Reforma laboral

La política en tacones

Pilar Ramírez

Fotografía: "Tacones desnudos" por Guatman @ Flickr

La semana anterior, por primera vez en mi vida, me dio el destino la oportunidad de ser testigo de los mecanismos que se utilizan para truquear una elección sindical. Los trabajadores de la radio comercial de Xalapa acudieron a una elección, como se dice en el argot sindical “planchada”, pero fue todo lo contrario, no fue lisa y sin vericuetos sino muy arrugada y retorcida. Se trataba de elegir al secretario seccional que representará por tres años a los trabajadores de la radio en el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión, mejor conocido como STIRT. El grupo está conformado por 67 afiliados. Cualquiera pensaría que es una elección como cualquier otra, de interés puramente local para Xalapa y para esos trabajadores, pero no es así, acudió buena parte del Comité Ejecutivo Nacional y el mismísimo secretario general.

Como en las investigaciones policiacas, “follow the money” es un método infalible para descubrir las razones del interés en una sección tan pequeña dentro de un sindicato nacional. En mayo próximo habrá elección del Comité Ejecutivo Nacional del STIRT y cada secretario seccional representa un voto, no importa si es el líder sindical de veinte o de doscientos trabajadores. El actual secretario general parece tener pretensiones de permanecer en el cargo y él sigue fielmente la consigna de la oposición: voto por voto. Así que llegó a Xalapa a asegurarse de que todo marchara “comme il faut” para garantizar ese voto en la asamblea nacional.

Compitieron dos planillas, una de ellas hecha a modo para el líder nacional y otra, no opositora de él, pero elegida por los trabajadores. El conductor de la asamblea fue nombrando a cada trabajador, quien debía decir públicamente por cuál planilla votaba, de modo que todos podían seguir el puntaje como en partido de futbol. Ganó la segunda planilla por dos votos, pero el conductor de la asamblea, como niño de primaria en la prueba Enlace, no pudo distribuir cincuenta y cuatro votos entre dos; sin más, declaró un empate y se decidió hacer una segunda votación. En la segunda vuelta, dado que necesitaban al menos tres votos para ganar, y no estaba Michael Jordan para hacer una canasta de tres puntos, ni el mago Chen Kai para desaparecer más votos, la planilla oficial impugnó votos de trabajadores en activo que no eran sus simpatizantes y quiso hacer valedero el voto de un trabajador que ya no labora en ninguna de las empresas aglutinadas en la sección. Comenzaron las protestas, los jaloneos verbales, el líder nacional se levantó, tomó la salomónica decisión de suspender la asamblea para verificar las listas de nómina y volver a convocar en fecha próxima a otra. Así de simples son las medidas, nada de sofisticadas operaciones políticas, en auxilio de estos procedimientos está el factor de reacción de los grupos que tienden a la irracionalidad.

También tuve la oportunidad de atestiguar cómo puede alguien mantenerse inexpresivo mientras le gritan a su paso “fraude, fraude” y “ratero”. Fue el coro que acompañó al líder nacional. Hasta aquí, sólo sería una historia sindical más, como imagino hay muchas. Quizá son legión los representantes sindicales que son elegidos primero por la cúpula y después sólo se maniobra para imponerse a los trabajadores. Para este grupo, en cambio, en previsión de la próxima asamblea, rápidamente se procedió –con la expedita colaboración del delegado sindical provisional- al despido de cuatro personas que por permanecer en la asamblea no llegaron a su trabajo. No hay que ser adivino para saber que esos cuatro trabajadores no son seguidores de la planilla bendecida por el comité nacional. Comienza ahora la batalla legal para esos cuatro trabajadores.

Para este tipo de sindicalismo no ha habido globalización, modernidad, alternancia y mucho menos transparencia. Es una clase de sindicalismo que debería poner sus barbas a remojar ante la propuesta de reforma laboral que ha presentado el grupo parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados. Las modificaciones que propone la iniciativa en el capítulo dos, referido a los sindicatos intenta garantizar la obligación de transparentar a los sindicatos, grandes y pequeños, especialmente en el rubro financiero, los cuales tendrían que rendir cuentas del patrimonio y si su número de afiliados sobrepasa los 150 se deben someter a una auditoría externa, se prevén además sanciones a los dirigentes que incumplan con esta disposición. Elecciones como la directiva sindical de los trabajadores de radio disminuirían drásticamente, pues tendrían que realizarse mediante voto libre, directo y secreto.

La iniciativa de reforma laboral tiene también aspectos polémicos, ya que propone la eliminación del descuento obligatorio de las cuotas sindicales vía nómina, lo cual debilitaría especialmente a los sindicatos pequeños y restaría fuerza a los grandes, al tiempo que fortalece a la parte patronal para bien y para mal. Los sindicatos no son fuertes sólo por el número de agremiados sino también por su capacidad financiera para soportar una huelga, aunque el poderío económico de muchos de ellos es lo que ha dado pie a malos manejos que nunca se conocen a ciencia cierta aunque haya elementos que justifiquen las sospechas.

En tanto los legisladores federales dictaminan y vota la iniciativa de reforma, cuatro familias de colegas trabajadores de la radio están sumidas en la incertidumbre por haber pretendido hacer uso de su derecho sindical a elegir representantes.


Periodista y colaboradora de la RMC

El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:

Ramírez, Pilar, «Reforma laboral» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
México, marzo.
Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/politica.htm
Fecha de consulta 26 de marzo de 2010.

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