Medios de bien común

Principios para una televisión pública en México

Irma Amézquita Castañeda* / Julio Di-Bella Roldán**
*Maestra en Comunicación de la Ciencia y la Cultura del ITESO. / **Director general de Canal Once.

¿Qué características tendríamos que adoptar y qué acciones deberíamos implementar
los medios con vocación de servicio público, en concreto la televisión estatal, para
generar una verdadera transición del modelo gubernamental al modelo de servicio público?
Con el fin de impulsar la discusión al respecto, los autores exponen los 11 principios
para la promoción, organización y desarrollo de servicio público de televisión,
planteados por Canal Once y la UNESCO.

El momento de aterrizar la discusión internacional en la coyuntura nacional actual, surgen interrogantes y desafíos acerca de los medios públicos: ¿qué obstáculos jurídicos, administrativos, económicos y sociales tenemos que sortear? ¿Cuáles deben ser los puntos de partida? ¿Qué actores sociales entran en juego?

Con el propósito de aportar elementos para la discusión y la puesta en marcha de acciones conjuntas, y a partir de la discusión y el trabajo de especialistas de todo el mundo propiciados y sistematizados principalmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), planteamos una lista de principios abstractos para incitar el debate al respecto.

Estos 11 principios para la promoción, organización y desarrollo del servicio público de televisión, elaborados por Canal Once y la UNESCO, son uno de los resultados más inmediatos del foro “Del régimen de autoridad al régimen de opinión y de participación: aportes para la redefinición de la televisión de servicio público en América Latina”, celebrado el 12 y 13 de marzo de 2007, que agrupó a especialistas de televisión de México y América Latina.

Presentamos estos 11 principios como sugerencias y aportes para continuar impulsando la discusión acerca del tema en América Latina y concretamente en México.

1. La razón de ser de la televisión pública es el servicio público auténtico.

Es indispensable este punto de partida: los medios estatales y los medios de servicio público son conceptos muy diferentes. Los primeros sirven a los intereses del Estado, encarnado por el gobierno en turno, y los segundos sirven a los ciudadanos, con el Estado como garante obligado de dicho servicio público. Esta concepción implica una visión a largo plazo que busca el beneficio, no económico como en la lógica del mercado, ni de los gobiernos como en la lógica del modelo estatal, sino de la población en su conjunto. Para Abdul Waheed Khan,1 la misión de los medios de servicio público es parte fundamental del desarrollo sostenible, porque con ello se faculta a las personas a tomar decisiones para su propio desarrollo.

La organización de radiodifusión que pertenece al público habla a todo el mundo como ciudadano, es decir: promueve el acceso y la participación en la vida pública; desarrolla el conocimiento, amplía horizontes y permite a las personas comprenderse mejor a través de un mayor entendimiento del mundo y de los otros.2

Ecología de medios públicos

2. La televisión de servicio público debe animar, buscar y obtener una manifestación clara y no vinculante por parte de la institucionalidad política del Estado y la expresión plena y no circunstancial de tal voluntad como plataforma eficiente de apoyo, garantías de continuidad, sostenibilidad económica, independencia editorial y fortaleza para sus actuaciones financieras en los ámbitos nacionales e internacionales.

El hecho de que los medios estatales necesiten de los mecanismos propios del Estado para convertirse en medios de servicio público, podría parecer paradójico, pero el servicio público requiere de cierto soporte de conjunto, de una ecología de medios públicos, para sobrevivir. Esta ecología depende del diseño de una estructura de responsabilidad y regulación que permita a los medios de servicio público manejarse en forma satisfactoria para servir a las necesidades de la audiencia. Ello implica nuevos esquemas de financiamiento, administración, gestión, producción e intercambio.

3. La televisión de servicio público debe ganar el reconocimiento y la alta valoración de la población en virtud de la pertinencia, diversidad y alta calidad de los contenidos que produce y difunde. Ello a través de la participación ciudadana en la construcción de la agenda de programación, incluyendo los espacios noticiosos, los cuales deberán guardar equilibrio y apertura, criterios profesionales y concebir a la información como un bien público.

