Mujeres y saberes digitales. Las otras alfabetizaciones necesarias

Print Friendly, PDF & Email

No. 151-152 / 2023 / reseña

Octavio Tixtha López

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

Mujeres y saberes digitales. Las otras alfabetizaciones necesarias
Luz María Garay
México, Editorial Tintable, 2023.


Alfabetizarse digitalmente implica la articulación de tres habilidades digitales: habilidades instrumentales, cognitivo-críticas y comunicativas. La articulación de estas habilidades permite una experiencia digital con posibilidades de intervención y transformación sobre la vida comunitaria. También hacen posible la reflexión crítica sobre la información en la red y el uso de los entornos sociodigitales para producir y divulgar mensajes en contra de aquello que daña lo que nos es común a todas y todos. El libro Mujeres y saberes digitales: las otras alfabetizaciones necesarias busca analizar estas tres habilidades digitales a partir del trabajo con colectivos de mujeres que alfabetizan a otras mujeres, desde una pedagogía feminista, brindándoles herramientas para habitar de forma segura en internet. También realiza un análisis de las limitantes de las políticas públicas y la educación formal respecto a la formación de habilidades digitales y muestra el trabajo de estos colectivos de mujeres como una alternativa.

Mujeres y saberes digitales: las otras alfabetizaciones necesarias tienen como objetivo promover una reflexión crítica sobre tecnologías digitales, internet y la vida cotidiana. Luz María Garay Cruz traza un eje de análisis a partir de los límites de la educación formal en cuanto al desarrollo de habilidades digitales, el cual se encuentra con una serie de contradicciones que han impedido que la escuela sea un lugar donde se aprenda a usar lo digital.

Para esto, Garay Cruz hace un breve recorrido por algunas de las iniciativas que han buscado implementarse en los recientes sexenios como parte de la política estatal en materia de educación e incorporación de las TIC en las aulas. Ahí, da cuenta de algunas dificultades que se presentan en las escuelas, como la falta de infraestructura mínima para formar digitalmente a la comunidad escolar o la falta de diagnósticos situados que permitan diseñar estrategias de acuerdo a las necesidades de la comunidad escolar.

Ante este panorama, la investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional da cuenta de otra vía de acceso a este conocimiento, una que se da de manera informal, que no es parte de los planes de estudio y que no ocupa la infraestructura educativa. De este modo, comparte las reflexiones derivadas de su trabajo de investigación con activistas, con quienes ha colaborado para comprender y analizar sus procesos y estrategias de alfabetización digital; según los objetivos y las rutas que cada colectivo diseña, así como las necesidades de las personas a quienes ayudan.

Este libro tiene la intención de mostrar, mediante una argumentación crítica, la importancia de entender el concepto de “alfabetización digital” como una serie de elementos que se articulan para permitir que las personas usuarias de internet no sólo aprendan a usar sus dispositivos electrónicos y accedan a las redes sociodigitales, sino que, además, puedan construir una experiencia digital que les permita apropiarse de este espacio, desarrollar prácticas propias, transformar su entorno y construir un medio presencial y digital en el cual puedan habitar de forma segura.

Aquí intervieneel papel de los colectivos de mujeres en la construcción de este libro, pues la autora se adentra en el trabajo de estos grupos para analizar de qué manera usan las tecnologías digitales, los temas de interés sobre los cuales trabajan y las estrategias de alfabetización que implementan según la vivencia de las mujeres en línea. Lo anterior demanda una acción colectiva desde lo digital, pues estos colectivos se interesan en trabajar por un internet seguro que sea libre de violencia, que les permita empoderarse y hacerse de herramientas digitales con beneficio individual y colectivo.

El libro se divide en tres partes.; La primera aborda algunas precisiones respecto a la alfabetización digital que la autora considera importantes luego de la experiencia con el mundo digital durante la pandemia Covid-19 pues, a partir de este evento global, la comprensión de la informática tomó una gran relevancia como consecuencia de una inmersión mucho mayor de la población mexicana en los entornos sociodigitales que hoy en día usa con regularidad.

