¿Afina la Secretaría de Gobernación su estrategia de espionaje?

  • “Planea Gobernación monitorear actividad de “influenciadores” en las redes sociales”
  • La dependencia encargada de la política interior pretende centralizar no sólo los asuntos relacionados con información digital.
  • Quizá tendríamos que ver a la Red de Información Digital en funcionamiento.
Fotografía: "Our computers II" Por Pablo Ruiz @ Flickr

Fotografía: «Our computers II» Por Pablo Ruiz @ Flickr

 Por Clau­dia Benassini

Planea Gobernación monitorear actividad de “influenciadores” en las redes sociales”, cabecea la nota firmada por Gustavo Castillo García y publicada en La Jornada, el domingo 30 de junio de 2013. El primer párrafo nos introduce de lleno al tema:

La Secretaría de Gobernación (SG) planea construir un “ecosistema digital” para monitorear el pulso de los “influenciadores” que son identificados como “actores sociales, académicos, periodistas, dirigentes cívicos o sociales”, para saber “¿qué dicen?, ¿cada cuándo?, ¿cómo lo dicen?, ¿por qué lo dicen?” en las redes sociales, además de controlar el contenido de las páginas web y las cuentas, contraseñas y mensajes que cada instancia tenga en YouTube, Twitter y Facebook”.

El resto de la nota da cuenta de la conformación de la “Red de Información Digital” que dependerá de la Dirección de Comunicación Digital, dependiente de la SG.

Ciertamente, no queda claro si el monitoreo de personas influyentes formará parte de la Red de Comunicación Digital, o si se tratará de una actividad adicional de esta instancia. De cualquier manera, este seguimiento es en sí mismo grave. ¿Cuál es el criterio para elegir a estos líderes? Porque cualquiera que utilicen no está exento de errores. ¿Por el número de seguidores en Twitter y las Fan Pages de Facebook? Puede ser un indicador de utilidad, pero habrá que cruzarlo con otras variables, como el número de mensajes que publica cotidianamente el “actor social” en cuestión y el perfil de sus seguidores. En el primer caso, el número de mensajes es de utilidad para ver los contenidos y las veces en que dichos mensajes son replicados. Pero si la persona en cuestión no trabaja cotidianamente en sus redes sociales, es muy probable que el liderazgo provenga de sus actividades profesionales, como sucede en los casos de políticos, legisladores y profesionales de la comunicación, entre otros. Asimismo, el número de seguidores no necesariamente toman decisiones porque reconocen el trabajo de la persona: muchas veces lo hacen para cuestionarlos.

Dos ejemplos que apenas dan cuenta del universo de criterios para determinar liderazgos en las redes sociales, sean actores sociales, académicos, periodistas y dirigentes cívicos o sociales. Si vamos dos pasos adelante podemos hacernos dos preguntas. Primera, por los criterios realmente empleados para la selección. Segunda, el uso que se dará a la información recabada sobre ciertos usuarios que utilizan las redes sociales. En la misma nota se especifica que “si bien Twitter es más abierto y el monitoreo se puede realizar más fácilmente si tienen oportunidad de hacer una búsqueda sobre videos y espacios en Facebook es importante”. Formuladas estas preguntas  regreso al destino de la información. ¿Se pretende construir una relación de las personas influyentes a criterio de la SG y archivarla para su eventual empleo, o se incorporará a la Red de Información Digital? En cualquiera de los casos los objetivos no quedan suficientemente claros.

No obstante, si relacionamos el hecho con el resto de las actividades de la SG el rompecabezas comienza a completarse. Tal parece que, en lo que se refiere a actividades de comunicación, la dependencia encargada de la política interior pretende centralizar no sólo los asuntos relacionados con información digital. En general, se vislumbra un panorama poco alentador que implica que las estrategias en la materia procedentes de distintas dependencias gubernamentales se canalizarán hacia allá. Y más allá: es claro que Gobernación pretende estar al tanto de todo lo que sucede en el país. De hecho, es como si su titular Miguel Ángel Osorio Chong quisiera devolver a la SG la fuerza que tenía antes de los gobiernos panistas, cuya cauda de titulares contribuyó a su desdibujamiento cada vez más notorios por observadores y analistas del tema.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, construir una base de datos a partir de los liderazgos ejercidos en las redes sociales, es una suerte de espionaje soterrado. Se trata de información que la SG tiene más que confirmada. Eventualmente se encontrará con una que otra sorpresa, como francotiradores que, no necesariamente por iniciativa propia, utilizan Twitter para golpear a los influenciadores que está buscando. También corroborará información previamente recabada a través de otros canales, como la ya señalada previamente a propósito de los profesionales de la comunicación. Pero detrás del escudo de que las redes sociales están abiertas y esto facilitará el trabajo, la SG encubre otra estrategia. Se trata de un refinado espionaje cuyos fines, insisto, no quedan claros a primera vista. Lo que sí queda claro es que los usos que podrían darle a esa información se relacionan con argumentos soterrados sobre la seguridad nacional y la eventual amenaza que representan ciertos “actores sociales”.

Quizá esta reflexión es demasiado prematura. Quizá tendríamos que ver a la Red de Información Digital en funcionamiento. Habrá que darle seguimiento. Sobre todo para ver hasta dónde llega la estrategia de la SG en la puesta en marcha y activación de una estrategia que a todas luces se visualiza como la fórmula idónea para completar los perfiles de personas incómodas desde la perspectiva de la política interior del país. Porque los influenciadores que buscan no son los mismos de siempre, sino otros que llevan a cabo su activismo en las redes sociales. El espionaje legitimado a través de la libertad, abierta total o parcialmente, con la que podemos acceder a los perfiles de Facebook y Twitter o a los canales de YouTube. Definitivamente, un asunto a seguir…

 

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