Perros en papel periódico
- La población «canina» un serio problema en Latinoamérica.
- La etapa industrial del periodismo y el nuevo tratamiento de la información.
El perro es el único animal que posee
un sentido histórico del tiempo,
pero jamás podrá ser un agente histórico.
Sufre la historia, pero jamás podría reproducirla.
John Berger
Por Salvador Ávila
Publicado originalmente en RMC 74
En septiembre de 1997, el reconocido caricaturista mexicano Eduardo del Río, Rius, escribió, a propósito de un viaje realizado a la capital chilena, lo siguiente:
Lo que me ha impresionado de Santiago es su tristeza, no sólo por sus edificios grises o porque sea invierno, sino por la expresión de la gente. Veo en sus caras una gran tristeza y un gran desencanto, como si aún no hubiera lugar para el optimismo. Y me ha impresionado terriblemente que no hay perros, y un mexicano no puede concebir una ciudad sin perros. (1)
Desde que existe la prensa en nuestro país, (2) los canes han ocupado un lugar, a veces privilegiado, en sus páginas. Al representar un problema de índole sanitario, económico y hasta político, los periódicos del siglo XIX, tanto los de vida efímera como los de largo aliento, no los ignoraron. A través de ellos se divulgaban los más extraños remedios contra la hidrofobia (3) o se trataba de informar a los lectores –que por cierto eran una minoría, pues en el medio social del siglo XIX sólo uno de cada diez mexicanos sabía leer y escribir– sobre los inconvenientes de que los perros vagaran por las calles. La Ley de contribuciones sobre canales, casillas de pulque, venta de licores, carruajes, caballos y perros, expedida por Santa Anna el 3 de octubre de 1853, que obligaba a todos los habitantes de la ciudad de México que tuvieran perros a pagar un peso mensual por cada uno de esos animales, se difundió durante varios días por los periódicos de mayor circulación de la ciudad.
El francés Ernesto Masson, quien llegó a la capital de la recién estrenada República en 1824 y murió en Tacubaya en 1869, fue uno de los primeros en salir en defensa de la raza canina. Masson fue un polemizador infatigable e hizo de la prensa escrita su mejor vehículo de expresión. Desde 1860 y hasta su muerte, escribió en El Monitor Republicano pequeñas glosas rubricadas bajo el seudónimo de “El francés de los perros”. En ellas se oponía a la crueldad contra estos animales y destacaba al mismo tiempo las expresiones de inteligencia de los perros sin dueño. Antes que él, en 1850, Francisco Zarco, liberal entre los liberales, publicó en el Presente Amistoso “El perro del ciego”, un breve y conmovedor relato que termina con esta exclamación:
¡Un perro! ¡Ah!, y si tenéis un perro, un perro nada más, bendecid al que lo dotó de un instinto que lo hace amparaos y protegeros. (4)
En diversos periódicos decimonónicos como El Monitor Republicano, El Correo de México, La Hespería, El Ferrocarril, La Iberia, La Patria de México y El Siglo XIX, se localiza un número significativo de referencias sobre el tema de los perros en la Ciudad de México. Algunos son artículos polémicos que reflejan la discusión entablada entre un sector de la prensa y el Ayuntamiento de la capital respecto a la ineficacia del cabildo para resolver el problema de la sobrepoblación canina. De todos esos periódicos, El Monitor Republicano se distinguió por ser el más perseverante. Entre enero y junio de 1876 alimentó la controversia con notas como las siguientes.
INCREÍBLE. Nos parece el descuido que se tiene en recoger a los perros que mueren víctimas de los nuevos Borgia: después de ser amontonados en las esquinas se abandonan en ellas, y el sol que violenta la putrefacción hace que despidan una fetidez insoportable, y esto no disminuye el tifus. (5)
O bien:
Varios vecinos del Barrio de Belén se han acercado a esta redacción, quejándose de que en la tarde uno de los empleados de aquella garita, se estuvo divirtiendo bañando a un perro en la fuente de que se sirven dichos vecinos. La policía debe estar lista, a fin de reprimir estos abusos. (6)
El nuevo siglo trajo consigo cambios notables en los medios impresos. Con la fundación de El Universal, la prensa entró de lleno en su etapa industrial, para dejar atrás su inclinación predominantemente ideológica y partidista y adquirir un carácter más comercial. El Universal fue fundado el primero de octubre de 1916 por Félix F. Palavicini, periodista, maestro, ideólogo de la posrevolución y consejero de Venustiano Carranza. Desde 1922, esta empresa editorial comenzó a publicar El Universal Gráfico, edición vespertina, con lo que el fotoperiodismo dio un paso decisivo.
