Archivos digitales

De las potencias mundiales

Las bibliotecas más importantes del mundo desarrollado convierten desde hace algunos años sus acervos bibliográficos, sonoros e icónicos en un verdadero resguardo del saber.

Se trata de impulsar una preocupación común: preservar la memoria de las culturas que conforman el mundo en un formato digital y al mismo tiempo disponer de una estructura informativa que permita a las generaciones futuras tener acceso al saber universal.

Carmen Gómez Mont

Desde esa mirada podemos analizar y evaluar algunas iniciativas de alcance mundial que han marcado una pauta en la recuperación de tales materiales.

¿Esta carrera por digitalizar miles de millones de contenidos y llevarlos al formato de archivos en línea a fin de ponerlos a disposición de la humanidad es puro altruismo? Sí y no, porque es verdad que ahora gracias a ciertas iniciativas los rincones más apartados del mundo cuentan con recursos informativos a su disposición si disponen de una computadora enlazada a internet.

Ahora informarse está a la mano de gran parte de los habitantes del planeta (pero aún no de todos). Por otro lado, para que realmente todo ese bagaje pueda convertirse en datos útiles capaces de llevarnos a transformar la realidad, requiere de contextos más complejos para su aplicación, los cuales no vienen incluidos en dichos acervos bibliográficos. Para incorporarlos se requieren sistemas educativos suficientemente desarrollados que partan de las necesidades reales del estudiante.

Ciertas iniciativas como Google han iniciado una batalla importante en ese sentido. Quieren ser los primeros y ello los ha llevado a colocar en internet cerca de 15 millones de libros que han obtenido de las bibliotecas anglosajonas a través de dos iniciativas: www. print.google y www.scholar.google.

En el primer caso, Google señala que tiene como tarea organizar la información del mundo (sic) al ayudar al usuario a localizar el libro o texto que busca: dependiendo de los derechos de autor puede tener acceso a algunas páginas o indicarle dónde los puede comprar. Este proyecto pretende digitalizar 4.5 mil millones de páginas en inglés en la Web.

El segundo proyecto, Schoolar, permite al usario localizar artículos, ponencias, revistas, tesis, etcétera. A diferencia del primero, esta versión ayuda a jerarquizar obras, resaltar algunas citas relacionadas con la búsqueda, dar mayores referencias académicas sobre el tema rastreado, entre otras posibilidades. Su alcance es universal, pero la lógica con que organiza la información y la difunde responde a una visión anglosajona.

Gallica (http://gallica.bnf.fr) es otra de las iniciativas en la red de redes emprendida por la Biblioteca Nacional de Francia, que ha decidido subir al ciberespacio lo mejor de la literatura francesa sin costo alguno. Tal labor se emprendió desde hace 13 años y su principal propósito es llevar la cultura francesa a internet. Hasta ahora ha logrado colocar 80 mil textos y 70 mil imágenes en formatos digitales, además de ofrecer la prensa francesa del siglo XIX. Los franceses no quieren seguir el mismo algoritmo que utiliza Google para clasificar su material, sino hacerlo a partir de la visión de sus expertos.

La biblioteca Cervantes (www. cervantesvirtual.es) es una iniciativa española (actualmente la preside Mario Vargas Llosa) que lleva a la gran red los documentos más importantes de la cultura hispanoamericana. Esa biblioteca ha llegado a tener ocho millones de consultas en un mes, lo cual es un dato digno de consideración. La mayoría de éstas provienen de España, en segundo lugar se encuentra Estados Unidos y en tercer lugar figuran varios países latinoamericanos, entre ellos México. Actualmente cuenta con 14 mil obras en distintos formatos, texto digital, ediciones facsímilares o multimedia, imágenes, vídeos y archivos de voz.

La Librería del Congreso (http://www.loc.gov) pertenece a Estados Unidos y forma el acervo de libros más grande del mundo. Esta colección incluye más de 29 millones de libros y otros materiales impresos, 2.7 millones de grabaciones sonoras, 12 millones de fotografías, 4.8 millones de mapas y 58 millones de manuscritos.

Una de las preocupaciones fundamentales de dichos proyectos parte de la gran cantidad de documentos que son producidos día a día en los diferentes países del mundo. Los medios electrónicos tienen como misión recuperarlos y organizarlos para que puedan subirse en línea y ser consultados por la mayoría de los habitantes del planeta que hasta ahora tienen acceso a la Red.

La participación de esas potencias en la generación de archivos digitales nos lleva a ver la importancia de contar con iniciativas de tal envergadura, pues a partir de ellas se puede impulsar el conocimiento de cada país y de cada región.

No hay duda de que proyectos como los que acabamos de revisar son notables por el esfuerzo que realizan. Sin embargo hace falta aún que cada país latinoamericano emprenda la digitalización de sus archivos impresos, sonoros y audiovisuales y los ponga a disposición del público usuario en Internet.

Como lo señala el portal francés, esa clasificación deberá ir de acuerdo con la visión de expertos latinoamericanos en la jerarquización y organización de temas. Sólo a partir de tales aportaciones estaremos hablando de la existencia de una diversidad cultural en el ciberespacio.

Investigadora. Correo electrónico: cegomo_8hotmail.com

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