Las malas prácticas de los políticos en Internet
- Las compañas políticas 2.0 deben crear prosumidores
- La creación de trending topics y el uso de robots son dos de los principales vicios de los políticos mexicanos.
- «Salvo algunas excepciones, los políticos todavía no han comprendido la verdadera función de las redes sociales y mientras eso continúe se seguirán cometiendo estos y nuevos errores», asegura Lizeth Castillo.
Hablar de discursos, debates y acarreo no es algo nuevo. Sin embargo, ahora todas estas prácticas se dan en un nuevo escenario: Internet. Algunos políticos han utilizado la tecnología a su favor –realizan sesiones de preguntas con los ciudadanos, les piden propuestas y dan seguimiento a los comentarios–, mientras que otros están muy lejos de lograr una verdadera interacción y se distinguen por repetir viejas prácticas políticas ante millones de internautas que no estás dispuestos a tolerarlo.
Por Lizeth Castillo
Publicado originalmente en RMC #130
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Resulta prácticamente imposible hablar de un candidato a un cargo de elección popular que hoy día no tenga una cuenta en Twitter o una página en Facebook. Sin embargo, ello no quiere decir que utilicen las redes sociales como una forma de comunicarse de forma más directa con sus seguidores. Tampoco significa que hayan leído algún tuit enviado por algún ciudadano, pues en muchos de los casos ni siquiera los siguen.
Para algunos políticos hacer una campaña digital simplemente es contratar a un equipo que publique en sus redes sociales el próximo evento o entrevista, que cree un ejército de seguidores fantasmas que les otorguen aparente popularidad en la red, o bien, que se dedique a atacar a sus contrincantes.
A unos meses de que se realicen en México las elecciones a Presidente de la República y a otros cargos de elección popular, como senadores y diputados, estas prácticas se encuentran más vigentes que nunca. En el caso de las campañas electorales a la Presidencia, los tres principales partidos políticos –PRI, PAN y PRD– se han acusado de realizar guerra sucia a través de redes sociales. Tal situación es más crítica si se considera que éste todavía no es un terreno regulado por el Instituto Federal Electoral.
A continuación se hace un recuento de cuatro de las peores prácticas que están utilizando los políticos en la red y que, definitivamente, no son exclusivas ni de los candidatos a la presidencia, ni de los mexicanos.
Los acarreados digitales
Ya no se necesita pagar unos cuantos pesos a cientos de acarreados para mostrar que un candidato es popular: ahora, con un poco de tecnología, se pueden crear y controlar. En Twitter, cada vez es más común encontrarse bots (robots informáticos) que realizan actualizaciones de forma automática y que utilizan una identidad falsa para hacerse pasar por internautas que apoyan cierta tendencia política.
Un bot es un programa informático con distintas funciones. En el caso de Twitter se utiliza para realizar actualizaciones de forma automática y, a pesar de que en la política tiene una connotación negativa, tiene usos muy útiles como actualizar cuentas que alertan sobre el estado del tiempo, el tráfico o dan cualquier tipo de noticias. El problema con los bots surge cuando son utilizados para enviar spam o se convierten en followers fantasma de políticos y personajes públicos.
Utilizar robots que estén programados para hablar de cualquier político, permite aumentar su número de menciones en la red social e, incluso, los puede volver trending topics (temas del momento). Esto sirve para generar interés entre los usuarios reales y también entre los periodistas, los cuales retoman lo que pasa en la red social y lo convierten en noticia. Asi se le da un mayor impacto de lo que pasa en la realidad.
Para crear un bot se deben tener ciertos conocimientos de sistemas o, bien, utilizar alguno de los programas en la web que existen para crearlos. Sin embargo, organizar un ejército de robots para apoyar una campaña política no es un plan perfecto, ya que estos son fácilmente detectables por programas informáticos e incluso cualquier usuario puede identificarlos con un poco de paciencia. Por lo general, son las cuentas de Twitter que no tienen imagen de perfil o que utilizan fotos disponibles en la red, que se limitan a tuitear mensajes en apoyo a una persona y a retuitear sólo los mensajes de ciertas cuentas, además, tienen pocos seguidores.
Para darle mayor credibilidad a las cuentas ficticias también se puede recurrir a la compra de seguidores en sitios web como e-Bay o Mercado Libre. Éstas ya incluyen nombre, fotografía, biografía y el precio aproximado es de 80 dólares por cada cinco mil followers, aunque el precio disminuye a medida que aumenta la cantidad.
En la carrera por la Presidencia de México, los tres principales candidatos han sido acusados de usar seguidores fantasmas. De acuerdo con un análisis realizado por el diario Milenio en febrero pasado, Peña Nieto es el precandidato que más recurre a los bots, seguido por Josefina Vázquez Mota y, en un tercer lugar, se encuentra Andrés Manuel López Obrador.
Esta práctica no es utilizada únicamente por los políticos mexicanos y el mejor ejemplo es el candidato a la presidencia de Estados Unidos, Newt Gingrich. El republicano fue acusado hace pocas semanas de utilizar seguidores fantasmas en Twitter para aparentar mayor popularidad. El ex presidente de la Cámara de Representantes de EU tenía a finales de marzo de 2012, poco más de un millón 450 mil followers, con lo que superaba por más de un millón a los otros candidatos, Mitt Romney, Ron Paul y Rick Santorum. El aparente triunfo de Gingrich en Twitter, contrasta con los resultados en las urnas, en donde hasta el 26 de marzo sólo había logrado dos victorias en las primarias de los estados de Georgia y Carolina del Sur.