Ante este panorama, es importante hacer un alto y cuestionar cómo se entiende la alfabetización digital, lo cual requiere de un análisis histórico que permita comprender que ésta no inicia con los eventos derivados de la pandemia, sino que se trata de un recorrido que comenzó a partir de la incorporación de la computadora en las aulas y de las primeras clases de computación en algunas escuelas. Por tal motivo, este libro hace un recorrido por algunos de los momentos más significativos de la relación entre escuela y tecnologías digitales, y de la convergencia entre los campos de la educación y de la comunicación, y permite un análisis amplio que abarca elementos de ambos.

Esta primera parte tiene una gran riqueza; sobre todo, para quien desea conocer los cambios que han tenido los programas implementados en materia educativa y, aún más importante, la comprensión de las tecnologías digitales y sus efectos en la sociedad debido a la velocidad con que se generan innovaciones de dispositivos, conexiones, espacios y prácticas digitales. En un tiempo récord, hemos transitado de las computadoras de escritorio, a los dispositivos portátiles con conexión inalámbrica que permiten una relación distinta con lo digital y que han generado cambios drásticos que la educación formal no alcanza a cubrir.

Garay Cruz menciona que, en un inicio, las políticas gubernamentales tenían como finalidad integrar las tecnologías en procesos pedagógicos. Los primeros pasos se centraban en la figura del docente, en formarlo y en proveer de herramientas digitales a las escuelas para favorecer los anhelados aprendizajes significativos. Posteriormente, se buscó formar al estudiantado mediante el desarrollo de habilidades para procesos de aprendizaje en contacto con las tecnologías en el desarrollo de competencias digitales profesionales.

Ambas rutas chocan con las condiciones materiales de vida de ambos actores educativos pues, en México, históricamente, ha existido una distancia entre quienes pueden acceder a dispositivos electrónicos y conexión a internet, y quienes no cuentan con ese acceso. Esto ha desarrollado una brecha digital que impide que los objetivos de los programas educativos alcancen a toda la población estudiantil.

Aquí se encuentra el giro que propone la autora pues propone un entendimiento amplio acerca de lo que significa “apropiarse de lo digital” y de cómo la alfabetización digital va más allá del acceso a dispositivos e internet. Su argumento para minimizar la reflexión respecto a las brechas digitales es que, después de la pandemia, la gran mayoría de las y los mexicanos tiene acceso al mundo digital. Sin embargo, esto no significa que la ciudadanía logre alcanzar u operar sobre las distintas posibilidades que existen en la red ya que producir mensajes y comunicarlos, e intervenir y transformar las prácticas digitales demanda conocimientos que no están al alcance de todos.

Por tal motivo, Garay Cruz propone una alfabetización digital en extenso que articula una serie de elementos que le da una dimensión más amplía y que permite a las personas un acercamiento emancipador con las tecnologías. La autora dialoga con colegas e instituciones quienes aportan elementos sustanciales para establecer tres habilidades en torno a la alfabetización digital: habilidades instrumentales para el manejo básico en un nivel técnico de hardware y software; habilidades cognitivo-críticas para aprender los lenguajes digitales y multimedia, aprovechar los recursos digitales disponibles y seleccionar, organizar y analizar la información en la red; y por último, habilidades comunicativas para aprovechar estos recursos y elaborar mensajes que circulen en internet.

La discusión sobre estas tres habilidades está justificada por la vivencia de las personas en los contextos multimediáticos que la autora refiere y en los cuales fluye un torrente ilimitado de información que nos hace navegar de forma incierta por distintos caminos que, en muchas ocasiones, hacen de internet un lugar inseguro para habitar. De ahí que proponga construir alfabetizaciones digitales críticas que sean dignificantes, liberadoras y creativas ante un escenario digital tan incierto.

La segunda parte invita a reflexionar acerca de la relación con la tecnología cuando gran parte de la actividad informática está impregnada de prácticas digitales en perjuicio de las personas: violencia digital, extracción de datos, discursos de odio, entre muchos otros. De tal modo que es necesario repensar los espacios en donde la gente se alfabetiza digitalmente; es decir, donde se informan, se forman y aprenden acerca de todo lo expuesto anteriormente.

