El Z-40: Tratamiento informativo de un golpe mediático
- Alrededor de la captura del Z-40 hasta ahora se han tejido historias sobre su biografía y su carácter sanguinario.
- Radio y televisión apenas intercalaron los cinco millones de dólares ofrecidos por el gobierno de Estados Unidos a quien proporcionara información fidedigna sobre el recién capturado capo.
Por Claudia Benassini
La información comenzó a circular el lunes 15 de julio hacia las seis de la tarde. Redes sociales y portales informativos de periódicos impresos y digitales dieron cuenta de la captura del Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40. Hacia las nueve de la noche se anunció la conferencia de prensa encabezada por Eduardo Sánchez Hernández, subsecretario de Normatividad y Medios de Segob y vocero del Gabinete de Seguridad del Gobierno de la República. Con siete órdenes de aprehensión de diversos jueces federales, involucrado en cuando menos doce averiguaciones previas, Treviño Morales está además acusado, entre otros delitos, de delincuencia organizada, homicidio, delitos contra la salud, tortura, lavada de dinero y portación de arma de fuego para uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Además, Treviño Morales está señalado como quien ordenó el secuestro y homicidio de 265 migrantes en San Fernando Tamaulipas. Como puede observarse, esta información que recuperaron informativos impresos, digitales, radiofónicos y televisivos omite que a Treviño Morales era mejor conocido como el Z-40. Quizá el vocero Sánchez Hernández dio por hecho que los asistentes sabrían de antemano de quién se trataba. Continúa el boletín oficial:
Ha habido un trabajo de inteligencia y de investigación previo a su detención. La Secretaría de Marina Armada de México lo había localizado y se tenía conocimiento de sus movimientos. Esta persona se desplazaba en caminos de terracería y en caminos de tercer orden entre Coahuila y Tamaulipas. (…) Alrededor de las 03:45 de esta madrugada se observó el tránsito de una camioneta pick-up por uno de estos caminos, a 27 kilómetros al suroeste de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Un helicóptero de la Armada de México interceptó a esta pick-up, hizo una maniobra que llevó a que esta camioneta detuviera su marcha y fueron aprehendidos y (…) aseguradas tres personas que descendieron de esta camioneta por personal de tierra que llegó en apoyo de la Marina, que había hecho la detención a través del helicóptero. No se llevó a cabo ni un solo disparo. A estas personas se les aseguraron dos millones de dólares que traían consigo en esta camioneta, así como ocho armas largas y alrededor de 500 cartuchos útiles de diversos calibres.
Junto con este individuo también se detuvo a otras dos personas. Uno de ellos responde al nombre de Abdón Federico Rodríguez García, de 29 años de edad; y el otro es Ernesto Reyes García, de 38 años de edad
En mayor o menor medida, el tema estuvo presente en los informativos radiofónicos del lunes 15. Pero a falta de información oficial recorrieron a expertos en la materia, quienes destacaron la relevancia de la detención y lo que, desde su perspectiva, serían los siguientes movimientos tácticos de Los Zetas. Entre otras, una escalada de violencia en ciertas zonas del país en las que se ubican integrantes de este cártel. Eso sí, la captura del Z-40 fue el plato fuerte de algunos informativos televisivos, particularmente el de Joaquín López Dóriga. Junto con otros espacios, se mostraron las imágenes fotográficas –la mayoría de archivo- de los tres detenidos. Ya no se recurrió a expertos: la información del vocero de seguridad estaba los suficientemente fresca como para ofrecer a las audiencias los pormenores del asunto. Por cierto, radio y televisión apenas intercalaron los cinco millones de dólares ofrecidos por el gobierno de Estados Unidos a quien proporcionara información fidedigna sobre el recién capturado capo.
