Agarrar parejo
- Fernando Vallejo criticó a todos los partidos políticos mexicanos durante su discurso de aceptación del Premio FIL 2011.
- Felipe Calderón y Vicente Fox fueron algunos de los aludidos.
Por Pilar Ramírez
La frase parece poco elegante o con un dejo de condescendencia “excesivamente coloquial”, pero cuando decimos que alguien “agarró parejo” a nadie le queda duda de que no tomó partido, arremetió contra todos, no dejó títere con cabeza para acabar pronto. Es como las madres que, hartas de los pleitos entre los hijos, ya no averiguan quién tuvo la culpa y los castiga a todos por igual, a unos por haber empezado la pelea y a otros por seguirla.
Eso fue lo que hizo el escritor Fernando Vallejo, quien en la rueda de prensa que ofreció después de ser galardonado con el Premio FIL de Literatura que le fue entregado en Guadalajara soltó lo que traía atorado contra el PAN, contra el PRI, contra Felipe Calderón y contra Vicente Fox.
El Comité Organizador no debe haber estado precisamente gustoso con las declaraciones del escritor, pues una polémica desatada en la Feria coloca reflectores rojos sobre ella; es, sin embargo, una posibilidad permanente, ya que todos los galardonados con el Premio gozan del reconocimiento necesario como para sentirse libres de compromisos y de dar rienda suelta a su espíritu libre. La prensa extranjera ignoró totalmente las declaraciones de Vallejo acerca de la política en México; destacó, en cambio, su estatura literaria y el galardón al que se hizo acreedor. En diversos diarios de Chile, Argentina, España, El Salvador, Nicaragua y Perú no hubo referencias a sus opiniones políticas, si acaso señalaron el hecho de que es una voz controvertida.
Los medios mexicanos, como era de esperarse, difundieron rápidamente las declaraciones del novelista, buscaron reacciones, editorializaron y pusieron las opiniones políticas de Vallejo en la agenda informativa del día. Lo curioso del incidente es que a pesar de que Vallejo es ya más mexicano que las tortillas —ha vivido 40 años en el país y tomó la decisión de adoptar la nacionalidad mexicana— la mayoría de las notas que recogieron las polémicas declaraciones del escritor destacaron su origen colombiano. Para Vallejo definir su nacionalidad es sencillo, asegura que es colombiano y mexicano, porque es de donde nació y de donde se va a morir. Destacar su extranjería sirvió, sin embargo, para descalificar sus opiniones políticas o por lo menos para generar una reacción adversa.
Se le acusó de incitar a la violencia, por sus discutibles declaraciones en el sentido de matar a un tirano si llega al poder; afirmación que podría tener un sentido figurado, proviniendo de un escritor. El escritor Luis González de Alba afirmó incluso que su intención es generar “Aburtos”, en referencia al asesino de Luis Donaldo Colosio. Si fuese literal, ¿dónde estaban las voces que lo critican cuando fueron asesinados Ceausescu, Hussein o Gadafi? Sin duda, muchas opiniones y acciones políticas conllevan un severo cuestionamiento moral sobre el cual es difícil llegar a consensos.
La defensa de la actual administración corrió por cuenta del secretario del Trabajo, Javier Lozano, quien, como ha sucedido en circunstancias similares, dio a entender que los escritores sólo saben de literatura, calificó las declaraciones de Vallejo como una torpeza y le pidió ir a lo suyo, es decir, a la literatura. ¿Los políticos pensarán que los artistas viven, como diría José Alfredo Jiménez, en un mundo raro? El ejercicio reflexivo y de observación que requiere la creación literaria se aplica también —y diría que la literatura es producto de ello— para observar el entorno. Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Paul Verlaine, José Lezama Lima, Guillermo Cabrera Infante, Salvador Garmendia, Jean Paul Sartre o Alejo Carpentier, por mencionar a algunos, manifestaron en distintos momentos sus posturas políticas. En realidad, la mayoría de los escritores lo han hecho, unos más explícitamente que otros
Los artistas son elogiables mientras no se les ocurra opinar sobre el mundo que les rodea, mientras sólo hablen de su obra. Si Elena Poniatowska escribe novelas con un agudo sentido social, está perfecto; si habla de la sociedad con agudeza puede ser calificada como una “pobre señora”, como se atrevió a referirse a ella Manuel Espino.
Vallejo es merecedor del prestigioso premio FIL de literatura, antes Premio Juan Rulfo, pero si habla de política es torpe, según dijo en su cuenta de twitter el secretario Lozano, quien se ha destacado como tuitero de corazón, es decir, que siente más que piensa sus mensajes.
Quizá lo que más dolió fue una verdad con la que se están enfrentando los mexicanos: no ven una opción política que les satisfaga. Muchos no quieren que el PRI regrese a Los Pinos pero están verdaderamente decepcionados del PAN y la opción de izquierda —que parecía viable con Marcelo Ebrard—se diluyó con la elección de López Obrador. Por eso Fernando Vallejo agarró parejo.
ramirez.pilar@gmail.com
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