Frases célebres

  • De «los valientes no asesinan» de Guillermo Prieto al «cállate chachalaca» de López Obrador.
  • Pilar Ramírez reflexiona sobre el significado de algunas de las frases más famosas de la política mexicana.
  • «No sé si los políticos actuales ya no pronuncian frases cargadas de significado como antaño o la presencia de los medios electrónicos los hace ver como simples mortales», dice.

Fotografía: "What?" de Gemma Bou @ Flickr

Por Pilar Ramírez

Los correos electrónicos y las redes sociales se han convertido en un termómetro de las preocupaciones que aquejan a la gente. Allí se expresa el malestar social en diferentes formas, ya sea en los mensajes que se difunden en Facebook o en Twitter o por los correos que se reenvían una y otra vez.

Se observa un clima de incertidumbre y desesperanza, a juzgar por la cantidad de mensajes de aliento, algunos con tintes religiosos, que invariablemente solicitan el reenvío con la promesa de una vida mejor o la amenaza de terribles catástrofes personales. Otros que se han vuelto recurrentes son los consejos de seguridad para sobrevivir en una sociedad amenazada por el delito. Por  esta misma razón Internet ha sido invadido de severas críticas a los políticos, sean gobernantes, legisladores, cuerpos policiacos y otros personajes públicos.

Un correo reciente retrata a figuras públicas por frases que han pronunciado en distintos contextos. Sintetizar un hecho histórico o definir el carácter de un personaje por una frase no es algo nuevo, pero no sé si los políticos actuales ya no pronuncian frases cargadas de significado como antaño o la presencia de los medios electrónicos los hace ver como simples mortales, al mismo tiempo que magnifican sus peores momentos en público. En cualquiera de los dos casos, es notable cómo las figuras públicas han desoído o no conocen aquello que decía Winston Churchill, quien parecía dedicarse en su tiempo libre a acuñar frases célebres: “la falla de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes”.

¿Quién no recuerda la frase “los valientes no asesinan” que pronunció Guillermo Prieto, al tiempo que cubría con su cuerpo el de Benito Juárez cuando el general Filomeno Bravo ordenó a sus soldados fusilarlo? Con este gesto el ministro de Hacienda del gobierno republicano itinerante, logró salvar la vida del Benemérito de las Américas, autor a su vez de otra famosísima sentencia: “el respeto al derecho ajeno es la paz” que se enseña a niños y jóvenes en sus clases de historia.

Varios episodios de nuestra historia, que tenemos como joyas del orgullo nacional se sintetizan en una frase. “Va en prenda mi espada y voy por ella” dijo

Guadalupe Victoria cuando participó en la Batalla del Juego de Pelota, lugar rodeado por un foso que los soldados insurgentes no se atrevieron a cruzar; Victoria, al mismo tiempo que decía la frase que registra la historia lanzó su espada al otro lado del foso para después cruzarlo a nado y cortar la cuerda que permitió el paso a sus soldados.

La misma lucha insurgente, que ofrece una cantidad generosa de pasajes heroicos, fue el escenario de un gran líder que rechazó el tratamiento de Alteza Serenísima y en cambio solicitó el nombre de Siervo de la Nación; el mismo que murió protegiendo al Congreso en fuga para hacer honor a su afirmación de que “la buena ley es superior a todo hombre”. La lucha por la Independencia fue también la que mostró a un Vicente Guerrero sereno y patriótico, cualidades extrañas en nuestros días e incluso un tanto demodé, cuando frente a su tropa dijo: “Compañeros, este viejo es mi padre. Ha venido a ofrecerme el indulto a nombre de los españoles. Siempre he respetado a mi padre, pero ¡la Patria es primero!”

O bien, la réplica “si tuviera parque usted no estaría aquí” del general Pedro María Anaya cuando después de haber sido derrotado en la Batalla de Churubusco, en 1847, los invasores estadounidenses le pidieron entregar las municiones y las armas.

A medida que avanzó el tiempo, el cinismo de apoderó de la política. Luis Mier y Terán recibió la orden porfiriana de “matar en caliente” a los partidarios del levantamiento de Sebastián Lerdo de Tejada, lo cual cumplió diligentemente; la frase “mátalos en caliente” acompañó después a la eliminación de los enemigos o críticos del régimen de Díaz.

La etapa posrevolucionaria engendró la máxima obregonista de que “nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos” emparentada con la afirmación que hizo en campaña de que era “mejor candidato a la Presidencia porque sólo tengo una mano para robar”. Después, en los gobiernos priistas, los gobernantes se dieron permiso de hacer reconocimiento público de su estirpe. “Orgullo de mi nepotismo” dijo José López Portillo en referencia a su hijo, en tanto que el ex gobernador de Coahuila Óscar Flores Tapia confiaba en que “para gobernar Coahuila sólo se necesita un buen presupuesto y media docena de hijos como los míos”.

Los correos a los que aludía al inicio recogen algunas de las frases que muchos personajes públicos quisieran no haber pronunciado nunca, pues importará poco el sitio en el que les coloque la historia, es casi seguro que la sociedad no permitirá que sus ocurrencias sean olvidadas. Las prendas académicas de Ernesto Zedillo no lo salvaron de frases como “no traigo cash” que le dijo a una vendedora indígena o “soy Neto la Neta, porque a mí me gusta que me hablen con la neta” o llamar “malosos” a los delincuentes.

“Ni los veo ni los oigo” como afirmó Carlos Salinas de Gortari, en referencia a los reclamos de los perredistas, quedó inscrita como símbolo de la indiferencia política hacia los adversarios. El “cállate chachalaca” que López Obrador le espetó a su adversario político que era nada menos que el presidente, mostró el nivel de la contienda y bajó el nivel de popularidad del tabasqueño.

El primer gobierno panista fue pródigo en ingenio y humor involuntario: “En Estados Unidos, los mexicanos están haciendo trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer” dijo Vicente Fox y dio una lección de diplomacia; acerca de las sospechas que pesaban sobre sus entenados opinó: “son parte de mi familia, y como yo le tengo plena confianza a mi familia y sé de su comportamiento, sé que no han violado la ley” y dio una lección de impartición de justicia; “75% de las familias mexicanas tienen lavadora y no de las de dos patas” y dio una lección de aplicación de políticas de género; “ahora sí me siento cargando la piedra del Pípila o más grande, cargando esta responsabilidad” y dio una lección de liderazgo; en referencia a Evo Morales dijo “no habla inglés, habla su dialecto porque es indígena” y dio una lección de solidaridad latinoamericana,  “ya hoy hablo libre, ya puedo decir cualquier tontería, ya no importa, total, ya me voy” y ya no fue necesaria ninguna lección, nos quedó muy claro el tipo de presidente que tuvimos seis años.

ramirez.pilar@gmail.com

 

2 comentarios a este texto
  1. Información Bitacoras.com…

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  2. Gracias por mostrar que hay muchos temas que merecen ser publicados, muy refrescante extremadamente Original

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