De los derechos humanos a los derechos universales

Implicaciones en un mundo interconectado

De los derechos humanos a los derechos universales - Foto: Juan Pablo Zamora / Cuartoscuro

Por Carmen Gómez Mont

¿Hasta donde las ciencias sociales y humanas son capaces de proporcionarnos las herramientas conceptuales y metodológicas necesarias para comprender los principales fenómenos que acontecen en el siglo XXI dentro del ámbito de la apropiación de las tecnologías de información y comunicación?

Para nadie debe quedar ajeno que la explosión digital conlleva una doble vertiente: lo mejor y lo peor para la humanidad (S. Nora y A. Minc,1976).  Es desde esta perspectiva que pretendemos abordar la interrelación de dos principios que nos parecen fundamentales: los derechos humanos y los derechos universales teniendo como eje el pensamiento de Alain Touraine (2015). Este autor nos habla de un nuevo concepto, la subjetivación que se refiere a la capacidad que debe tener todo ser humano para ser consciente de sí mismo, reconocerse a sí mismo para actuar, en consecuencia, en grupos y sociedades diversas. La consciencia adquirida resulta aquí fundamental pues de ella dependerá la calidad de su mirada y de sus acciones.

Solo de esta manera es posible pensar en una evolución humana y por lo tanto planetaria. Touraine establece una clara diferenciación entre los derechos humanos y los derechos universales. Mientras los primeros se refieren a acciones o prácticas concretas (derecho a la vida, a la integridad, a la libertad de expresión,…) los derechos universales son mucho más amplios y parten de cuatro factores: hombre, libertad, igualdad y dignidad. A este último derecho Touraine le atribuye un valor especial al concebirlo como el eje  estructural de todo pensamiento y de toda acción. Rehacerse, reconstituirse y reconocerse en función de la dignidad (que ha sido destruida en siglos pasados y lo sigue siendo hasta el presente). Hay que observar y constatar, por ejemplo, que esta lucha por recuperar la dignidad es un eje transversal a los movimientos sociales que han hecho explosión desde el siglo XX hasta el día de hoy.

La arena digital no podría pensarse de manera aislada a los derechos universales; está pues inserta dentro del tejido social. Son múltiples los actores sociales que desde diversos ámbitos apelan a la ética como una disciplina y práctica urgente en las sociedades del conocimiento. Si bien hemos visto avanzar de manera sorprendente a las TIC, no sucede los mismo con la filosofía y la ética. Sólo ellas podrían darnos las pautas para pensar y operar en la arena donde se implantan las TIC desde una perspectiva humana y universalista. Este derecho a la vida nos lleva a ampliar nuestro ángulo de visión donde no solo cuenta el hombre, sino también animales, plantas y minerales. Su explotación indiscriminada por el hombre se evidencia hoy. La factura a pagar es y será enorme.

Cuando se habla de la revolución informativa es indispensable reconocer que no se trata de ninguna real revolución ni de ninguna nueva era. Mientras el modelo económico no sufra una transformación radical en su manera de operar no podemos hablar sino en términos de mutaciones. Así por ejemplo, Microsoft no es muy diferente de General Motors, Apple de Mercedes Benz, Facebook de Volkswagen o Twitter de Renault. Se trata, entonces, de un mismo modelo económico cimentado en la ganancia y en el consumo masivo de productos y servicios hoy altamente seductores bajo la denominación digital.

Cuando se habla de la correlación hombre-tecnología digital se requiere de un proceso de pensamiento complejo que permita enlazar una serie de fenómenos que no son evidentes a simple vista. Ante las prácticas desarrolladas en internet se encuentran los siguientes elementos: participación y adicción, democracia y censura y autocensura, optimismo y pesimismo por no mencionar sino unos cuantos. Las redes sociales mismas, encierran en su lógica los principios de dos terrenos aparentemente irreconciliables: grandes empresas globales y redes sociales locales y  horizontales que operan supuestamente sin costo (¿?) en Internet. Dos vectores se entrecruzan así: horizontal y vertical, controlado y libre. Con justa razón Bernard Miège (2015)  señala que hace falta atender  a un sistema complejo de interrelaciones que atienda a los modos de acción de la comunicación.

Retornando las tesis de Touraine, la dignidad pensada desde las prácticas digitales es sin duda el motor que da vida y sostén a los convulsionados movimientos sociales actuales. Se trata de hombres y mujeres, de niños y ancianos, de grupos étnicos y pueblos originarios, de religiones y creencias diversas. De ahí la importancia de lograr formar una consciencia que apele a esta subjetivación para que realmente pueda darse una nueva manera de actuar y experimentar, lograr un cambio de percepción de nuestras prácticas.

Vemos así que no se trata de revoluciones sino de mutaciones, ni de rupturas sino de continuidades, de un tejido técnico, simbólico y social en busca de significaciones diversas.

Conferencia magistral presentada durante la Lección Inaugural de la Maestría en Comunicación Digital, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia

Referencias

Touraine, A. (2015) Nous, sujets humains.  Paris. Seuil

Miège, B. (1 de junio de 2015). Los avances en información-comunicación deben acompañarse de la libertad de expresión. Conferencia magistral presentada en la FCPYS de la UNAM con motivo del homenaje al autor.

Nora, S. y Minc, A. (1981). La informatización de la sociedad. México, D.F. FCE.

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