Conflictos post electorales: la insoportable parcialidad informativa

  • Estamos frente a un escenario de parcialidad informativa que tiende a concentrarse en la posición de los impugnados y a mediatizar la de los impugnadores.
  • «Está comprobado que las noticias no influyen directamente sobre el punto de vista del individuo, quien las interpreta de acuerdo con su acercamiento al tema y con sus marcos de referencia particulares. Pero la parcialidad informativa resulta sintomática y desconcertante sobre todo si se visualiza en conjunto», dice Benassini.

Fotografía: Antonio MaloMalverde @ Flickr

Por Claudia Benassini

La tarde del lunes 2 de julio Andrés Manuel López Obrador anunció en conferencia que impugnaría las elecciones celebradas un día antes. Durante los más de treinta días transcurridos desde entonces, los integrantes de la coalición Movimiento Progresista se han dedicado a reunir pruebas tendientes a buscar la anulación de los comicios. A través de diversas estrategias, se han recopilado testimonios de irregularidades en casillas, compra y coacción del voto esta última sobre todo a través de monederos electrónicos de las tiendas Soriana por un valor aproximado a los mil pesos. La investigación sobre la triangulación de recursos a través de la casa de bolsa Monex y algunos despachos aparentemente inexistentes no concluirá antes del 6 de septiembre, como buscaban los integrantes de la coalición. No obstante, sus integrantes han documentado estos movimientos que se han presentado ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Esta síntesis apretada que no le hace justicia a la labor emprendida por cientos de ciudadanos ha estado presente el los medios a tal grado que ha opacado la información relacionada con el resto de las actividades post electorales. En este contexto –salvo contadas excepciones- los medios de comunicación han desarrollado una estrategia informativa tan similar que pareciera que se pusieron de acuerdo para implementarla. No hay mucho que decir al respecto porque es más que evidente. Las conferencia de López Obrador y su equipo son puntualmente cubiertas por los reporteros de la fuente quienes, a su vez, redactan la nota correspondiente que se transmitirá en informativos radiofónicos y televisivos o se publicará en periódicos según el caso. Acto seguido, los conductores de los espacios electrónicos editorializan al respecto –salvo excepciones- cuestionando el trabajo de la Coalición. La prensa sigue un camino similar aunque los espacios de opinión podrían mostrar diversas posiciones sobre estos escenarios.

En esta estrategia, llama la atención que sobre todo los medios electrónicos recogen la posición de los impugnados. Es cada vez más frecuente escuchar las opiniones de Luis Videgaray, Manlio Fabio Beltrones y Pedro Joaquín Coldwell defienden su posición frente a las audiencias. Los consejeros y magistrados electorales también hacen acto de presencia simulando neutralidad. En el otro extremo las posiciones de López Obrador, Ricardo Monreal y Jesús Zambrano –entre otros- solamente están presentes y los periódicos, aunque no en todos y con tendencias diferentes. Esta última se reduce a la cobertura informativa y eventualmente a las declaraciones de algunos actores, cuyo tratamiento depende del periódico en cuestión. En este contexto, los ataques que desde los primeros días de julio han sufrido diversas sucursales de las tiendas Soriana también son puntualmente cubiertas y achacadas a los seguidores de López Obrador.

En resumidas cuentas, estamos frente a un escenario de parcialidad informativa que tiende a concentrarse en la posición de los impugnados y a mediatizar la de los impugnadores. El concepto de parcialidad informativa no es gratuito; se ha aplicado en diferentes situaciones y contextos y se relaciona con la calidad de la información, es decir, su potencial para lograr que las audiencias aprendan de la realidad. En su libro La acción de los medios, Denis McQuail (1998:291) señala tres características de las noticias que fundamentan el estudio de la información:

  1. Factualidad, en el sentido de distinguir claramente el hecho de la opinión, la interpretación o el comentario, respaldando los informes con referencias a fuentes de las que se explicitan los nombres, evitando la vaguedad y la redundancia.
  2. Exactitud, correspondencia del relato con la realidad o con versiones confiables de la realidad, en especial en temas que involucran hechos o cantidades (números, nombres, lugares, atribución de las declaraciones, horas, etcétera).
  3. Exhaustividad, o profundidad del informe, bajo la premisa de que la comprensión requiere una mínima cantidad de información relevante.

Desde esta perspectiva todos los medios de comunicación podrían argumentar que su cobertura sobre los acontecimientos posteriores a las elecciones se atiene a estas tres características. Pero es probable que las vean como estrategias utilizadas deliberadamente, de acuerdo con su posición frente a los escenarios y los actores de los conflictos post electorales. En otras palabras, no necesariamente ven estas tres características como principios inherentes al tratamiento informativo, sino como elementos que les permiten fijar su posición frente al lector. En este sentido, incurren en la parcialidad informativa caracterizada por McQuail (1998:282-283):

En las noticias y la información este término se refiere a la tendencia sistemática a beneficiar a un lado o posición en detrimento de otros. Como lo han señalado diversos críticos del concepto de objetividad (…) el punto medio (entre las desviaciones hacia la izquierda o la derecha) que resulta beneficiado puede ser en sí mismo una forma de parcialidad (…): la elección de una verdad por encima de otras, lo cual a menudo no se explica ni justifica.

Éste es el escenario bajo el que se están manejando la mayoría de los medios impresos y electrónicos. La afirmación no es producto de la casualidad sino de un estudio sobre el tema que reviste cierto grado de avance. Desde luego, está comprobado que las noticias no influyen directamente sobre el punto de vista del individuo, quien las interpreta de acuerdo con su acercamiento al tema y con sus marcos de referencia particulares. Pero la parcialidad informativa resulta sintomática y desconcertante sobre todo si se visualiza en conjunto. La manera en que se manejen los acontecimientos que previsiblemente concluirán el 6 de septiembre permitirán contar con un diagnóstico más completo. Por el momento es que en las últimas seis semanas la parcialidad informativa es una constante que se incrementa conforme pasa el tiempo.

 

McQuail, Denis (1998) La acción de los medios, Buenos Aires, Edit. Amorrortu.

@ClaudiaBenassin

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1 comentario a este texto
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