Censúrame más, que me hace tu maldad, feliz
Política en tacones
Pilar Ramírez
Megaescándalo en la Madre Patria a causa de la censura a la revista El Jueves por la publicación en portada de una caricatura que muestra al príncipe Felipe y a su esposa Leticia en una postura sexual explícita mientras el primero dice “¿Te das cuenta? Si te quedas preñada ¡Esto va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida!”.
La viñeta hace referencia a la reciente decisión de dotar de dos mil quinientos euros a las familias por el nacimiento de cada hijo. El juez de la Audiencia Española, Juan del Olmo, con mucho sentido del deber y escaso sentido del humor, en respuesta a una petición de la Fiscalía General del Estado, determinó el secuestro de la publicación, que fue recogida por la policía española de kioscos y en las propias instalaciones de la revista, el cierre de la página web, la identificación de los autores de la viñeta y, en una candorosa muestra de ignorancia de los actuales procesos de edición, la confiscación del molde de la caricatura para que no se vuelva a publicar. Esta última orden no pudo ser ejecutada.
Se arguye el delito de injurias a la corona por el que los autores enfrentan una acusación que los puede llevar a la cárcel con penas de entre seis meses y dos años de cárcel.
Las reacciones no se hicieron esperar. Primero, varios diarios españoles dieron la nota con la reproducción de la portada de la revista. La combinación de la censura con las bondades de la globalización hicieron que la información, la viñeta y la propia revista comenzaran a circular profusamente en internet. Los comerciantes también llevaron agua a su molino: una revista que se vende en 2.5 euros alcanzó precio récord de 2 mil quinientos euros, quizá en homenaje simbólico al aborto obligado de la publicación. Diarios de todo el mundo recogieron la nota. Críticas al por mayor al acto de censura en un país que gusta de ponerse como ejemplo de tersa transición democrática. Se hicieron analogías con el caso de Radio Caracas Televisión para cuestionar que las críticas se ejerzan selectivamente, pues entre el secuestro de la revista El Jueves y la cancelación de RCTV no hay más diferencia que el escenario y los nombres de los protagonistas, ya que los dos son casos claros de censura amparada en ordenamientos legales. Acciones jurídicamente fundamentadas con una legitimidad altamente cuestionada.
La familia real española negó tener conocimiento del asunto y Rodríguez Zapatero guardó un extraño y cómplice silencio, que los diputados españoles le quieren obligar a romper. La revista, por su parte, respondió con humor y en el siguiente número la portada afirma “Rectificamos” y una caricatura muestra la cara de la princesa Leticia en medio de una flor mientras un abejorro con la imagen del príncipe revolotea alrededor de ella.
Llama la atención que la conmoción por la censura deja de lado el otro tema al que se refiere la caricatura: el cuestionamiento a la supervivencia de la realeza en pleno siglo XXI, que muchos ciudadanos ya han planteado de manera enfática, por ejemplo, en Dinamarca, por considerar inaceptable la carga tributaria que significa sostener a una clase que muchos suponen parasitaria, poco eficiente y prácticamente de ornato.
La viñeta en cuestión, que hubiese circulado sólo entre los clientes habituales de la revista, con la decisión de censurarla, saltó a la fama, pues aunque tiene 30 años de vida no goza de distribución mundial. Es más, quizá la caricatura pueda ser acusada de mal gusto, pero hoy es más conocida que la pamplonada, gracias a la globalización de los medios informativos y específicamente a internet, pero especialmente gracias a la censura.
Alguien olvidó avisarle al juez del Olmo y a la realeza española en qué año viven, pues actuaron como en la época del franquismo más recalcitrante o del echeverrismo más impune, pues quizá pocos recuerdan que en 1975 la revista mexicana Eros, dirigida entonces por el periodista James Fortson, sufrió la censura gubernamental con el pretexto de faltar a la moral debido a las fotografías de desnudos que usualmente aparecían y al lenguaje que algunos colaboradores utilizaban.
La verdad, lo que molestaba al régimen de Echeverría era que la revista tenía excelentes plumas, poco gobernables, que no respondían a los dictados gubernamentales y se volvían una molestia. Todo ello condujo al cierre, ejecutado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Eros, hace más de 32 años, también respondió con humor al cierre; dedicó el último número a la censura, articulistas y moneros dieron una muestra fehaciente de que la mente crítica y la inteligencia de los colaboradores era la verdadera razón del golpe a la revista, cuya portada –que solía mostrar a una mujer semidesnuda– publicó una encíclica papal. Eran otros tiempos, no hubo reclamo mundial y sin más, la revista se cerró. El episodio de El Jueves todavía dará de qué hablar, pero la condena a la censura y el humor no cesan. El cartonista mexicano Magú ha dicho que a la monarquía pueden declararla intocable, pero a la princesita deberían dejar que la tocaran.
El siguiente es un ejemplo de cómo debe citarse el anterior artículo:
Ramírez, Pilar, 2007: «Censúrame más, que me hace tu maldad, feliz», en Revista
Mexicana de Comunicación en línea, No. 105, México, julio.
Consulta realizada el 30 de julio de 2007.