El mismo año que comenzó a publicarse El Universal Gráfico, apareció entre sus páginas una crónica ilustrada de la crueldad con que se mataba a los perros callejeros en algunas demarcaciones de policía de la capital, logrando llamar la atención de la opinión pública. Incluso hubo un médico sensible y ofendido por tal crueldad, que propuso formar una asociación protectora de animales. De haberse llevado a cabo, dicha sociedad hubiera sido la primera de su género en México.
En los últimos años en diarios de diferente factura, noticias e imágenes aportan ángulos interesantes sobre la conducta de los perros y la relación de los humanos con esos animales.
Por las notas de esos rotativos se conoce que en Guatemala, país de 11 millones de habitantes, viven casi 80 millones de perros callejeros. El gobierno cubano mantiene la prohibición de importar comida para perros. Una ley del Congreso de Buenos Aires obliga a los dueños de perros y gatos a colocarles un chip de identidad. Un taxista de la Ciudad de México perdió la vida al tratar de sacar a un cachorrito de una alcantarilla. Un perro salvó a dos menores de morir quemados. Perros enceguecidos por permanecer extraviados en los obscuros túneles del Metro por varias semanas y varios que diariamente son arrollados por los convoyes en las vías. Cuatro alpinistas italianos murieron por rescatar a un perro. En Bombay un famoso perro experto en antiexplosivos, salvador de miles de vidas, fue sepultado con honores militares.
Historias sobre perros surgen todos los días y en todas partes. El 28 de diciembre del 2000, Brett de la Mare, un australiano de 36 años, descendió en un paracaídas motorizado en el antejardín del Palacio de Buckingham de Gran Bretaña, desesperado por lograr que una editorial le publicara un libro: Canine Dawn (Amanecer canino), una aventura de acción ambientada en el interior de Australia. Antes de la odisea, realizada para llamar la atención de alguna casa editora, de la Mare había dejado este mensaje en su sitio de Internet:
- Hermano, déjame que te cuente, hasta ahora ha sido infernal, pero hasta que lo publiquen, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa.
Interesantes o no, estas pequeñas historias, de las cuales da cuenta la prensa, contribuyen a descubrir las numerosas vidas que pueden llevar los perros, a los que los seres humanos –animales bípedos sin plumas, como describió Platón– les deben mucho más que un buen trato.
Notas
1) Revista Proceso, núm. 1088, 7 de septiembre de 1997, p. 54. Entre los innumerables libros escritos por Rius se encuentra uno dedicado a esos animales: El amigo de los perros.
2) La Gaceta de México, cuyo primer número fue editado en enero de 1722 por Juan Ignacio María Castorena, constituye el antecedente más antiguo en México del ejercicio periodístico y de la prensa escrita. Sin embargo, se considera al Diario de México de Jacobo de Villaurrutia y Carlos María de Bustamante como el primer cotidiano de nuestro país. Su número inicial apareció el primero de octubre de 1805 en la Ciudad de México. Este periódico se publicó por espacio de casi doce años, con breves interrupciones.
3) No hay que olvidar que la vacuna contra esta enfermedad la descubrió Luis Pasteur hasta 1885. El médico Eduardo Liceaga fue el primero en practicar una inoculación en México. El 23 de abril de 1888 se presentó en el laboratorio del Consejo Superior de Salubridad el niño Isidro Delgadillo, de 12 años de edad, quien tres días antes había sido mordido por un perro con rabia en Texcoco. El 28 de abril de ese mismo año, el doctor José de la Luz Gómez trató con buen éxito a otro niño mordido por un perro rabioso. Desde esa última fecha al 31 de mayo de 1891, se trataron 407 casos en México, de los cuales sólo pudieron comprobarse 43. El 31 de mayo de 1900, el presidente Porfirio Díaz aprobó el Reglamento del Instituto Antirrábico, en el cual se establecía el tratamiento preventivo con inyecciones preparadas con los métodos de Pasteur.
4) Tomado de Francisco Zarco. Obras completas, Centro de Investigación Científica Jorge L. Tamayo A. C., México, 1989, pp. 91-92, tomo XVII.
5) El Monitor Republicano, año XXVI, núm. 25, México, sábado 29 de enero de 1876, p. 3.
6) Ibid., núm. 149, miércoles 21 de junio de 1876, p. 4.