Periodismo: realidades y pesares
Lapidiarium
Omar Raúl Martínez
Lunes 11 de junio
Esta semana comienza a circular el nuevo número de la Revista Mexicana de Comunicación. El tema central es la libertad de expresión. En esta ocasión, la coordinadora de Libertad de Información AC (Limac), Perla Gómez, contribuyó en buena medida a convocar a escribir a periodistas y académicos emparentados con el tema en distintos estados de la República. Entre las plumas que abordan dicho tópico, figuran Alfredo Rivera, Alberto Capella, Guadalupe Thomas, Isain Mandujano, Luis Vargas y Mario de la Garza, entre otros.
Por cierto, también aparece en RMC un interesante ensayo sobre los medios públicos, escrito por nuestra amiga periodista Fidela Navarro y el director de Canal Once, Julio Di Bella.
Un artículo que aporta singulares reflexiones sobre las vías para aprender a explorar y aprovechar las leyes de acceso a la información, lo escribió Daniel Lizárraga, colega y amigo desde la ENEP Acatlán donde ambos estudiamos. Lizárraga, por cierto, en el último bienio se ha convertido en uno de los periodistas mexicanos que con mayor astucia y oportunidad ha sabido extraer contundente e irrebatible información en torno a los excesos del poder público. En su actual trinchera periodística, Proceso, continúa dando reveladores campanazos. Y desde la academia, Javier Esteinou analiza la relevancia histórica de la Suprema Corte en su deliberación sobre la Ley Televisa.
Martes 12 de junio
A mis preguntas que planteaba la semana pasada sobre RCTV, José Manuel de Pablos, estimado amigo y productivo investigador de origen español que tiene una amplia red de colegas en toda América Latina, incluyendo Venezuela, me escribe por correo electrónico:
Son muchas tus interrogantes, de modo que no puedo contestarte sobre la marcha. Pero hay algunas cosas claras: 1) las empresas de medios privados han consensuado el “golpe mediático” contra el gobierno de Caracas. 2) No es cierto que haya habido un cierre de un medio: ese medio tiene toda la cancha libre para seguir emitiendo vía cable o vía satélite. 3) No ha habido tampoco un cierre sino una no-concesión o no-ampliación de una licencia que, como todas las licencias, tienen fecha de caducidad. 4) Tampoco se dice que el espectro dejado libre por la emisora golpista lo ocupa ahora un nuevo medio –Tele Ves, creo que se llama–, que no es ahora una empresa pública sino un medio comunitario.
El tema de RCTV, como también me comenta vía e mail el buen Humberto Musacchio, ha de merecer suficientes y mejores análisis para comprender a cabalidad lo que está ocurriendo en la patria de Simón Bolivar.
Miércoles 13 de junio
Hoy se da a conocer una noticia que a muchos nos complace: la Comisión Federal de Telecomunicaciones avala el otorgamiento de una concesión para el canal de TV digital del Gobierno del Distrito Federal. Virgilio Caballero, incansable fundador de televisoras públicas, seguramente está de plácemes porque es hoy el promotor central de esta nueva iniciativa. Después de no pocas reticencias técnicas, la Cofetel se ha visto obligada a ceder. Sólo faltaría el visto bueno de la Secretaría de Gobernación para hacer realidad la nueva emisora digital que, en términos de contenidos, pretende ser incluyente, plural y participativa.
Las barras programáticas –me comenta el propio Virgilio– contemplan prácticamente todos los contenidos exigibles en un medio público de calidad: desde el abordaje contextualizado de la noticia, el arte, la ciencia y la cultura, pasando por la salud, la sexualidad, el medio ambiente, el entretenimiento y el deporte, hasta la promoción para el desarrollo económico, la participación social y la capacitación.
Coincido con Virgilio Caballero en que con buenas nuevas como ésta del próximo nacimiento de una emisora pública digital, se renueva un poquito la esperanza nuestra.
Jueves 14 de junio
En el foro de periodistas coordinado por el Centro de Periodismo y Ética Pública (Cepet) a través del correo electrónico, circula una serie de columnas publicadas recientemente por Héctor Aguilar Camín en Milenio Diario sobre la prensa mexicana. El escritor comparte una serie de observaciones críticas que vale la pena tomar en cuenta:
El trabajo del periodista no es repetir, sino informar: no copiar los dichos, sino investigar los hechos. (…) La declaracionitis sigue siendo la reina de nuestro diarismo. En su reino, la grabadora sustituye al reportero, la declaración a la noticia, las palabras a los hechos. (…) El reportero es el esclavo de la declaración y nadie le pide sacudirse el yugo.
Habría un horizonte muy prometedor para la prensa mexicana si los editores hicieran crecer, junto a las notas breves de lo diario, las abundantes columnas y la rica gama de artículos de opinión, un nuevo cultivo de la crónica y el reportaje, un regreso a la tarea de investigar y escribir bien los portentosos acontecimientos que deja cada día y de los que la prensa escrita por ahora sólo ofrece la cáscara, la cifra impactante o el dicho atractivo, sin entrar en la pulpa del hecho.
