La Sociedad de la Información en los países nórdicos

El modelo nórdico, además de apostarle fuertemente a la investigación y al desarrollo tecnológico, impulsa la originalidad de contenidos y servicios, a fin de cubrir las nuevas necesidades comunicativas y de disfrute del ocio de todas las personas.

En lugar de seguir hablando de la Sociedad de la Información en general, cada vez más se impone la necesidad de concretar un modelo particular para cada país o grupos de países. Los desequilibrios existentes entre unos países y otros e incluso dentro de cada país, entre unos grupos y otros, no permiten abordarla de manera global. Se trata de una expresión que ha calado a fondo en los encuentros y debates internacionales, pero es tan ambigua que resulta difícil concretar con precisión su alcance, aunque convencionalmente los estudios se centran en la implantación de las infraestructuras tecnológicas de la comunicación e información y, en particular, en Internet como la red de todo tipo de conexiones dentro de cada país o de manera global. Hay muchos proyectos que utilizan la denominación como bandera de sus estrategias, pero existe un abanico amplio de modelos.

Hay modelos, como el de Estados Unidos o el de Japón, sustentados en una concepción neoliberal que contemplan a la Sociedad de la Información como mero mercado que produce una gran rentabilidad, pero no consideran a dónde va a parar la rentabilidad y demás beneficios. Como en toda ley de mercado, los más fuertes se imponen a los más débiles. Se habla de sociedad como si todo el país o todo el mundo viviera de la misma manera. Son modelos que sólo benefician a quienes por su capacidad empresarial y política disponen de una información selecta sobre la que fundamentan sus estrategias y decisiones, pero se olvidan de aquéllos que viven alejados del bienestar que puede suponer la Sociedad de la Información.

Frente a estos modelos, se expande uno organizado y aplicado en los países nórdicos, que apuesta fuertemente por la investigación y el desarrollo tecnológico, hasta conseguir algunas de las empresas como la finlandesa Nokia y la sueca Ericsson, las cuales en lugar de quedarse arrinconadas en su lugar de origen han traspasado las fronteras territoriales para situarse en la vanguardia de la globalización empresarial y económica, a pesar del reducido número de habitantes de cada país y, además, por la innovación y adaptación a cada una de las situaciones de los países y de los grupos sociales.

A pesar de la crisis de los años de la burbuja tecnológica, los países nórdicos mantuvieron su incremento de penetración de la Internet en los hogares. Así se observaba en el informe anual de 2002 e-España, de la Fundación Auna, en el que aparecían unas estadísticas referidas a la situación en la Unión Europea. Según el número de hogares con acceso a la Internet, detrás de Holanda, aparecían: Suecia con 60.7, Dinamarca con 58.8 y Finlandia con 50.2. En 2005 Dinamarca contaba con tres millones 720 mil usuarios de un total de cinco millones 390 mil habitantes, Suecia con seis millones 120 mil usuarios de una población de ocho millones 870 mil habitantes, Finlandia con tres millones 270 mil usuarios de una población de cinco millones 190 mil habitantes. Noruega e Islandia quedan fuera porque no pertenecen a la Unión Europea; sin embargo, en 2002 se daban los datos de un 60% de hogares conectados a la Internet en Noruega y de un 70% en Islandia. Son cifras que reflejan con claridad la implantación de la Internet en esos países tanto en los hogares como en el número de usuarios. Puede hablarse de países muy interconectados a la red como base de la Sociedad de la Información.

Durante los últimos años se ha pasado al fomento de la incorporación de redes de banda ancha del tipo ADSL con unos costos reducidos. Según la consultora internacional Forrester, en un estudio sobre los 15 países de la Unión Europea, más Noruega y Suiza, Finlandia se sitúa en primer lugar en la caída de precios, con un 8% en 2005 respecto del año anterior, de tal manera que abonarse al ADSL resulta más barato (17.50 euros) que la conexión a la red telefónica tradicional (19.05 euros). No sorprende, por tanto, que el incremento de la banda ancha en 2005 haya sido de 7.8%. Sin llegar a una situación tan privilegiada, Noruega ha reducido el costo respecto de 2004, pero mantiene todavía una diferencia entre una modalidad de conexión y otra: 37.24 euros para la banda ancha y 25.41 euros para la red telefónica. Algo similar ocurre en Suecia, aunque con costos más reducidos: 24.34 euros para la banda ancha y 14.71 para la red telefónica, y en Dinamarca, aunque con precios más elevados: 32.04 la banda ancha y 12.20 la red telefónica. Se trata de políticas que fomentan las conexiones a las redes con precios más reducidos cada año. Es la manera de impulsar también la Sociedad de la Información mediante la expansión de las infraestructuras.

