J. Edgar (2011) – Reseña
Por Ricardo Ruíz
El gran Clint Eastwood, que le dio al mundo THE UNFORGIVEN, que atrapó el interés de los espectadores y la crítica moderna a partir de una historia complicada entre el drama y la ternura con GRAN TORINO, consolidado en la actualidad por MILLION DOLLAR BABY y respetado por presentar una Jolie única en CHANGELING, ha ido perdiendo el rumbo de su fuerza al entregar una película tan mediocre como HEREAFTER y, en un intento de restaurar su reputación, presentando J. EDGAR.
En un lugar entre las anteriores, Eastwood imprime su sello característico y cadente para contar la historia, pero falla en el momento en el que los sentimientos no son suficientes para mantener el interés constante para afianzar el ritmo de la historia y termina por cansar a la audiencia.
Respecto al personaje en sí, el tono monótono y forzado de Leonardo Di Caprio le restan la credibilidad que había estado construyendo con películas anteriores, y si a esto le aumentamos el brillante maquillaje (no por maravilloso, sino porque en verdad brilla demasiado) uno termina por encontrar hilarantes escenas que debieron ser reflexivas según el tono del guión. Qué decir de la desaprovechada Naomi Watts, quien no tiene momentos importantes como para realmente presentar un personaje central. De rescatar en la actuación quedan sólamente Judi Dench, quien con todo y su pie roto construye una madre manipuladora firme; y Armie Hammer en una contraparte absolutamente creíble y llena de matices en los momentos requeridos.
J. Edgar es un drama con tintes de romance que no se atreve a ser lo suficientemente valiente como para desnudar por completo al personaje al grado de la catarsis y tampoco se atreve a ser lo suficientemente contundente respecto a la historia, por lo que terminamos conociendo un personaje acartonado, arquetípico y con tres únicas características en su espectro: obstinado, megalómano y homosexual. Es lamentable comparar esta película con los trabajos anteriores de los actores y el director, pero más desafortunado es que al lado de biografías como las dirigidas por David Fincher, este filme se queda corto y poco voraz.
Una opción interesante y, cuando menos, honesta respecto al trabajo al rededor de uno de los hombres más poderosos de la historia norteamericana más allá del FBI.