Biblioteca digital europea

Mariano Cebrián Herreros

Las  bibliotecas  tradicionales  constituyen  una  reserva vital  e  intelectual  de  la  humanidad.  La  historia  está marcada  por  las  grandes  transformaciones  de  los soportes  en  los  que  se  ha  ido  depositando  el  saber.  Las  tabletas  de  arcilla,  los  papiros,  los  pergaminos,  el papel  y  recientemente  el  soporte  digital  son innovaciones  tecnológicas  para  preservar  y  distribuir la  cultura,  pero  no  importa  tanto  el  soporte  sino  el contenido.  De  hecho,  a  medida  que  evolucionan  las tecnologías  se  va  pasando  el  mismo  contenido  de  unos   a  otros  soportes  que,  a  su  vez,  se  unen  a  los que  cada  uno  genera  como  algo  específico.  En  unos casos  hay  sustituciones  y,  en  otros,  acumulaciones,  pero  todos  despiertan  admiración  e  interés  para  ser  conservados.

Hoy día adquiere relieve el soporte digital en sus múltiples variantes dentro de las cuales sobresalen las nuevas aportaciones y orientaciones de la Internet. Las bibliotecas tradicionales tratan de digitalizar sus contenidos para ponerlos a disposición de los lectores a través de la red. No se pierde con ello el soporte original, sino que éste adquiere un valor inusitado a medida que transcurre el tiempo. Podemos acceder a los textos digitalizados de algunos pergaminos, pero éstos, como tales y por su originalidad, no pierden su valor histórico, sino que lo incrementan. Se concilia de este modo el valor de lo antiguo con su aportación a la actualidad.

Los gobiernos apoyan planes de bibliotecas virtuales que lleven a la Internet los contenidos de las tradicionales de papel. Los promotores de buscadores y portales plantean también sus proyectos de poner al alcance de los internautas los libros de diversas especialidades. Nacen las librerías virtuales como amazon.com y otras como centros de ventas y de intercambios de libros. Las bibliotecas digitales no buscan la venta, sino por el contrario: promueven las prestaciones y servicios para aumentar la lectura. Las librerías digitales son creadas por empresas privadas como negocio, mientras que las bibliotecas digitales son impulsadas generalmente por organismos públicos que en lugar de obtener un lucro aspiran a poner gratuitamente a disposición de todos los interesados las obras de los grandes maestros del pensamiento y de la literatura.

Ahora es la Unión Europea la que prepara la que será la gran Biblioteca Digital Europea. El proyecto contempla la puesta en la red de más de dos millones de libros y de documentos para 2008 y más de seis millones para 2010. No es un proyecto cerrado sino que quedará abierto para incluir muchos más. Lo importante es el empuje para su nacimiento y posteriormente el impulso para un desarrollo creciente.

El objetivo es albergar el patrimonio cultural escrito de Europa para ponerlo a disposición de los europeos. Es también una promoción de la aportación de ese continente a todos los interesados del mundo por su cultura. Una vez subida la biblioteca digital a la red queda abierta permanentemente a quienes posean los recursos necesarios para acceder. A diferencia de lo que sucede con otras modalidades de patrimonios culturales, como las arquitectónicas o las escultóricas, se pasa de un patrimonio nacional o de la Unión Europea a un patrimonio mundial de acceso desde cualquier país y situación personal.

La biblioteca acogerá los libros antiguos y recientes. Se reforzará la digitalización de los libros exentos de derechos de autor. Y para aquellos libros que están salvaguardados por tales derechos, según las normas de cada país, la Comisión Europea, como apoyo a la idea, flexibilizará la legislación de propiedad intelectual y fomentará la creación de una red de conexiones entre los centros digitalizados para que trabajen en común y ofrezcan a todos los demás sus dotaciones.

Lo importante, además de la conservación de lo que cada biblioteca contenga, será la contribución al conjunto del proyecto para que independientemente del lugar en donde se encuentre físicamente cada una, todos los contenidos estén congregados digitalmente en la Internet para agilizar el acceso.

