Nalgadas y rasguños

La política en tacones

Pilar Ramírez

A finales del año anterior, después de que salió a la venta el disco de Alejandro Fernández “Dos mundos”, se generó una polémica por la pieza denominada “Unas nalgadas”; en ella, el hombre que sufrió una infidelidad le dice a su otrora media naranja: “nalgadas con pencas de nopal / una lección es lo que te mereces / me hiciste daño sí que me hiciste mal / sacaste el cobre y los negros intereses”. Pero la cornamenta le resulta tan dolorosa que agrega “Vas a sufrir, vas a llorar / tal vez no extrañes ni mis besos / pero vas a extrañar mis pesos”.

Malú Micher, directora del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal arremetió contra Fernández en el informativo de Carmen Aristegui, declaraciones que recogieron sobre todo la prensa escrita e internet. La periodista Lydia Cacho escribió sobre el asunto y a mediados del mes de diciembre, la asesora de imagen y escritora de libros de superación personal, Gaby Vargas, escribió una carta pública de reclamo al cantante por el tema de la canción; la misiva de Gaby Vargas continúa circulando profusamente en internet y en los correos. Las defensoras de los derechos femeninos la están reenviando y pidiendo que se distribuya tanto como sea posible. Cuando a un usuario le llega el mismo correo en varias ocasiones, es indicador de la circulación del mismo.

A diferencia de lo que afirma Gaby Vargas, yo nunca he admirado al cantante y mi vida ha podido transcurrir felizmente sin escucharlo, la única pieza completa que le he oído es precisamente ésta por el carácter noticioso. También, a diferencia de Vargas, no me adhiero a la petición de que retire la pieza, aunque crea firmemente que el mundo puede prescindir del “Potrillo”, porque esa postura estaría muy cerca de la censura. El mayor reclamo que le haría al cantante es por su pésimo gusto y por darse el lujo de ser tan políticamente incorrecto. Casi nadie menciona al autor de la canción, Joan Sebastián, que fue el que mató a la vaca, casi todos crucifican al que le cantó la pata.

Por otra parte, la revisión de los blogs, notas informativas y páginas que contienen datos sobre Fernández me dice que la crítica no le ha hecho mella alguna al éxito de su disco. El cantante se disculpó y tan tan. Dijo que le parecía divertida la canción y no faltó quien se lo festejara. Lastimosamente, algunas mujeres incluso profieren insultos contra la señora Micher por su punto de vista.

Los que definitivamente callaron ante la cancioncita, no fueron los mariachis de Fernández sino los medios electrónicos. Algunos dieron la nota en su sección de espectáculos y nada más, hubo ciertas críticas pero nadie se escandalizó por una pieza en la que se afirma que una mujer infiel merece golpes y rasguños, muy autóctonos eso sí, porque serían dados con una penca de nuestro idiosincrático y nunca bien apreciado nopal. Dirigieron sus dados a otros blancos y evitaron el canibalismo de asignar responsabilidad a la poderosa Universal Music Latin Entertainment, productora del disco.

La televisión se cebó, en cambio, en las declaraciones de Ariel Gómez León, el diputado perredista que se refirió en forma por demás despectiva a los haitianos. Claro que con sus comentarios no tenía salvación alguna el legislador chiapaneco, pero ha sido por varios días, como se dice en el argot informativo “la carnita” de un segmento de las notas políticas, a tal extremo que el líder de la bancada perredista en la Cámara de Diputados, Alejandro Encinas, se ha visto orillado a conminar a su compañero de partido a dejar su cargo.

Merecido el calificativo de racista y discriminador, sí, pero es inevitable observar que la magnificación de los yerros es selectiva. ¿Es inaceptable insultar a los haitianos por negros pero no lo es hacerlo con los homosexuales? No recuerdo que una y otra vez Carlos Loret de Mola haya señalado a su compañero Esteban Arce por sus comentarios homofóbicos a resultas de la legalización de los matrimonios y derecho de adopción para las parejas del mismo sexo en el Distrito Federal. Lo mencionó como colofón en una de sus colaboraciones para la prensa escrita, que tiene un impacto mucho menor.

Tampoco hubo críticas al duro ataque del Papa a las uniones homosexuales que desde su punto de vista “atentan contra el fundamento biológico de la diferencia entre los sexos”, ofensiva vaticana que se había dado antes con motivo de un proyecto de ley de igualdad en Gran Bretaña.

La televisión tampoco ha convertido en “carnita” informativa la acción de la Procuraduría General de la República en contra de los matrimonios gays, ni ha dado espacio a los que consideran que esta iniciativa del gobierno federal es un atentado al Estado laico, ni a los grupos defensores de los derechos de las mujeres que sostienen que este irrespeto a la laicidad es el factor que subyace en las leyes que pretenden desconocer los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres. El “Potrillo” puede dormir tranquilo; su canción sólo será la nota de color, en tanto, el desconocimiento a los derechos de mujeres y homosexuales sigue su curso con ayuda de la desigualdad informativa.


Periodista y colaboradora de la RMC

El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:

Ramírez, Pilar, «¡Ay chinita!» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
Num. 119, México, febrero. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/politica.htm
Fecha de consulta 4 de febreo de 2010.

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