Las políticas de los gobiernos tienden a una orientación que está por encima de las especulaciones económicas y que apuestan por el desarrollo sostenible en lugar de por el inmediato y fugaz. Se crean unas bases ambiciosas para el presente, pero con la mirada en el futuro. Ya se ha pronosticado, por ejemplo, que en el año 2010 Finlandia será uno de los tres países del mundo más avanzados en la Sociedad de la Información.

El modelo nórdico no sólo apela a la tecnología, sino que trata de experimentar y reforzar la ampliación de contenidos y servicios que en realidad es el reclamo para el incremento de las conexiones. No se queda en la creación de tecnología, sino que impulsa la originalidad de contenidos y servicios y, en suma, la cobertura de nuevas necesidades comunicativas y de disfrute del ocio. La raíz de todo ello probablemente esté en la idiosincrasia de los habitantes de tales países, en donde debido a la configuración geopolítica, clima y dureza de los inviernos con días muy cortos, no les es atractivo salir de casa y, por tanto, permanecen más tiempo en los hogares, por lo que requieren otras ofertas más allá de la convivencia familiar y social o el consumo de libros, radio, televisión y cine. Internet propicia el establecimiento de redes informativas y comunicativas que ponen en contacto a unos con otros y, además, les permite acceder a otras informaciones, compartir modelos comunicativos interactivos y disfrutar de ofertas innovadoras, culturales y de ocio.

Por encima de todo, es un modelo basado en la sensibilidad social; no se mira tanto la rentabilidad económica sino la extensión de los beneficios generados por la ampliación de las infraestructuras tecnológicas; trata de llegar realmente a toda la sociedad para lograr la interconectividad del mayor número posible o total de los habitantes de cada país para un mayor diálogo y convivencia. Es un modelo que busca un mayor equilibrio y disfrute para todas las personas.

Las redes telemáticas hogareñas, las famosas telehouses de la década de los setenta y la actual Internet se han implantado con rapidez como fundamento de la comunicación familiar y social con el entorno próximo o lejano. Para los países nórdicos, la Sociedad de la Información es una forma de vida, de convivencia, de cultura. La sociedad del bienestar no se sitúa tanto en el puro desarrollo económico para los más ricos y desprotección de los pobres, sino en lograr implantar la igualdad de bienestar y de oportunidades para todos.

No es extraño que de estos países hayan surgido planteamientos de servicios gratuitos cuyo fin sea mayor aproximación social. Ahí están, entre otros, la expansión creciente del software libre Linux o los periódicos gratuitos 20 Minutos y Metro que han desbordado las fronteras nórdicas y han penetrado con el mismo planteamiento en otros países. Es la filosofía de expandir la información y la cultura a costa de la publicidad en lugar del pago de los usuarios.

La reciente unión de fuerzas de la empresa finlandesa Nokia (con un valor estimado superior a los 70 mil millones de euros y con cotizaciones bursátiles en Helsinki, Estocolmo, Frankfort y Nueva York) con la empresa alemana Siemens, no sólo es el deseo de constituir una de las empresas (que llevará el nombre de Nokia Siemens Networks y estará ubicada en Helsinki)) más potentes y líderes del sector hasta erigirse en la tercera más importante del mundo de las telecomunicaciones, sino también una integración dentro de la Unión Europea para dinamizar las sinergias económicas, sociales y culturales entre países.

Precisamente, la Unión Europea ha estado trabajando en este campo desde que en 1997 en su Libro verde sobre la convergencia de los sectores de telecomunicaciones, medios de comunicación y tecnologías de la información y sobre sus consecuencias para la reglamentación. En la perspectiva de la sociedad de la información, impulsara tal acción entre los países miembros para un mayor fortalecimiento y competitividad empresarial frente a Estados Unidos y los países asiáticos en punta.

Sin embargo, tal fusión llevará consigo el despido de unos nueve mil trabajadores; es el reajuste laboral provocado por la propia Sociedad de la Información e implícito en todos los modelos de desarrollo que no deberá olvidarse a la hora de hacer las evaluaciones de los mismos por sus costos humanos y sociales, aunque dentro del modelo nórdico los gobiernos promueven, como contrapeso, la incorporación de los empleados a otros trabajos para no aumentar el desempleo.

Se habla de modelo nórdico en general, pero no conviene confundir la situación global con la realidad de cada uno de los países. No se trata de una política única o común, sino de políticas más o menos próximas o afines, coincidentes en algunos aspectos y divergentes en otros debido a la situación histórica, geopolítica y de tensiones entre unos y otros. Si se insiste en un modelo nórdico es por las coincidencias en sus planteamientos sociales y culturales, que es lo que más y mejor lo define.

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