mi trabajo con los alumnos: trabajar con ellos el empoderamiento en sus capacidades bilingües y culturales porque son alumnos latinos y no latinos. También he tenido alumnos no latinos que hablan español para entender a las comunidades diversas. Creo que, si apuntamos en avanzar hacia la diversidad e inclusión, hay que avanzar no solamente en diversidad de inclusión de diferentes edades, sino en creencias, religiosas o no religiosas, en identidad de género o preferencias sexuales, y también en las habilidades lingüísticas.
—Jessica, nos parece que, previamente, en las universidades de Estados Unidos, y ahora en México, han vivido fuertes movimientos de igualdad de género e inclusión lingüística cuya demanda principal es la visibilidad. Como señalas, la atención de la diversidad y la inclusión es un deber ser de la universidad. Llamemos a este aspecto la presencia visible de la mujer en la universidad. ¿Qué nos puedes decir de esta experiencia de las universidades estadounidenses?
—Puedo contestar desde mi perspectiva como mujer latina en los espacios académicos en Estados Unidos. Justo un último reporte, que ha sido publicado en las news, indica que 6% de los todos los profesores en Estados Unidos son latinos y sólo 4% son full professors (catedráticos). Si a esto le sumas la categoría género, se reduce más. Yo soy ahora mismo full professor. El porcentaje de mujeres latinas que tenemos este rango es muy pequeño. Hay todavía muchísimo que trabajar con la carrera académica especialmente si eres mujer, si eres mujer de color, o si eres mujer de color y migrante. La situación está llena de retos, pero también de oportunidades. Soy la única latina en todo el país dirigiendo una escuela de periodismo con grado y posgrado. Esto es, como se dice en inglés, bittersweet. Es un sabor agridulce. Ser la primera tiene sus bemoles. Para mí, aceptar este puesto significaba algo más que sólo aceptar un cargo académico; era mandar un mensaje a mis alumnas latinas y también mis alumnas no latinas. Es importante que vean que mujeres latinas pueden tener una posición de liderazgo. Es un ejemplo de que, en unos años, pueden ser jefas de departamento, directoras de escuela, decanas o presidentas de universidades.
Ante estos desafíos, Retis encuentra interesante la posibilidad de liderar a grupos de profesores ya que puede facilitar y coordinar una perspectiva pedagógica que prefiere pensar como “comprensiva de la realidad” antes que como crítica. Esto explica que no solamente ha procurado la enseñanza bicultural, sino también emprender una transición hacia el mundo digital de una carrera que estaba pensada para la prensa (print only, exclama). Para ello, buscó subsidios, como los CUES, el acrónimo de Center for University Education Scholarship, que permitieran instrumentar un programa de maestría al tiempo que proyectos de investigación como su labor en torno de la pedagogía del periodismo bilingüe en Estados Unidos de la cual prepara un reporte intitulado “Bilingual Journalism Education in the United States: Development, Implementation and Assessment”. El interés por esta producción bilingüe también condujo a la firma de una colaboración (partnership) con NBCU Academy.
—Estoy haciendo lo que llaman antropología institucional. Un mapeo de toda la historia de la enseñanza de periodismo en español en los Estados Unidos: ¿cómo empezó, en qué áreas y en qué universidades? ¿Cuáles fueron las sinergias que permitieron la aparición de estos programas? ¿Cuáles fueron las sinergias que hicieron que cerraran? Porque, también, hay que ver toda esta cuestión institucional. Estoy analizando este panorama desde una perspectiva multivariable en historia, economía, política, cultural y geográfica. Entonces, este fellowship ha sido muy importante para validar mi proyecto de investigación. Me parece que, por ahora, como lo digo en mi reporte, no existe investigación sobre la educación en periodismo bilingüe en Estados Unidos. Esto son good news and bad news porque, cuando uno empieza una investigación y no hay mucha bibliografía específica, hay poco en que apoyarse; pero son good news en el sentido de que hay una razón que indagar sobre la falta de investigación del tema. Espero que, al final de este fellowship, pueda contribuir con una reflexión teórica sobre lo que es la enseñanza-aprendizaje, específicamente sobre periodismo bilingüe, con la propuesta de un modelo pedagógico de cómo trabajar con alumnos bilingües y biculturales. Espero tener los resultados el próximo año. La idea será publicar diversos artículos académicos y el producto final será un libro.
—Un asunto que nos inquieta en la docencia de periodismo es que gran parte de lo que nosotros trabajamos en lengua castellana proviene de tradiciones anglosajonas o en inglés. Expresiones como depht report, investigate report o watch dogs son ejemplos que han sido traducidos de maneras muy diversas. ¿Actualmente, hay alguna tradición en Estados Unidos que predomine en la enseñanza del periodismo? ¿Se pondera algún tipo de escuela como el periodismo narrativo, el de enfoque humano o soft news?
