Caso Pemex: Crónica de una fallida conferencia de prensa
- Análisis de la conferencia de prensa del 4 de febrero acerca de las investigaciones sobre la explosión en Pemex.
- La rueda de prensa se prologó por cerca de treinta minutos; y quizá sin imaginarlo, los reporteros incrementaron las dudas de quienes estaban al otro lado de la pantalla.
- «Queda en el aire la pregunta de si con ella los tres funcionarios aportaron mayor información sobre los hechos o si contribuyeron al incremento de la desinformación y la especulación. Por lo pronto, si su objetivo era convencer a las audiencias sobre la hipótesis de la explosión, la improvisación, la lectura de boletines y los errores de producción abonaron en sentido inverso», dice Benassini.
Por Claudia Benassini
Lunes 4 de febrero. El final del primer “fin de semana largo” coincidió con el anuncio de una conferencia de prensa que darían los titulares de Gobernación, Pemex y la Procuraduría Federal de la República. El motivo: proporcionar información sobre la explosión ocurrida el jueves por la tarde en la Torre B2 de la paraestatal que a la fecha ha cobrado 37 muertes y cientos de heridos, la mayoría ya dados de alta. De media hora en media hora, la conferencia se postergó hasta las nueve de la noche. Y siguiendo las reglas de protocolo que marcan los expertos en comunicación política, salieron a cuadro Miguel Ángel Osorio Chong –de Segob- y vocero oficial de la tragedia; a la izquierda el procurador Jesús Murillo Karam y a la derecha Emilio Lozoya Austin, director general de Pemex. El secretario de Gobernación fungió como una suerte de moderador que anunció –tras casi cien horas de ocurridos los hechos- que ya contaban con información sobre el siniestro.
Tomó la palabra Jesús Murillo Karam. Agradeció a técnicos, especialistas y académicos de la UNAM y el Politécnico y se refirió a los resultados de una primera inspección. Una explosión por acumulación de gas en el sótano de la Torre B2 habría sido la causante del siniestro. Tan detalladamente como se lo permitieron sus conocimiento en la materia distinguió las características de esta explosión de otras similares. Todo para descartar un atentado e informar que las investigaciones apenas se inician. Falta mucho trabajo por delante hasta llegar al fondo del asunto. Por cierto, uno de los argumentos en que basó la teoría de la explosión se apoyó en que los muertos no estaban desmembrados y que las causas de los fallecimientos –y hospitalizaciones- serían por golpes producto de la caída de los plafones y parte del techo sobre los damnificados. Explicó su metodología de las 39 cuadrículas que permitieron la inspección y este primer diagnóstico que será el hilo conductor del resto de las investigaciones.
Siguió Emilio Lozoya Austin. Con la misma cara de asombro con que se presentó a la primera conferencia de prensa el viernes 1º de febrero leyó un boletín administrativo. El saldo final de la tragedia; la entrega de la mayoría de los cuerpos; los trámites para indemnizar a los beneficiaros de seguros y otras prestaciones; la explosión no dañó la estructura. Y, en resumidas cuentas, todo está listo para reanudar actividades el miércoles 6 de febrero. Apoyó la hipótesis de la explosión como la más viable –siguiendo un guión previamente aprendido- con énfasis en los trabajos de la Procuraduría a cargo de Murillo Karam y en la eficiente coordinación con otras instancias como el Gobierno del Distrito Federal. Recordó que solamente quedaba una persona por localizar y que a ello se estaban abocando los rescatistas con el apoyo de los familiares de quien después sabríamos que se llamaba María Cruz. Y reiteró algunos detalles sobre el buen estado de la Torre B2, sobre la situación del archivo y sobre el retorno a las actividades.
Máximo ocho minutos. Osorio Chong tomó el micrófono para reiterar a los representantes de los medios el compromiso de informar cuando hubiera resultados de una investigación para evitar la especulación. Que esa sería la tónica del gobierno entrante y que –cómo no- seguirían informando sobre los avances de la investigación. Inicio de las preguntas por parte de los reporteros de la fuente y fin de la transmisión en algunos canales de televisión. No fuera que la conferencia de prensa rompiera la continuidad de los comerciales y, en consecuencia, dañara los intereses de los anunciantes. La rueda de prensa se prologó por cerca de treinta minutos; y quizá sin imaginarlo, los reporteros incrementaron las dudas de quienes estaban al otro lado de la pantalla. Que si no se percibía el olor a gas, que si la falta de mantenimiento, que si no había una Comisión de Higiene y Seguridad y que si algún cálculo sobre las pérdidas.
Una conferencia de prensa rutinaria que da cuenta del poco interés que tienen las autoridades –y los medios- en que la opinión pública y las audiencias tengan más información sobre los hechos. Una conferencia de prensa improvisada a todas luces, en la que fallaron las tomas a una maqueta colocada bajo el presídium y a la que aludían con alguna frecuencia. Un evento en el que también falló la presentación de una secuencia de imágenes sobre la apertura de una maleta reportada como sospechosa por un periódico matutino y que resultó tener ropa, un estuche de maquillaje y un bilé, como dijo Murillo Karam en un tono que parecía ser elegante pero que muchos calificaron de retro. Un evento que, con estos imprevistos, contribuye a dar cuenta del poco cuidado que el productos puso en los pequeños detalles que hacen la diferencia en materia de calidad en la producción televisiva.
En este contexto, el domingo 3 de febrero Álvaro Cueva se refirió al tratamiento televisivo de los hechos ocurridos el jueves 31 de enero en la Torre B2 de Pemex. Se refirió a la poca importancia que había recibido un asunto que, en otros países, hubiera ameritado la suspensión de la programación y una cobertura más puntual del suceso. Aquí no. Con excepciones, la televisión ha tratado el tema como uno más en su agenda, de manera rutinaria, como si se le restara importancia al asunto. Ciertamente, habrá que reconocer el trabajo de Milenio TV, Efekto TV, Foro TV y en menor medida CNN, que destinaron importantes espacios a la cobertura, algunos en locación. La conferencia de prensa del lunes 4 de febrero abona a las afirmaciones de Cueva. Queda en el aire la pregunta de si con ella los tres funcionarios aportaron mayor información sobre los hechos o si contribuyeron al incremento de la desinformación y la especulación. Por lo pronto, si su objetivo era convencer a las audiencias sobre la hipótesis de la explosión, la improvisación, la lectura de boletines y los errores de producción abonaron en sentido inverso.
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