Indiscutible, sin duda, lo que expone Aguilar Camín. El periodismo de declaración, que se reproduce cual si fuera certeza probada, subsiste por comodidad de editores, facilismo de reporteros y protagonismo de entrevistados. Si bien siempre resulta atractiva la declaración de un personaje público, lo cierto es que sólo puede ser realmente útil para el ciudadano cuando se complementa con información adicional de contexto y vista en perspectiva. ¿Cuántos medios informativos hacen ésto?
Viernes 15 de junio
Entrego calificaciones de la materia de Reportaje, que imparto en la FES Acatlán. Aprobaron todos los que asistieron regularmente y cumplieron con sus encomiendas. Aunque no hubo ningún diez, sí hay algunos trabajos dignos, informativamente hablando. Procuraré acercar algunos de esos reportajes con amigos editores. Pienso que Acatlán sigue distinguiéndose por ser un semillero de buenos periodistas: Pascal Beltrán (Excelsior), Alvaro Delgado (Proceso), Rafael Ocampo (Milenio), entre otros muchos.
Sábado 16 de junio
Asisto como expositor a un diplomado sobre periodismo en el Tec de Monterrey Ciudad de México y me encuentro con gratas sorpresas. Participan 30 periodistas –reporteros y editores– con notable disposición y entusiasmo para aprender y reflexionar sobre su oficio. La mayor parte son mujeres (21) de la fuente de salud y las une un objetivo común: la necesidad de renovarse y actualizarse para hacer mejor periodismo y ganar mejores oportunidades de trabajo. Abordamos las distancias y los matices del periodismo ideal y el periodismo real en México. Las manos alzadas son muchas a lo largo de las primeras horas y el tiempo de comprime. Después de presentar un video donde el colombiano Javier Darío Restrepo habla en torno a la necesidad de que el periodismo aspire a una visión de futuro para no reproducir sólo la desesperanza que cotidianamente se refleja en Latinoamérica, se abre una sesión colectiva de reflexión. Por momentos, percibo un sesgo de desaliento por su quehacer, con frecuencia poco reconocido en lo económico, a veces con rispideces y poca solidaridad entre sus colegas, en ocasiones con posturas discriminatorias por su condición de mujer, y con la constante inquietud de efectos nimios o nulos por sus publicaciones. Este sentimiento no resulta extraño porque son realidades inobjetables. Pero también se vierten palabras alentadoras: la satisfacción por la gratitud de los lectores, la voluntad por informar pese a condiciones adversas, la búsqueda por crear nuevos espacios, el orgullo de ser periodista. Hablamos asimismo de que el periodismo ideal a veces tiene que mirarse como una utopía para sobrevivir en una competitiva selva informativa y avanzar en un oficio cuyo propósito primigenio es el servicio a la gente. Alguien cierra la sesión haciendo referencia a que conviene huir del victimismo para aspirar a nuevas y renovadas formas de emprender, entender y hacer periodismo.
Al final de la clase, una chica que muy poco había participado me entrega una hojita que no vi sino horas después y que resumía lo visto este sábado. Supongo que la escribió de memoria:
La utopía
Domingo 17 de junio
Camino dos pasos y ella se aleja dos. Camino tres pasos, en el horizonte, y se aleja tres más.
Por más que camine, nunca la alcanzaré… entonces ¿para qué sirve la utopía? –se preguntó el alumno.
El maestro contesta:
“Para eso: para caminar”.
Eduardo Galeano.
Atinado como casi siempre, Granados Chapa dice en su columna dominical algo que Virgilio Caballero me había comentado días atrás: ahora resulta preciso saber de qué están hecho los legisladores. Porque los ministros de la Suprema Corte ya nos lo demostraron durante las sesiones dedicadas a la llamada Ley Televisa. En las siguientes semanas, sostiene Granados, diputados y senadores contarán con una excelente guía para su tarea legislativa, añade:
No sólo deberán suplir las normas invalidadas, y colmar los huecos dejados por la supresión de líneas y párrafos, sino que advertirán criterios expuestos con solidez en temas que no alcanzaron la declaración de inconstitucionalidad, pero que necesitan ser reformados.
En otras palabras: se avistan nuevas batallas por una reforma de medios auténticamente democrática.
Director de la Revista Mexicana de Comunicación, presidente de la Fundación
Manuel Buendía y profesor de periodismo de la FES Acatlán de la UNAM.
Correo electrónico: lapidiarium@yahoo.com.mx
El siguiente es un ejemplo de cómo debe citar el artículo anterior:
Martínez Sánchez , Omar Raúl, 2007: «Periodismo: realidades y pesares»,
en Revista Mexicana de Comunicación en línea, No. 105, México, julio.
Fecha de consulta: 22 de octubre de 2007.