El martes 16 de julio la noticia ocupó las primeras planas de los periódicos capitalinos. El boletín de Eduardo Sánchez Hernández se amplió. En su edición en línea, El Universal incluyó las imágenes de primeras planas de periódicos internacionales como El País, Wall Street Journal y The New York Times, entre otros, con la noticia sobre la captura del Z-40. Volviendo a nuestra prensa escrita, varios periódicos publicaron detalles cobre el cártel de Los Zetas, su carácter sanguinario y sus integrantes. Otros ofrecieron a sus lectores una semblanza de Treviño Morales y les recordaron que fue acusado de robar el cadáver de Heriberto Lazcano –el Lazca– su antecesor al mando del cártel. Otros más se concentraron en su ascenso en el crimen organizado: de narcomenudista a líder de uno de los grupos más peligrosos de México. Asimismo, columnistas y articulistas que no habían enviado su colaboración a sus respectivas redacciones también abordaron el tema. Escenarios similares se encontraron en los portales de periódicos digitales que, por sus características, se actualizan constantemente. Cabe anotar que sin embargo.mx incluyó entre su información una nota que da cuenta de la manera en que periódicos como Reforma, EL Universal, Excélsior, La Jornada y La Razón cubren el tema en sus respectivos espacios.
Por su parte, radio y televisión abrieron el tema como si no se hubieran ocupado de él durante la tarde y la noche del lunes 15. De hecho, al inicio la información era similar aunque se fue actualizando vía los reporteros que estaban apostados en las afueras de la Subprocuraduría de Investigaciones Especializadas en Delincuencia Organizada (SEIDO), aunque no hubo novedades destacables. Las imágenes sí eran novedad pues daban cuenta de la manera en que el Z-40 fue presentado ante los medios: sin esposas y chaleco antibalas. Obviamente, parte de los analistas que colaboran en cada uno de estos espacios abordaron el tema. Y, en el transcurso del día los portales de medios impresos, electrónicos y digitales destacaban la felicitación del gobierno por norteamericano por la captura de Treviño Morales. También se actualizaba la información sobre la declaración que el capo y sus secuaces estarían rindiendo el la SEIDO.
Hasta aquí una síntesis apretada del tratamiento de los acontecimientos. Quizá por la cercanía del tiempo y por su relación con Miguel Ángel Treviño Morales, el tema nos remite al presunto asesinato de Heriberto Lazcano, El Lazca, en octubre del año pasado. En ese momento los medios se concentraron en tres puntos. Primero, los hechos y la relación del entonces líder de Los Zetas con al asesinato de José Eduardo Moreira, hijo del ex gobernador de Coahuila y sobrino del actual. Segundo, los hechos y las dudas sobre si el difunto correspondía al capo: un asunto todavía no esclarecido del todo. Tercero, la desaparición de su cuerpo de una funeraria ubicada den Sabinas, cerca de la localidad coahuilense en la que estaría en un partido de beisbol. Y todavía podríamos irnos a diciembre de 2009, cuando Arturo Beltrán Leyva –líder del cártel que lleva sus apellidos- fue asesinado en las cercanías Cuernavaca, durante un enfrentamiento con elementos de la Secretaría de la Marina. En ese momento la información se concentró en dos puntos. Primero, las fotografías de su cuerpo cubierto de billetes, de cuya autoría se deslindó a todas las instituciones del gobierno federal. Segundo, que la información sobre su ubicación fue proporcionada a la Secretaría de Marina por elementos de la Agencia Antidrogas en Estados Unidos (DEA). Y resumiendo, alrededor de la captura del Z-40 hasta ahora se han tejido historias sobre escuetos datos de su biografía y sobre su carácter sanguinario.
Sin duda, hablamos de tres golpes mediáticos con un tratamiento informativo diferente, siempre en función del acontecimiento y de la información adicional sobre el tema. En este contexto, cabe recordar que durante el sexenio de Felipe Calderón –quien se aprestó a felicitar a las fuerzas armadas- la captura de capos del narco ha sido tratada como golpe mediático. Este caso parece recuperar esas características, toda vez que como muletilla la información destaca que se trata de la primera captura del sexenio de Peña Nieto. Es deseable que la cobertura informativa se aboque a los acontecimientos, que ceda a la tentación observada durante la segunda mitad de la década de 1980, en el marco de la captura de Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca. ¿Qué vimos en ese momento? La construcción de modelos a imitar –aunque no fuese su objetivo- pues los mostraban a sus audiencias imágenes del estilo de vida de los capos. Imágenes que los convertían en modelos a imitar. En el caso de El Lazca se llegó al límite, pues no se presentaron imágenes sobre su estilo de vida. Pero de la semblanza biográfica al estilo de vida que, reiteramos, sería deseable que no se incluyera en la cobertura informativa sobre la captura del Z-40.