La vida, ¿cómo? ¿te la tomas?
La política en tacones
- Pilar Ramírez critica el «el optimismo chabacano» expuesto en un reciente anuncio de Coca Cola.
- «Desafortunadamente, aunque cada mil personas compartieran la chispa de la vida por cada arma que se vende, eso no impedirá que con ella se asesinen inocentes», dice.
Por Pilar Ramírez
En los cines se está difundiendo desde hace algunas semanas la nueva campaña de una archiconocida y poderosísima marca de refrescos, con un anuncio llamado “Hay razones para creer en un mundo mejor”. Cuando lo vi por primera vez, inicialmente me pareció simpático, bien hecho sin duda, imágenes alternadas de un grupo de niños que canta Whatever, canción bien elegida y pegajosa, con ilustraciones de los datos de un supuesto estudio en el que ciertas cosas buenas y positivas de la vida sobrepasan a otras muy negativas como la corrupción, la guerra o el miedo. El problema fue cuando aparecieron conductores de noticias y el presunto estudio afirma que “por cada persona que dice que todo va a estar peor hay cien parejas buscando un hijo”. Me incomodó, no son los lectores de noticias los que anuncian nuevas tormentas, el barrunto catastrofista proviene de los hechos mismos, pero pensé que quizá los conductores resultan tan aburridos que las parejas mejor se dan a la tarea de buscar un hijo.
Como los cuatro miembros de la familia somos cinéfilos de corazón y nuestro audaz perro Chanoc sólo se ha salvado de la adicción porque no lo dejan entrar, he visto el anuncio por lo menos una treintena de veces. Siempre me molestaba la imagen del mensajero al que señalan como blanco, pero intentaba ignorarlo. Me “rozó el presagio de la verdad”, como diría Bashevis Singer, cuando escuche al Figueroa de en medio cantar con mucho entusiasmo la pieza del anuncio y decirme “está chidísima la canción ¿verdad?, ¿sabías que se imprime más dinero de Monopoly que dólares”. Rápidamente busqué el dichoso anuncio en Youtube y pude corroborar que hay una versión un poco más larga de la que proyectan en las salas de cine, donde está el “dato” que me dio el Figueroita y algunas otras comparaciones del mismo estilo.
El comercial del refresco de cola tiene distintas versiones en Youtube y las reproducciones suman varios millones, todas ellas con comentarios de los internautas, lo cual podría explicarse porque la canción cautivó a los jóvenes. Tampoco podemos negar que se percibe el deseo vehemente de creer, en verdad, en mejores cosas. Desafortunadamente, aunque cada mil personas compartieran la chispa de la vida por cada arma que se vende, eso no impedirá que con ella se asesinen inocentes. Las buenas noticias no llegarán produciendo más muñecos de peluche para que se vendan 131 mil como muestra de buena voluntad y amor por cada tanque que se vende y tampoco haciendo callar los verdaderos hechos a los conductores de noticiarios, pues no son ellos, de ningún modo, los que hacen el mundo a su modo para dar malas nuevas.
Yo, tanto como los que quieren tener razones para creer en un mundo mejor, desearía que mi hijos salieran a la calle y no les amenazara ningún peligro, que no hubiera gobernantes como Berlusconi que abusa de su poder para corromper jovencitas, que fuese mentira el alza internacional del precio de los alimentos, que la investigación del asesinato de Rubí Frayre no estuviera enredada en vericuetos legales y se hiciera justicia de una vez, lo mismo –y con más razón- en el caso del asesinato de su madre Marisela Escobedo, que las y los activistas de Nuestras Hijas de Regreso a Casa no fueran asediados como lo están siendo desde hace tiempo, que no hubiera tantos impedimentos para conciliar maternidad y profesión, que los legisladores se decidieran ya a destinar los excedentes por la venta del petróleo a la educación pública y que no hubiera acosadores sexuales en el metro de la ciudad de México, sólo por mencionar algunas de las circunstancias recientes que alimentan nuestro pesimismo.
También, como ciudadana, me gustaría que los partidos tuvieran una propuesta social e ideológica clara para no tener que acudir a mezcolanzas de praxis política y conceptual, poder tener un cierto margen de confiabilidad en la versión oficial del operativo Rápido y Furioso, que los diputados no tengan que entrar con guardias armados al recinto en el que construyen leyes para una convivencia civilizada de la sociedad, que hubiera castigo ejemplar y transparente para todo aquel que incurra en daño patrimonial porque eso lesiona la vida de todos, que los 411 casos de homicidios dolosos contra mujeres en Veracruz -en un quinquenio- fuera una señal suficiente para admitir que estamos frente a una problemática grave de feminicidio para que se actúe en consecuencia –empezando por admitir el nombre-, que aparezca el presupuesto para atender la problemática que aqueja a la población femenina, que los ciudadanos pudieran tener un foro en el que digan firme y fuerte que en la guerra entre el duopolio y Telmex los vituperios que se lanzan en la prensa son ciertos y sólo les falta mencionar que los únicos afectados de cada una de las “verdades” que se dicen son los ciudadanos y que el general Bibiano nos diga a cuántos ha matado sin siquiera interrogarlos.
Todo lo anterior no va a suceder con el optimismo chabacano y tomando refresco de cola, aunque hay alguna posibilidad si somos más y mejores ciudadanos que exigen sus derechos, nos informamos aunque no nos gusten las noticias y decidimos ser parte de la solución.
ramirez.pilar@gmail.com
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El anuncio de la canción de Coca-Cola está hecho para hacer reflexionar a las personas acerca de un mundo tranquilo, sin problemas, en el mundo hay tantos y disfrutar un momento delicioso al tomar una soda de estas nos hace olvidarlos. El anuncio que pasan en el cine es un poco diferente al que vi aquí.