—Creo que, en Estados Unidos, tal como pasa en México, Perú, España, Argentina o El Salvador, las escuelas optan por determinados perfiles de modelo pedagógico. Hay escuelas que trabajan más el periodismo de investigación, otras que trabajan con periodismo de datos o, de repente, dentro de la misma escuela también hay varios programas. No generalizaría en el caso de mi universidad debido a que estamos geográficamente localizados a menos de una hora la frontera con México. La Universidad Arizona es el lugar donde hay más investigación de la frontera en muchos sentidos: antropológicos, sociológicos, políticos, económicos, medioambientales, gastronómicos. Entonces, la institución en general tiene muchísimos investigadores y estudiantes de grado y de posgrado investigando temas de la frontera. La escuela de periodismo tiene un centro que se llama Center for Border and Global Journalism donde, por supuesto, trabajamos este tema.
No obstante, la exdocente de la Universidad Intercontinental, la Universidad Latinoamericana y el Tec de Monterrey en México piensa que no sólo fue contratada en Arizona por la correspondencia de su perfil con el del alumnado, sino por que el programa explora la temática local, en este caso fronteriza y bicultural, en su relación con el periodismo global. De allí que el programa aborda especialidades como el periodismo medioambiental, el científico y, especialmente, el digital. Recientemente, además, han comenzado a trabajar con la producción de pódcast. Finalmente, ya están incorporando alumnos que se desempeñan en idiomas distintos del inglés o del español:
—El hecho de llamarlo periodismo bilingüe, y no llamarlo periodismo en español, es intencional. Nuestra idea en concreto del proyecto fue empezar con español. No habíamos trabajado en este tema durante mucho tiempo, pero yo hablo otros idiomas también. Al hablar otras lenguas, y al entender otras realidades, para mí era importante, a avanzar en el bilingüismo en otros idiomas. Por ejemplo, hemos aceptado un alumno que va a trabajar en inglés y portugués. También acabamos de aceptar a una alumna, y ya lo puedo decir porque es oficial, que habla inglés, español y francés. Con la ayuda del departamento de francés haremos también producción bilingüe. Esta idea de ser inclusiva con los idiomas consiste en ir abriendo todos esos espacios y el objetivo, a mediano plazo, es empezar a incluir idiomas nativos, pero para eso necesitamos profesores capacitados y que pueden enseñar las clases en estos idiomas. Este es un proyecto a mediano plazo, pero nuestra idea es avanzar en esta perspectiva pedagógica.
—A partir de tu experiencia con estudiantes bilingües que no solamente se apropian de una profesión como el periodismo, sino que también viven un entorno familiar cultural específico de frontera, ¿qué ves en ellos?
—Los estudiantes bilingües y biculturales tienen una perspectiva más amplia de la sociedad en muchos sentidos. La posibilidad de hablar en español con sus abuelas, pero en inglés con sus hermanos, les permite navegar mentalmente y también emocionalmente mundos que, desde la ideología monolingüe, se concebirían disímiles. Ellos encuentran las semejanzas y eso es lo que traen al aula. Estamos incorporando una perspectiva pedagógica que trabajan mis compañeras del Departamento de Educación, la cual llaman Cultural and Responsive Pedagogies, en la que se entiende que el alumno contribuye al salón de clases de una manera rica e importante. Estamos intentando traer guest lectures para que hablen con los profesores de periodismo y han dado charlas sobre la importancia de entender a los alumnos desde su posición sociocultural, política y económica, y la riqueza que traen al aula.
A propósito de este enriquecimiento, Retis califica como una “experiencia impresionante” la posibilidad de trabajar con distintos itinerarios: alumnos con madre mexicana y papá guatemalteco; nicaragüenses nacidos en Los Ángeles con padre o madre salvadoreños; alumnas que residen en la frontera con padre y madre de distintos orígenes; mamás estadounidenses y papás mexicanos; o un padre costarricense y una madre de Chicago. Por ello, concluye, cada nueva generación implica mayor riqueza cultural. Y por ello acentúa el rol que vislumbra para el futuro de su proyecto pedagógico:
—El objetivo final es que la educación no sea one a one; es decir, que la educación no sea vertical, sino que realmente el educador se convierta en un facilitador y que entienda que, cuando trabajamos con jóvenes adultos, ellos contribuyen al proceso de enseñanza-aprendizaje de la misma manera que nosotros contribuimos como educadores. Este es nuestro trabajo. Por lo menos, esa es mi perspectiva: facilitar ese intercambio de conocimientos.