Nuevas cadenas de Tv
Por José Luis Esquivel Hernández
La televisión sigue siendo la reina de los medios, y en México se espera una mejor oferta de la TV abierta con motivo de la licitación de dos nuevos canales cuya inversión asciende a los 200 millones de dólares solamente para montar la infraestructura, sin incluir el pago por el uso y aprovechamiento del espectro.
El gobierno federal sostiene que la convocatoria para la licitación deberá estar terminada a fines de febrero de 2014 o en marzo, y será a través del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL), el cual deberá quedar listo entre la segunda quincena de agosto de 2013 y la primera de septiembre, de modo que se ha avivado el entusiasmo de los televidentes que esperan una mejor propuesta que las que actualmente dan Televisa y TV Azteca.
Pero no hay que adelantar vísperas porque después nos podemos llevar un buen palmo de narices, como ocurrió en 1993 cuando Imevisión fue ofertada y cayó en manos de Ricardo Salinas Pliego, gracias a un préstamo en dólares que le hizo «el hermano incómo» Raúl Salinas de Gortari.
En dicho año se levantaron grandes expectativas en torno a la naciente TV Azteca porque con una fuerte inversión privada se esperaba fuera contrapeso de Televisa, y lo que finalmente hemos visto es una copia de la misma «televisión basura» que sirve para saciar el apetito de rating de los dueños del capital en tan lucrativo negocio, que, después de todo, es eso: negocio y no platforma de servicio social y mucho menos de educación de las masas.
Así las cosas, lo bueno de Imevisión poco a poco se fue perdiendo y la competencia en la pantalla fue solamente «una pantalla» entre ambas televisoras, porque a la hora de la hora recurren a las mismas argucias abusivas en la defensa de sus intereses y se solidarizan ante los enjuiciamientos de la sociedad o frente a los cambios propuestos desde la esfera oficial si los propietarios sienten alguna amenaza contra sus finanzas. Ya tienen hasta su «telebancada» en el Congreso.
Su meta es el dinero dentro de la sociedad de mercado en que operan y fincan su operación en el marco de las libertades de una democracia como la nuestra en que las mayorías supuestamente mandan y determinan qué programa ven y qué programa desprecian, lo que hace invertir o no invertir a las grandes agencias publiciatarias y sus marcas comerciales que son las que dan vida a estas empresas televisivas.
Así es que no hay que echar las campanas al vuelo soñando despiertos en que las dos nuevas cadenas de la TV abierta en México serán unas hermanas de la caridad como para llegar a hacer programas sin un fin de lucro o pensando en la superación intelectual de sus receptores aun a costa de su pérdida de audiencias.
No. Lo más seguro es que veamos otras imitaciones de Laura Bozzo, Cristina Saralégui. Rocío Sánchez Azuara y varias etcéteras, así como muchas telenovelas que, «si no prenden» al público, se mandarán con escenas «calientes» y besos al por mayor de los protagonistas. O saturarán sus tiempos con abundancia de deportes, especialmente el futbol soccer, y con anuncios tras anuncios bien costosos sin ningún respeto al auditorio engañado con un determinado tiempo de contenido para ofrecer a dicho auditorio como mercancía en charola de plata a los publicistas.
Más nos vamos a tardar en esperar las dos nuevas cadenas de TV que en desilusionarnos de su opción para mejorar, porque el fin de los inversionistas está en aumentar su capital a costa del embobamiento de las mayorías y su impacto en el rating. Ni modo. Qué le vamos a hacer…