LEER
Columnas
Convencer de leer cuesta, un poco o un mucho, pero cuesta. Ya sería tiempo de restarle algo a la enorme inversión que se hace en las campañas políticas y aplicar esos recursos en programas más imaginativos, quizá menos ortodoxos, pero más eficaces para obtener buenos resultados en la lectura y la escritura. Todos saldríamos ganando.