Algo hicimos mal
Juego de Ojos
Miguel Ángel Sánchez de Armas
Mi querido amigo Pepe Prats me refiere a la intervención que tuvo Oscar Arias el 18 de abril en la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago. Dice Pepe: “Mientras los medios de comunicación mundial llenaron sus primeras páginas con la foto Obama – Chávez, discursos tan extraordinarios como éste pasaron bajo la mesa”.
Oscar Arias fue Premio Nobel de la Paz en 1987, un año después de ser elegido Presidente de Costa Rica. Ha tenido una distinguida carrera académica –es doctor en ciencias políticas por la Universidad de Essex– y una no menos notable vida política. Ha recibido aproximadamente 50 doctorados honorarios y numerosos reconocimientos internacionales. He aquí su discurso. Juzgue el lector sus ideas:
“Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.
“No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres.
“Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad.
“También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.
“Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –-en cuestión de 35 ó 40 años–- es un país con $40,000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos (esta cifra y las siguientes son en dólares norteamericanos: SdeA).
“¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países sólo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.
“Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.
“En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.
“En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100,000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –-en un planeta que tiene 2,500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día–- y que gaste 13 veces más ($1’300,000,000,000) en armas y soldados.
“Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50,000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.
“Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor: capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo…?), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo. Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones”. Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que “la verdad es que enriquecerse es glorioso”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.
“La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años. Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso sólo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer. Muchas gracias”.
Molcajeteando…
A propósito de campañas desestabilizadoras, circulan en la red panfletos en donde con hábiles sofismas se sostiene que la epidemia de gripe porcina es producto de una conspiración instrumentada por el “gobierno en la sombra”, ciertas transnacionales, el establishment militar y el reducido conciliábulo de poderosos que controla a los seis mil 900 millones de seres humanos que sobrepoblamos el planeta. Los libelos aportan datos en apariencia “ciertos” (incluso con ligas a fuentes de información) y los tuercen con “argumentos” como el que sigue –-que no resiste un mínimo análisis inteligente–-, para incitar a la población a no aceptar las vacunas y los medicamentos prescritos: “El simple hecho de crear un miedo social amplio, puede provocar que personas contagiadas por una cepa normal de la gripe, puedan llegar a un estado de bajada inmunológica, que les lleve a la muerte, como así ocurrió con muchas de las muertes de asiáticos atribuidas a la gripe aviar. Pues muchos son los estudios que demuestran cómo emociones como el miedo y la culpa pueden afectar al sistema inmune, y muchas veces están detrás del Sida, por mucho que algunos aun nos quieran vender la mentira del VIH” (sic).
En México periódicamente hemos sido inundados con rumores que lamentablemente encuentran eco en sectores de la población por una parte poco informados y por la otra predispuestos a desconfiar de autoridades que se han ganado a pulso la incredulidad popular. Así ocurrió en el pasado con los libros de texto, con campañas de vacunación y con fantasías como la del “chupacabras”.
Si recibe uno de estos panfletos no lo reenvíe; no sea cómplice de rumores malignos. Como dice mi querida amiga Laura Ramírez, la reconocida doctora que actualmente presta sus servicios en una organización sanitaria panamericana: “Esto es real… no sé si las farmacéuticas, las Granjas Carroll… nuestros omnipresentes políticos… Obama… el narco o la madre del cordero estén detrás y, francamente, es lo que menos me importa en estos momentos”: hay que tomar precauciones, todavía no se puede bajar la guardia.
Así que oídos sordos a los criminales llamados a rechazar medicamentos y medidas preventivas. Siga las indicaciones de la autoridad. Cuídese y cuide a su familia.
Profesor – investigador del departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP, Puebla.
Presidente honorario de la Fundación Manuel Buendía.
Correo electrónico: sanchezdearmas@gmail.com
El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:
Sánchez de Armas, Miguel Ángel, 2009: «Algo hicimos mal»,
en Revista Mexicana de Comunicación en línea, Núm. 115, México, abril. Fecha de consulta: 29 de abril de 2009.