Tecnología móvil inteligente

Pasado, presente y futuro

Fotografía: "Tablet device comparison" por Jamais Cascio @ Flickr

Por Carmen Gómez Mont

El fin de la primera década del siglo XXI habrá estado marcado por el surgimiento y proliferación de la tecnología móvil donde habría que destacar la presencia de los teléfonos móviles inteligentes y pantallas digitales. Sin duda, la segunda década del presente siglo verá evolucionar dichas tecnologías en función de una gran versatilidad en sus aplicaciones y a precios cada vez más accesibles al gran público.

Este hecho es importante porque nos lleva a pensar la evolución tecnológica no sólo a partir de la innovación es sí, sino de los usuarios y usos que generan,  ya sea a través de computadoras o de implementos móviles para llegar a su anhelado fin: navegar por la Web.

Un dato definitorio es la existencia de un público cada vez más amplio que adquiere tales aparatos. En Internet se cuentan hasta ahora a dos mil millones de usuarios y en la telefonía móvil existen alrededor de mil millones. En ambos casos aparecen nuevos actores en el escenario: África, con un crecimiento del 2, 357%; Medio Oriente, con 1,825%, y América Latina y el Caribe con el 1, 033%.

Más allá de las cifras y haciendo una referencia neta al nuevo perfil de usuario y, por lo tanto, de uso, surgen varias interrogantes: ¿La tecnología móvil está cambiando la naturaleza de la Internet ? ¿Es lo mismo tener acceso a la Web de una computadora fija o de escritorio que de una tecnología móvil, como bien lo señala Christian Anderson en Wired?

Si bien en Internet el protocolo de información no cambia, con la tecnología móvil ocurre lo contrario: se fortalece. Anderson afirma que la Web (una de sus aplicaciones) tiende a cambiar notablemente porque los usos y prácticas de sus usuarios están mutando. Por ejemplo: en la actualidad, la tendencia más importante consiste en bajar y ver audiovisuales; en generar  blogs, y participar en redes sociales: Facebook –con 600 millones de usuarios–  y  Twitter –con 125 millones más– quedan entre las principales prácticas en línea. La Consultora Garner señala que para el año 2014, el correo electrónico se debilitará en  20% y, en cambio, se incrementará el contacto de personas a través de las redes sociales.

Pero lo que más sorprende se refiere a la serie de aplicaciones, por millones, que encuentran aplicabilidad en los llamados teléfonos inteligentes y en las pantallas digitales tipo ipad: desde juegos hasta sistemas de cables informativos que se crean por segundo.

La idea de llevar aplicaciones de Internet a un teléfono celular fue inicialmente lanzada por Apple en 2008. Con ello se constataba que era posible generar una metamorfosis sobre los servicios telefónicos acercándolos a la red de redes. Este giro ha sido importantísimo pues se piensa que gran parte de los usuarios de los celulares (cinco mil millones en el mundo) podrán tener acceso a la Internet a través de este aparato y no de una computadora.

Sin embargo, habría que preguntarse hasta dónde estos usuarios podrían tener a través de celulares y tabletas digitales una visión íntegra de lo que es la Web y sus diferentes modelos de navegación desde una computadora. Hay que hablar entonces de dos tipos de Web: la que se navega a través de una computadora y la que se navega a través de la tecnología móvil cuyo fin central es localizar personas y  extraer datos precisos; una especie de Minitel de los años ochenta y noventa, como señala Cécile Ducortieux (Le Monde, 17/11/10).

Son dos tipos de usuarios de la Web, según la misma autora: por un lado, están los más activos con acceso a una Web amplia y expandida a través de una computadora; y por el otro,  los usuarios menos activos que navegan de manera más limitada en pantallas pequeñas, solicitando el mínimo de información. Como su mismo calificativo lo indica, al estar en movilidad (transporte o calle) no se cuenta con la misma atención y visión que cuando uno se encuentra fijo sobre un escritorio.

Se abren dos vertientes en tal sentido: a) los que prefieren un aparato móvil que, por un bajo precio, les permite tener acceso a la información de Internet, aunque sea de manera limitada, y b) los que prefieren contar con todos los elementos, incluyendo tarifas altas, y navegar a sus anchas por Internet.

Por fascinante que sea la tecnología móvil, ésta responde a aplicaciones muy limitadas, si se compara a las aplicaciones que ya están en marcha en la Web completa; por ejemplo, la introducción de sitios Web e imágenes 3D; Youtube y Dalymotion ya trabajan sobre estos experimentos.

Otro avance digno de mencionarse será la posibilidad de interrelacionar datos de una manera más fina entre las páginas de Internet para establecer  nuevas correspondencias.

¿Significará ello que las aplicaciones más sofisticadas requerirán siempre de una Web completa, mientras que las más prácticas (móviles) partirán de una Web más limitada? ¿Qué decir entonces de los miles de millones que están teniendo acceso a la telefonía móvil pero que será su único recurso informativo, dados los altos costos de tener acceso a Internet a través de una computadora? ¿Cómo evaluar esta evolución dada en la primera década del siglo XXI?

Tales hechos nos llevan a ver la importancia de los contenidos, más allá de las cifras que derivan del acceso a una tecnología.

1 comentario a este texto
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