Ante un panorama de creciente privatización de todos los órdenes de la vida en la mayoría de los países, incluyendo el nuestro, se impone la construcción de un espacio público desde los medios que involucre a todos los ciudadanos.

Según Jesús Martín-Barbero, la televisión de servicio público debe constituirse en un lugar de encuentro, así sea cambiante y precario, para todos los públicos, que les ofrezca los siguientes servicios: a) reconocimiento y expresión de la diversidad cultural, b) representación de la pluralidad ideológico-política, c) información independiente, plural e incluyente de las diferentes situaciones regionales, y d) debido a la fragmentación que introduce el mercado, es necesario que se dirija al conjunto de ciudadanos del país.3

4. La televisión de servicio público debe ser plural en su conducción y gozar de autonomía e independencia editorial.

Una de las diferencias centrales entre un medio estatal y uno de servicio público consiste en que los mecanismos de elección de públicos, contenidos y objetivos son, para el primero, elegidos por unos cuantos. En el caso que nos ocupa, deben gestarse de manera plural, autónoma e independiente, que responda a las auténticas necesidades de la población.

5. La televisión de servicio público debe hacer énfasis en la calidad, el uso pertinente de las nuevas tecnologías de información que siempre deben estar subordinadas a los contenidos, y el estudio sistemático sobre las necesidades y aspiraciones de sus audiencias.

El Consejo de la Comisión Europea de Televisión Independiente formuló un conjunto de requisitos para la televisión de servicio público, entre los que destacamos:

a) Una amplia cobertura de programas que satisfagan una variedad de preferencias e intereses.

b) Alta calidad técnica y niveles de producción, adecuado financiamiento e innovación y diferenciación, utilizando todos los modernos recursos televisivos.

c) Tomar en cuenta elementos culturales, lingüísticos y sociales de las distintas poblaciones.

d) Exhibir por primera vez gran cantidad de producciones originales.

e) Demostrar una verdadera voluntad para enfrentar riesgos creativos y formar telespectadores críticos.4

Calidad en contenidos

6. La televisión de servicio público deberá regirse por procesos internos de gestión de calidad sin que ello interfiera en la consecución de sus objetivos y fines.

El único camino para proteger y promover el interés público radica en el mejoramiento de la calidad. Ya existen modelos de auditoría para los sistemas de gestión de la calidad de los medios de servicio público, basados en las mejores prácticas en la industria mundial de la difusión, los cuales se enfocan en siete aspectos: satisfacción de los espectadores; calidad y precisión de la información; calidad y diversidad de otros tipos de programas; innovación y creatividad; independencia y transparencia de la administración; promoción y respeto por las normas éticas, y representación de las minorías nacionales, acceso universal y relevancia social.5

7. La televisión de servicio público debe estimular el desarrollo de la industria audiovisual, mediante el fomento de producciones propias, así como de mecanismos de intercambio de programas y cooperación técnica y profesional en los ámbitos local, nacional y regional.

Entre los cuatro principios que definen a los medios de servicio público: universalidad, diversidad, independencia y diferenciación, resalta el último, que revierte la marginación por el papel social estratégico de los medios de servicio público, que estriba en hacer las cosas de forma diferente; innovar, crear nuevos espacios, nuevas producciones, marcar el rumbo en el mundo audiovisual y liderar nuevos caminos respecto a otras empresas de difusión.6

8. La sociedad civil y la sociedad política deben promover un debate plural, amplio y democrático que genere, cumplidas las instancias constitucionales, un marco jurídico para el desarrollo de una radiotelevisión de servicio público, así como una política pública que guíe su desenvolvimiento y coadyuve a la consecución de sus objetivos.

