Armando transparencia
El Universal, Editoriales, 05 de marzo de 2007
Ernesto Villanueva
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
¿Para qué sirve la información pública a las personas?¿Por qué la gente no sabe que tiene el derecho a saber y que éste le permite tomar mejores decisiones para mejorar su calidad de vida? La respuesta pasa por la educación.
A partir de la aprobación de la Ley de Acceso a la Información Pública de Sinaloa en 2002, prácticamente todas las leyes de esta materia prevén la cultura de la transparencia, en mayor o menor medida, como un valor programático. Los órganos garantes del acceso a la información federal y locales organizan con periodicidad conferencias, seminarios, jornadas, talleres, cursos y concursos especializados sobre la importancia del derecho de acceso a la información. Son actividades necesarias y urgentes, pero insuficientes para generar una reforma cultural de los mexicanos.
Pasar de un sistema autoritario y cerrado a uno democrático y abierto requiere necesariamente de la educación en tanto vehículo de transmisión de conciencia y pautas culturales. Hoy en día existe un divorcio entre los valores de la apertura democrática y los planes de estudio de primaria y secundaria en el país, que en este rubro permanecen intocados. La ausencia de voluntad y acuerdos políticos ha impedido que, a pesar de que las leyes de acceso así como la de protección a las niñas y a los niños prevean esa vinculación, los programas educativos de los niños mexicanos abreven de la importancia de la información pública como herramienta para el escrutinio del quehacer público y el contagio de prácticas democráticas.
Precisamente por esa razón resulta de sumo interés el programa piloto «Armando transparencia y acceso a la información pública» de la autoría de Jéssica Carreón Carrizales e instrumentado por la Comisión Estatal de Garantías de Acceso a la Información de San Luis Potosí (CEGAI) con el concurso del gobierno del estado y del SNTE. Se trata del primer precedente de su tipo en México y consiste en insertar de manera transversal en las materias aprobadas por la SEP para primero y segundo de primaria (donde hay menor nivel de deserción escolar y, por tanto, el impacto en la población es enorme) –español, matemáticas, conocimiento del medio, historia, geografía, educación cívica y artística– la vivencia de los valores de la honestidad, la libertad, la justicia, el diálogo y la responsabilidad bajo el paraguas de la transparencia y el acceso a la información pública.
Por si lo anterior fuera poco, el programa incluye también la capacitación de los educadores y la participación de los padres de familia, de suerte que su población objetivo se multiplica. Es increíble observar los buenos resultados obtenidos en los grupos de enfoque que ha desarrollado la CEGAI para perfeccionar su iniciativa. Bajo los principios de la experiencia de San Luis Potosí, es conveniente para el país replicar este ejemplo en los demás estados y el DF.
Más aún, deben realizarse todas las gestiones que sean necesarias para que la SEP, las entidades federativas y el SNTE lleven a cabo una reforma de los planes de estudio de primaria, secundaria y escuela normal de formación de maestros donde se incluyan estos valores de la transparencia y se plasmen en los libros de texto gratuitos.
Esta medida permitiría homologar políticas y procesos para la eficacia del derecho a conocer. Sólo así se podrán crear las bases para afianzar el tejido cultural de una sociedad abierta.
Puede citar este artículo de esta forma:
Villanueva, Ernesto, «Armando transparencia» en El Universal,
México, 5 -III- 2007, Editoriales.