En esta parte, el libro presenta una crítica a la educación formal y a las limitantes de las políticas educativas y los programas adyacentes para dar paso a una alfabetización no formal o informal. Por ello, desarrolla un análisis de tres tipos de educación: formal, no formal e informal. Centraliza las trayectorias digitales de las y los jóvenes según el trabajo con colectivos de mujeres jóvenes. Garay Cruz muestra que ellas desarrollan sus propias rutas de aprendizaje, las cuales son dispares entre sí, y que realizan procesos de autoaprendizaje en tutoriales, blogs e infografías. Con esto busca cuestionar supuestos sobre la relación entre jóvenes y tecnologías como aquellos que los consideran expertos y con un desarrollo homogéneo. Recaba evidencia que indica la importancia de las comunidades de apoyo en la alfabetización digital de las y los jóvenes ya que permiten superar las dificultades del aprendizaje en solitario como el ensayo y error o el uso de tutoriales como única vía de acceso al conocimiento.

En este punto, la investigación muestra con más fuerza los colectivos de mujeres analizados pues sus prácticas sirven como evidencia que soporta las ideas hasta este momento planteadas. Así, Garay Cruz narra sus primeros acercamientos con estas mujeres y el surgimiento de interrogantes que la fueron llevando a preguntarse otros problemas más allá del uso de las redes sociodigitales y, más bien, se orienta hacia la construcción histórica de estos usos, la evolución de los mismos y la articulación de las tres habilidades mencionadas.

La autora da cuenta de las trayectorias digitales de estas mujeres y las diferencias entre un acceso temprano a las tecnologías y uno tardío. Esto trae un desarrollo de habilidades digitales distinto, lo cual, lejos de ser una limitante, incentiva un proceso de acompañamiento al interior de los colectivos que es articulado con base en los objetivos de las mujeres y da paso a la necesidad de desarrollar dos tipos de habilidades: las primeras, cognitivo-críticas, se trabajan para identificar narrativas discriminatorias, noticias falsas y discursos de odio contra ellas; las segundas, comunicativas, para aprender a manejar el lenguaje digital y su gramática y, entonces, producir mensajes que permitan visibilizar estos problemas y llegar a tantas mujeres como sea posible. Lo anterior necesita de espacios para aprender de forma colaborativa. Es por eso que la experta explica el sentido que tienen los talleres que estos colectivos llevan a cabo.

La tercera y última parte de este libro, luego de un recorrido sustentado en el trabajo de los colectivos de mujeres, muestra a detalle qué es lo que hacen para alfabetizarse, cómo articulan las tres habilidades digitales antes referidas, cómo comunican sus intereses y cómo alfabetizan a otras mujeres.

Esta sección del libro también se divide en tres partes. Primero, expone el trabajo de investigación sobre estos colectivos, los objetivos que persiguen y a quiénes va dirigido. Posteriormente, aborda los mecanismos usados para lograr estos aprendizajes desde un ámbito informal, gracias a una pedagogía feminista, que implica una cierta forma de entender la relación enseñanza-aprendizaje, el papel de las personas que alfabetizan y la horizontalidad con la que se construye el conocimiento en estos cursos y talleres.

Por último, la autora nos presenta sus reflexiones finales acerca de la relación entre alfabetización digital, apropiación de las tecnologías y derechos humanos digitales. Esta sección presenta una ruta que parte del fortalecimiento de la alfabetización digital como elemento base para la transformación y creación de nuevas prácticas con base en la integración de la tecnología a la vida cotidiana como un mecanismo que permite participar de forma activa en aquello que resulta común en la vida comunitaria que afecta a todas y todos.

Luz María Garay Cruz termina con una reflexión sobre la necesidad de la alfabetización digital y en concreto, contra el tecno-optimismo pues demanda que seamos conscientes de que en internet nada es gratuito, seguro o libre. A partir de esta postura, sugiere consolidar espacios de reflexión colectiva que permitan una alfabetización digital que contemple el acceso a las tecnologías, la formación para su uso, la integración a prácticas sociales, la transformación de dichas prácticas y el empoderamiento desde lo digital.