Como te ven te votan
La política en tacones
Pilar Ramírez
Algunos estudiosos de la comunicación política aseguran que si Abraham Lincoln participara en una contienda electoral contemporánea no la ganaría, porque su imagen no resultaría atractiva para conseguir votos. Muchas de las elecciones actuales en los llamados sistemas democráticos tienen como signo el desplazamiento de las plataformas partidistas y las propuestas de los candidatos por los mensajes que construyen los asesores de comunicación para un mundo político dominado por las imágenes. En México, pagamos seis años de ocurrencias rancheras por el impacto mediático de una imagen de bravura aderezada de un lenguaje folclórico que igualaba los retos de la gestión gubernamental con tepocatas y víboras prietas.
La campaña electoral en Estados Unidos no se ha sustraído de esta tendencia, quizá atemperada e incluso sobrepasada por la crisis económica que está definiendo la inclinación del voto. Como corroboración de la importancia creciente de la construcción de imágenes para ganar votos, baste recordar que en 1996, Bob Dole, el candidato republicano contrincante del entonces presidente Bill Clinton, no logró superar el carisma de éste a pesar de que había diseñado un eficiente discurso político electoral que no descansaba, como suele suceder en las campañas presidenciales estadounidenses, en el tema de los impuestos, sino en diversas aristas de la política social como la educación y la seguridad. Dole no logró remontar la desventaja a pesar del revés que tuvo la campaña de Clinton cuando trascendió a la prensa información sobre donativos de origen dudoso.
En cambio, cuatro años después, cuando Clinton había logrado para Estados Unidos un cierto clima de paz, sin terrorismo a la vista, estabilidad económica y superávit en el presupuesto, no fue suficiente para retener en el lado demócrata la presidencia. Quizá los votantes no olvidaron el affaire Lewinsky, que ocupó mucho más espacio en los medios que los logros de la administración Clinton.
Para las próximas elecciones de noviembre, John McCain tiene varias desventajas frente a su oponente Barack Obama. El inconveniente de los resultados generales de la administración Bush, con el remate de la crisis económica, se antoja el reto más difícil de vencer. En otros planos, especialmente el de la imagen política, McCain decidió enfrentarlos con una carta que le ha resultado adecuada: la elección de Sarah Palin como compañera de fórmula.
John McCain es conocido como “maverick” por su libertad de criterio frente a sus correligionarios, sin embargo elige a Sarah Palin como compañera, una mujer ultraconservadora que envía un mensaje tranquilizador al ala más tradicional de los votantes republicanos; colocar a una mujer como candidata vicepresidencial intenta equilibrar el entusiasmo que provocó la elección demócrata de un afroamericano; la juventud de Palin pretende ser contrapeso de la avanzada edad de McCain, aunque este mismo intento se convierte –para muchos- en un foco rojo ante la eventual ausencia del senador; el atractivo físico de la gobernadora de Alaska intenta neutralizar el carisma de Obama y los muchos espacios que ha ganado su esposa Michelle. Algunos analistas aseguran que una parte importante de los votos republicanos serán llevados a las urnas por Palin, no por su experiencia o sus propuestas sino por el manejo de medios que su equipo de campaña está realizando, aunque la mayoría de esos mismos analistas confía en que no será suficiente para aventajar al candidato demócrata.
Hace pocos días Sarah Palin se presentó en el programa Saturday Night Live, cuyos productores, actores y espectadores son conocidos por su apoyo al partido demócrata y en el cual la actriz y guionista Tina Fey personifica a menudo a Palin para mofarse de ella. Algo similar a la “Martita Según” que hacía Raquel Pankowsky. Palin se presentó y pidió hacer la tradicional presentación del programa después del primer sketch, un golpe mediático que reconoció incluso el staff del popular programa que la mantuvo como invitada a lo largo de la emisión y que pone a la contendiente en los medios por, aparentemente, desafiar un ambiente que le es hostil.
A medida que se acerca la fecha de la elección, las campañas se intensifican y se trabaja más en la imagen que en la articulación de un discurso. McCain, con todo y su libertad de criterio ha sido permisivo con los seguidores que se han presentado a sus concentraciones con los “dressed monkeys” en una alusión racista despectiva hacia Obama. Palin afirmó que lo único que distingue a una madre fanática del jockey, como ella, y un perro bravo es el lápiz labial. En otro contexto, Obama aseveró “usted puede ponerle lápiz labial a un cerdo y todavía es un cerdo”, equivalente a nuestro adagio popular de que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda” en referencia a la inexperiencia de Palin. El equipo republicano lo acusó de inmediato de sexista y sus seguidoras han organizado manifestaciones con bocas enormes delineadas con lápiz labial. Y así, los equipos consumen días de campaña con efectos mediáticos, convencidos de que “como te ven te votan”.
Periodista y colaboradora de la RMC
El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:
Ramírez, Pilar, «Como te ven te votan», en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
Num. 113, México, octubre. Disponible en: Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/p21.htm
Fecha de consulta: 24 de octubre de 2008.