Este proyecto no es la negación de las bibliotecas virtuales que los países miembros quieran crear. Es más bien una incitación a que cada país recoja al máximo su bagaje de libros, los digitalice y los coloque en la red. Es una acción complementaria. El trabajo de cada país ampliará la acción de la Unión Europea. En España, por ejemplo, el Instituto Cervantes promueve una biblioteca virtual de libros en español, lo mismo que viene realizando desde hace tiempo, aunque con enfoques y objetivos diferentes, la Universidad de Alicante con su Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. La Biblioteca Digital Europea incorporará en sus enlaces éstas y otras aportaciones.

Estamos ante otra réplica de la Unión Europea a la acción de empresas de Estados Unidos como la de Google que trata de digitalizar más de 15 millones de libros para subirlos a la Internet. Tales libros pertenecen a cuatro bibliotecas de Estados Unidos y una británica, es decir, el proyecto se restringe a la cultura anglosajona. La Unión Europea, por el contrario, lucha por la defensa de la diversidad de lenguas y culturas, y no quiere que todo quede subyugado por un idioma como el inglés. Además de incorporar cada libro en su idioma original, apoyará el acceso multilingüe. Se basará en la experiencia actual de la Biblioteca Europea (http://www.theeuopeanlibrary.org), pero transformando su planteamiento exclusivamente en inglés a los idiomas de los países miembros. Europa está formada por la congregación de diferentes culturas de larga historia y compleja urdidumbre y no quiere renunciar a esta riqueza, ni los países miembros tampoco lo permitirían.

El campo de contenidos no sólo se centra en la literatura: abarcará todos los ámbitos del conocimiento y actividades del ser humano. Es un servicio para todos y, por tanto, desea dar respuesta a las múltiples necesidades y curiosidades de los ciudadanos.

La aportación de Internet es facilitar la búsqueda por diversas entradas, agilizar la interactividad con los centros de la red y los contenidos y, sobre todo, multiplicar los enlaces con archivos y museos europeos. Es una concepción integral de la cultura en la que, además de la escrita, se pretende incorporar la visual y la de otras modalidades expresivas. Al final será el centro de referencia de la cultura europea, aunque para no convertirse en un monstruo inaccesible se requerirá la máxima claridad y facilidad en los accesos por cualquiera de las entradas que presumiblemente exijan efectuar los usuarios. La biblioteca no ansía quedarse en una conservación de telarañas, sino constituirse en una dinamización de usos del patrimonio tradicional y provocar, además, la vinculación con la creatividad y el pensamiento actuales. Pretende ser una biblioteca de la antigüedad europea, pero también de la actualidad, es decir, de la cultura viva del momento, aunque para ello tenga que resolver cualquier problema de derechos de autor que se presente.

Será una biblioteca digital viva, que fomente el uso de sus contenidos. La digitalización permite que los usuarios de Internet puedan entrar en ella y acceder a cualquiera de sus contenidos, así como la posibilidad de obtener copias en papel o en cualquier soporte digital. De esa manera, cada interesado podrá componer su biblioteca digital particular o vincular las direcciones concretas de las obras a sus favoritos, aunque si realmente las prestaciones funcionan bien desaconsejarán la creación de tales bibliotecas, ya que cada internauta podrá acudir a la obra del mismo modo que si la tuviera en un soporte personal.

Un paso mayor en el desarrollo de esta vitalidad se logrará con la promoción de bajada de los libros de Internet a las agendas personales (PDA) y a las blackberry para que pueda ejercitarse la lectura en cualquier momento y lugar, sin necesidad de mantener la conexión permanente a Internet. No obstante, a diferencia del libro escrito en papel, hay que realizar la lectura en una pantalla digital, algo que no soportan las generaciones adultas.

Esta biblioteca digital tendrá un costo elevado; se calcula que de entrada habrá que reunir entre 200 y 250 millones de euros para la digitalización. Cada país miembro deberá entregar una cantidad monetaria al proyecto común. A su vez, la Unión Europea, como organismo, contribuirá con una partida presupuestaria para cofinanciarlo. De este modo, se implica a los gobiernos nacionales y se asume mayor responsabilidad por parte del gobierno de la Unión. No prima, pues, ningún interés lucrativo; se busca una contribución cultural y educativa y, en suma, una rentabilidad social. No lo promueve ninguna empresa particular como un negocio; se trata de un organismo público al servicio de todos los ciudadanos. El objetivo no es obtener dinero sino dar una prestación cultural gratuita.

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