Complicaciones mediáticas
La política en tacones
- Enrique Peña Nieto, Ernesto Cordero y Mario Delgado tuvieron problemas de imagen por su desconocimiento literario.
- Felipe Calderón fue cuestionado por señalar que procederá «legalmente en contra» de los ciudadanos que interpusieron una denuncia ante La Haya.
- «Sin duda, como nos encanta la chunga y los precandidatos nos dieron materia para dar rienda suelta a las críticas con sentido del humor, se nos olvidó la ríspida y amenazante respuesta presidencial contra los críticos del régimen», asegura Pilar Ramírez.
Por Pilar Ramírez
Varios personajes públicos se enfrentaron en los últimos días a situaciones comprometidas que tuvieron amplia repercusión en los medios y resulta muy reveladora la forma en que las enfrentaron.
El primero de ellos fue el Presidente Calderón, quien en respuesta a la demanda que interpuso un grupo de 23 mil ciudadanos ante la Corte Internacional Penal de La Haya por delitos de guerra y de lesa humanidad amenazó a los demandantes, a quienes llamó calumniadores y señaló en su comunicado de prensa que el “Gobierno de la República explora todas las alternativas para proceder legalmente en contra de quienes las realizan en distintos foros e instancias nacionales e internacionales” (subrayado mío).
Es improbable que el gobierno federal realmente se decida a emprender acciones legales en contra de 23 mil personas, ello no haría más que darles la razón a los demandantes ante la opinión pública internacional y el gobierno mexicano se exhibiría como intolerante y autoritario; incluso si decidiera castigar a las cabezas visibles de la iniciativa tendría resultados similares, lo cual es igualmente riesgoso en el escenario preelectoral. De cualquier modo, el arrebato amenazador queda allí para el registro.
Otro hecho fue la pifia de Enrique Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, cuando no pudo responder al corresponsal Jacobo García del periódico español El Mundo cuáles eran los tres libros que consideraba lo habían marcado. El traspié desató críticas, burletas y acciones políticas para magnificar la condición de no lector en alguien que aspira a ocupar la presidencia de la República. Una de las más gráficas fue, sin duda, que el personal del PRI haya tenido que colocar un sello de recibido a la entrega de libros que hicieron estudiantes de distintas universidades en la sede nacional de ese partido, dirigidos al precandidato. Hubo una reacción casi de linchamiento contra Peña Nieto, donde el mayor activismo se dio en las redes sociales, especialmente en Twitter, donde hubo comentarios por demás hilarantes. Fue la anécdota política de la semana, tanto, que Carlos Loret de Mola aventuró la hipótesis de una campaña orquestada contra el PRI aprovechando el error de Peña Nieto y la ausencia de regulación de internet en materia electoral y prácticamente en cualquier ámbito.
Los asesores de imagen del priista todavía no acertaban a tomar acciones para el control de crisis cuando la hija de Peña Nieto retuiteó un mensaje por demás ofensivo para la “prole”, en el más puro estilo de que quienes critican a los poderosos es porque son resentidos sociales. La críticas se recrudecieron, se sumó a la falta de lectura del padre, el señalamiento a la hija de clasista e insolente.
En la casa panista de enfrente estaban de plácemes con la desgracia ajena cuando, como era de esperarse, entrevistan al precandidato Ernesto Cordero sobre el hecho y se lanza contra su contrincante, bajito, por lo de la regulación del IFE, no lo vayan a multar, diciendo que “lo sucedido en la FIL es consecuencia de que otros partidos se precipitaron al elegir a sus candidatos”. Como era casi obligado, Sergio Sarmiento, el entrevistador, le pregunta sobre los libros que está leyendo y Ernesto Cordero señala, entre otros, La isla de la pasión de Isabel Restrepo. Sarmiento, seguramente sabedor de que estaba generando otra nota con gran eco, repregunta ¿La isla de la pasión de Isabel Restrepo? a lo que el inocente precandidato responde y le recomienda al periodista: “sí, es muy bueno, deberías de darle una hojeadita”. Para rematar, el conductor y columnista le inquiere ¿quizás la autora no será Laura Restrepo? “Claro, es Laura Restrepo, perdón” y en ese instante Cordero supo que el autogol panista lo hacía perder la aparente ventaja que había ganado frente al priista.
El asesor que preparó la tarjeta con los nombres que podía mencionar el precandidato, quizá vio tambalente su empleo. ¿Por qué no me dio un autor cuyo nombre no diera lugar a confusión? pudo haber pensado el aspirante panista. Ese riesgo no se corre con apellidos como Kerouac, Kafka o Sartre, al menos, Simone de Beauvoir si quería tener perspectiva de género y también es aconsejable elegir autores de distintas regiones.
El gazapo en la cancha panista dio pie a incrementar los comentarios que iban del mayor nivel de acidez a otros creativos y divertidísimos. Sirvió también para recordar a otros incultos famosos como aquel que rebautizó a José Luis Borgues y el cambio de sexo operado en Rabina Gran Tagore por la mala lectura y desconocimiento de su ex presidencial pareja.
A pesar de que el error de Cordero era similar al de Peña Nieto, el panista se defendió: “hay de resbalones a resbalones” y simplemente consideró que el yerro de su contrincante era más grave. Peña Nieto, en cambio, atendió de mejor manera los cánones de la comunicación de crisis. Simplemente admitió el error, se disculpó por las palabras ofensivas de su hija y le instó a hacer lo propio.
Mario Delgado, secretario de Educación del Distrito Federal, hizo la aportación perredista al desconocimiento literario, al afirmar que el autor de Cien años de soledad es Mario Vargas Llosa. Con esto se demuestra que la ignorancia es la gran igualadora, para empezar, ya vemos que no tiene preferencias partidistas.
Sin duda, como nos encanta la chunga y los precandidatos nos dieron materia para dar rienda suelta a las críticas con sentido del humor, se nos olvidó la ríspida y amenazante respuesta presidencial contra los críticos del régimen. Para colocar más tierrita en el asunto, ahora se nos informa que México se ha especializado en resolver complots internacionales.
No son menores estos incidentes, de modo que propongo que al jefe del ejecutivo le demos como regalo de Navidad las series televisivas The West Wing y The Good Wife que tienen entretenidas y ejemplares lecciones de comunicación política de crisis, “sin tener la vista fija” —como se anunciaba una estación de radio que en realidad quería decir “sin leer— y que se lleve una iniciativa al Congreso para incluir como requisito para ser presidente de la República, gobernador y secretario de Estado aprobar el examen Enlace. A ver quién se echa ese trompo a la uña.
ramirez.pilar@gmail.com
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