La Ley Telmex
Octavio Islas
No pocos académicos e investigadores de la comunicación en México insisten en señalar a Televisa como la empresa más poderosa en la industria de las telecomunicaciones en México.
Sin embargo, al reparar en la formidable expansión de Telmex, me parece que por lo menos deberíamos ya poner en duda tan socorrida tesis que procede de mediados de la década de los setenta.
Telmex hoy debe ser considerada como la empresa más importante en México en materia de telecomunicaciones. Simplemente reconozcamos cuan penetrante y significativa es su participación en un sector tan complejo, diversificado y rentable de nuestra economía.
Además, en términos de poder real en México, la capacidad de negociación de Telmex definitivamente resulta equiparable a la de Televisa, pero con la enorme ventaja de que la influencia de Telmex hoy es mucho más discreta.
Los intereses de Carlos Slim –el empresario más acaudalado en América Latina y hoy uno de los hombres más ricos del mundo– se extienden a lo largo y ancho de nuestra abultada y contradictoria economía.
Sus actividades empresariales trascienden el ámbito específico de las telecomunicaciones para ramificarse en múltiples actividades comerciales, las cuales comprenden un amplio repertorio de propiedades en el centro histórico de la Ciudad de México, notable participación en la industria tabacalera y, en fechas relativamente recientes, su decidida incursión en el renglón educativo a través de la Universidad Tecnológica de México (Unitec).
Aquellos directivos de Televisa y Televisión Azteca que temían el advenimiento de una tercera gran cadena de televisión –la cual suponían podría derivar de la eventual alianza comercial del acaudalado empresario Saba con la General Electric–, hoy definitivamente deben mostrarse preocupados por la incursión de Prodigy Media –filial de Teléfonos de México–, en la explotación comercial de servicios de televisión en Internet: la televisión del futuro. Por lo que respecta a la amenaza Sada-General Electric, difícilmente tal aventura empresarial hubiera superado el objetable “blindaje legislativo”.
Telmex decidió aprovechar los beneficios del llamado triple play, y sencillamente ha tomado la delantera a TV Azteca y Televisa en tan atractiva área de oportunidades. En la emergente industria de la televisión por Internet, Telmex se ha convertido en la principal amenaza para Televisa. Quizá convendría rebautizar la llamada Ley Televisa para en lo sucesivo designarla como Ley Telmex…
Televisa Digital todavía no despega. Tarde advirtieron la necesidad de digitalizar contenidos susceptibles de ser comercializados a través de Internet. Además resulta indispensable entender la televisión en Internet como un nuevo medio y no como la simple extensión de la televisión en la red. No es lo mismo.
Hoy el principal referente de la nueva televisión en Internet es You Tube.
You Tube sintetiza un nuevo modelo de televisión con una nueva lógica en la producción y distribución de nuevos contenidos.
El nuevo escenario de competencia mediática no representa, por sí mismo, la ansiada remediación en la oferta y condiciones de competencia.
Aun cuando Carlos Slim figura en el consejo de asesores de Televisa, el nuevo escenario de cerrada competencia resulta ya inevitable. Del nuevo escenario de competencia todos, sin embargo, podríamos perder.
Para Televisa y Telmex, la competencia representa natural expresión de poder y fuerza. Para impedir que usuarios de los servicios de Prodigy Infinitum utilicen las ventajas de la telefonía a través de Internet, los puertos para uso de los servicios VoIP (Voz sobre Protocolos de Internet) han sido deliberadamente bloqueados. Con tal medida Prodigy Infinitum evidentemente pretende inhibir el uso de servicios de telefonía por Internet.
Algunos medios informativos han mencionado el posible interés de Carlos Slim por adquirir Grupo Prisa (España), empresa con la cual Televisa ha tenido algunas diferencias en algunos proyectos e iniciativas.
De acuerdo con Jenaro Villamil en Zócalo, “cuando dos consorcios de telecomunicaciones se enfrentan, invariablemente se impone la ley del más fuerte y no el interés público”. Desearía poder creer que Jenaro se equivoca.
Investigador del Proyecto Internet-Cátedra de Comunicación Estratégica y Cibercultura,
Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.