Otro caso reciente ha sido el de Vladimir Putin. De acuerdo con información de diversos medios de comunicación, como The Guardian, el mandatario ruso también ha sido acusado de recurrir a bots, pero en su caso lo ha hecho para defenderse de sus opositores.
Trending topic falsos falsos
Como se mencionó, los bots se convierten en una herramienta para convertir cualquier hashtag (etiqueta) en un tema popular. Pero convertirse en el tema más comentado en Twitter no necesariamente es bueno. Basta con recordar algunos de los trending topics de los últimos meses:
- #LibreríaPeñaNieto: En referencia a la fallida participación de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
- #Ibero: Por el comentario que hizo Josefina Vázquez Mota ante alumnos del ITAM, en donde aseguró no ser perfecta, pues estudió en la Universidad Iberoamericana.
- #6milpesos: Por declaración de Ernesto Cordero de que “con ingresos de seis mil pesos al mes, hay familias mexicanas que tienen el crédito para una vivienda, que tienen el crédito para un coche, que se dan el tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas”.
De acuerdo con la investigadora del Tecnológico de Monterrey, María Elena Meneses, antes de publicar un mismo mensaje a través de usuarios falsos hay que preguntarse: ¿para qué quiero ser trending topic? Incluso un hashtag a favor de un político puede ser fácilmente utilizado por los opositores. Por lo tanto es mejor esperar a ser el tema más hablado del día por méritos propios y no forzarlo.
Transmisiones en vivo
Una nueva práctica que se ha dado recientemente es la transmisión en vivo de mensajes vía internet. El priista Manlio Fabio Beltrones fue uno de los pioneros en México al realizar en agosto de 2011 su informe legislativo vía twitcam –plataforma de video con transmisión en vivo– y, posteriormente, contestó algunas preguntas de los tuiteros. Unos días después, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, también repitió la fórmula, esta vez a través de YouTube. A través de “Marcelo te escucha, Ebrard te responde”, respondió 15 preguntas que fueron previamente enviadas por los ciudadanos.
En un primer plano, utilizar nuevas tecnologías para realizar un ejercicio democrático es una buena idea, pero pierde todo sentido cuando los políticos no buscan conversar, simplemente se limitan a dar sus mensajes como si se tratara de un medio como la televisión. En noviembre de 2011, Peña Nieto anunció que realizaría un twitcam en la que se esperaba contestaría algunas preguntas. A pesar de la expectación del mensaje al anunciarse que sería un canal de comunicación con la sociedad, éste duró únicamente unos cuantos minutos y el ex gobernador del Estado de México no contestó ninguna pregunta.
Las críticas aumentan cuando se descubre la manipulación y el uso de perfiles falsos en este modelo. El debate realizado hace unos meses por los entonces precandidatos del PAN, Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero, lo ejemplifica. A pesar de que se anunció que cualquier internauta podía hacer llegar sus preguntas a los panistas a través de Twitter y algunas de las elegidas serían debatidas, los precandidatos se limitaron únicamente a contestar seis preguntas enviadas por los tuiteros que, de acuerdo con el sitio Animal Político, “tres fueron enviadas presuntamente por usuarios falsos, una más por una reportera de Uno Noticias (medio que auspició la trasmisión) y dos más por militantes panistas”. Los verdaderos cuestionamientos fueron ignorados por los precandidatos.
Participaciones limitadas
Prácticamente al mismo tiempo que anuncia un político que competirá por un cargo de elección popular, abre una cuenta en Twitter y en Facebook, o bien, actualiza la imagen de éstas para adaptarlas a sus nuevas aspiraciones. Con un poco más de gracia unos que otros, los candidatos comienzan a llenar su timeline en Twitter y su muro en Facebook. Algunos deciden llevar solos sus cuentas, mientras que otros optan por contratar a un equipo que se encargue de manejarlas. Sin importar cual sea el caso, las cuentas comienzan a tener movimiento: se actualizan periódicamente, ganan seguidores y “likes”, y son mencionadas por otros usuarios.
Sin embargo, en el momento que el candidato se retira de la contienda o pierde, el interés en estar presente en las redes sociales desaparece. Por supuesto que no es una tendencia generalizada, pero sí se encuentra presente en muchos de los casos. Por ejemplo, la cuenta de Twitter @ErnestoCordero que llegó a tener más de 40 actualizaciones en un solo día, no fue sido utilizada desde el 8 de febrero de 2012, tres días después de que perdiera la candidatura por el PAN a la presidencia de México. Lo mismo ocurrió con @Santia goCreelM, cuenta del ex senador Santiago Creel que del 7 de febrero al 26 de marzo de 2012 tuvo únicamente dos publicaciones.
Este comportamiento deja claro que los políticos se unieron a las redes sociales con el único objetivo de ganar popularidad entre el electorado y no con el propósito de realizar un verdadero ejercicio democrático. Ello desprestigia su imagen, lo cual es especialmente grave si tomamos en cuenta que en el futuro pueden buscar otro cargo de elección popular.
Las campañas políticas 3.0 deben buscar que los usuarios se conviertan en prosumidores, es decir, que no se limiten a recibir información por parte del candidato sino que la generen. También se debe aprovechar que todo es en tiempo real y con geolocalización, y ésta puede ser una excelente ventaja. Salvo algunas excepciones, los políticos todavía no han comprendido la verdadera función de las redes sociales y mientras eso continúe se seguirán cometiendo estos y nuevos errores.
Coordinadora multimedia en Link Prensa.
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