Prime time: Sobre el segundo debate presidencial 2012
- La política en tacones
- Análisis del segundo debate organizado por el IFE entre los candidatos a la presidencia
- «El que un debate entre candidatos se haya ganado el horario prime time y muchos puntos de rating, simplemente porque se considera de interés social es agua fresca en el desierto de la apatía. Bienvenida la democracia y la participación», dice Pilar Ramírez.
Por Pilar Ramírez
El segundo debate entre los candidatos a la presidencia mostró que se dejan asesorar por los empresarios del marketing político. Los candidatos bailaron al son de los porcentajes de las encuestas. Josefina Vázquez Mota cubrió el expediente de las propuestas sin dejar de lanzar dardos venenosos contra Andrés Manuel López Obrador, con quien disputa —por ahora— el segundo lugar en las preferencias electorales, si es que hemos de creer a la mayoría de las encuestas que se han publicado. Aunque Andrés Manuel es su principal contendiente ideológico y en las preferencias de los votantes, eso no impidió que asestara varios golpes al puntero y tampoco dejó pasar la oportunidad de exhibir a Gabriel Quadri como parte del clan Gordillo.
Mientras Peña Nieto y López Obrador, que van al frente en las preferencias electorales, optaron por no arriesgar sus posiciones ubicándose en la corrección política, la candidata conservadora, como la llamó Quadri, se subió al ring desde el inicio del debate. Sin importar que no correspondiera a los temas, sacó a relucir la pertenencia de AMLO al PRI, calificó a los perredistas de intolerantes, señaló que el retorno del PRI sería el regreso al autoritarismo, le dijo a Peña Nieto el consabido “dime con quién andas” por los ex gobernadores acusados de vínculos con el narcotráfico y por haber dedicado su tesis de licenciatura a su tío Arturo Montiel, y en dos ocasiones afirmó que cada voto para Gabriel Quadri era un voto por la familia de la maestra Elba Esther Gordillo.
Es comprensible esta estrategia beligerante, siendo la candidata que más ha perdido en la contienda, pero es dudoso que haya resultado pertinente para mejorar su imagen porque mientras sus tres contendientes, con la lección Quadri del debate anterior, prefirieron privilegiar sus propuestas, la candidata del PAN repartió tortazos casi en cada intervención. Destacaron, sin embargo, sus propuestas de eliminar el fuero a la clase política para combatir la corrupción, la creación de la Subsecretaría para el migrante y abordar el tema del tráfico de armas desde Estados Unidos como fundamental en materia de política exterior.
Enrique Peña Nieto, en cambio, disfrutó su condición de puntero, sin ignorar la consigna que se dicta en los war rooms de no dejar que ningún ataque quede sin respuesta. No recurrió a la queja como en el debate anterior, no atacó directamente a sus contrincantes, como no fuera para responder a señalamientos específicos, aunque eso le hizo ver un tanto acartonado y con un discurso muy ensayado. No rehuyó hablar del incidente en la Universidad Iberoamericana y dio la bienvenida a la participación política de los jóvenes. Sus principales señalamientos fueron devolver al país la paz y la libertad, ofrecimiento que conlleva la crítica a la actual administración, la disminución de legisladores, subrayar la fiscalización del gasto público y apoyar las candidaturas independientes.
Gabriel Quadri comenzó con un vaticinio que no se cumplió, anunció una guerra de lodo entre los candidatos a los que llama “políticos” en contraparte de sus propuestas ciudadanas. Fue notable que, al igual que le ha sucedido en muchos encuentros con grupos o con la prensa, esperaba el ataque por su vínculo con la lideresa del SNTE, de modo que fue preparado con una lámina en la que aparece Josefina Vázquez Mota cuando era secretaria de Educación, en compañía de Elba Esther Gordillo, a quien da el trato de “querida amiga” e invitó a ver el video en Youtube localizable con esta misma frase de Vázquez Mota. La candidata panista no esperaba este revire y sólo atinó a repetir que cada voto por Quadri era un voto para la familia de Gordillo.
Con todo, Quadri pudo rescatar algo del factor sorpresa como candidato de la ciudadanía que lo singularizó en el primer debate, pero en general, fue una estrategia fallida no modificar el discurso. Fue, sin embargo, el único que le dedicó un segmento a la cultura y lanzó la propuesta de crear un Instituto Octavio Paz, algo similar al Instituto Cervantes, lo cual no estaría nada mal. Fue el único también que tuvo dos menciones para las escuelas normales, tema muy relevante en la discusión sobre la calidad de la educación, pues cualquier cambio que se pretenda en la calidad del sistema educativo tendría que pasar por las instituciones formadoras de docentes, el derecho a los matrimonios entre personas del mismo sexo y la no criminalización del aborto que es una manera de presentar la interrupción legal del embarazo.
Andrés Manuel López Obrador tuvo un discurso más preciso y evitó la confrontación. Muy atinadamente dejó de lado las quejas contra “los que tienen el poder”, ya no habló de la inclinación de los medios por un candidato, pues de eso se está encargando la prensa extranjera y el movimiento #Yosoy132 y se dedicó a presentar con más contundencia sus propuestas, aunque tuvo que batear algunas bolas panistas y panalistas. Atendió, pues, otro consejo de los especialistas en marketing: no hacer las cosas tan personales que lo saquen del mensaje.
Así que se centró en sus mensajes, en los que destacaron el crecimiento para que haya paz social, en manejar el cambio con tranquilidad, eliminar el IETU, eliminar los privilegios fiscales, instaurar un plan de austeridad republicana y cuidar la relación con Estados Unidos.
Esta vez los candidatos aprovecharon las enormes expectativas que se crearon en el primer debate, aunque hay que decir que tal expectación descansó en buena medida en la beligerancia que los tres favoritos mostraron en el primer debate y que en el segundo debate no se dio, así como en la sorpresa que causó el discurso de Quadri y que este domingo 10 ya no pudo sostener.
Lo más interesante del segundo debate, no fue quién gano o quién perdió, tema en el que se centraron los analistas e interpretaciones que alimentaron las encuestas. Lo más relevante es que hubo un despertar ciudadano, en el que seguramente tuvo mucho qué ver el movimiento #yo soy 132. No importa si el interés despertó porque muchos que no vieron el primer debate y a la luz de este nuevo movimiento estudiantil sintieron que se habían perdido de algo importante. Este interés renovado por lo que sucede en el entorno es un gran avance para la cultura política en general. El que un debate entre candidatos se haya ganado el horario prime time y muchos puntos de rating, simplemente porque se considera de interés social es agua fresca en el desierto de la apatía. Bienvenida la democracia y la participación.
ramirez.pilar@gmail.com
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