Luego de un estudio sobre las disposiciones constitucionales de ocho países de América Latina, entre ellos México, el jurista Alejandro Serrano concluye que no existen normas específicas para construir un sistema diferente a los modelos estatal o mercantil. Quedan fuera por completo disposiciones que constituyan verdaderas condiciones jurídicas para que los medios de radiodifusión masiva funcionen como servicio público.7 Por ello, Serrano señala la necesidad de contar con leyes marco de rango constitucional sobre la radio y la televisión de servicio público.

9. La televisión de servicio público debe profundizar sus acciones para que la ética, la transparencia y la rendición de cuentas sean ejes fundamentales de su quehacer.

Una sociedad participativa e informada requiere transparencia en la constitución y funcionamiento de las instituciones mediáticas de servicio público, en el procedimiento para los nombramientos de sus directivos, y sobre el proceso de propuestas o contratación para las compañías en el campo de la difusión.

10. La televisión de servicio público debe adaptarse a las realidades económicas, políticas y culturales, y a las necesidades de la población del país.

Por tanto, y aunque es indispensable el análisis comparativo y el contraste con otros modelos y con las mejores prácticas de radiodifusión de servicio público en el mundo, debemos buscar nuevos esquemas y nuevas fórmulas para el trabajo de generación de contenidos y de relación con los públicos que respondan a los retos del México contemporáneo. La tarea requiere visión, valor y compromiso.

11. La televisión de servicio público debe reforzar su vocación a favor de la democracia, de la libertad de expresión, de la diversidad cultural, de la promoción de los derechos humanos y de la integración latinoamericana.

A lo largo de los años, expertos y participantes convocados por la UNESCO han consensuado que la televisión de servicio público deberá cumplir con siete acciones fundamentales: a) atención a las capas desprotegidas de la sociedad, b) estímulo al desarrollo de la industria audiovisual, c) apoyo a la educación y la formación, d) estímulo para la consolidación y la extensión de la democracia, e) canalización del sistema cultural, f) una programación distinta en singularidad y originalidad, y g) cooperación internacional e integración regional.8

Este punto es de particular importancia, porque permitiría transformar y balancear los flujos actuales de información y comunicación, que tanto inciden en procesos de formación de identidad, de designación de los otros y de representación del mundo.

Se necesita mucho más que principios abstractos para lograr la presencia activa y transformadora de medios de servicio público en México. No obstante, siempre es necesario un primer paso que nos permita recordar que el camino debe estar normado por la ética, las nociones de espacio público, de bien común y de una democracia auténtica.

NOTAS

1) Asistente del director general de la UNESCO para Comunicación e Información, citado por Alejandro Alfonzo, en el prólogo de VV. AA, de Radiotelevisión de servicio público: un manual de mejores prácticas, UNESCO, Costa Rica, 2006, p. 7.

2) Del estudio preparado por World Radio and Television Council (Montreal) y Centre d’études sur les médias Université Laval Sainte-Foy (Québec), Public Broadcasting: Why? How?, citado en op. cit., p. 14.

3) “Televisión pública, televisión cultural: entre la renovación y la invención”, en Omar Rincón (comp.), Televisión pública: del consumidor al ciudadano, Convenio Andrés Bello y Fundación Friedrich Ebert, citado por Alejandro Alfonzo, Ibidem.

4) Op. cit., p. 31.

5) VV. AA. Estándar Internacional BC-9001. Sistemas de Gestión de la Calidad. Requisitos para la radio, la televisión y los productores de contenidos para Internet, International Standardization Acreditation Services, 2003.

6) Radiotelevisión de servicio público: un manual de mejores prácticas, pp. 30-31.

7) Alejandro Serrano Caldera, Marcos constitucionales y el servicio público de radiotelevisión en América Latina, UNESCO, Costa Rica, 2006, pp. 203-214.

8) Radiotelevisión de servicio público: un manual de mejores prácticas, pp. 15-18.

El anterior artículo debe citarse de la siguiente manera:

Amézquita, Irma y Julio Di-Bella, «Medios de bien común»,
en Revista Mexicana de Comunicación, Num. 106, agosto / septiembre, 2007, 27 – 29 pp.

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