Caras vemos… intenciones sí sabemos
La política en tacones
Pilar Ramírez
Desde hace días, circulan en Xalapa algunos autobuses que portan en el exterior publicidad de una universidad particular. Los anuncios tienen como elemento central la cara del dueño y rector de la institución. ¿Habrá mediado algún asesor de comunicación que lo convenció de utilizar su propia imagen como punto de venta? ¿O simplemente la megalomanía supera los argumentos sobre la eficiencia mercadotécnica? Es sumamente improbable que un futuro estudiante elija esa institución para seguir sus estudios superiores convencido por la imagen rector en el anuncio.
El caso de esta universidad no es único. Los anuncios televisivos ofrecen continuamente material que plantea serias dudas sobre la salud mental de los anunciantes, pero muchas más acerca de la de los consumidores, si tales estrategias resultan exitosas.
Vemos así a Andrea Legarreta anunciando una marca de carnes preparadas que supuestamente conjugan las ventajas de ser sabrosísimas y requerir muy poco tiempo para cocinarlas porque ya están prácticamente hechas. ¿Quién creerá que esta actriz y conductora de televisión utiliza el producto que anuncia porque dispone de poco tiempo para cocinar? Es más, ¿habrá quién crea que ella misma cocina? Sucede igual con sus anuncios de un producto para lavar los sanitarios. Creo muy probable que se enteró de su existencia cuando le ofrecieron el contrato para anunciarlo.
Otros casos no sólo son cuestionables sino que rayan un poco en el insulto. Como el anuncio de casas de interés social que protagoniza el comediante Adal Ramones. Con seguridad su exitoso trabajo en la televisión y sus presentaciones en teatro por toda la República vinieron aparejados de una posición económica con la que nunca tendrá necesidad de adquirir una casa de interés social y quizá ni siquiera conozca una de verdad, una casa en la que se desenvuelve la vida de una familia de seis o siete integrantes en un espacio de 60 ó 70 metros cuadrados, con pisos de cemento, ubicada en un conjunto habitacional de una zona hiperpoblada en los suburbios de alguna ciudad grande o mediana. ¿Cómo esperan los publicistas que funcione el proceso mental de los compradores potenciales para llegar al convencimiento de que las casas que anuncia Adal Ramones son mejores que las otras? ¿Qué sabe Adal de casas de interés social? Seguramente, sólo que la empresa constructora le ofreció un buen contrato.
La “doctora Diane Pérez cuidando nuestra salud” como la presenta Carlos Loret de Mola en su noticiario, se ha vuelto famosa, no por sus conocimientos médicos, sino por ser buena conductora y poseedora de una belleza innegable. Diane Pérez estudio medicina, sin embargo, la búsqueda de datos sobre su trayectoria indica que nunca ha ejercido la profesión, todas sus actividades han estado en el periodismo. Su imagen y el antecedente de sus estudios la colocan, sin embargo, como la voz autorizada para anunciar productos para la salud. Me inclino a pensar que algunos de ellos, como los medicamentos denominados “Primer nivel”, que son una suerte de genéricos caros, no son de uso común para la conductora.
A esta veta de los productos “saludables” ha arribado el instructor de yoga Alejandro Maldonado, quien ha hecho del lugar común la filosofía matutina para amas de casa, con un éxito tan inexplicable como envidiable. Pues bien, este hacedor de frases que supuestamente invitan a la reflexión también es la imagen de consejos sobre qué aceite utilizar. No importa que sea igual que otros diez existentes en el mercado; los productores confían en que los consumidores confiarán en Maldonado.
Ni duda cabe que la publicidad, como signo de nuestros tiempos, siempre nos dará sorpresas y motivo de asombro. Una empresa farmacéutica mexicana acaba de colocar en el mercado un medicamento contra la eyaculación precoz. Los creativos de la agencia de publicidad Alazraki y Asociados tuvieron la osadía de colocar al presidente de la empresa, el mismísimo Carlos Alazraki, como spot person, para hablar a cuadro de las ventajas del medicamento. Lo más asombroso no es que hayan realizado el anuncio sino que no lo hayan retirado todavía. Cada vez que lo veo, no dejo de preguntarme cuándo escribió Carlos Alazraki su belicosa carta contra los maestros, si antes o después de usar el producto que anuncia.
Periodista y colaboradora de la RMC
El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:
Ramírez, Pilar, «Caras vemos…intenciones sí sabemos» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
Num. 118, México, octubre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/politica.htm
Fecha de consulta.15 de octubre de 2009.